Monday, November 22, 2004

La viga invisible

· · ·

Era el tipo perfecto para hacer esta clase de trabajo. Otoñal, vestido de mimbre; mis recuerdos se remontan al día en que le conocí. Descendiendo la ladera susurraba una voz que había oído ya mil veces; la textura, los colores, el matiz, me aseguraban que estaba en lo cierto. Así se lo expuse al primer transeúnte con el que me crucé:
–es ella, he oído esa misma voz en mi interior un millar de veces.
–cuídese de ella, es el tipo de mujer que paraliza las moléculas y el tiempo, adivina cremalleras y tantea con las almas hasta desbaratar el proceso vital del ignorante que se aproxima.
El tío me pareció, cuanto menos, curioso.
Quizá por eso se admiraba a sí mismo, con su traje roído de pana y sujeto por finas varas de mimbre, y un pendiente de porcelana índica que el infeliz juraba le había sido entregado en una ocasión, bien lejana ya, decía, por cierta princesa de talle incorpóreo y busto redimido en ciénagas de coraje.
Resultaba extraño verle pasear entre la bandada de gaviotas argénteas, de picos de sangre, asenta sobre la arena enjironada. Y el falaz maniquí del tiempo dispuesto a hacerle otra jugada, pero, como digo, él había escondido ya todos los sables.
Con olor a derrota en sus palabras y una tez cancerígenamente débil, me pasó por delante para decirme:
–cuídese de ella, es el tipo de mujer que paraliza las moléculas y el tiempo, adivina cremalleras y tantea con las almas hasta desbaratar el proceso vital del ignorante que se aproxima.
¿Cómo no saber de qué estaba hablando?
Sí, yo la había escuchado millares de veces, tejiendo la espera, vagando en el convite, enjironada como la playa, austera como el propio tiempo, enaltecida por la realidad foscosa de estar descubriendo una nueva parte de mí, anhelante y vigorosa, fundida con la espesa niebla, etérea en un ficticio colectivo campo de azabaches.
Así fue como conocí al coronel. Al punto supe que de ahora en adelante todo iba a cambiar, todo comenzaría nuevamente, esta vez elegiría yo el tono y las sensaciones de los sucesos que me rodean.
Pero volvamos al arrecife. En lo alto, con la vista al mar enbravado y la tierna espuma bañando jirones de tierra sin alisar, la máquina no había podido salir hoy a la mañana hacia la playa por la enfermedad y consiguiente baja laboral del operario de turno. Dicen que en este lugar el tiempo se prepara para ser indolente y como una súbita onda de fuego te traspasa, te devora y te escupe para dejarte postrado unos días en cama, con suerte...
Una ave blanca cala en la orilla ajena a esta febril actividad, para luego varar y acabar en las garras de los niños parvos, en plena resaca por el hundimiento de la noria.
–Me hago una idea–le repliqué–¿quién no busca pareja en estos días?
Si no hubiera figurado en mi biografía aquella época en aquel sucio chamizo, creo que hubiera llegado alguna vez el momento de la plenitud, de la repleción, y las pestañas vivas en el caos del cual no pueden, ni deben, huir protectoras comadronas de visiones diurnas, noctámbulas, inquisidoras, banales, lacias, pero miradas al fin y al cabo.
La espera es siempre latencia, uno aguarda a veces a que la deidad pase de largo, que la suerte acelere su paso al vernos, que la esponja de la claridad no escurra la última gota, que el pavimento adoquinado fije esporas de cotidianidad. ¡Como si todo fuera la espera! Ese remanso caduco propio del que ya concluyó su finalidad puede que engendre la mayor aberración del sistema nervioso con el que nos tocará invariablemente bregar.
El coronel era un poeta en esa materia, con su actitud solía hacer reír hasta al sordo del pueblo, se le escapaba el pis y todo.
–¿Otra vez te has vuelto a mear? Anda, pasa para dentro calamidad.
A nadie le daba pena el sordo, todo el mundo creía que en verdad él podía oír, pero claro está, eso lo dicen los que ya oyen; jamás he visto a un sordo dudando de la palabra de otro. Bien es verdad que tampoco había sido muy agraciado el día de su sorteo, ese que hacen al principio del tiempo, si es que el tiempo tiene un principio.
Algo pedregoso y oscuro, así debía interpretar el sordo las señales acústicas que se recibían en su oído interno, esas que al resto de los humanos nos permiten diferenciar los timbres, los colores, las cualidades de los diferentes signos electroacústicos que pueblan nuestra memoria y físicamente nos determinan, de una forma u otra. Espiritualmente, había babeado miedo a lo largo de toda su vida, aquel coche que no sintió acercarse, aquellas frases denostadoras que sus propias amigas proferían acerca de su miseria, los gritos de su madre cuando acosaba el dormitorio marital con sus acompañantes, al volver de hacer la calle... la muerte de su padre, la impotencia de consentir la amalgama de extraños viajeros que hacían noche y día en su hogar... en fin, vívida derrota que purgaron los sentidos al fin y al cabo.
Era un pueblo de viajantes, el pueblo nómada lo llamaban, nunca entendí por qué, pues nómada se refiere, entiendo yo, al pueblo que ha de mudarse por circunstancias internas o externas que no pueden ni quieren controlar.
Aún así, el pueblo nómada lo llamaban. Era frecuente que las gentes del pueblo denominaran a unas cosas por otras, nuestro pueblo era un lugar de viajantes, de desposeídos, de buscavidas perdidos sin miedo a nada y dispuestos a todo. También se equivocaban cuando llamaban vírgenes a las putas, pero ahí si que se tenía una buena justificación, ya que la riqueza del pueblo provenía de ellas, por mucho que le pesase al coronel. Natura y los viajantes hacen tan buenas migas... incluso más espesas de lo normal, que obligan a asentarse en este lugar, buscando si es preciso un oficio de rastrillador de playas, no fuera a ser que el mozo ya no volviera de su baja, dios no lo quiera, pero si es su destino, dios lo consienta.
–hay siempre una manera mejor de hacer cine–decía a todas horas el muchacho de la retro de la playa. Estaba obsesionado con cineastas extranjeros, franceses, rusos, alemanes, que no habré lugar a citar aquí ya que la savia amarga de lo ignoto provee la mayor fuente de conocimiento y desarrollo, todo ello a gloria de los cineastas franceses, rusos y alemanes.
¿Cómo es, por tanto, que la maravilla de lo acaecido aquí pudo ser el artífice de tanto aspaviento sin veleta, de tanta metralla inocente, de la mirada limpia de la primera página? En derredor todo parece haberse conservado en el formato original, en el manuscrito, en la propia piedra talla, en la hipérbole del alegato del arte que es reconocer el vacío, la esencia de que el arte no es arte, o si lo es, entonces nunca ha sido ni será arte, ya que se quiere escapar por las rendijas, anhela respirar brisa acendrada, carnal y violenta, pero delicada y arrebatadora, suspira por enviarte a ti y a mí a los avernos, desglorifica, aumenta, teje y deshilvana todo a su paso para luego decir: ni de coña, en tu puta vida lograrás alcanzarme, es mi naturaleza y la tuya no, mortal.
Éso y solamente éso es el arte, el pastizal de los herbívoros, la putrefacción de los carnívoros, la rienda suelta de tu imaginación, escotando en el horizonte la vasta realidad para encajarla en el cercón, conformando de algún modo en el camino unas reglas preestablecidas que tanto el muchacho de la retro como yo no aceptamos, divisas de un pasado mejor que jamás llegamos a dar alcance. Yo, aquel día, me encontraba de tal guisa, cavilando y sugiriendo al morfeo del peyote de mi pipa que aquella respuesta que me daba el coronel evidenciaba su existencia. Miles de ocasiones había tenido para escuchar su voz, pero esta vez sonó tan nítida que me empujó al tempo oportuno, a la cuita mortal que esbozaría el resto de mi destino.
–pues adelante, no seré yo el que obstruya la necedad del incauto, aunque si le hace falta, aquí me encontraré siempre, al pie de la playa–sin pestañear ensartó con ardor, mas escasa convicción.
–sí que está hoy engarzada la mar, coronel, creo que seguiré su consejo
Mentía. Hasta las jarcias palpitaban al vaivén del vendaval homogéneo de cruces y estrellas que provocó en mí aquella cruda alucinación. Volver a enfrentarme a mi adolescencia, como a todo adolescente que se precie, habría aparejado un sufrimiento inigualable. Aún así, seguí mintiendo y recelando, no fuera a ser que por cornadas del hado me fuera a tocar en suerte un desasosegador resto de destino.
El bastión encendido de la moralidad imperante, operante entre horas, ígnea y volátil, cual indómito impulso, el beso de aquella mujer, la realidad fulminada en un instante por tu beso y yo, acobardado, acurrucado entre setos caducos que dudo vuelvan a regalar vida de nuevo; y no puedo evitar seguir en ti clavando mis ojos. Ante la mirada revuelta del coronel.
La noria vuelve a hundirse en el mar, los niños libidinosos tras generaciones de espera ya han asimilado por fin el rictus del combate, sus madres son las prostitutas del pueblo y el abandono acaba haciendo mella en los duros rasgos de los pobladores de la noria, emergida en el intervalo de mi encuentro con ella; puede que sea una señal, puede que no lo sepa nunca; debo intentar comunicarme con los niños parvos.
Nadie sabe a ciencia cierta cuándo los niños parvos cometieron secesión. Como aquí las personas tiran mucho de lengua, surgieron multitud de comentarios; unos decían que se habían vuelto adultos antes de tiempo, otros que se cansaron precisamente de la legislación de sus mayores y que se entregaron por completo a la más real, radical y salvaje autarquía que jamás haya prosperado.
–Nunca funcionará, ellos mismos lo saben; intentan patalear y no saben cómo, pero lo cierto es que el mar se llevará a muchos de ellos hacia sus entrañas, impertérrito, sin contrición, ya que el mar es fuente de savia, pero también tiene derecho a derramarla.
Con su eterna violencia, el mar ha sido uno de los elementos que más me han atraído y a la vez por los que más he sentido un respeto, casi sacro, elevado. Quizás la misma emoción es la que atrae a nuestras orillas año tras año a insignes investigadores del ecosistema marino que tanto inquieta al mundo desarrollado.
Vivimos en una época asombrosa, en la cual todo parece estar interconectado. Según nos comentaron en una ocasión los especialistas del buque-laboratorio a su llegada, cada vez es más delgada la línea que delimita el comienzo de la vida. Los últimos experimentos en los que se arropan embriones de sapo albino con óvulos desnuclearizados de la rana verde del Cabo arrojan resultados espectaculares; estamos en el límite del conocimiento en cuanto a la creación de la vida y aún no sabemos nada.
El coronel y yo hicimos buenas migas a partir de entonces, pasaba tardes enteras tendido en el suelo fresco, cemental, de su vasta biblioteca. Nada más entrar, la mano abierta de la misma te abofeteaba con una espléndida perspectiva de orden que parecía ser obra de un Melvil Dewey de nuestros días. Afinando el oído, casi se podían escuchar los chasquidos de las etiquetadoras de tejuelos. Había en ella cientos, quizá miles de ejemplares diversos de los que el coronel se atribuía su lectura, no superficial, sino densa, pormenorizada, bulliciosa.
–es como afinar el oído ante un duelo de libélulas; el duelo comienza, casi imperceptible; con la concentración puesta al máximo, empiezas a escuchar los primeros sonidos, te turban, no es necesario abrir los ojos, puedes imaginarlo, hasta que acontece el primer choque, una tímida primera subida de amplitud. Y prosiguen así, enfrentadas, sin descanso hasta el final del último capítulo.
Así era el coronel. Huelga decir que su extravagancia no la ocultaba a terceros ojos; ni siquiera se jactaba de ella, más bien al contrario, la jalonaba paso a paso, como la hormiga que lleva a cuestas la pesada carga de otra hormiga y a su propia compañera inerte. El coronel, el serpenteador del estrecho de Mesina.
Comencé por Vidas de un fauno alado de Escolástico Rodríguez, una obra de prosa tiesa y recursos imaginativos que describe, de forma muy original a mi modo de entender, la síntesis y piezas clave de la evolución del hombre a través de su personaje principal, confinado por siempre en un tenue ergástulo sajado de corredores subterráneos donde acontece, desde la noche de los tiempos, el desarrollo del hombre De dios, De con de mayúscula y dios con de minúscula. Como si ni el hombre ni dios fueran importantes, él concedía relevancia únicamente al De, a la relación en sí, si es que realmente se prueba tal conexión, entre el hombre y dios, el nudo de fuerza, de colapso, de desobediencia y de muerte entre creador y creado, unidos por aquel De conjugador del todo, de la experiencia del esclavo que no advierte la luz del sol, sepultado en galerías donde se hacinan la peste y la muerte bajo el hado de su yelmo.
El nudo gordiano de la evolución, más que de la evolución, del inicio, del tránsito puro desde la materia inerte hasta el primo hálito de la vida. El momento preciso en el cual se intercambian los papeles, el no-ser comienza su andadura como ser. Estas reflexiones y muchas otras surgieron a lo largo de la lectura del libro, discusiones interminables a la caída del pleno atardecer sobre el litoral yermo.
Pues inhabitado es el lugar donde se acecha sin tregua el principio, los buques testigos mudos del avance de una ciencia castrada, que se sabe de antemano perdedora ante las derivaciones filosóficas de sus resultados.
Y la bulla de los bufones huecos.
Y el jolgorio de los viajantes sin alma.
Mientras ella regresa de nuevo al tajo. Recuerda las palabras del coronel, miles de libros de sabiduría, compendios de cordura que no agasajan precisamente al audaz, envuelto en mantos de ira o lienzos de pasión, te conducirán hacia el objetivo. Valora, piensa, siente que cada instante es el final o estarás perdido.
Mas todo es en vano.


· · ·

Eran pasadas las once cuando el sordo partió de la madriguera materna rumbo al mercado. Lo llamamos mercado, aunque no es lo que las personas entienden como tal. El mercado es un lugar paradisíaco de la deyección, del intercambio espurio, donde se trafica el placer de dar calidad a este segundo mismo de la vida. No importa el resto. Quizás nada es el resto.
Tampoco recuerdo cómo encontré al sordo metido en aquel lío, solamente sé que empecé a partirme de risa y a propinar puntapiés a diestro y siniestro, monumentales, expeditivos, necesitaba dar golpes, y por una vez, el sordo fue mi salvación. Tenía en la mente los versos de Andrinsky, las palabras de Boeg y las rimas de Yefim; todos los símbolos se amontonaban en mi cabeza mientras daba rienda suelta a mi violencia humana, ya no era cuestión de salvar al sordo, sino de pensar, recapacitar sobre el peligro de estas actitudes a gran escala. Reconozco que me doy miedo. El día se pone.
Todd Andrinsky.
Wilhelm Boeg.
Nastasha Yefim.
Todos estaban en la nómina del coronel, muchas personas se preguntaban cómo era posible que el coronel solamente leyera escritores que él mismo mecenaba. Algunos se resistían al principio, pero la tentación era demasiado fuerte, no se puede ser cabal y coherente, todo a la vez, y encima pretender ser artista.
El subser, el verbo, una jornada completa junto a Simón en la columna. Es esto de lo que me apropio, del autocontrol sobre mi propio cuerpo, de la vida de los transeúntes de oficina, alfeñiques mentales encorbatados y bien aseados por un día, y el siguiente, y el siguiente... hasta que lo pierden todo no sin antes jurar venganza, no sin antes clamar al hombre De dios sin ellos saberlo; es muy duro ser hacendado. Lo dejo para otros.
Jamás supe la razón por la cual el coronel aceptó el trabajo. Quizás simpatizaba con el objetivo, puede que yo le cayera en gracia, a lo mejor se creía vacío dentro de su plenitud; lo cierto es que accedió y todo se puso en marcha para su partida.
La impotencia de conocer las jugadas que te reserva el destino puede en ocasiones convertirse en el más perturbador de los dramas, como el de una Casandra en estados de posesión por Apolo; el hombre De dios estaba siendo observado desde el interior de su angosta e inmunda celda, nauseabundeaba el olor a martirio y alma vacua de unos centinelas que conseguían realizar del maltrato una sibilina reafirmación de su propia escoria.
El hombre De dios jugaba con el sueño de imaginar que estaba jugando a perderlo todo, a acompañar en su camino al bífido Simón, en el que tenía puestas todas sus esperanzas.
–Maestro, yo también me alimentaré de algunas lechugas, no necesito más, unos sorbos de agua; no hace falta que sea cristalina, Maestro, hazme una señal y tornaré al momento en manso, lo deseo Maestro.
Palabras vanas.
El hombre De dios jamás se volvió manso, quizás era una parodia más del destino que objetiva y reduce todo, hasta la luz. La cólera revistió de sangre las medianeras de los pasadizos. La música banal y absurda colmaba todos los huecos que dejaba libres la atmósfera irrespirable de la gruta. La rebelión del hombre De dios se consuma, ante la incrédula mirada de los vigías justo antes de morir. El parapeto absurdo de una daga que no podía hacer retroceder la ira de la sangre exaltada de los humillados.
Acciones vanas.
Huelo tu pelo. Aquí y ahora siento su caricia en mi olfato, trigo verde, del que puebla las llanuras de la solana, el contraste de los prestidigitadores de sueños con la melancolía de los hombres de buena voluntad que intentan quitar de la mala vida a las mujeres que se vieron abocadas a la calle como medio de vida, como síntesis de la desesperanza, como mazmorra de tu olvido.
Y ¡zas!, llega la polinización masiva, envuelta en su inmaculado velo, con la sacrosanta frase mil veces vapuleada:
–hijo mío, torres más altas han caído, ni lo intentes, es inútil.
Y en esto llegó el hombre De dios, De con de mayúscula y dios con de minúscula a acabar con la premisa, a romper los barrotes, a devolvernos a nuestro estado natural en contacto con lo incognoscible, inviolable y perenne sentimiento de la caída, de la recaída, de la vuelta misma a escuchar la consabida frase:
–hijo mío, torres más altas han caído, ni lo intentes, es inútil.
Y ella, ataviada con un sencillo vestido de paño, elevándose por encima de todos nosotros sin importarle una mierda la caída, dándonos una lección de amor supremo, de ese que en nuestra vida la mayoría de los mortales ni siquiera hemos alcanzado a rozar. Ella, desarrapada, dura efigie inmóvil que me espera al anochecer para ofrecerme otra torturadora visión, lo que nunca llegaré a ser, la vida que nunca sucederá, el árbol que nunca vi plantar, ni crecer, ni deformarse, ni envejecer, ni dormir.
–me parece que tenemos una visión común usted y yo, coronel, creo que este será el principio de una duradera amistad.
Mentía de nuevo. El coronel y yo jamás habríamos de entendernos, perseguíamos objetos diferentes, anhelábamos lo que de tan semejante, acabaría convirtiéndose en la mayor disparidad.
Qué grácil es su vuelo ante nuestros ojos de simples admiradores.


· · ·

Una mañana el pueblo despertó sobrecogido, algo horrible había sucedido en las profundidades del mar nuestro, bajo la vieja noria herrumbrosa que tomaron en su momento los niños parvos.
Aun siendo excelentes buceadores, tuvo que suceder aquello para que los niños parvos tomaran conciencia de su simple semi-divinidad. Solía ser moneda de curso habitual en esos tiempos una rara dilección por aquellos que se atrevieron a dudar de lo establecido, que insuflaron centellas de moral que, si bien breves, permitieron al pueblo albergar alguna esperanza de que todo podía volver a comenzar, ¿os imagináis? Desde el principio, todo transformado, arrasado, bajo una magnífica lluvia de aerolitos de fe, meteoro deviniendo en categoría muerta, maltrecha, anudada por los costados que pueda tener una categoría, muerta, maltrecha. Todo esto removieron con su decisión los niños parvos en este lugar; y como toda respuesta obtuvieron la masacre y el destierro.
Resulta insólito lo que sucede cuando permaneces el tiempo suficiente en absoluta soledad, cuando empiezas a dudar de ti mismo, del carenado que te sujeta a la realidad, del estado de las cosas, del salvoconducto que empieza a estar emborronado en el curso del tiempo, aislamiento, retiro, de verdad resulta insólito.
Lo único cierto es que Pavel estaba ahí, inerte ante los incrédulos ojos de absurdas plañideras que no tuvieron el valor de defender a los niños parvos de la desproporcionada furia de los viajantes. Atribulados, compungidos, el incesante cohete espoleado por ojivas de ira que es el remordimiento comienza a cabalgar a lomos de vil metal que la conciencia nunca puede aplastar. La jerga de los llantos de sus camaradas inundaba la tibia brisa que emergía al alba.
–no hubiste de tener prisa en irte, Pavel.
La mediación del coronel se hacía cada vez más necesaria, ¿acaso el caótico escenario que se nos estaba pintando aquí no era semejante al que pergeñó la embelesadora imaginación de Escolástico Rodríguez?
–no hubiste de tener prisa en irte, Pavel.
Inconsolados niños parvos gritando, aullando en mil dialectos diferentes, confusos, revoloteando en una noria herrumbrosa que en otro tiempo pudo ser la salvaguarda de su deshonra, a lomos del mar, su peligroso aliado; rugiendo sin descanso ni fin. El dolor ascético de los pequeños lamas se dejó entrever por primera vez a los habitantes del pueblo, volvió a resquebrajar de nuevo los cimientos de sus más férreas actitudes, conmovió las profundidades como en un pasaje de vida repetido.
Cuentan los estibadores que hicieron horas extra aquella noche, que no dejaban de oír gemidos, palabras entrecortadas: mírame, estoy detrás de ti, Dante estoy aquí, ¿no me ves Dante?, y cosas por el estilo; lo que creó en los pocos trabajadores de guardia una inquietud tal que el jefe de estibadores decidió suspender los trabajos por esa noche.
Todavía quedaban restos de pintura verde en la superficie de su pene erecto, robusto. Y ella, al punto de recibir la orden, comienza. La sombría habitación, la desordenada apariencia en todos los detalles, el póster de un desdibujado Brad Hunt fumando un peta, en plena invectiva profética, mientras ella se enseñaba su lengua llorosa de lágrimas verdes al espejo, queriendo vomitar antes de recibir otra orden, comulgando a través del porro del que Brad daba buena cuenta, confesándose lamiendo las bombillas candentes del tocador, haciendo así la atmósfera ligeramente más agradable que en el infierno.
Los sentidos se ven aturdidos en este clima de violencia encubierta de logros, aspiraciones y metas, el devenir constante y perpetuo del temple que ahoga la razón; ¡dios!, hace tanto calor que no puedo ya ni pensar. El tozudo gorgotero sigue dando las órdenes, precisas, torpes, y ella se sigue redimiendo en un movimiento pélvico que agota las sienes de los creadores de sensaciones, en un pulular de extenuación y vacío que se rompe al escuchar los primeros signos de la pelea.
–¡otra vez el sordo!, este cabrón me va a oír, seguro que está armando la bulla ahí abajo con el capullo de Dante, aparta zorra ¡hostia!
Lo único que recuerdo es que logramos salir a tiempo, silbaron las balas en nuestros oídos, un tipo en pelotas con la polla de verde nos obsequió con tan grata acogida; por lo menos el sordo ni se dio cuenta, arrastré de él y no paraba de reírse, joder, ni se percató de que los silbidos iban recorriendo a diestro y siniestro toda la sala buscando un sordo y un loco donde hacer puntería.
Al llegar a una vereda, nos arrodillamos; y humillados, derrotados y confusos cantamos por primera vez la alabanza al hombre De dios bajo el claro de luna. Dicho de los insectos y sabandijas: estuvimos rezando.
Puede que seamos demasiado exigentes con el tiempo, el core de toda acción, el principio de la acción misma. Puede que esperemos demasiado de un microsegundo de inmovilidad bajo esta bruna bóveda de ebullición y de vida, quizás echemos en falta el aliento del absoluto, la verticalidad del compositor, recuperar nuestras dendritas y contactos sinápticos de nuevo. No debieran existir los niños parvos.
“Bienvenida a este mundo cruel, espero que encuentres tu camino, porque es un mundo cruel, cuando has sentido, punzante, atravesarte su mirada, no puedes esconderte de este mundo cruel simplemente porque no hay otro sitio adonde ir,
y no sé cómo hemos podido aguantar tanto
y tengo tanto miedo a morir
y no hay espacio para correr, así que, cuando me vaya, de buena gana te daré mi adiós,
y si necesitas sentir mi presencia
alza los brazos al cielo
bienvenida, espero que encuentres tu camino, intenta disfrutar tu estancia.”
Benjamin Charles Harper
La excitación se iba dejando notar más y más en el buque, los últimos avances en neuroregeneración habían apabullado a una comunidad cinética e impasible. No había duda de que el emplazamiento de esta unidad de investigación era el adecuado para la indagación de nuevos avances en el estudio del sistema nervioso periférico en condiciones patológicas. El túnel carpiano y el mar.
El Doctor Edmundson era el responsable de a bordo en el distrito de mar 675 y muy amigo de Ola Knöös, presidente de la Bothnia Navalis, la sociedad marina arqueológica ubicada en el golfo de Bothnia. Creo recordar que fue en el año 1999 cuando Knöös rescató del fondo del mar los tres barcos que se sumieron en la tormenta ocurrida en la ciudad de Kaskö el 2 de Septiembre del año 1808, durante la guerra sueco-rusa, poco después de la batalla de Karstula y Lappfjärd, antes de que Adlercreutz fuera derrotado en Ruona y Salmi y la armada sueca se retirara hasta Vasa, antes de que la derrota de Kamenskij obligara a las fuerzas suecas la retirada hacia el norte.
Era un tipo peculiar, le apodaban Loco y lucía una melena blanca anudada y una tupida barba que le confería un aspecto de seriedad y juicio en un mundo donde las decisiones implican torpedear multitud de estructuras asentadas y añejos esquemas mentales. Tuberías de la Ciencia solía llamar a las diversas líneas de investigación que conducía, tuberías con y sin desechos, bajo efectos negativos y positivos. Loco vivía para escombrar las tuberías de la ciencia.
Sí, solía llamarlas así.
La compañera de Edmundson era Mary Utterwith, oriunda de Andado, en el desierto Simpson, ahora conocido por su Cycle Challenge, una prueba que dura cinco días y que comienza en Purni Bore para terminar en Birdsville, justo en la frontera de Queensland. Mary no podía llegar a comprender la indefensión que ahogaba a las mujeres del pueblo, pero también sabía que ni ella ni Loco podían hacer nada al respecto. Es duro darte cuenta de esto, primero de lo que ocurre y luego de la imposibilidad física de ejecutar el cambio, creo que Mary era lo más parecido a ella que había percibido hasta el día del encuentro con el coronel en la playa.
Mary creció en el desierto, de donde salió únicamente para completar su doctorado en la Universidad de Queensland junto a su compañera Shahana Salam bajo el auspicio de la entomóloga Margaret Schneider.
A veces no podía soportar la náusea.
La determinación del coronel era absoluta y se reforzó tras la muerte de Pavel, tras el aullido de medianoche de gargantas desgarradas que ya solo pueden resonar con voz hueca.
Pavel, el despertador del olvido.
Pavel, en la gruta del mártir.
Pavel, sobre el lecho de espuma.
Los procesos inquebrantables que afectan a la parafernalia de la existencia, la irreversibilidad del tiempo, la simetría temporal que se rompe en los kaones neutros, todavía hay esperanza, el coronel debe partir cuanto antes.
Allí me encontraba, fumando un peta con Brad Hunt y mirándola de nuevo en aquella arruinada habitación, con mis zapatos blancos de Nueva Orleans de rúbeo humor moteados, suelas sobre la sangre del gorgotero, sin poder dejar de observarla, a ella, mi ella, llorando lágrimas verdes por la boca, hecha un ovillo en una pequeña silla de madera.
Brad ayudó una vez a un tipo que yo conocía, quería arrojarse por un puente, a veces uno piensa en la mejor solución y probablemente hubiera acertado de no ser por su encuentro con Brad, vagando entre calles de bruma negra y vapores sazonados de ansiedad emergiendo de rejillas que superpueblan la ciudad, la ciudad perpetua, integrada en el mundo salvaje del sueño americano. Borrachos y truhanes en el seno de la metrópoli impávida.
Y allí estábamos los dos, ella acurrucada en su asiento y yo incrustado en el póster de la pared, integrado con mi héroe, admirando su divinidad, pura, su paciencia, prudente, ella, forjada de kaones neutros, de esos con los que se experimentó a finales del siglo XX en el CERN de Ginebra, de esos que osan amenazar la simetría del tiempo, cortante, sibilante a los oídos de los mortales, de esos que te asen por los huevos y tú sólo puedes quedarte callado, aceptando tu mortalidad, humillando la cabeza como los bragados en la arena parduzca, paralizados por una mezcla de miedo, odio y resignación. Solamente pude permanecer en silencio.
Mi preciosa ella.

el tiempo me enloquece
recubre mis senos
proxeneta de tu mirada
arde mi versículo
aquel que tanto veneraba
miríadas de omoplatos quebrados
Todd Andrinsky

Realmente mi cólera se encendió en el gesto del rezo, junto al sordo, en el borde de la vereda que sale del pueblo con el manto de estrellas sobre nuestras cabezas, bajo la influencia de la visión auditiva del bombeo regular de la sangre hacia mi oído interno, percibiendo la verticalidad del compositor, las carcajadas del sordo, mi respiración crispada, la noche convulsa, el croar de los sapos albinos, el ruido de fondo del silencio, sintiéndome John Cage por unos segundos, en comunión con lo externo.
Intentar escuchar el silencio es como pretender retornar al pasado, estamos incomunicados en el presente de la música y el ruido, sin poder conocer el silencio del pasado ni del futuro, agazapado, permaneciendo en un mutismo que solamente se rompe cuando ya es presente. Demasiado tarde.
O demasiado pronto.
Tomar una determinación, precisamente la pieza hiriente de la vida, elegir una posibilidad para desechar las infinitas no realizadas, ni siquiera imaginadas, dar un portazo a los pensamientos del chico de la retro. Quizás sólo fue un instante, una amalgama de acordes percibidos todos a la vez, sin centro tonal aparente, sobre una base electrónica virulenta, como aquel momento en el que Travis tuvo que apartar el retrovisor de su reflejo después de conducir a Betsy a casa sana y salva. Contra todo pronóstico. Travis, el matador.
Dante, el verdugo.


· · ·

Recuerdo que aquel día no fue a trabajar, creo que se torció un tobillo o algo, puede que simplemente dijera basta y se quedara en casa. Me acuerdo perfectamente de cada detalle, de la conversación con el coronel, de la playa y la arena revuelta, y sobre todo, de ella. La crónica del salvador del arte; el muchacho de la retro por supuesto conocía al coronel, de hecho en aquellas tardes de lectura en la cabaña siempre encontraba anotaciones suyas manuscritas, correcciones, erratas, ampliaciones, ediciones revisadas y aumentadas las que habían pasado por sus manos. Vivía en una casa aneja a la del coronel, que intentó varias veces persuadirle para que ejerciera de colaborador. Sea como fuere, su carácter era demasiado indómito para aceptar una proposición de ese tipo por lo que siguió con lo de la retro, mas esto le costó el enfrentamiento con su padre, el dueño del mercado, un tipo duro y oscilante con más alhajas de metales preciosos envolviendo su apariencia que las que pudiera uno encontrar en las otrora pródigas y ya esquilmas minas del río Opagadó. Siempre con un pitillo, que no fumaba, torcido, en la comisura de los labios, imprimiéndole el carácter que las canas por sí solas no confieren. Dicen que su afición a las preseas surgió al caer en sus manos la pieza de platino tal vez más grande que haya sido conocida jamás, aquella que cuentan fue entregada en el año de gracia de 1815 al grueso Fernando VII por el general Pablo Morillo, pacificador del terror del Nuevo Reyno de Granada, a quien a su vez le fue servida por Don Ignacio Hurtado, quien la hurtó a su legítimo propietario, si queremos hablar en términos de posesión, un esclavo del que la Historia ni siquiera recuerda el nombre y que extrajo el pedazo de vil metal de una de las minas de oro del Chocó, en la quebrada del Condoto. Así se las ponían a Fernando VII.
Muchas horas perdidas en un trabajo de oficina oprimente llevaron al chico de la retro a tomar la decisión de ocuparse únicamente al aire libre, nunca más volvería a estar encerrado.
Al mismo tiempo que aumenta tu salud mental, suelen disminuir tus ingresos y al mismo tiempo que reducen tus rentas, te vas aislando más y más de tus conocidos, ¿qué dije de la salud mental? Pajaritos y pajarracos. Paseos a lomos de un cuervo. Efervescencia acreditada blandiendo, luego hundiendo el filo, profundo, no vas a sentir nada, pequeño ser-bidón, achacoso, calcáreo, putrefacto, guarda de una puta vez tu minga verdosa o te la cercenaré antes de que termine con el peta.
–déjalo ya, ¿no ves que está inerte?
–¿por qué sigues ahí acurrucada?
–estoy rezando, no sé qué va a pasar
–vente conmigo
Extraje un pañuelo perfumado del bolsillo trasero para limpiarle la baba verde de la cara, le dije que escupiera y me vomitó encima, expiando su caída aun no habiendo caída que expiar; mantuve un momento de silencio con ella, creí por un segundo pertenecer a otra realidad. Los golpes en la puerta iban concurriendo y las hienas no paraban de rugir feroces, probablemente porque no tendrían otra oportunidad.
–¿adónde crees que podrías ir conmigo?
–bis ans Ende der Welt
Corrí tanto como pude para alejarme de aquella habitación, un efluvio pestilente me ganaba terreno, creemos que está en buenas manos; no te preocupes, Dante. Sigue corriendo. ¿Hasta dónde crees que podrías ir con ella? Bis ans Ende der Welt.
¿Cómo hemos de darnos los unos a los otros? No recuerdo de quién eran las palabras, pero precisan difícil respuesta, aunque si alguien puede tenerla, ese debe ser Loco. Conoció a Mary en el Cycle Challenge de Simpson, donde habría de participar en la tercera edición de la prueba. Loco ya había estado antes en Simpson, emulando el legendario viaje de Reg Sprigg que atravesó el desierto desde Dalhousie, borde oeste, en 1962. Poco después, la Compagnie Generale de Geophysique abrió lo que hoy en día conocemos como la línea francesa.
Loco se encontraba en la cabina de una Cessna después de que un aterrizaje forzoso le dejara entre Horseshoe Bend y Rumbalara. Mientras estaba sobrevolando Andado a unos 8.500 pies, el motor sufrió una parada y Edmundson no pudo volver a ponerlo en marcha a pesar de sus desesperados intentos, por lo que decidió efectuar el aterrizaje de emergencia. Cortó el master, alternador, potencia y combustible y localizó una parcela de terreno para efectuar el aterrizaje, realizó la aproximación extendiendo los flaps a tope y pudo tomar contacto pero rompió la rueda de morro, lo que provocó que la Cessna capotase y acabara boca abajo.
Su última visión fue la de Mary montada sobre una Harley boca abajo, luego se desvaneció.
El investigador de la Comisión de Accidentes de Aviación civil determinó que aunque Edmundson estaba realizando la ruta ortodrómica hacia su destino, tenía en el momento del vuelo un viento en cara de más de 20 nudos lo que provocó el agotamiento del combustible y la parada del motor.
Las moscas.
Si hay algo característico de este lugar son las moscas. Sus ojos están compuestos de múltiples facetas que actúan como unidades individuales de detección de luz. La imagen de Edmundson tumbado sobre el camastro cubierto por la mosquitera, reflejada en miles de minúsculos órganos visuales de cientos de moscas que aletean por la estancia, sin pudor. Saborean, huelen y sienten con su minúsculo vello la fina gasa que les separa de Loco, magullado, Loco, el Cristos de la Ciencia.
Mary representa la conciencia plenaria, la sabiduría intuitiva, las nupcias del objetivismo y la quimera, la ruptura del maya. Ya desde su infancia, como Helena Blavatsky, se distinguió por sus enormes poderes psíquicos que le permitían asir la realidad de una forma que cualquier ser no iniciado sería incapaz de asimilar.
Un arrebato de dulzura cruzó la mirada de Edmundson al abrir los ojos, se encontraba frente a ella y sin saber cómo ni por qué, se sintió reconfortado, al contrario que ella, que derramó una lágrima de fuego por una visión mil veces predicha, en sus sueños, en su memoria, esculpida para ella en un segundo con fragmentos de su evocación a punto ya de ser olvidada, enterrada y perdida. Para siempre.
Se acomodó en el Old Andado Homestead de Molly Clark. Fue en 1922 cuando Robert McDill construyó para su mujer el refugio compuesto de chapa y madera que consiste en un par de habitaciones, una cocina y una estación de radio RFDS para tener contacto con el exterior.
Todo el mundo sabe que es imposible encontrar una mariposa ártica oeneis bore en Andado, pero hay ciertos días en los que la irracionalidad tiene más papeletas en el bombo de la realidad que la lógica. Edmundson señaló perplejo a Mary la oeneis bore. La estación de radio quedó al punto incomunicada.
La cara de arriba era de un oscuro tono marrón verdizo, ligeramente translúcido. Esta hembra en concreto era leonada y en la parte posterior presentaba una prominente banda oscura con líneas castañas que conformaban los límites de dicha franja; normalmente las venas de esta parte son blancas, pero las de este ejemplar aparecían como nacaradas, tenía una envergadura de unos 45 milímetros. Con toda seguridad estaban delante de una oeneis bore, aunque Loco lamentó que no estuviera en este momento su amiga entomóloga Christine Schneider de la Universidad de Ciencias Agrícolas. Se acordó de lo divertido que siempre le había parecido a Christine llevar el apellido del descubridor de la oeneis bore.
Las ondas RFDS de radio de alta frecuencia se propagan a través de la ionosfera, permitiendo la refractación de la señal debido a los electrones libres e iones que en un excéntrico baile danzan constantemente en espiral a lo largo de la línea del campo magnético terrestre a causa de la radiación solar. A veces el campo magnético de la Tierra es perturbado por las llamaradas solares y las expulsiones de masa coronal en la superficie del sol; cuando esto ocurre se produce la tormenta. Durante varias jornadas, el índice diario A estuvo situado por encima de 550, es decir, nos encontrábamos aislados bajo una tormenta ionosférica severa.
No hay advertencia posible ante una tormenta ionosférica, ya que las radiaciones electromagnéticas con longitud de onda de 1 a 10 Angstrom, que son las producidas por las expulsiones de masa coronal, realizan su viaje hacia la Tierra a la velocidad de la luz.
Según el informe solar de actividad geofísica que emiten conjuntamente el Space Environment Center de la NOAA1 y la Fuerza Aérea de los EE.UU., los niveles A y K de aquellos días eran solamente comparables a los de la estación de la isla de Dixon, a unas 30 millas de Verkhniy Paren en Magadanskaya Oblast, territorio perteneciente a la península de Chukot.
1National Oceanic & Atmospheric Administration.
Magadan es una palabra de la lengua Even, “mon’adan”, donde “mon’a” significa madera flotante y “dan” es un sufijo que dota a la palabra del siguiente significado: morada hecha de maderas flotantes.
Fue precisamente al norte, en la península de Chukot donde desapareció un avión con toda la carga y la tripulación el 3 de Noviembre de 2002 debido a una fuerte tormenta que arrojaba el valor máximo del índice K entre las 12 y las 15 horas de aquel fatídico día.
El coronel llegó a Verkhniy Paren sólo unos días después de lo previsto. Allí encontró una población de 74 familias, la mayoría con más de tres hijos donde casi todo el mundo era pensionista o estaba sin empleo. La mayor parte trabajaba con anterioridad en la granja estatal de renos de la cual no percibían salario alguno desde 1992. La granja fue privatizada en 1996 y los puestos de trabajo consiguientemente reducidos, hecho que ha conducido a la población a dejarse llevar por una existencia totalmente miserable, mitigada acaso a veces con la ingestión de kvass, una cerveza liviana, levemente amarga, preparada por las babushkas de la aldea a partir de pan negro y extractos fermentados de manzanas y pasas sultanas. El kvass ayuda a los campesinos a combatir de forma natural la fatiga, el endurecimiento de las arterias, la gota e incluso el reumatismo donde no llegan las píldoras de la sociedad moderna. El aprovisionamiento de la aldea se realiza a través de helicóptero, aunque cuando llega la comida prácticamente nadie puede comprarla. Para sobrevivir en estas condiciones, las gentes del pueblo se dedican a almacenar pescado y secar caviar, y en otoño preparan el kamikam, que es una especie de pescado helado. Guardan las espinas de los peces para poder alimentar a los perros; aquí no se desecha absolutamente nada.
Casi todos los habitantes del pueblo han contraído deudas con la tienda de alimentación; si consiguen caviar de la pesca, lo utilizan para aminorar la deuda a razón de 70 rublos por kilogramo. Desde tiempo inmemorial, los ancestros de estas gentes han sobrevivido del mar, han sido enseñados a no desperdiciar ni siquiera los intestinos de los pescados, todo es aprovechable, no se tira nada. Ahora el gobierno quiere trasladarlos a la ciudad, para poder emplearlos con suutilidad, ahora el gobierno exige a los ciudadanos los objetivos que le son a su vez impuestos. Por los grandes jefes.
За ваше здаровье!2
2¡A su salud!
En la escuela se aprenden las lenguas even, evenk, chukchi, y yukaghir. El yakut también se instruye al ser obligatorio en todas las escuelas rurales de Yakutia.
El coronel podía defenderse en varios idiomas, pero ninguno era el even, evenk, chukchi, yukaghir o el yakut, por lo que tuvo que apañarse en ruso.
El lamento casi sobrehumano de los niños parvos conducía las noches de espuma en la orilla, alineaba la veleta hacia el oriente. Se podían percibir los gemidos, las proyecciones hacia la costa de sus anhelos, del fin del ostracismo, pero el tiempo sólo te permite girar en un sentido y los niños parvos no son una excepción, con o sin la muerte de Pavel. Todo esto me contó el chico de la retro mientras liaba con soltura el último pellizco de picadura que le quedaba, absorto en el sol de oriente que tanto él como yo sabíamos que no existía.
–mal vamos por este camino de velatorios y graznidos cóncavos
–yo de ti no me preocuparía por ciertos temas
–¿es verdad que la has visto?
–sí, hace un tiempo
–¿te previno el coronel?
–el coronel ya se ha marchado
–ya me han contado lo del gorgotero, los tiempos se pondrán difíciles

“Recojo relojes añejos de tiempo, castigando mis clavículas con el martilleo sin fin, continuo, metrónomo de la lujuria, asentador del espacio no publicado, libre, no cognoscible. Árdua tarea la de reconocer en el otro lo que este quiere expiar, concesiones a las nubes, aleteo de coraje. Vibración formada por paneles blancos de información incompleta, titubeante avanza al margen de la vereda el que combate con estigmas en los pies y manos, para así llegar a un conocimiento irresoluto de dios. En esta quinta esencia me encuentro pero encarnando otra comedia, saludos a los que habréis de desaparecer. Mis más profundas reverencias a los incrédulos del ser que lo son también de ellos mismos.”
Wilhelm Boeg

Yo también me preguntaba adónde nos llevaría la tan discurrida senda del conocimiento, nuestro malogrado positivismo, aquel que ha permitido acabar con millones de vidas en un segundo de triste y engalanada gloria para opulentos poetas de la estupidez y de la extorsión, el alma gemela de Satán y ¿por qué no? de Dante, Dante el matador, Dante el verdugo, Dante el que recibe la cornada, con el pitón cambiado y en la calleja, sucia, desvanecida en la bruma salitrosa de la noche.
No creáis que no percibo la incoherencia de un salto simulado sobre la certeza de la discordia, única parte común que reside en nuestra memoria, con órdenes precisas de acabar con todo o con órdenes precisas de restaurar todo, posicionarlo de nuevo en su origen, y yo fingiré que no sabía nada, aparentaré que dediqué mi lucha a otros valores, afrentaré desde este momento el orden establecido.
Tengo una propuesta para el coronel. Lo que no sé es cómo exponerla, incluso puede que al fin y al cabo no haya necesidad de verbalizarla, de traducirla al lenguaje convenido por ristras de ilustrados proveedores mercantiles de la lengua, aunque al fin y al cabo es una propuesta, una idea, me costaría seguramente, mucho más seguramente, expresar un afecto.
Y me dicen que mi comportamiento es alexitímico, que rehúyo expresar los conflictos mediante el empleo de la palabra y que los manifiesto a través del canal somático, aunque me des tus ojos; no en vano he sido expulsado de todas las instituciones y relaciones en las que se ha dado un conflicto, a la mínima de cambio, ¡zas!, desaparece la dependencia y se esfuma la crisis. Lo peor: la incapacidad de la verbalización del afecto, enmohecido, enclaustrado en el líquido amniótico que me protege de la mil veces predicha lesión. Y prefiero que el cuerpo sea el amparo que externalice el afecto... no sé, en fin, eso es lo que dijeron. Puede que el analexitímico tenga algo que ver con la concepción lineal de la vida. Lo que es claro es que algo está cambiando. Lejos de los chequeos periódicos todo se hace menos extraño, la realidad parece más soluble.


· · ·

Todo es circular, el trote sinfónico sobre el que cabalga la realidad, los aperos de labranza del campesino, los rorros e inermes animales chocados contra las canchas, bajo unos puñados de tierra que pronto escarbarán los necropredadores sin preguntarse cómo sobrevino la muerte, vivamos únicamente para este momento, que nada nos perturbe, desgarremos con colmillos afilados de intransigencia la carne de nuestros desvalidos hermanos pequeños.
Ella dice que todo es pendular, da igual, viene a ser lo mismo, salvo la sensación de vértigo de tener que estar boca abajo, completamente trastocado en tu fuero interno; probablemente ella perciba una realidad mucho más repetitiva que la del resto, apretujada por brazos anónimos, carnosos, baboseada por hocicos de hiel de viajantes que se empeñan en zaherir águilas cautivas para obligarlas a encontrar en su vuelo el cruce del delfos; queriendo imitar a Zeus y moviéndose con sumo cuidado, eso sí, en los límites del movimiento pendular, no sea que las ecuaciones no les sirvan para calcular la trayectoria. Porque al fin y al cabo, puede que ella tenga razón y todo no sea más que un puto pero sublime péndulo.
El morador de la Isla de Dixon ya había anticipado el cambio climático a su responsable, Oleg Troshichev quien ordenó cerrar el espácio aéreo el mediodía de aquel 3 de Noviembre de 2002.
Se pertrechó en el cuarto sótano del refugio, que disponía de provisiones para afrontar un aislamiento total de cuatro meses; de todas maneras, tampoco lo pueden estar pasando muy bien ahí arriba, caviló pensando en los habitantes de la cercana Verkhniy Paren.
Cuando descendió al pequeño sótano ocurrió algo, un fósforo alumbraba la parte trasera del refugio, algo que hacía ruido, aunque improbable, parecía ser un animal herido o posiblemente hambriento. Empuñó su arma reglamentaria el morador de la Isla de Dixon dirigiéndose sigilosamente hacia el objetivo. Una vez allí se encontró encañonando a un coronel bajo una máscara de gas, jadeante, que presentaba evidentes síntomas de hipotermia.
A elevadas temperaturas bajo cero, todo se congela, las entradas a las casas, los vehículos, los incautos animales y los más débiles, incluso las aguas fecales que recorren las tuberías en su camino hacia la gran fosa séptica, por supuesto ya helada. Se avecinan días duros.
Mary ya había visitado Verkhniy Paren en otras ocasiones, se decía que todavía vivía la hechicera de la que cuentan nació en 1887 y que fue guarecida y alimentada en el lecho del río por una manada de zorros árticos.
Una espiga de dolor áureo revoloteaba sobre sus cabezas, un silencio, más inocente que puro resaltaba el presagio de un amargo dolor mil veces cautivo del viento, mil veces vapuleado en silencio, arrastrando una pequeña fuerza de autocontrol que ejercía bajo la atenta mirada de lo supremo. Agitadora como una falacia mal entendida, llegó la tormenta, arrasando todo a su paso, blandiendo vertiginosamente el adalid del cosmos completo. Hasta aquí llegó Mary escupiendo desde su lecho la ciega baba mortal, que desde tiempo inmemorial trataba de acabar con su conciencia, regida por ciertas fuerzas cuyo impulso se nos escapa.
El habitante de la isla de Dixon ni siquiera se dio cuenta de que lo que sus pulmones habían aspirado era polvo de reserpina, el alcaloide extraído de una rauvolfia asiática y que actuó de inmediato sobre sus terminaciones nerviosas posganglionares, reduciendo las reservas de catecolaminas y serotonina en sus tejidos. Pasarían varios días antes de que el hígado del anfitrión lograra metabolizar la sustancia.
–quiero hablar con él–espetó el coronel.
–no sé siquiera quién eres, pero ¿cómo has llegado aquí?, nadie viene a la isla de Dixon, aquí solamente hay una estación meteorológica
–llama a tu jefe, quiero hablar directamente con Abramovich
Se refería a Roman Abramovich, el gobernador de Chukotka, nada menos que el gran genio financiero de la era postcomunista del pillaje capitalista.
–vendrá y ni siquiera hará falta que arengue al pueblo para que todos, uno por uno, le escupan en el rostro. Y más tarde, se topará cara a cara, en el segundo recinto del noveno círculo con Antenora, la anfitriona de los traidores a su patria. El suplicio de hielo en el lugar más alejado del Empíreo. Yo ya no puedo cambiar nada.
Una estrella fugaz.
¿Cómo diferenciar el pasaje de la tripulación?, ¿cómo reventar de una vez por todas el latido de la suerte que nos toca?, abnegada cantinela que nos lleva cada día a escuchar en derredor hasta que, de repente, te quedas perplejo, balbuceas como un niño, retrocedes a su ausencia; Dante, el peregrino.
Hay veces en las que la soledad no parece recibir bien a quien la habita, algo así me sucedía aquellas lúgubres tardes de invierno, cuando acudía a la biblioteca del coronel en su ausencia. Tenía todos los nombres de todos los autores en mi cabeza, memorizados, conocía palabras, hechos exactos, ensayo, poesía, novela, teatro, ortoliteratura. Brebajes y colirios anárquicos de una puesta en escena que tocaba a su fin, desbandada inalterable, indivisible, diáfana e intensa, pergeñada por la razón, violentada por lo oscuro mientras el mar inmutable seguía cobrando a su paso el impuesto a las pequeñas criaturas que son zarandeadas bajo su seno.
Había una tendencia en el coronel que le hacía propenso a la locura, mas supo esquivar esta haciendo inmortales a otros como al hacedor del hombre De dios, De con de mayúscula dios con de minúscula, ataviando de mar colérico las esquinas de una habitación donde ya no era posible el paso a otras dimensiones. ¡Quién sabe si en alguno de los empellones acabaría descubriendo la oculta obra del propio Arturo Bandini!
Muero del presentimiento vil de que vivo, vivo del presentimiento constante y aterrador de que muero, y ya no queda lugar para la fantasía, y no tengo un sitio en tu lecho de espuma, y te encuentro de nuevo vagabundo y tentando la suerte de los míos. Las aves de rapiña siguen escarbando, la fechoría de un hombre se rasga con la de otro más fementido aún.

¿Quién segará tu cosecha de alcohol esta noche?
¿A quien veré crecer sin rumbo por la mañana?
De donde vengan las encrucijadas del destino
Asegúrate de que no sean conexas
A modo de crucifijo redentor
Vapuleada el alma
Atónito ante la quijada de un caballo fallecido
En aras de la bondad eterna
Ante el sacrificio impasible
No vuelvas
Aparta
Tu mirada de verborrea
Nastasha Yefim

Los fenómenos naturales nos igualan a todos, bajo la erupción de un volcán o de una lluvia de aerolitos, los seres humanos somos tratados con homogeneidad, sin reparos, hay ciertas cosas que el dinero ni pudo ni nunca podrá comprar; nadando ciertamente sobre pequeños remedos de sí mismo, el hombre está preparado, o al menos eso cree, lo cierto es que a veces la espera se antoja eterna y acaso así lo sea. Durante el sacrificio del reno, la hechicera pide perdón y comprensión al espíritu de la víctima y con sumo respeto hunde el brazo hasta que el músculo escaleno anterior del animal cede, y retira la mano rebosante de sangre aún templada para arrojarla en la dirección del sol.
La noche cae. En silencio y completa oscuridad los chamanes toman asiento en el interior de sus tiendas y uno de ellos comienza a realizar las preguntas a las que la hechicera responde con una voz ensordecida hablando por boca de los propios espíritus de la naturaleza. La gran maga corre ligeramente en círculos golpeando un pequeño atabal resquebrajado mientras los otros presentes hunden superficialmente las pequeñas dagas sobre su cuerpo ya marchito.
La amanita muscaria, vulgarmente denominada matamoscas o falsa oronja ha sido utilizada tradicionalmente por las tribus de la península de Kamchatka como enteógeno natural. Enteógeno. El que genera dios en mí.
“Es preferible el término enteógenos a cualquier otro de los propuestos hasta ahora (psicodélicos, psicotomiméticos, psiquedélicos, psicodislépticos, alucinógenos, etc.) Durante toda la historia de la humanidad se han consumido enteógenos con una actitud de profundo respeto y con la finalidad de autoinducirse estados de éxtasis que permitieran al ser humano el contacto con aquello que de profundo, trascendente y misterioso tenemos. Es decir, lo que se condensa en la categoría arquetípica de "divinidad". En medios científicos especializados de todo el mundo es un neologismo cada día más aceptado y usado, a pesar de la discusión general de conceptos de "divinidad"... se trata de una categoría etnológica más que teológica... Incluso de habla ya de "enteología" (el estudio de los enteógenos) y de "enteobotánica" (estudio de las plantas con efectos enteógenos).”
Josep María Fericgla
Eleusis. El camino hacia la verdad. Y las punzadas de las dagas sobre el cuerpo de la hechicera. Y nos vemos abocados al consumo indiscriminado de sustancias para olvidar lo que nos queda ya de hombres; encerados que albergan las mentiras más bien propias de cobayas.
Desde que el capitalismo invadió esta recia tierra, se ha ido tejiendo una tragedia más profunda que la muerte. Las minas por ejemplo, pudieron subsistir en su día ya que el coste siempre fue en otro tiempo una cuestión secundaria; ahora ya no es rentable explotar estaño o tungsteno, sale más barato importarlo a países primitivos pero ya educados, a países ya salvados, a países ya auxiliados. También se ha reducido en buena medida la ganadería y los cazadores se ven obligados a conducir frecuentemente acechadores extranjeros hacia animales indefensos que puedan disparar cómodamente, para que aquellos a su regreso puedan colgar su trofeo en murales de inmensas pulcras casitas de mármol y porcelana, de madera y seguridad. La situación en los hospitales y escuelas es mucho más miserable, en algunas clínicas no hay siquiera máquinas de rayos x y las condiciones de higiene son lamentables, por otra parte en las escuelas carecen de material didáctico, reservado en estos tiempos para los señalados por los hados y sus hijos, y sus nietos, y esta progresión solamente podría ser atajada cuando se cumpliese la segunda profecía.
El alcohol acabará con los últimos que puedan soportar esta situación y pronto estaremos frente a un conflicto que terminará con la lucha por la supervivencia, extrema, ridícula, en su máxima expresión.
Y cazadores furtivos lindando en los límites de lo admisible por la naturaleza.
El coronel me dejó las instrucciones precisas para publicar las obras y de vez en cuando me enviaba manuscritos de algunos de sus escritores para que los revisara y realizara todo el laborioso proceso editorial.

“¿Por qué hay que reinventar las estructuras?, ¿por qué deben prevalecer las memorias de un hombre sobre las de cualquier otro?, al fin y al cabo, con el material de la memoria se trenzan las historias que nos afligen, que nos conmueven y nos imprimen indelebles signos de una vida que jamás podremos vivir, de una realidad imposible de cotejar, que rezuma la grandeza y la pequeñez de un hombre de genio, adulado por las venturas de su buena nueva. ¿Por qué demonios continuar con la farsa?, ¿a qué viene el reinventar de nuevo las estructuras?, ningún hombre debería sentirse superior al otro, el día que se publique algunas de estas letras, con certeza estaré muerto.”
László Pasveer

El último original que me envió pertenecía a un enigmático y deslumbrante escultor del siglo XIX del cual había oído decir algo en cierto sobrecogedor.
Cuentan que una noche, avanzada la madrugada, László Pasveer tuvo una verdadera visión-sueño, llegada de las profundidades del mundo espiritual y manifestada sin él saberlo en el lenguaje de las ramas. Debería invertir todo su mundo del revés, comenzando por su propia obra, satinada de espejos y materiales férreos, de novios desnudando a novias. A ello dedicó los últimos veinticinco años de su existencia, minuciosamente, con todo detalle, intentando dar la vuelta del todo su obra, a la totalidad de su trabajo. Debió sentirse como el soldado que sale de la trinchera, regresa al camión, desembarca en el muelle, deshace el adiestramiento y evita de algún modo el reclutamiento forzoso en el hogar. Las bombas vuelan hacia arriba lanzadas por el pueblo hacia sus hostigadores, pero no hieren a nadie, se aposentan suavemente bajo el fuselaje del avión de combate. Así deshizo László Pasveer toda su producción terrenal, consiguió que percibiéramos su obra desde dentro, como la sangre alojada en el cuello de los renos, esperando ser lanzada por las manos de la hechicera en la dirección del sol.
Sólo escribía muy de cuando en cuando y en medio de ciertos trances de locura, cuando su mente se agarrotaba y la única salida posible se la ofrecía precisamente la pluma, manejada de forma hábil, sincera, las deyecciones y la materia viva del alma, pero todo era pasto de fuego, sólo unas cuantas hojas fueron salvadas de las llamas en un instante de lucidez por su hija menor.
Cual Dafne huyendo de Apolo, así se escabullía su obra de las manos del autor, inflexible, exigente, inexorable. Cuanto mayor era su empeño en asirla, así ella escapaba aún más de él. El destino en manos de Cupido. La balanza entre ser y objeto-del-ser, independiente, libre, que no desea su naturaleza completamente determinada por aquel. El desencuentro obligado entre obra y autor, que provoca justo cuando el artista cree asir su propia creación el ascenso transvital de la composición, lejos del hacedor. Hasta que su amada, al iniciar el leve contacto, hinca los blancos pies en tierra y los vuelve en retorcidas raíces, cubre los cabellos de áspera corteza y allí permanece Apolo, contemplando su árbol predilecto que con lágrimas regaba en señal de duelo, de derrota, de permeable desánimo. De poco consuelo servían sus hazañas, logros y conquistas, de poco le valían glorias y honores si no había de cohabitar con su amada.
Tal estado acaso se presentó con frecuencia durante la vida de László Pasveer, que encajaba perfectamente en la búsqueda formal literaria que a lo largo de toda su vida el coronel había intentado atrapar, es más, solidificar.
El tiempo visto a través del crisol del tiempo.
La nívea molicie de la realidad se palpa día a día en este lejano lugar de cualquier parte, en la tierra donde los niños abandonan a sus madres prostitutas para arrojarse a los brazos del mar, bajo una noria herrumbrosa, para culminar un proceso de reflexión, de autocrítica de una sociedad que se antoja marchita y desecada a los ojos de innúmeros integrantes que la componían y le daban forma.
Provocó gran malestar entre los viajeros la muerte del gorgotero. Curiosamente la amenaza directa del bienestar personal pone contra las cuerdas a cierto tipo de personas, consigue un efecto de ciega autoprotección que desemboca en el miedo, pero no en la autorreflexión, ¿qué es lo que puede estar yendo mal?
Sencillamente, todo.
El agente encargado del caso no parecía un tipo de buen agüero; por supuesto, se alojó en el mercado, mezclado entre el tránsito de putas y vendedores holgazanes, adictos y borrachos, anorexia y miseria, el mercadeo de las sustancias y la carne. Y se sentía como en casa, palpándolo todo, cacheando e interrogando a todos los presentes como en una insólita y sensual ritual-danza.
Ella era la cuarta de la fila, casi no podía mantenerse en pie, pero allí no estaba Dante para ayudarla, aunque ni siquiera le conocía. Se hallaba demasiado afectada por la sangre y por el temor a que la abandonaran a su suerte. Un piojoso burdel como el mercado puede parecer lo más deleznable para cualquier persona en sus cabales, pero también puede llegar a presentarse excipiente para un alma perturbada.
Y no hay más que decir.
Del vacío que le ahogaba.
Del abandono traumático que sufrió.
En pleno estado de emaciación, con el mundo dando vueltas a ritmo de semicorcheas y sobrevolando desde lejos su colosal cerebro, intentó lenta y mecánicamente acercar sus labios de costra verde a la bragueta del policía, que sofocado simplemente postergó el concúbito. Pocas situaciones podían evitar su casi constante estado de ansiedad, y en el horizonte, una causa perdida, un pequeño hálito de cielo donde reposar y escupir la ingesta despreciable, metódica, regular que comenzó desde el mismo día de su nacimiento.
Desarrollo molecular sin límites. Aeroplano, biplano, altiplano, ortoplano, despega siguiendo un haz bipolar. Es la frontera de las partículas subatómicas. Y en el órgano-célula se desarrolla la fotosíntesis de la vida, tal y como fue concebida, tal y como esperamos que fuera concebida, o en caso contrario, lo descubriremos o incluso lo inventaremos bajo los efluvios de un carnal estado de autoconciencia, saqueando los límites de la regularidad. De estas premisas se nutren los investigadores biólogos a bordo de su conciencia de piel vuelta.
Como dije, mi infancia acaeció en el interior de una inmunda barraca. Casi no me alcanza la memoria a reconstruir siquiera parte de ella, lo que es seguro es que el trabajo,
forzado
, comenzó a temprana edad, así como las tundas del patrón, que aplacaban por unos momentos las ansias de emancipación de este vasallo sistema.
Acorralado entre juncos de conciencia. El único tirano al que no podremos jamás derrocar es el que cohabita con nosotros mismos. Paso a paso, día a día, hileras de infelices caducos y ajados vagan por este mundo acuático forjado de sabores de bruma que te calan hasta los huesos, hasta los tuétanos, en la verdadera ribera del infierno, donde ni la esperanza es un don ni la desesperación una guía, donde la música se queda obsoleta a los ojos de quienes la perciben como cometa en coma, átona, desperdigadora de sentimientos ya baldados por la percepción de la inutilidad del propio tiempo, fuego sagrado bastardo, confuso y contínuo; así afloraban mis sentimientos a lo largo de mi jornada laboral infantil en la mina, así debieron sentirlo,
cada vez más penetrante
, los niños parvos o más bien los niños parvos sometidos, grises, algunos azulados... y Pavel rojo.
Pavel colérico.
Pavel, la punta del iceberg de ira que nos destruye un poco más a todos los autonombrados maduros, tan adecuados adultos somos para alcanzar la explotación total no del cuerpo, ni siquiera del alma, pero de la voluntad.
Nosotros, los venerados adultos, chamanes de una tierra sin ley, pero sagrada por encima de todo, nos despertamos sin remover la conciencia de la certeza del hecho de haber fracasado, nuestro fracaso enmarcado y con mayúsculas, como en un bonito cuadro,
como en una aterradora imagen
, que sabes que te vigila desde dentro, de la que tienes la certeza hará algo para terminar con su desdicha, un cuadro de millones de voluntades diezmadas que reunidas a lomos de un mismo clamor podrán abrir un espacio donde el coste no será un problema.
Y no podremos evitarlo.
Ni toda la sapiencia de Edmundson.
Ni siquiera la beldad de ella.
Ni el artificio de colores vagos, informes, del coronel.
Del mismo modo en que el torniquete es apretado más y más provocando la necrosis de los tejidos anejos, la misma acción permite salvar a la víctima de una muerte segura, aliñada con vivos torrentes de sangre sana. Ya sabes que pregunta has de hacerte. Yo ya lo hice hace tiempo. Dante, el fisgón.
Viviendo en castillos de penitencia preclara; el tiempo va a cambiar, lo sé,
positivamente y nunca jamás
, volveré a pretender ser neutral, y nunca jamás osaré intentar construir un castillo de helio que se eleve hacia recónditas zonas que nadie se lanzaría a explorar, y nunca jamás volveré a decir
Nunca Jamás.
Y bajo la aureola de tu desgracia me atrevo a llamarte incorrupta, me aventuro a limitarte con mi pensamiento, a oscurecer mi pasado.
Para los tejados se cortaron juncos.
En cañas olvidadas
se esparce nieve suave.
El coronel era el dragón; se hace difícil entender al dragón, pareciera que flotase permanentemente sobre un nivel metahumano, que fuera capaz de convencer de la desgracia y de la felicidad, de sus ideas y categorías a cualquier persona inteligente con facilidad de sastre de protocolo, pero todo ese poder se anulará cuando el interlocutor poseyere únicamente una capacidad intelectual mediana. El dragón se sabrá en todo momento valedor de la vErdad, con E de tridente, incluso los errores formarán parte de su evolución imparable hacia una perfección mayor, indivisible, única, y por tanto incomprensible. Y por encima de todo, no se arredrará cuando algo se interponga en su camino, aunque fuera derivado de un poder supremo, nunca se echará atrás o a un lado a ver impasible cómo su idea no llega a buen término, sino que afilará su ingenio y agudizará los sentidos para lograr su propósito. De tal guisa era el hombre encargado de la misión.
Parafraseando a Lenin: “El capitalismo burgués y sus reaccionarios son simplemente insectos del mal y así deben ser considerados por las fuerzas del proletariado internacional.”
Allí se encontraba, tumbado, en reposo total, durante el séptimo de los diez días de descanso prescritos por el doctor. Andado, algo le decía con voz chica que aquel podría ser su nuevo hogar, que aquella podría ser su compañera. Luego llegó la tormenta.
Hasta entonces no había percibido con precisión las sensaciones que produce la antigravedad, en sentido amplio, físico y espiritual, en parte debidas a la resaca de las fuertes aceleraciones a las que fue sometido durante el aterrizaje forzoso y en parte debidas a la visión indeleble de Mary boca abajo a lomos de una Harley.
Sólo quería desembarazarse de todo y dejar de sentir el peso de su eco, ego, ego, eco, eco, eco, ego, ego, ego, ego, ego, eco, eco, eco, eco, eco, eco, eco, eco
, ecos que vienen de todas partes, presagio del comportamiento ulterior que habría de tener la naturaleza para con ellos y sus vidas.
Un presentimiento y una aguja indócil que enhebraba a las malas o por las buenas el momento presente para precisamente hilar el porvenir.
–no te dejaré saber una palabra más
–¿por qué has venido?
–quiero llevarte conmigo
–¿como ayudante o como compañera?
Se le hizo un nudo en el estómago, escuchó sin haberlas oído nunca las palabras del coronel que pertenecen ya a la conciencia colectiva del mundo.
–cuídese de ella, es el tipo de mujer que paraliza las moléculas y el tiempo, adivina cremalleras y tantea con las almas hasta desbaratar el proceso vital del ignorante que se aproxima.
Y tantos desmanes cometidos, y tanta cautela, y tanto dolor encubierto de seda y conocimiento,
y ya es demasiado tarde para echarse atrás, arrojarse al mar desde el velero y nadar contracorriente las pocas millas que nos restan de vida.
Bajo el jolgorio de un maniquí estéril.
Hallar el topos.
Y al final extendió su mano para rozar la de ella, perturbó su reposo para sentirla cercana, entre sus piernas, y ella emitió un leve gemido, de los que no pueden ser cortados y con los que la felicidad no puede convocar al solitario.
Ella de pie, ahí sentada, de pie y ahí sentada, brava, recibiendo su poderoso miembro, mimetizándose con él, salpicando de galope la luna no fuera a ser que algún día tuviera que hacerlo por necesidad. Más cornadas da la vida.
Por eso en ella residía una empatía feroz por las prostitutas del pueblo, por eso ella almorzaba todos los días con la cruda realidad, se iba de copas con la amarga tristeza y bailaba con la libre cenicienta, la única cenicienta libre que conozco en un mundo donde cada 39 segundos alguien intenta suicidarse: la soledad.

Mil muertes forman el relieve
del látigo de una sola ausencia
mundana como tu cadáver;
ni siquiera en el microsegundo
de la milésima de la décima del segundo
sería capaz de reunir
el valor suficiente
para saltar por encima de ello
que no me afecte ni me halle
sajada en el cruce de los vientos
donde creí, desventurada,
recuperarme
,
redimirme
de mil muertes que no tuve el valor
de miles de latigazos que no pude enfrentar
de pueriles excusas
que me ayudan
a vivir
mejor
el martirio,
a sobrevivir
al hombre de las uñas moradas
mientras la esperanza nonata
al filo de mi venidera ventura
se esfuerza por recordarme
en el sagrado lecho de espuma
que mil muertes
forman el relieve
del látigo
de una sola ausencia
Sandra Rosenberg

Joder, creo que está a punto de sobrevenirme una crisis nerviosa, tengo que realizar titánicos esfuerzos para lograr controlarme después de haber leído a Sandra Rosenberg; todos los libros parecen abalanzarse sobre mí en una desesperada caída y ahora mismo únicamente desearía que viviéramos en un mundo a temperatura de 451 grados Fahrenheit
y desearía tantas y tantas cosas que no puedo siquiera intentar
y olvidarme de este mundo febril construido dentro del desequilibrado planeta que moramos sin pena ni gloria, edificando la vivienda del poderoso, o limpiando sus excrementos, recogiendo su basura, o alimentándole, protegiéndole por ocho cuartos, o probadores de su comida no vaya a ser que enfermen y dejen de jodernos la vida.
Parafraseando a Lenin.
Un conjunto queda perfectamente definido bien por extensión nombrando a cada elemento del conjunto o bien por comprensión mediante un enunciado o atributo que representa sin ambigüedad al conjunto.
Un número natural es cualquiera de los números 0, 1, 2, 3... que se pueden usar para contar los elementos de un conjunto.
Un axioma es una proposición indemostrable que se estipula verdadera. Los axiomas son las bases de los sistemas deductivos formales.
La pasigrafía inventada por Giuseppe Peano permitía enunciar proposiciones lógicas y matemáticas mediante un sistema de signos creado por él mismo.
La aritmética de Peano.
Axioma transcendente: “Luz al amanecer, luz de medio día, luz de anochecer, lo que importa es que sea luz”.
–Gödel no murio de inanición como nos han hecho creer esos libros bastardos, lo que pasa es que intentó poner en el punto de mira a la Matemática, a la consagrada Matemática a las que acuden lloriqueando, postradas el resto de las ciencias para pedirle, suplicarle un cimiento estable...
–Dante, déjalo ya.
Primer axioma de Peano: cero, representado por 0, es un número natural.
–un cimiento estable donde aposentar también sus sacrosantos culos, para que los políticos ahora acudan a la Ciencia lloriqueando y gimiendo y pidiendo a la Ciencia un cimiento estable para justificar lo injustificable, el ansia de los putos parásitos que repiten como loros a Adam Smith, otro que tal andaba, mendigando sus cimientos a Hume, y ahora lo que nos quedan son los desperdicios de los desperdicios de los desperdicios de un banquete que no sabemos siquiera ya si es un banquete o una polilla del Senegal, tan cerca estamos de la verdad, como la Reina Mab V, y como ella, ciegos y sin voz...
–Dante, para ya, Gödel era un enfermo mental.
Segundo axioma de Peano: A todo número natural x se le puede asociar un elemento determinado del conjunto de los números naturales, que denotaremos por x' y al que se denomina "el siguiente de x". Por definición se establece que 0' = 1.
–qué diferente es la visión de la ciencia desde el lado de la Matemática de la de la Ciencia desde el lado de la política, todo lo que intentó hacer es poner en el punto de mira la base de la estructura a los lerdos amancebados que nos tutelan... joder, acuérdate de Harvard en el 52, el descubridor de la verdad matemática más significativa del siglo y como premio, intentan envenenarle...
–Dante, ¡basta ya!, Kurt Gödel era un paranoico, nadie estaba intentando envenenarle. Y tú deberías parar si no quieres que te ocurra lo mismo.
Tercer axioma de Peano: cero, representado por 0, no es el siguiente de ningún número natural.
–¿y tú, Carl, qué hiciste el 14 de enero de 1978?
Ya ni escuchaba a Dante, estaba absorto en sus pensamientos, en sus remembranzas.
–ya ni me acuerdo de las reuniones del Círculo.
“Wir müssen wissen – wir werden wissen!”
Königsberg, 8 de septiembre de 1930.
Dante Hempel lograba con frecuencia ponerse insoportable, sacaba de quicio a quien se le pusiera por delante. Él no era dragón, pero a veces, como si lo fuera. Todas las influencias eran plausibles. Digamos que en ocasiones lograba confundir a todos.
Cuarto axioma de Peano: si dos números enteros naturales a y b tienen el mismo siguiente x', a y b son iguales a x.
Dante bajo un anti-paraguas con líquido atomizado observado en el futuro por un Dalí imaginario.
–Dante, es imaginario, no es real. Vuelve.
Quinto axioma (de recurrencia o inducción completa) de Peano: sea A un subconjunto del conjunto de los números naturales de tal manera que el subconjunto A contiene al elemento cero, representado por 0. El subconjunto A además tiene la propiedad siguiente: sea un elemento x del subconjunto A, entonces x' pertenece también al subconjunto A. En este caso el subconjunto A es igual al conjunto de los números naturales.
¿Te has cuestionado alguna vez tu propia cordura? Quiero decir, realmente, preguntarse ¿cómo saber uno mismo si está cuerdo o no?, pues una vez que te haces esa pregunta, ya nada volverá a ser lo mismo y te encontrarás en una pequeña trampa sin fin, irresoluble para nosotros, simples máquinas de la verdad universal. Suponiendo que esta pregunta se la hiciera un verdadero loco, ¿cómo podría decidir si es cierta o no? Utilizando su peculiar y consistente lógica de perturbado, ¿cómo poder juzgar con la misma la sensatez de su propia lógica?
Sí señor, solamente se puede juzgar desde fuera, por eso existen los manicomios, ya que si los que nos encierran en ellos se hicieran las mismas preguntas que nosotros, probablemente acabarían por darse cuenta que o bien nos encerramos todos y echamos la llave a las fieras, o bien nadie debería estar encerrado nunca, jamás, bajo ningún concepto.
–Dante, estas dando vueltas a lo mismo, es inútil, vuelve por favor.
Al igual que Otto en Offret, Dante dedicó parte de su vida a coleccionar incidentes, anomalías, avivando sin él saberlo sus propias capacidades psi.


· · ·

Las técnicas de visión remota experimentaron un fuerte auge a finales del siglo XX, en buena parte debido al secreto interés a voces de las agencias de inteligencia de los Estados Unidos en investigar las experiencias extracorporales (EEC) y las percepciones extrasensoriales (PES). Fue entonces cuando encargaron al Stanford Research Institute que desarrollaran una técnica y entrenamiento adecuados para poder explotar al máximo las cualidades de estos otros fenómenos paranormales. Fue así como surgió la visión remota extendida (VRE) que todavía hoy se aplica en algunos lugares del mundo y bajo ciertas condiciones. El único problema es que debes ser capaz de reconocer el estado theta y saber permanecer en él.
Por supuesto nadie en el pueblo dominaba la VRE como lo hacía Dante, y sus prosélitos, los niños parvos. De noche era cuando mejor se seguía la actividad, febril de los intentos de los niños parvos por alcanzar la VRE.
Desoyendo los consejos de su padre, Dante marchó hacia la central de RVIS, Inc.3 en Austin para ser entrenado por Paul H. Smith, uno de los más sobresalientes expertos mundiales en visión remota. Las jornadas en Austin fueron duras, se ejercitaba muchos días durante más de catorce horas, sin apenas ingerir alimento, en su camino hacia el eretismo del alma.
3Remote Viewing Instructional Services Incorporated.
La sensación es la de penetración total en el cerebro a través de lo que el pueblo llama sacacorchos y los matemáticos superficie de Dini, que conecta a través de su faceta cualquier punto de la misma con el infinito.
Puede que existan muchas razones para que una persona desee trascender sus miedos físicos y las limitaciones de su cuerpo, pero puede que existan muchas menos para que lo que quiera sea trascender las fronteras del espacio y el tiempo. Puede que Dante dispusiera con holgura de todas esas razones.
Cierta era su tendencia a la máxima intersección cognitiva con el resto de merodeadores de la tierra.
El hastío total.
Tras su visita a la India en 1884, el coadjutor de Madame Blavatsky, William Quan Judge, fundó la revista The Path, inicialmente con una tirada mensual. Precisamente una de las pocas copias que quedan de la edición de Mayo de 1886 fue puesta a subasta en Nueva York el 30 de octubre de 1998 en la esquina de la calle 72 con la Avenida de York, con un precio de salida de 687,25 dólares americanos, en la sala de subastas Sotheby’s, el mismo día en el que la litografía en color original de Das Kranke Madchen de Edvard Munch llegó a cotizar ante los atónitos ojos de Paul los 244.500 dólares que sufragó en el acto su acual propietario en un sueño de peces.
Dante, el conocedor del mal de la niña enferma, de su ella, el usurpador del trono del tiempo, el mago que de no haber sido por retazos de su infancia hubiera sido el padre perfecto, el marido ideal
para una muchacha enferma.
En un mundo enfermo.
Atravesando los no-lugares de Dubuffet.
El hostigamiento contínuo e inhumano al que fue sometido por parte del patrón. Las medallas de cera hirviendo que colgaban en su pecho al amanecer. La revelación de los niños parvos. La esperanza del mundo sepultada bajo el mar a lomos de una noria herrumbrosa.
Parafraseando, siempre
parafraseando a Lenin.
Dante, el epígono de Gödel.
El que inhala las estructuras cerradas del infierno para atisbar un pequeño soplo de aire fresco que se disolverá en el espeso mar de realidad y dudas sin contexto.
Y los necios, sabios de su propia presunción, no hacen más que andar en círculos.
Y Pavel rojo, colérico, impaciente mientras otros decidían su leve destino, no pudo más, no aguantó la presión y corrió a reunir a los niños parvos para deshonra de los adultos, tan poco propensos al sacrificio.
La luna se desdibujó la noche anterior a la tormenta provocando un presentimiento en Edmundson. A estas alturas, ya daba por hecho que no podría participar en la prueba ciclista, ya daba por sentado que su destino había sido trastocado por completo, incinerado, pasado a mejor vida mientras la nueva suerte nacía, pura como la droga que adquiere un chiquillo de la calle que ahora mendiga para poder comer y en un tiempo lo hará, cuando no agreda para conseguir una dosis más, sólo una, y te juro que lo dejo, sabes que jamás te dejaría tirado, los dos hemos vivido desde críos en la calle... sólo una.

· · ·

A esto hubo de acomodarse Loco cuando refulgió raudo el maldito augurio, algo no estaba saliendo bien y él estaba siendo tocado, y podía contemplarse a sí mismo como una Casandra que nadie tiene en cuenta en plena convulsión mental de ondas theta, perfectamente documentadas en otros círculos, pero no en el científico.
Visiones de pájaros imposibles.

El constructor de
muñecas de tamaño real
Sionell, Ligeia, Cerise, Amalthea
me ha vuelto
a servir la vida
en mis aposentos
la noche en que menos lo esperaba
vestida
con las ropas del emperador
huérfana de pies y sentimiento
en los planetas jovianos.
Amalthea
rotando síncrona
bombardeada por micrometeoritos
que perdieron el juicio
y Caronte que anhela engullir a Plutón
y todo lo veré
en Nuevos Horizontes
acompañado de mi Sionell, mi Ligeia, mi Cerise, de mi Amalthea
gracias al constructor
de muñecas
de tamaño real
Brian Threnody

En el cinturón de Kuiper.
Al sordo le producían un respeto tal los fenómenos psíquicos que Dante no pudo comentarle nada sobre el período de adaptación, la instrucción, o las duras visiones a las que tuvo que hacer frente durante el entrenamiento. Él sabía que sólo los niños parvos lograrían conseguirlo, habiendo sido despojados de toda malicia. Tiempo había, mientras que no fueran asentados para siempre en la sociedad por vendedores, buhoneros y demás elementos reaccionarios. Pavel fue el único que viajó conmigo a Austin. Fue el primero en vislumbrar que la misión con identificador PLUTOKE del National Space Science Data Center no se llevaría a cabo nunca, y es más, que sería reemplazada por la misión con identificador NHORIZONS. La nave despegaría el 9 de enero de 2006.
Fue también el primero que atisbó las referencias y guiños de la poesía de Brian Threnody hacia los primeros avances en astronomía planetaria del siglo XXI. Coetáneo de Walt Whitman, el hijo del carpintero, el forjador de la nueva literatura Democrática; hay que remarcar la D en estos tiempos en los que la palabra democracia ha perdido por completo su significado a manos de los delincuentes que la secuestraron, torturaron y apedrearon hasta la extenuación, dejándonos solamente una palabra necia, sucia, democracia, con la que ni siquiera podemos emitir el argumento más mínimamente consistente; Threnody participaba en la mayor parte de su obra del mismo naturalismo pesimista y brutal que Stephen Crane; pero ciertos manuscritos encontrados a principios del siglo XX nos desvelaban una microobra basada en premoniciones. Una vez desmenuzado su trabajo en Austin a partir de las revelaciones de Pavel, caímos en la cuenta de que su ficción personal era la realidad que había de llegar a otros en diferentes coordenadas de la esfera del tiempo. No sería hasta la llegada de Daumal y sus simplistas cuando este hecho comenzó a cobrar sentido, bueno, el sentido absurdo que pueden dar a la obra de Threnody un pequeño grupo literario francés de guerreros de la psique.
Y el vacío producido por el pistoletazo en un mudo París, atestado ya de tumbas de mártires de la oquedad de crisis mentales que viajan a través de la visión remota, del desdoblamiento de la personalidad. Simplifiquemos todo y tachémoslo de locura, demos la espalda al hálito de vigor que se expresa con medios ininteligibles y reposemos nuestra cena bien merecida, resguardados bajo el techo del artificio.
26 de abril de 1916.
“Eu não sou eu nem sou o outro,
sou qualquer coisa de intermédio:
pilar da ponte de tédio
que vai de mim para o outro.”
Mário de Sá Carneiro
En otra ocasión, Pavel tuvo un encuentro con Obad-Hai, la Naturaleza, el poder neutral absoluto, el que gobierna lo salvaje acompañado de su Shalm, oboe medieval con el que mantenía la armonía en sus dominios, haciendo retroceder a la civilización autónoma que añora engullir el ecosistema.
–Un pequeño pájaro se posa sobre mi hombro, la noche es cálida y oscura, no logro localizar la luna que está alzada por encima de nuestros cielos grisáceos y dormitantes, y el menudo pájaro comienza a silbar una sombría canción que luctúa por cada uno de los rincones del bosque, es entonces cuando alcanzó a divisar una columna de infantería avanzando, sigilosamente, con prudencia, mostrando terror mortal al enemigo. No había escudo natural posible y el militar al mando, grueso, tarado de un ojo y cejijunto ordenaba avanzar susurrando gritos. Todos los animales del bosque comienzan a desperdigarse, emitiendo el breve olor almizcleño que anticipa la masacre. Les están esperando, pero el militar responsable de la operación no da la orden de retirada; les rodean sigilosamente, el agua del lago está a punto de rebosar.
–Pavel, concéntrate en la información, solamente queremos la información en bruto, no intentes darle sentido ni forma, sólo la información en bruto.
–Escucho las palabras del general, “Dios se apiade de las almas de mis muchachos”, puedo ver una nutria roja saliendo de la oquedad de una roca, el musgo también se torna encarnado o más bien ambarino, todo está tranquilo, en reposo, una suave brisa baña ahora la noche, puedo verme a mí mismo, rojo, colérico y el lago sigue rebosando, empieza a cubrirme los pies, ahora la rodilla, las caderas, no alcanzaba a vislumbrar el agua pero ahora puedo distinguir perfectamente el color rojo, el lago está completamente enrojecido. Paul, estoy exhausto.
–Bien, Pavel, déjalo ya, es suficiente.
Sin duda, Pavel y Dante entrenaron de forma adecuada a los niños parvos, cada uno de ellos podía verse como una pequeña prolongación de la fusión del alma de ambos, por eso la ruptura fue tan tremenda, por eso aquella noche la febril actividad de las ondas theta sobrevolando el aire, buscando su camino hacia un destino incierto pudo percibirse con claridad en la comarca hasta por los más incrédulos, a bordo de un barco-laboratorio sujetos a su visión objetiva de la realidad.
La literatura metronómica fue el gran avance del siglo XXI en términos de expresión gramatical, la idea le surgió al bilingüe Ray Wisengerk durante la visita promocional de su último libro estándar, concretamente a lo largo de la entrevista televisiva en el espacio literario Blanco sobre Negro; precisamente cuando el conductor del programa, Fernando Sánchez-Dragó, procedió a leer en voz alta uno de los pasajes de su obra. No es que no le hubiera sabido imprimir el ritmo adecuado, simplemente, en lo referente a su propia obra, el ritmo de lectura que sostenía en su cabeza Ray Wisengerk era completamente distinto. Esta vivencia en cierto sentido iniciática, llevó a Wisengerk a desarrollar el modelo que hoy conocemos como literatura metronómica. La principal cualidad de la literatura metronómica reside en el hecho de que toda la obra debe ser leída a uno o varios tempos concretos, previamente definidos por el autor a lo largo de todo el escrito, quedando también a voluntad del creador señalar las partes que convienen ser leídas ad libitum. Todo esto provocó una serie de reacciones en cadena en el mundo literario, como ocurrió con Gödel en 1931 cuando publicó su “Über formal unentscheidbare Sätze der Principia Mathematica und verwandter Systeme”4; tanto crítica como público recibió su obra disgustándose profundamente o aplaudiéndole intensamente.
4Sobre las proposiciones formalmente indecidibles de los Principia Mathematica y otros sistemas relacionados.
Sus detractores le acusaban de arremeter contra el núcleo del arte literario, realizando una mezcla confusa con el arte musical que no aportaría nada nuevo al lector que no hubieran producido ya tanto la literatura como la música por separado. Banales artificios de los tiempos que corren.
Yo ya no tengo tiempo para seguir corriendo.
Deseo ya dar el relevo.
Pero no puedo, no hay nadie preparado, Pavel ya no está y todo ahora queda en manos del coronel, debo resistir un poco más, los astros que tintilan y el céfiro embriagador de la noche que trae consigo las palabras pronunciadas por la bella Twinka en el más bello lenguaje que se ha concedido jamás escuchar al hombre, la lengua quenya de los elfos de Noldo.

i finie selda
nallanta sarkuva otornasse
almaarea yaara amilenna
patanante harnarya weene
pella moka
yaave naraka tuure
i raane melisse ora
ter wanwa ulundessen nwalme
i olos fifiira kotumo
e yerna ar lauka ambar
nierwes lussa enwina luuke
mavar fuuma ar tyalia rakkalepta
nande
helda taile ruksa
ar ringa nosta lilta maranwer
raumo hilya enyalie
minque boronda ar puurea
nessa merka nornori
hera mitya lammari
hwesta miquilis marya yaana
luume yelta i ilfirin
narwa rauko lira naikelea aaren
lumna mailea tuuren
maksa nienaite osteka oira suuli
eressea ar lumna Lumbar
falmarin halta o lorda aha
Luinil varya i aara
atalante tuure raktië i fana
ar maur narwa fenume
hauta tengwando ando
roituvanye i raavea orme
tenna i quantien
táre finie selda
nalluvanta
sarkuva otornasse
poika raava
wenya helke
aina amme

Paul mudó el color del rostro nada más escuchar la primera frase y estuvo garabateando una hoja en blanco durante todo el proceso, al final terminó de traducir a toda prisa las palabras quenya proferidas por Pavel y se llevó las manos a la cabeza, dejando caer una diminuta y límpida lágrima salobre sobre el borrador.

the cunning childs
cry their corporeal brotherhood
to a blessed ancient mother
they open her wounded virginity
beyond the borders of hate
the fruit of a violent victory
the wandering female lover rise
through past flood of torment
the snow fade away the enemy
from decrepit and warm inhabited world
hive whispers an old enchantment
sheperd sleeps and play clawfingered
harp
naked extension crumbles
and a damp bird dances the destiny
the noise of the storm follows memory
eleven faithful and discoloured
young wild oaks
rule interior sounds
breeze kisses fawn sanctuary
time loathes the immortal
fiery red demon sings for painful
oppressive lustful victory
soft tears describe eternal spirits
of lonely and ominous Saturn
nymph leaps with drowsy rage
Neptune protects the dawn
fallen power have reached the veil
and a vision of a fiery red dragon
stops alphabet gate
i’ll pursue the roaring violence
until the last day of the year
such cunning childs
will cry their
corporeal brotherhood
pure wilderness
fresh ice
holy mother

Paul nos comentó algo acerca de la información que descubrió hace tiempo en un escrito fechado en mayo de 1886 y publicado por un tal William Q. Judge, donde se exponía escuetamente la gnosis de una Sociedad Teosófica, la cual fue extraída en parte de ciertos libros hindúes llamados “Nadigrandhams”. Dicha sociedad se hacía llamar “los niños astutos”, y vaticinaron dos profecías que habrían de cumplirse cuando “I finie selda” fuera pronunciado por vez primera sobre la tierra por una criatura inocente, hasta la madre sagrada.


· · ·

El terremoto de las islas Andreanof, pertenecientes al archipiélago de las islas aleutianas, ocurrido el 9 de marzo de 1957 fue aterrador, llegó a alcanzar el grado 9,1 en la escala que ideó el norteamericano Charles Francis Richter y asoló gran parte de la estación naval que se instaló en Adak tras la segunda querra mundial. El coronel se las tuvo que apañar para conseguir el permiso de entrada en Adak contactando con la impenetrable Adak Reuse Corporation, pero el camino ya había sido despejado por Abramovich. Una vez allí, podría continuar hasta Diómedes.
Wisengerk sentó las bases de la ruptura de las fronteras artísticas que tuvo también una figura decisiva en la persona de Carles Santos. Santos, discípulo de Cage, llevó el estreno de una adaptación de la obra de teatro clásico Lisístrata al Teatro Romano de Mérida el 16 de julio de 2003, en la cual se fusionan disciplinas aparentemente tan dispares como la danza, el teatro y la música clásica en una demoledora obra de arte total y que fue tan hostigada como aclamada por parte del propio círculo artístico y público.
Lisístrata volando sobre rampas de hielo tendidas en la arena, que forman el material adecuado para que tenga lugar la danza del barro de miles de personas en contra de una, de miles de personas en contra del gueto, de miles de personas en contra de miles de personas, de miles de personas, al fin y al cabo, en contra de sí mismas, pugnando en la cancha de légamo y sin aros reglamentarios, ya que en la batalla se olvidan las regulaciones; y lo más triste de todo: se olvidan los hechos.
Los hechos de esa memoria perpetua que perdurará en nuestras cabezas, en la cabeza de Alexander y sus haikus, en la cabeza de Alvin compartiendo memorias de la guerra que solamente otro soldado puede entender.
“Anger, vanity, you mix that together with liquor, you've got two brothers that haven't spoken in ten years. Ah, whatever it was that made me and Lyle so mad...don't matter anymore. I want to make peace, I want to sit with him, look up at the stars...like we used to do
,
so long ago.”
Alvin Straight
Helado como el lago de Cocytus.
Sintiendo gélidas temperaturas recorrer el cuerpo y un líquido descendiendo por las extremidades como desperdicio y muestra del temor al valor y a la entereza.
Sin mostrar ningún tipo de piedad.
Así son miles de personas batallando sin siquiera saber por qué lo hacen.
Un viejo estanque;
se zambulle una rana,
ruido de agua.
¡Ay!, infelices, ni Cerbero ni Caronte permitirán jamás que os reunáis con los muertos, y experimentaréis el dolor de la separación, del letargo, del adormecimiento en los sentidos que produce la pérdida de un ser querido, para la gloria del poderoso, el que cree que jamás pondrá el pie en las puertas de Hades, pues a él y solamente a él le benefician vuestras disputas, él y solamente él se cree el dueño del mundo, claro está, hasta que se tope de bruces con el hombre De dios, el invisible, aquel que verterá su sangre, aquel al que todos temeréis, el hijo de Cronos y Rea, el inflexible, el sol de los Tartessos.
Los vientos del mundo élfico hacían acallar todos los sonidos que poblaban el rango audible, nadie se atrevía a dirigir un pensamiento siquiera contra los seres eternos y por tanto el revuelo fue segado, de un tajo, una precisa sección de cirujano experimentado que no pudo impedir la muchedumbre. Fue entonces, cuando nítida y claramente se apreciaron los tonos emitidos por los niños parvos, bajo la noria emergente de ira, bajo el azul mutilado del mar, en las frecuencias de los rayos theta, consiguiendo aplacar el ruido, logrando confortar el quejido,
calmando el terrible grito de dolor sideral, el mismo que en otro tiempo Atenea produjo al intentar apartar a su hijo Eneas del campo de batalla. Diómedes, fundador de Brindisi, puerto desde donde zarpan los barcos del Interrail con destino a Patras, hiriendo a Atenea, enfrentándose a Héctor, retrocediendo solamente ante él al reconocer en sus llagas el icor de los dioses y únicamente para cobrar resuello y asestar un más duro golpe a Ares. Todo esto puede la pequeña Diómedes frente a la Gran Diómedes en el estrecho de Bering, así como el pequeño Caronte planta contienda a Plutón en los confines del cinturón de Kuiper.
El coronel fue recibido por el consejo tribal de la isla, presidido por Patrick Omiak. Realmente era un caso extraño el de haber encontrado así, sin más, a un extranjero en el punto más alto del arrecife, en un lugar de pocos kilómetros cuadrados donde sus poco más de cien habitantes no suelen recibir visitas, salvo la esperada que les transporta semanalmente el correo, si no surgen complicaciones climáticas. Le preguntaron por sus hermanos rusos de la Gran Diómedes. No hubo respuesta.
Fue la tripulación que acompañaba al explorador danés Vitus Jonassen Bering la que avistó por vez primera las islas Diómedes el 16 de agosto de 1728, enfrentadas como lo están ahora, separadas por una fina línea de mar y de tiempo, casi invisible, próxima a lo imperceptible, visión de la cruz de una moneda no forjada aún, colgando de un vacío ensordecedor en un agujero de tiempo negro, donde los hermanos fueron separados de los hermanos debido a la codicia del gran hombre, donde la divinidad pierde el sentido y toma su relevo la deidad, desnuda, sin más ayuda que su propia pericia para enfrentarse a Diómedes, el inalterable, el que nunca se echará atrás, el mito, el prístino hombre De dios.
Las viejas estructuras sepultando a las nuevas a lo largo del efímero viaje de Pavel, asomadas sombras del subconsciente, infortunio de la realidad venidera sumida en un manojo de eucaristías oceladas de sangre palpitante puestas al descubierto a través de la ondas theta al final del adiestramiento; no temas, Dante está a tu lado.
“Hans Jansen había avanzado la tesis de que pueblos indoeuropeos influyeron en los reinos bárbaros del norte de China, lo que coincide con la sugerencia de Dumézil por la que pudo haber contactos entre indoeuropeos del este y japoneses en Siberia Oriental. Pero aún hay más. A principios de este siglo, el hindú Bal Gangadhar Tilak formuló una teoría sobre el origen ártico de los indoeuropeos basándose en los libros sagrados védicos; de este origen ártico provendría la mítica Hiperbórea, la leyenda del país de las largas noches y la Blanca Isla de Thule.”
José Javier Esparza
Los esquimales ingalikmiut viven del pescado: cangrejos, morsas y focas son elementos fundamentales en su dieta. A temperaturas bajo cero, en las profundidades del invierno solamente disponen de cuatro horas de luz, por lo que deben aprovecharlas, y aprovecharlas bien, lo contrario sería jugarse con dados cargados un destino incierto. Por eso también se hacía increíble para el consejo que un hombre hubiera llegado hasta allí desde Magadan. Durante la conversación, el coronel dedujo que llevaban varias semanas aislados, encontrándose precisamente a su llegada una joven en situación crítica.
La muchacha ya presentaba síntomas abióticos graves: miriasis paralítica, arreflexia, y sus pulsaciones estaban anormalmente cerca del estancamiento. El llanto, la letanía proferida por una madre parecía tener el poder de expulsar a una intrusa tan vieja como la vida, tan anciana como el hombre, tan bacante como la desesperación, pero la situación era dramática. Rápidamente el coronel pidió que le hirvieran agua y extrajo de su zurrón unas hojas grandes, verdes y ovales depositándolas sobre el agua, ya en ebullición, y comenzando a aplicar sobre la frente compresas impregnadas de la infusión se iniciaba la recuperación. Se trataba de la Atropa Belladona, del griego Átropos5, el destino, herbácea que florece habitualmente en claros de hayedos o robledales y la que se creía era utilizada por los varones de ciertas logias poseedoras de conocimientos iatroquímicos para realzar las facciones de sus damas, ya que goza de la propiedad de dilatar las pupilas. Posee las cualidades de un tóxico midriático vasoconstrictor y se dice de ella que es una planta extremadamente venenosa, hasta tal punto que está vigilada por el mismísimo Hades que únicamente la deja a solas, facilitando así su recolección por parte de los más intrépidos, durante la noche de Walpurgis, cuando el señor de la muerte se dedica a buscar junto a las Parcas6 niños a los que devorar.
5Átropos, una de las tres viejas Moiras, hijas de Zeus y Temis, la diosa de la ley, aunque hay quien habla de ellas como hijas de Nicte, la Noche compañera de Ares. Cloto es la hilandera, la que tejía la trama de la vida de todos y cada uno de los hombres, con ovillos de hilo de oro para hilar la felicidad y plenitud, y eligiendo la lana o el cáñamo para tejer la desgracia; Láquesis, la devanadora del hilo de la vida, la personificación del destino que el azar vinculaba a cada hombre; y Átropos, la que corta el hilo de la vida, la que representaba el carácter inmutable del destino. Las determinaciones que tomaban las Moiras no podían ser revocadas ni por el propio Zeus, que únicamente lograba conseguir retrasar su cumplimiento; tal es el poder del destino humano.
6Las Parcas, del latín parcae, las que salvan, tres hermanas llamadas Alecto, Tesifonte y Megore que brotan de la sangre de Urano tras ser mutilado por Cronos. Representan la omnipotencia del destino y, como las Moiras griegas, no están sujetas a ninguna autoridad, ni siquiera la de los dioses.
La miriasis retrocedió y la muchacha volvió, gracias a la fórmula magistral que el coronel le administró, lentamente a recobrar sus reflejos. Para entonces, el coronel ya sabía que aquella chica había estado nadando en el acuario de Pandora,
buceando en busca de conchas,
junto a monjas náuticas,
y que ella no era ni podía ser Perséfone,
ni Deméter podía ya encontrarla,
ungida en un trono rehusado,
la muchacha sobrevivirá a su infierno,
y al fin será sanada.
El coronel, para los ingalikmiut, el que logró sanar.
Átropos, de las tres Moiras que personifican el destino de cada ser humano, la que corta el hilo de la vida justo momentos antes de que esta llegue a su final. En esta ocasión, y para regocijo del consejo tribal y alivio del propio coronel, no fue convocada.
Como no disponían de un alojamiento para huéspedes, hoteles y demás basuras tecnócratas, alojaron al visitante en la escuela con la condición de que al alba, antes de la llegada de los niños al colegio, hubiera abandonado el aula para que éstos pudieran proseguir con su instrucción. A pesar de las tendencias atávicas de los esquimales, en el terreno de la educación debían seguir unas normas impuestas directamente por el gobierno; no es la mejor formación de la que se pudiera gozar, aunque también tenían autonomía para tomar decisiones como por ejemplo el prohibir la entrada y el consumo de alcohol en todo el territorio de la isla.
Una de las enseñanzas que mejor aprehendió el Mago de Logrosán, Mario Roso de Luna, discípulo y ferviente seguidor de la mártir Helena Petrovna Blavatsky, fue la legada por los upanishads y sus enseñanzas.
Anhelar y más tarde conseguir elevarse sobre el deseo de tener hijos, riqueza y fama,
andar errantes como mendigos.
–¿crees que algún día llegaré a conocer a Brahma?
–ahora debes olvidarte de eso, necesitas descansar–repuso el coronel.
–¿y dices que cualquiera podría adquirir la fuerza de un Muni?, ¿yo misma?, ¿con la poca cosa que soy?
–sólo el que está más allá del hambre y la sed, de la tristeza, de la procreación, de la vejez y la muerte, como Simón del desierto, logrará adquirir la verdadera fuerza, tornándose en Muni. Sabiendo esto, todo lo demás se nos antoja espurio.
–he tenido visiones de mi cuerpo flotando en un aljibe, transparente, con el pelo suelto y sartas de azabache al cuello entonando una canción, no recuerdo las palabras...
–es normal, sé lo que ocurrió.
La muchacha diómede encarnó inmediatamente su tez, apartando la mirada a un lado. ¿Era su propia luz o el reflejo de otra más distante la que resplandecía?
Con furia, se arrancó del dedo anular de la mano izquierda el anillo de plata con incrustaciones violadas de cristal de la isla de Murano que le había dejado en prenda la noche del fin del siglo cierto fascinador viajero; y lo arrojó sobre la tibia nieve ante la abatida mirada del coronel.
–ya no deseo conocer a Brahma.
Y se ahogó en la lúcida llanura.
Y del mismo modo se consumó el sacrificio del inocente Nakiketas ante Yama a manos de su ambicioso padre Vagasravasa.
El dador de la luz.
El que juega con los dados cargados.
Ni quince mil años de la edad imperial serían suficientes para que la suerte cambiara.
Todo está tranquilo en la noche del miércoles al jueves 12 de enero del año 49 a.C. a orillas del Rubicón, en la margen perteneciente a Galia Cisalpina.
Alea jacta est.
Quedó profanado el decreto del Senado de Roma. Dante vuelve en sí de repente, como si empuñara una daga,
o dispuesto a empuñarla
, hasta que la última gota de sangre sea derramada.
Del terror de Brahma arde el fuego y el sol.
Si Julio César no puede comprender esto antes de que su cuerpo caiga en pedazos, tendrá que tomar otro cuerpo en los mundos de la creación.
Esta vez sí.
Alea jacta est.


· · ·

Quinto axioma de Euclides: dos rectas paralelas son siempre equidistantes; o lo que es lo mismo: la suma de los tres ángulos interiores de cualquier triángulo es igual a p.
Durante el curso avanzado, Paul desveló extensivamente a Dante y Pavel los misterios de los procedimientos Jinas que permiten al cuerpo físico la entrada en la cuarta dimensión, algo imposible de percibir aceptando los axiomas de la geometría euclidiana, más concretamente el quinto postulado de Euclides. Casualmente en el siglo XIX, Gauss, Bolyai y Lobachevski demostraron que podía construirse una nueva geometría no euclídea con toda consistencia lógica en la que precisamente no se cumpliera el quinto postulado de Euclides.
Lo de la consistencia lo matizaría poco después Gödel.
Fue Riemann en 1854 el que logró conjugar ambas geometrías en una única que serviría más adelante a Einstein para enunciar su teoría de la relatividad. Por tanto, Riemann estaba más cerca de los Jinas de lo que podía haberlo estado Euclides, ¿o no?
Así, no nos queda mas remedio que acabar el siglo XX con la mirada puesta en la topología de variedades de dimensión 3, o bien provocar el encuentro a lo largo del devanamiento de nuestra vida con Is-Abel, la monja descalza que se encuentra en la antesala de la cuarta vertical Jinas.
La inverosímil botella de Klein que cobra todo su sentido teniendo en cuenta la cuarta vertical, donde personas aparentemente normales que jamás salieron del paraíso terrenal y otras que realizaron el Samyasin habitan la botella de Klein. Siento que las fuerzas HAR – PO – CRAT – IST me permiten expandir toda mi energía. Así como la sección se expande al objeto tridimensional, de igual forma el cuerpo tridimensional se expande a R4. Pero también parecen existir una quinta, sexta y séptima vertical, ¿de cuántas maneras se puede embeber un organismo tridimensional en un ambiente de dimensión 4, 5, 6 ó 7?
Sin saber bien cómo era posible que estuviera ocurriendo aquello, Loco presintió la tormenta,
y frugal intentó prevenir a todos, mas era tarde ya, al punto desistió, la saliva en la boca se le helaba y su voz se perdía en esquinas huecas de las que el oído interno no puede ya dar cuenta, ensordecedores momentos que les igualaron al sordo por un instante de duda y de revelación, un instante que debiera valer más que toda una diacronía corriente de instantes por muy infinita que fuera, una balda para apuntalar las ya sedimentadas creencias, pues Edmundson, al igual que Roso, era un hombre de Ciencia, concretamente licenciado en Ciencias Físico-Químicas, lo que no le impidió investigar sin prejuicios la escritura cupuliforme que se ocultaba en ciertas piedras rústicas, formada por caracteres sagrados cuya invención los monjes celtas atribuían a Ogmios, del dios de la elocuencia y cuyo significado se arrogaba a la puntualización de cientos sucesos pasados o que hubieran de venir.
Edmundson pensó por un momento en la limitación que tenía cualquiera de las lenguas que dominaba, vagaba de un lado a otro sin encontrar palabras para expresar y corroborar lo que estaba pasando por su mente. Le vinieron a la cabeza de repente las palabras de Wittgenstein:
“Die Umgangssprache ist ein Teil des menschlichen Organismus und nicht weniger kompliziert als dieser.
Es ist menschenunmöglich, die Sprachlogik aus ihr unmittelbar zu entnehmen.”7
7“El lenguaje coloquial forma parte del organismo humano y no es menos complicado que él.
Es humanamente imposible derivar inmediatamente de él la lógica del lenguaje.”
Pero Edmundson intentaba alcanzar lo más inquietante, la frase que resumía su estado aquella noche de impotencia en Andado, dio vueltas sin decir palabra hasta que por fin recordó, y el recuerdo fue un regalo:
“Das Bild stellt dar, was es darstellt, unabhängig von seiner Wahr oder Falschheit, durch die Form der Abbildung.”
“El cuadro representa lo que representa, independientemente de su veracidad o falsedad, a través de la forma de representación.”
Ahora el niño dejó de llorar y todo volvía a tomar sentido, y pudo acabar de cenar junto a Mary, aunque no logró evitar derramar una lágrima sobre el café de puchero que en vela les había preparado Molly Clark. Jamás había brotado de aquella manera tan rotunda y directa la experiencia artística y mística de las venas del fontanero de la ciencia, juzgada ya desde otro punto de vista no menos intenso y revelador.
El chico de la retro no alcanzaba a comprender cómo pudieron entrar aquella noche Dante y el sordo en el mercado.
–sí, le vi aquella noche, le acompañaba el sordo
–¿habló con ellos?
–simplemente crucé unas palabras
–¿le dijeron qué iban a hacer esa noche?
–no..., bueno, sí, me preguntaron si les podría colar en el mercado
–¿y accedió?
–les dije que era más fácil atravesar con una aguja el ojo de un camello que el que mi viejo les dejara entrar en su putiferio.
Dante sabía que el policía estaba incordiando a medio pueblo, quizás demasiado, y se tomó el asunto como personal. Le envió un anónimo realizado con letras recortadas, nada menos que el poema completo de La Bestia de Bukowsky. Precisamente en el momento de leerlo, el agente iba vestido con un pantalón corto verde y una camiseta de tirantes azul.
Después del primer impacto, intentó reordenar sus ideas, razonar a partir de las evidencias... perderse en el entendimiento de Dante, el protervo. Tazas de café, y opio, y horas que no precisaba el reloj. Llegó a la conclusión que esto no podía ser más que obra de un bofista. Agarró su capa y sin cambiarse salió del aposento.
Ella creía haber perdido la dignidad. Nada más salir el agente por la puerta, rompió a llorar por primera vez en años, sin siquiera saber por qué, indefensa, zaherida, sin otra cosa en la intuición que una imposible persona pronunciando su nombre contínuamente, habiéndola visto en sueños e imágenes, allí y ahora, aquí y en otro tiempo, tan lejos, tan cerca. Su salvador, su Cassiel, que la recoge después de tan larga caída, sin un rasguño, quedándose mudo en su mortalidad, dejándole atónito, pagando su osadía para ser luego objetivo de Emit Flesti. Nada más que un sueño, sólo un triste sueño.
In weiter Ferne, so nah!
El bofismo, una liviana palabreja que se empezó a pergeñar allá por el año 1999, bajo la liturgia del reverendo Valdebenito, el cuidado del pastor Buzolic y la magia de la druidesa Vogel. Fue Natalia precisamente la que recuperó el interés de la escritura ógmica y el estudio de las cazoletas como lo hubieran hecho con anterioridad sus antepasados celtas. El policía encontró interesante que ellos mismos se anunciaran como una verdadera secta “que atenta contra los valores más básicos de nuestro sano convivir y crear literario” como reza en su cuarto manifiesto apócrifo, que gracias a los solaces efectos del narcótico, el agente tuvo el valor de seguir leyendo:
“Es un movimiento de la falsedad, de la ambigüedad, de la anarquía, que no posee ningún fin, ni ningún valor, aquellos que hacen tanta falta en estos últimos días. Un movimiento donde se juega con las creencias, con la verdad, con lo sagrado, donde los axiomas básicos de nuestra cultura se ven ridiculizados, manoseados por las manos impías de estos monstruos. Un movimiento que es y que no es a la vez, y del cual poco puede hablarse, nada puede asegurarse; un disparate que nace a partir de unos cuantos pelagatos que nada tienen que ver entre si, que ni siquiera se conocen, un grupo podrido, caótico, donde no existe una cabeza visible, donde nada está donde debe estar, despojados de toda bendición por parte de la autoridad o ideología establecida alguna. Gozan inventando mentiras, mitos de todo tipo, o confundiendo y agregando una cuota de incertidumbre y desconcierto que nos sumerja en el mal camino del sofisma y el paralogismo.”
Y ya en el paroxismo del noveno comunicado, los sentidos del funcionario ya no daban crédito:
“Ser Bofista es tener un tedio desmesurado contra la mediocridad, la imbecilidad, la cobardía, el amor al estatus quo y a la vida impuesta, a las transacciones y a los acomodos, al somniferismo general de nuestro país.”
El inspector tuvo que contener su náusea ante tamaña apostasía. La náusea que parecía tener su origen en la propia idea de vida, de contacto con la somera realidad, impenetrable según el diario de Antoine Roquentin, el historiador del marqués de Rollebon; pero que para el policía residía en la sensación de vacío, de torpedeamiento de todas sus estructuras, que le sustentan, le alzan y glorifican como un elemento imprescindible de la sociedad, una razón más para vivir, un elemento más de la cadena al que explotar, maniatar y cuando sea necesario, desollar. Es un mundo cruel.
“Bajo la presión que derrumba los edificios, que parte una familia en dos, que pone a la gente en la calle, el terror de descubrir
de qué va el mundo
la presión de la gente
y la muchedumbre en las calles
clamando: ¡dejadnos salir!
¿por qué no nos damos una oportunidad?
¿por qué no podemos dar nuestro amor?
porque el amor te reta a que te preocupes
por la gente
nuestra última oportunidad
somos nosotros mismos
bajo presión”
Farrokh Bulsara
La escena era divertida, casi tanto como lo hubiera sido un plano detalle en las escaleras que hay junto al portal del bolso-cartuchera de Marite cargado de balas en Das Kleine Kaos: un agente de la ley muerto de miedo por la amenaza en firme que suponía haber recibido la temible visita de La Bestia, con un escrito autoinculpatorio de los bofistas entre las manos e intentando dar a la manivela de su cerebro, ya que Dante estaba aún libre y su peor pesadilla podría estar todavía por llegar. Hay que ver, con todo lo que ha visto este policía anónimo a lo largo de su carrera anormalmente meteórica, y ahora completamente amedrentado por un muchacho que desconoce pero al que presiente, como un animal acorralado, bufando...
Dante le estuvo contemplando todo el tiempo, aunque quedó claro durante las enseñanzas recibidas en Austin que solamente debía efectuar dos o como mucho tres sesiones al día; pero forzó su máquina mental al límite para poder controlar por completo al tipejo. Sabía que él ardía en el terror, no en el de Brama... todavía; eso no era asunto suyo.
Mediante tres estados se alcanza el Samyasin. La hechicera de Verkhniy Paren inició con todo detalle a Mary en la sabiduría antigua de Harpócrates.
Mary se recostaba en posición decúbito dorsal y con la cabeza sobre la palma de la mano izquierda, imaginando ser un polluelo que flota dentro del cascarón; comenzaba aquí Asana o la primera parte del Samyasin, donde se concentraba intensamente en Harpócrates, llamándolo HAR–PO–CRAT–IST, en la segunda fase de meditación que comprende el disponer la mente en blanco, llegar a la concentración interna y alcanzar la meditación interna a través del sendero del Yoga hasta alcanzar el Samadhi o éxtasis.
Inmersa en la botella de Klein ya no se procesan las percepciones de la misma forma, Mary podía jugar en aquel parque que se imaginaba de niña cubierto de arena blanca que jamás hubiera creído se pudiera materializar... hacía tanto tiempo que ni siquiera se acordaba de ciertas memorias. De repente se sobresaltó, y todos los cinturones de seguridad se desabrocharon, todos los protocolos de emergencia vital fueron activados y quedó a merced de Emit Flesti, y sintió unos deseos terribles de abrazar a Loco, como nunca antes lo había hecho, con verdadera devoción y éxtasis, absurdamente, como si fuera la última vez de una serie infinita de abrazos, como el w que inventó Cantor para simbolizar el último de los números posibles.
No me reconozco
ya no sé quién soy
por eso recurro a ti
mi estatua de recuerdo.
Fueron las primeras palabras que Edmundson oyó cuando abrió con una sartén en la mano la puerta de su residencia en Umeå. Cayó de rodillas en el umbral y los huevos escalfados burbujearon en la nieve. Jamás hubiera imaginado volver a ver a aquella muchacha de Andado.
–añádeles una pizca más de aceite
–en eso estaba
–he tenido un sueño horrible
–suerte que sólo haya sido un sueño
–recojámonos
La primera profecía de los Nadigrandhams aventuraba que un día el ser humano empleará nuevamente el idioma sánscrito, primero en la ciencia y metafísica y más tarde en la vida cotidiana. Los individuos entonces empezarán a sentir que siempre se expresaron ignorantemente, pues cuando hablaban de pensamientos querían decir cerebración, y al hablar de filosofía querían decir filología, y percibirán también que divulgaron hasta entonces un conocimiento superficial, fruto de las enciclopedias y los poderes mentales inferiores, ignorando totalmente lo que es realmente el verdadero conocimiento, todo esto aportará el lenguaje sánscrito al hombre.
Y el poder que posee la Ciencia es irrefutable.
Cuentan que a la edad de treinta años, el matemático Theodor Kaluza, el cual no había aprendido a nadar en su vida, quiso demostrar la potencia del conocimiento teórico leyendo un manual de natación y arrojándose acto seguido al agua.
Consiguió nadar en su primer intento.
El coronel gozaba de menos aceptación en el pueblo que las obras del bilingüe Álvaro Yáñez Bianchi en la Tierra de los años 30, lo que le llevó a tomar la determinación como a este que marcaría el resto de su vida:
J'ai en marre.
Y se exilió a aquel refugio, aislado de todo contacto vital con sus compañeros de viaje, pulidos con el tipo de mentalidad conservadora, mesurada, cautelosa que él tanto odiaba. Esta especial introversión fue la que le llevó a apadrinar a tantos y tantos otros que jamás hubieran tenido la más mínima oportunidad de salir al exterior de no haber sido por la férrea voluntad del dragón, capaz de convulsionar las pútridas hélices del tiempo, dominadas hasta entonces únicamente por Emit Flesti.
Pero el diablo no quiere cadenas, le es más fácil esperar la visita de sus invitados de honor, que le intentarán conquistar con prebendas; pero como ya hemos dicho, Hades es inflexible e inalterable, consciente de su propio estado viendo pasar y pasar millones de Martines Quilpués en un vagabundeo sin fin, sin alas, en el interior de la sima mil veces prospecta durante el viaje interior en el que comienza al presentarse de una manera o de otra la dualidad, provocando la agitación de las olas, el cosquilleo en el estómago, cabalgando un inmenso seno que te escupe como un caduco fardo y acto seguido te eleva como un niño inocente, para acabar el viaje transcendiendo el concepto de la lucha, de la ira contra los que punen a los mansos.
Al igual que se trascendió el concepto de música. Antiguamente, y esta precisamente fue la causa de que el iniciado Emar no sintiera simpatía por aquel arte, la música se componía de vibraciones regularizadas obedeciendo las preceptos de la armonía y del contrapunto, pero ya a mediados del siglo XX, se comenzaron a introducir nuevos conceptos que extrañamente promulgaban la creación de vibraciones mucho más irregulares que hasta entonces habían sido consideradas como ruido.
John Cage fue el primero de una legión de apóstatas que lograron conmocionar las estructuras de una música que hoy por hoy está al alcance de todos, ahondando en la importancia del silencio en la música como lo hizo la escuela pitagórica de Crotone hace 2600 años; mal que les pese entonces y ahora a muchos elitistas desesperados por mantener sus cuentas corrientes repletas y sus abonos disponibles para la próxima temporada de ópera. Bífidos y descabezados huecos cráneos donde ni a bulto acertarías en una conexión sináptica activa. Tal es la equivalencia con la mentalidad precárica del beneficio, del crecimiento sostenible y de la estupidez.
Preconizando a Lenin.
Todos nos llamamos Alí, aunque en la realidad del mundo ortodoxo esto sea una broma de mal gusto, más bien podríamos decir todos nos llamamos Dalí, mal que nos pese ya que el subconsciente, volvemos con el mazo mal que nos pese, aviva la semilla de la supervivencia, es decir, de la vivencia por encima de todas las vivencias, la máxima vivencia por encima de la infinitud de vivencias restantes, lo que nos vuelve a encaminar de nuevo a la omega minúscula de Cantor, ya es casualidad, no sé, algún significado deberá tener en todo esto.
Lo que Dalí hubiera llamado súper-vivencia, con énfasis en la ú de súper y una pequeña pausa que representa el guión, la súper-vivencia que se compone de una sola cosa, la búsqueda de Dios, si logramos encontrarlo con D mayúscula, cosa que parece factible desde el momento en que nos consta que la mayoría de las religiones se refieren a Dios en vocativo, un paso adelante hacia la gran D, pero hecho cómo no cuestionado por los matemáticos, acostumbrados a poner en tela de juicio y desescombrar hasta las más evidentes afirmaciones que no sean sus apolillados axiomas.
Precisamente a partir los axiomas y utilizando las reglas lógicas de deducción se pueden construir todos los teoremas y resultados de las matemáticas. Aunque pudiera parecer plausible que estas reglas lógicas lograran ser suficientes para decidir todas las cuestiones matemáticas expresables, Gödel demostrará que existen teoremas relativamente sencillos que no se pueden decidir a partir de los axiomas.
¿Cuál es el teorema que en cualquier sistema matemático es indecidible?
Este teorema no es demostrable.
Supongamos que demostráramos que el teorema no es cierto, entonces habríamos llegado a una contradicción con el enunciado del propio teorema, por lo tanto habremos de asumir que el teorema es cierto, pero no lo podremos probar, ya que si demostráramos que el teorema es cierto, también entraríamos en contradicción con su enunciado, lo cual implica la existencia de al menos un teorema no demostrable, precisamente este. Es decir, sabemos que el teorema es cierto, pero no podemos demostrarlo.
El genio de Gödel fue el encontrar para cualquier sistema matemático una función polinómica tal que el que tenga solución equivale a decir que el teorema “este teorema no es demostrable” sea cierto. Es decir, que el teorema no es una divagación mental, sino que es una ecuación polinómica precisa de la que conocemos exactamente la solución, pero que nos es imposible demostrar.
Kurt Gödel murió de inanición creyendo que le iban a envenenar.
Este teorema no es demostrable.
Variaciones de un elfo que aguarda sigiloso la vuelta de la luna y el viaje de nuevo enaltecido se emprende a costa del príncipe de los murmuradores, el obscuro objeto del tiempo que embrutece la sed de cansancio del coronel, demasiadas fatigas para una nimia recompensa, el ciego que no quiere ver jamás podrá ver, al igual que el ciego que quiere ver.
Mirada turquesa de amaneceres vacíos, que salvan el escollo del habla, cicatrizada por cientos de nubes que pasan la noche en vela, preparando la marmita, asediando el pequeño círculo de calor que por unos momentos les haga no pertenecer a esta tierra, asentamiento amado por dios y que regentarán los humillados brotando de nieblas salitrosas en busca de una nueva tarea, una meta que plasmar, un algo que no les quite tanta vida, un umbral que al traspasar erija unas nuevas coordenadas en las que entren por lo menos unas décimas de mi corazón, salvaje pero entero, blasfemo pero real, atado pero enhiesto. A veces merezco no creerme nada de todo lo que me repito a cada instante, el juglar en el gallinero recreando posturas obscenas ante los monjes artistas que aún tienen el valor de preguntarse por qué no están entre ellos, qué diferencia el alma cultivada del bufón azotado junto al árbol, en plena lluvia.
De gorgoteros, bufones, viajeros, sabios y buhoneros.
El mundo ha librado ya suficiente batalla.
Para que te conformes con lo tuyo, para que te contentes con tu sueño, al alcance de tu mano pero a miles de millas náuticas de tu destino, grabado en piedra, indescifrable como en la escritura ógmica, como una escultura de László Pasveer que al intentar verla desde dentro es capaz de argumentar en contra suya hasta su propio significado, como el teorema indecidible de Gödel, autofecundándose en una orgiástica marea de hermosa y rotunda ilegalidad natural, respirando por fin aire fresco de nuevo.
La auténtica gargantilla del deseo aflora virginal como culebra hendida por sí misma en la cuarta vertical, asomándose a las cancelas de su hermana la botella de Klein que la espera con ansia, ¿dónde habías estado todo este tiempo?, creí haberte perdido para siempre, ¿en dónde te has metido todo este tiempo?, da igual, ahora todo ha terminado.
En la esencia del universo.
Pueblan o han poblado otras razas.
De las que el carbono 14 no puede rescatar ya las cenizas.

· · ·

Mientras, la vieja hechicera regresaba a su chabola guiada por su perro diómedes de las nieves. Parecía exhausta, aunque sin duda el gran esfuerzo estaba ya realizado. La burla de la rebelión.
10.000 caballos me arrastran.
Hacia la teoría indemostrable, pero también irrefutable, de Roso de Luna acerca de la invasión del Bierzo por indoescitas y parsis en la época prediluvial.
Y la revolución es una senda que transita tras el vestigio del hombre.
–Sé que no te quedan ya fuerzas para disparar, y que ni siquiera lo vas a intentar, debes ser un hombre cabal para haber llegado hasta aquí–manifestó Abramovich.
–Adak. Necesito llegar hasta allí.
No le sorprendieron las palabras del coronel, sino su convicción y su fuerza interior, le abrumaba, le sobrepasaba, y el coronel, aunque débil, se daba cuenta.
De repente, bajo el auspicio del cielo boreal y turbado por el insistente silencio que moraba en cada rincón el refugio, intuyó las garras de Antenora y le dejó marchar. Ya habrá tiempo, parecía decirse. Pero no lo había.
Abramovich era un predador, obligado a vivir su vida a marchas forzadas, no hubo tiempo para citas, para charlas, para conocer en profundidad a otra persona, para recordar, para arrepentirse; tuvo que ser productivo desde joven y todas esas decisiones acaban pasando factura.
Moriría como vivió.
Eso será todo.
Molly Clark se despertó sobresaltada y salió el porche, y miró a lo lejos.
–¡Tormenta!
Aunque ella conocía perfectamente los efectos, en un acto reflejo se abalanzó sobre la radio, pero las ondas no se refractaban correctamente y la pugna que se libraba a cientos de kilómetros de altura por iniciar la senda descendente para llegar al destino se antojaba ciertamente imposible.
Mi yo, mi pequeño yo, estático, como una gota en el mar, como un libro entre los innúmeros que posee la biblioteca. La bestia aparecerá, tenedlo por seguro, encarnada en la leche del diablo, sin miramientos ni condescendencias cuando sea invocada. Al policía parece haberle alcanzado ya la turbación pero aún así permanece en su puesto, en el alojamiento que se le proporciona en el mercado, y su caletre está poco menos que desconcertado, y el que se cree héroe jamás osa dar un paso atrás, todos los pasos hacia delante, en busca del fuego purificador, en busca de un algoritmo remoto que aplaque el ansia, el deseo de seguir vivo.

Tira de maledicencia
Ahueca el hala de tu des-dicha
Piensa que todo lo ansiado
Es tuyo
De placer de huerta
Decide al borde del lecho benefactor
Hespérides recogedoras de manzana
Y ovejas
Simple cavila en vacío
Compleja estimula vuelo-ala
En el tiempo
En tardar si debe es tanto componer
Coliseo este tiempo de vulgar él
Asocies me no tu tipo ningún él
Diana dardo jamás no tú fragor de nuevo él
Pos no bien es-que-le-to-to
Con-cúbito es-pera haciéndose tiempo
Maraña ante serfigumbre lados a siempre él
Ano debe movimiento siquiera torio
Atrueno ya gacha desgracia parpadeo
De a-garro nuevo no
Y no
Des-garro
Esoj Nebup

La poesía de Esoj Nebup, el ángel de Acramajac, se deshacía entre las páginas; a imagen y semejanza del derrumbamiento de su vida. En su tierra natal se le abominó como a un proscrito, dejándole sin sustento, suspendido en el aire, arrebatándole todo contacto telúrico, alejándole de la sima de los mortales, obligado a tragar cucharadas de tiempo ingentes.
Eglé, Beretusa y Hespertusa, las tres hermanas Hespérides, nativas de la tierra de Vesper a las que hace referencia el poema de Nebup, que abrasa el interior del alma más hermética con la imparable colada lávica lisa que desprende su poética inundadora de tierras y destinos, ambiciones y sueños, desgarros ocultos revelados por análisis realizados a des-tiempo. La entelequia de la libertad. La realidad plena, en el sentido aristotélico, alcanzada por su obra, que tiene fin en sí misma y alcanza la esquiva enteléjeia.
Según dicen los niños parvos, aventurados hacedores de conjeturas, el tiempo psicológico que transcurre a lo largo de la existencia es directamente proporcional a la cantidad de soledad que cada ser experimenta en la vida.
Cuando el coronel dio con él, ya era demasiado tarde, habiendo sido deleznado, burlado, escarnecido y sin esperanza, directamente respondía con monosílabos, sumido en una indiferencia no sé bien si natural de la sabiduría o de la desgracia. Al intentar entablar una conversación a cerca de sus poemas, únicamente musitaba un triste: adiós. Él ya no contestaba saludos, ni elogios, ni insultos, ni desprecios, ni se daba por sinecuras, beneficios, lucros, prebendas o provechos. Cabizbajo y tornado a su interior, lo único que hubiera sido despreciable es haber sentido pena por este ser proscrito y llano, burbujeante y torácico. Únicamente reía estando en compañía de sus contados amigos.
Esa risa que acongoja más que reconforta.
Ese panel húmedo en el tiempo.
En la sima.
Y no les da vergüenza decir que acabó recogiendo miseria, necedad, varapalos e incomprensión, lejos de su tierra natal, arrebatada a su sensibilidad para siempre por los ojeadores de la verdad inmutable, la que rige el mercado en el mejor sistema de los ideados por el hombre, en la correctamente llamada democracia, pero mal asignada al sistema de gobierno que impera en nuestros tiempos.
Cuando un ave muere en pleno vuelo, solamente resta la sensación de vacío, hueco incólume que nos espera en la partida.
Sin más legado que una decolorada esquela en el periodicucho local.
Intentó salvarse a sí mismo, pero sí mismo se mantuvo alejado todo el tiempo.
Suele pasar con los que intentan amparar a los demás.
My small self shelf.
Los críticos, la misma porquería insana, ¿qué sabrán ellos de la vida, del impulso, de la emoción, del palpitar entre pentagramas, o entre lienzos, o entre cuartillas garabateadas, o entre vetas, o entre el olvido, en el estiaje, en la profusión... verdadera mierda que nos hacen tragar a cucharadas por un ombligo orbital abierto que Nebup tuvo el valor de cerrar. Para siempre.
Y no volverá.
Ya los antiguos distinguieron entre los sistemas justos: la monarquía, la aristocracia y la democracia, y los sistemas injustos: la tiranía, la oligarquía y la demagogia. Precisamente este último sistema, la demagogia, tiene su elemento dual en la democracia dentro del conjunto de todos los sistemas posibles de gobierno. La demagogia puede darse exclusivamente encubierta bajo una democracia, así, los antiguos entendían que no era propiamente un sistema de gobierno, sino una degeneración de la democracia en la cual el papel de demagogo lo toma el político sin escrúpulos que, en su propio beneficio o en el de su clan, es capaz de conducir al pueblo a tomar decisiones descabelladas.
Y nos dirán que se ha avanzado mucho, que nos acordemos de la democracia griega, donde el poder del pueblo se reducía a un puñado de egregios que tomaba las decisiones a espaldas del resto. La ciudadanía era negada a mujeres, esclavos y extranjeros. Véase el ejemplo si no en la Edad Media, donde hasta el moderado San Agustín abogaba por la esclavitud. ¿Y cómo se consigue la verdadera democracia? Pues muy sencillo, dada la imposibilidad física de que el pueblo tome decisiones de estado, hagamos que esta nimia tarea la realicen sus representantes, los hombres de poder.
Y estaremos corrompidos.
Ruego a la Ley que no me deje continuar con este sofisma, que pare cuanto antes, que me encierre en un sanatorio, o bajo la custodia del verdugo, porque precisamente ese es nuestro mal, la información falsa, ilusoria, axiomas maniatados y diversos, en todas las áreas de todas las culturas son los que hacen indecidible el sofisma del teorema.
¿En qué rincón de nuestro lenguaje se halla la palabra para designar la democracia directa, aquella en la que el pueblo y no el elemento de poder vulcánico es el encargado de tomar las decisiones?
Y nos dirán que somos anárquicos, y nos tacharán de fanáticos admiradores de la violencia, de excelsos elementos que deben ser mutilados de la realidad histórica, extirpados sin posibilidad de remisión por el artero bisturí de la Historia como si de larvas deletéreas se tratase, así fueron erradicados y apartados de su merecido sitio en la Historia Godwin, Bookchin, Daumal, Pubén o Roso, los librepensadores, por el bien del pueblo, todo para el pueblo, el pueblo como excusa, el pueblo haciendo la cola más absurda jamás imaginada, no para conseguir comida, no para conseguir vivienda, ni calzado, ni siquiera abrigo, colocados en hilera, en una larga fila humeante de ilusiones vanas y pescaíto frito, y carne, y que esté bien hechecita a ser posible gracias, de la cual se desploman poco a poco pero sostenidamente la inmensa totalidad de los que allí aguardan, creen, esperan, lo que les ha situado en esa fila, la búsqueda de un sueño que se sabe desde el principio roto, que colérico un día emergerá y tomará el poder en cada mente, en cada lugar y en cada historia por pequeña que sea. Y llegará la segunda profecía.
Y volveremos al tiempo en que los begardos y beguinas del siglo XXI serán considerados criminales por intentar evitar el enriquecimiento de los demagogos. Y los pasarán al fuego del siglo XXI: cura en grandes centros comerciales y núcleos urbanos perfectamente deshumanizados. Donde las músicas que escuchan los jóvenes poseen una estructura tan sobrecogedoramente arcaica, que bien podrían pasar por zéjeles mozárabes de estribillos de verso oxítono que tan bien combinaban en el siglo XIV.
estribillo
primera mudanza de tres versos monorrimos
verso de vuelta rimando en oxítono con el estribillo
estribillo
segunda mudanza de tres versos monorrimos
verso de vuelta rimando en oxítono con el estribillo
tercera mudanza de tres versos monorrimos
verso de vuelta rimando en oxítono con el estribillo
estribillo
Por favor, no nos saquéis del zéjel, pues no sabríamos qué pensar, que decir, a qué dedicar los esfuerzos... siquiera esta situación nuestra es tan quebradiza, que no sabremos qué será de nosotros si nos alteráis nuestra estructura de zéjel.
Y seguirán arguyendo que no hay alternativa, que qué es lo que queremos proponer, que quién se cree el pueblo para decirle al pueblo lo que debe o no debe hacer, que el terreno está perfectamente acotado y delimitado, la función la realiza el demagogo, con desfachatez pero sin ironía, más propia de la inteligencia; que todo se ha intentado en vano desde hace siglos en pos de una vida comunitaria perfecta, que no seremos ni los primeros, ni tampoco los últimos, que ya lo anhelaron los cátaros, los sandemanianos, los umiliati, los valdenses, los iluminados de Adam Weishaupt, los cartistas, los joaquinitas, los hutteristas, la Brüderhofe, los hermanos moravos, la Comunidad de las Bienaventuranzas, los amaurianos, los patarinos, los hermanos del libre Espíritu, los pobres de Lyon, los fabianos, los taboritas, los anabaptistas, incluso los israelitas con sus kibbutzim, algunos llegando inclusive a intentar importunar las decisiones del poder legítimo, vándalos, locos de mal agüero que hoy no podremos pasar a cuchillo como antes. Nos conformaremos con adictarles a los grandes centros comerciales y núcleos urbanos preferentemente deshumanizados.
O un tiro en la cabeza sin medios merodeando.
Si me saliera de los cojones.
Putos utópicos, siempre igual.
Y no hay ningún sitio a donde ir, ni ningún sitio en el que esconderse, ni siquiera de quién esconderse, simplemente disfrutaremos en el momento marcado por Mithra, el dios del destino, el sol invicto, el domador de planetas, el orbitador del espacio, nacido de la Piedra Generatriz, en la Gruta Primigenia, durante el solsticio de invierno portando un gorro frigio, una antorcha y armado con un cuchillo, rigiendo el destino de los hombres con su baño salado, amargo pero real, intenso pero vital.


· · ·

El bitumen constituye la tercera etapa de formación del carbón y se encuentra en cantidades ingentes en la Faja del Orinoco; posee índices de viscosidad muy elevados, lo que dificulta su transporte y encarece su comercialización. Por ello se puso en marcha el proyecto Imulsiónâ en pos de una emulsión que permitiera reducir la viscosidad de este hidrocarburo donde los métodos conocidos por calentamiento y dilución con crudos livianos no pueden ser puestos en práctica de forma rentable. El proyecto tuvo éxito y se consiguió desarrollar un combustible comercial, el Orimulsiónâ, combustible líquido formado por bitumen en siete de cada diez partes y por agua en el resto y que se utiliza como combustible en plantas termoeléctricas. La filial de PDVSA Bitúmenes Orinoco fue la encargada de comercializar y exportar el producto final.
Y si te quieres acercar demasiado, acuérdate de Kurt Gödel, te puede pasar lo mismo, existen millones de formas de destrozar la vida de un hombre sin ponerle la mano encima.
Y en la fría estancia del pequeño caos arde el Desnudo en pie–Elvira.
Todo el mundo se ha dado por vencido.
La marea.
Para el pueblo todo está regido por la marea, y por ende, creen que su destino está determinado por el influjo de la luna, la que no desea ningún amante, ni entregarse a los ingratos dominios del amor. Diana, la que anhela palpitar entrañas adentro el eco de montañas y valles, ríos y quebradas, atravesar formidables y desiertas praderas, poner a prueba la certera destreza con la que blande su arco frente a la pieza se convierte inmediatamente en un sublime movimiento.
Y la pieza bufa, jadea, presiente el peligro, sus extremidades dejan de responder ante la sensación paralizadora del miedo, la corazonada de hacerse cada vez más real y cercana la muerte, condensándose por completo en el momento en que se encuentra el afilado dardo apuntando justo hacia la frente, pero ya no hay un sitio a dónde ir, y en una décima de segundo transcurre el viaje de la flecha, sibilante, entorpeciendo millones de rutas atómicas en su viaje hacia una zona concreta, el tercer ojo del animal, que fulminado cae regurgitando restos de hierba recién rumiada.
Y Diana no quiere amantes.
La pleamar fue la que trajo a Pavel a la orilla, y con Pavel viajaron la vergüenza y la soflama que hombres y mujeres hicieron suya, incapaces ya de actuar contra la marea, corderos degollados antes de tiempo, en la mansedumbre de la conformidad democrática. Y los mansos ganarán el reino de los cielos. Por mí podrían quedarse todos allí. Cuanto antes.
Y mientras tanto el coronel tiene en sus manos el informe de cuentas del año 1997 que solicitó de la Corporación Chevron. En el documento se apuntaba como oportunidad de crecimiento principal los recién descubiertos yacimientos de Kuito y Landana, hallazgo con el cual los técnicos de la compañía agradaron a sus próceres patronos. Cada uno de los dos filones, según las estimaciones mencionadas en dicho escrito sería capaz de producir más de 500 millones de barriles de crudo.
Nombres y apellidos: Ken Derr, por entonces el presidente de Chevron Texaco Inc. al que sucedió en 1999 David O’Reilly.
El coronel no lo llegaba a comprender del todo, por lo que hizo la pregunta en la junta de accionistas, simplemente a modo de confirmación:
–Es decir, que si entiendo bien, Chevron ahora quiere explotar dos yacimientos situados en Angola, un país arrasado por una guerra que dura ya más de 20 años, en el cual la renta per cápita anual es de apenas mil dólares y donde la esperanza de vida media no llega a los 38 años; y precisamente en Kuito, donde están intentando controlar la epidemia de mal de la rosa que está asolando toda la región, y pretende trocar el petróleo a cambio de alimento. ¿Me estoy dejando algo, Sr. Derr?
–No creo que sea asunto de esta junta de accionistas el tratar los problemas del tercer mundo, coronel. Si me lo permite, como presidente de Chevron, continuaré con mi exposición puramente técnica y adecuada a los intereses de la gran mayoría de nuestros accionistas.
Fue durante la reunión de accionistas del 97 celebrada en el Hotel Raffles L’Ermitage de Beverly Hills cuando conoció a Abramovich, propietario de más del noventa por ciento de la petrolera rusa Sibneft y, para no armar revuelo, accionista minoritario de Chevron.
El mal de la rosa está producido por la deficiencia de niacina (vitamina B3) en el organismo. El síntoma principal de la enfermedad lo caracteriza una áspera costra que se produce en el metacarpo o en el metatarso, sin perjuicio de poder ser adherida a otras zonas del cuerpo del paciente. Las costras aparecen casi siempre en el equinoccio de primavera. Otros de los síntomas son la constante vacilación de la cabeza, el acerbo ardor de boca, la formación de inmundicia en la lengua, la molesta debilidad del estómago y la pesadumbre que sin que se sepa precisar su origen conduce al enfermo a prorrumpir en un llanto lastimero sin razón aparente alguna.
A la salida de la junta, durante el cocktail que solía ofrecerse en el Writer’s Bar del hotel, algunos sujetos armados de valor se dirigieron al coronel.
–coronel, disculpe pero no hemos entendido nada de lo que ha dicho
–lo sé, pero les quiero de todas formas
–no sé... ¿qué es lo que tiene que ver Angola en nuestra cuenta de resultados?
–¿tiene usted hijos?
–sí, un chico de diecisiete años y la pequeña de catorce. Mire las fotos...
–¿a usted le gustaría que alguien llamara a su chaval y le pusiera en las manos un Kalashnikov AK-47?
–no veo la...
–aunque seguramente el muchacho no tendría los 6 dólares que cuesta el arma en Angola, por lo que el paso siguiente sería: ¿qué tal si me acuesto con tu hermanita y tenemos la deuda saldada?
–no le tolero que...
–pues siga usted en su jodido mundo mamado y no intente entender nada, fantoche
Lo malo del coronel era que siempre estaba dando la nota, todo el mundo le catalogaba de excéntrico pero nadie se atrevía a tocarle, corrían rumores de toda índole acerca de la posición de privilegio en la que se encontraba, por lo que sencillamente ningún ser humano, ni siquiera Abramovich se regalaba madurar por un momento la posibilidad de eliminarle.
“Ciertamente, el oro y la plata son objetos preciosos; pero la existencia de la República y la vida de los ciudadanos son más preciosos aún.”
Simón Bolívar
Se decía que el coronel podía enterarse de todo, como si tuviera la capacidad de estar presente en cualquier sitio que se propusiera, de ver pasado y futuro, que tenía asido el secreto del tiempo, un secreto que se decía era incompartible hasta el momento mismo de la muerte.
Seguramente fueran supercherías, pero ciertas personas mantienen la tendencia hacia un miedo, acopiado durante años, un miedo irracional a perder; perder sus privilegios, su estatus o la unidad familiar. El miedo les hace creer cosas imposibles tan fácilmente como un abedul esparce polen a diestro y siniestro por todo el campo.
Ya el propio Franklin Delano Roosevelt ordenó que apareciesen en el billete de dólar norteamericano la pirámide truncada con el triángulo y el tercer ojo, símbolo de los iluminados de Weishaupt, los trece escalones de la pirámide que se corresponden con los 13 grados del rito de iniciación de los iluminados de Baviera, las inscripciones en latín Annuit Coeptis y Novus Ordo Seculorum, ¡ah!, y 1776, la fecha de la fundación de los iluminados de Baviera. El brote del vaticinio.
La segunda profecía de los Nadigrandhams coincide con la Era de Zión de los illuminati y comenzará a darse en el glorioso país adalid del imperio en estos momentos. En esta gloriosa tierra de la libertad, hogar de emigrantes y hacedores de fortunas, de ígneos activistas y de ignotos creadores, de muletas y perdición, nos dice la segunda predicción que la tranquilidad no volverá a reinar nunca más, tornándose por inquietud, desasosiego y un sentimiento de feroz turbación que invadirá por completo a sus habitantes. La gente se rebelará, pero nadie sabrá el porque. El político que comprenda el motivo de la rebelión podrá tomar ciertas medidas para paliar algunos de sus más devastadores efectos, pero de ningún modo podrá invertir la férrea voluntad del destino.
“Aún la ciudad de Nueva York no podrá culpar a Cincinnati o a San Louis. Los que puedan captar los susurros y los ruidos de las nubes que se acumulan, pongan atención, que lean, si pueden, la fisonomía de los Estados Unidos, sobre cuyo territorio la poderosa mano de la naturaleza ha delineado los surcos para indicar el carácter de las tormentas morales que seguirán su curso, no importando que tipo de legislación impere.”
Los teósofos que recogieron estos vaticinios se mostraban impasibles al difundirlos, sabedores de la enseñanza que Krishna transmitió a Arjuna; que estos cuerpos no son el verdadero ser humano,
“nadie nunca no existió, ni nadie dejará de existir”.
Bajo esta premisa, la segunda profecía parece más tranquilizadora, pero ¿quién osa tomar esta bi-afirmación de Krishna como ala y axioma de su entendimiento?
Y la Era de Zión, basada en un nuevo orden mundial cuyos pilares son la Libertad, la Igualdad y el Amor auténticos que siempre anhelaron Adam Weishaupt y los iluminados bávaros, se erigirá en el siglo XXI según las enseñanzas del Liber Zión, texto revelado en el año 1999 por Baphomet a Gabriel López de Rojas, fundador de la fracción española de la orden illuminati instaurada durante 1995 en Barcelona.
Dante y la existencia.
Las hipótesis que febrilmente manejaba el mezquino ingenio del inspector seguían su curso, así como los fraudulentos polvos a la luz de la luna rechoncha que asomaba parcialmente, ocultada por el marco albo de la ventana tras el cual ella se imaginaba que nunca había existido; sólo era en el preciso instante del presente cuando ella era materializada en una finísima sección de su ser, para los que la contemplan desde la cuarta vertical.
La súper-vivencia del ser humano encontró hasta ahora los nombres de Apolo, Mithra, Atar, Krishna, Atum, Helios, Inti, Baal, Hermes, Watauiwineiwa, Vohu-Mana, y Jesucristo. El Niño nacido con un cuchillo entre las manos que corta la fruta del Árbol de Todas las Semillas, y las ingiere, y de sus hojas se confecciona el atavío.
Dante tuvo un sueño la noche de la muerte de Pavel: se encontraba trabajando en la fábrica que tantas veces imaginó de pequeño, en un ambiente voraz con apenas tiempo para sedimentar un frugal almuerzo. A la hora del descanso salía a la calle y transitaba por vías repletas de agentes de la ley hasta por fin llegar con su tartera a un parque que formaba una plaza donde todas las papeleras estaban dispuestas boca abajo, llena de vagabundos de todo tipo, cartones, colchones y sabanuchas por doquier bajo los bancos de madera, domada en formas curvas que impidan el descanso de sus ocupantes, ¡que por su propia voluntad se larguen a otra zona!, pero eso no sucede y los indigentes permanecen, situados alrededor de la plaza en cuyo centro se yergue una estatua con la siguiente inscripción que pudo leer a duras penas:
“S.M. el Rey Fernando 6º, fundador del edificio destinado a Palacio de Justicia”.
Lo que no recordaba en el sueño era haber percibido en los alrededores ningún tipo de justicia, aparte de la inscrita en la piedra con la J bien mayúscula: Justicia.
Eligió uno de los bancos libres del parque y se dispuso a dar cuenta de su almuerzo, percibía ecos de su propia voz y otros de alguien llamándole mientras cavilaba sobre qué sería más justo, dar una limosna a un desgraciado o compartir su comida con él.
A veces alguna gente desaparecía por un pasillo hacia el subsuelo, y percibía la incesante sensación de tener a alguien en la espalda, alguien que le llamaba por su nombre. Y cayó en la cuenta de que las papeleras volvían a estar al derecho, y miró a su alrededor, y no identificó a nadie, y quiso estrechar en sus brazos a la niña enferma.
Los recursos del planeta.
Antes de que todo sucediera, la población estadounidense, que representa la veinteava parte del total del planeta tierra consumía cerca de la tercera parte de la producción mundial de petróleo. Según las informaciones que manejaban los ejecutivos de Chevron, el ratio producción interna-producción externa de crudo descendería en pocos años de dos quintos a un cuarto.
Consecuencias: los dirigentes del Imperio no aceptarán bajo ningún concepto la reducción del consumo de energía, que garantiza el acceso al bienestar social, pero sobretodo, el correcto funcionamiento de los demás sectores económicos sobre los que se asientan las ganancias de los oligarcas. Necesitamos que nuestros dirigentes sean imaginativos a la hora de recuperar toda esa energía que pertenece al pueblo americano, independientemente de las reservas que queden en el mundo. Todo el sustento de nuestra actual sociedad reside bajo tierra, firmemente sujeto por las garras de Hades y de las cuales es liberado poco a poco, con su consentimiento, ya que el diablo es sabedor de la fuerza destructiva que la explotación todas esas bolsas energéticas lleva aparejada. El poder de sembrar discordia entre los pueblos, de crear la Nueva Babel de la información, donde ya no se sabe muy bien a qué nos referimos, ni qué escuchamos, ni lo que vemos, ni siquiera si todo esto es real. El próximo objetivo serán las reservas no convencionales de la Faja del Orinoco. Algunos lo exponen más claramente, como el senador Paul Coverdell, nacido el 20 de Enero de 1939, la misma fecha en que caía la localidad de Albinyana, situada en la Serra del Vendrell, protegida hasta aquel fatídico día por la 158 Compañía del Ejército Popular de la República comandada por Emilio Albarrán Vázquez, cuyo cuerpo se descubrió en una fosa común en la citada localidad junto al de decenas de compañeros, abatidos todos por la 23 Compañía de la VI Bandera de la Legión y una sección del 6º Tabor de Regulares de Melilla, pertenecientes a la 13 División del ejército Nacional. Paul Coverdell, el enviado de Caribdis, la ávida moradora de cierta gruta recóndita situada en el estrecho de Mesina. Caribdis, que tantas veces absorbía con sus horribles fauces todo lo que encontraba a su paso como veces vomitaba los restos de su desmedida ingestión en forma de horribles y violentos remolinos que hacían en las inmediaciones sepultar los más preciosos cargamentos y perecer a tripulaciones enteras. Paul Coverdell, el cual con seguridad fue altamente aleccionado durante su servicio militar en Okinawa y Korea, para que sin titubear ni un segundo, ni mostrar el menor signo de tolerancia, con sus venas palpitando sangre a sus fofas mejillas, pudiera expresar públicamente que “para controlar a Venezuela, se hace necesario intervenir militarmente a Colombia y hacer de esta nuestro Israel suramericano. No nos deben importar las consecuencias de una Intifada interna en la región. Necesitamos esa energía. Obtendremos esa energía. Desde esta platea, exijo el apoyo a la nación para que podamos proseguir con la palestinización de los países rebeldes bolivarianos.” Su discurso fue presentado a los medios como un adalid contra la lucha del narcotráfico en Colombia. Parece no entender el Sr. Coverdell que la liberación de Venezuela se produjo ya hace tiempo, en la jornada que comenzó a las nueve de la mañana del día 24 de junio de 1821 con la victoria de las divisiones comandadas por Páez, Cedeño y Plaza, mostrando una firmeza tal que nada pudieron hacer para contrarrestar estas desdeñadas ansias de libertad ni el real 2º batallón de Burgos, ni el Infante, ni el Hostalrich, ni el Príncipe, ni el Barbastro, ni el 1º de Valencey, ni siquiera pudieron impedir la estrategia militar pergeñada desde el Cerro de Buenavista los húsares de Fernando VII. Incluso los lanceros del rey desoyeron las órdenes de Don Miguel de la Torre, y huyeron en desbandada, Sr. Coverdell. Tenga cuidado con América Latina Sr. Coverdell, estamos hablando de un pueblo sometido durante tres siglos por un Imperio mucho más poderoso que su imberbe nación altanera. Seguramente usted nunca imaginó que el Registro Nacional de Ataques al Corazón Agudos llevaría alguna vez su nombre. La única esperanza frente a la arrogancia es la unidad. El viejo sueño de la Gran Colombia.
Miles de salvas y conjeturas como estas solía lanzar el coronel ante cualquier tipo de auditorio y a través de todo tipo de medios.
Simón Bolívar: el sueño de la unidad en el hemisferio sur americano frente a absurdas luchas y encendidos discursos que no sacarán a Latinoamérica del agujero donde parece estar destinada a ser sumida.
Acabar con Simón Bolívar.
En el siglo XXI.
Más allá de los yacimientos de bitumen. Más allá de una atormentada existencia. Desde los alcázares del sueño. Hasta las mazmorras del olvido. Hasta aquí he llegado para encontrarme contigo, ¿dónde habías estado todo este tiempo?, creí haberte perdido para siempre, ¿en dónde te has metido todo este tiempo?, da igual, ahora todo ha terminado.
En las fronteras de Varuna.
Se descubre el 2001 KX76. Hemos hecho enrojecer al señor Aa, el antifilósofo, debido a nuestra tamaña desmedida, a lo profuso de ciertos argumentos vagos, a la insinceridad de unas bolas brillantes en el espacio elaboradas a partir de cálculos, de teorías y de imaginación estelar; volteemos al minotauro, seguro que aprenderemos de ello, sarcástica risa, halagüeña en varios niveles, incluidos los superiores, fomentando el oscuro pasaje a bordo de la linterna de fotones lentos. Los llaman lentos porque se consiguió que viajaran a velocidades muy por debajo de la de la luz, incluso se logró hacer que se detuvieran; la idea era simple: hacer ganar a los ingrávidos fotones un poco de peso por medio de la interacción a la que se someten con átomos de gas rubidio. Este principio físico sentó las bases de la comunicación cuántica y por ende, de la esteganografía cuántica, es decir, el arte de encriptar mensajes utilizando como canal de comunicación fotones lumínicos.

Entre los amaneceres de los días
Vapuleo inmensos retazos de tiempo
Alados en sutil enmienda
De palabras
Pronunciadas por otros
Del cabestro que encuentra en la manada
La serie floral que purifica
La devastadora simiente
Aúrea
Destino
No puede ser cierto
Que tambalees tu creencia de árbol joven
A través de la cesura
Interminable de este alma
Escalando por una ladera basal
Dirimiendo
Con ligereza
Realidades a los cuatro vientos
Ant Arter

Disperso pedazos de mi realidad natal, hasta que topo con una ley innombrable, hasta que cedo a la presión de una vida sin alma, sin vida, sin ausencia, sin ti, mi ella, mi luz cuántica inatrapable por métodos conocidos, mi etérea recompensa-de-ser que se aleja a lo largo de una habitación lóbrega en un lugar impronunciable que ellos llaman mercado. Y me sigue azotando el recuerdo, tu mirada vacía, una cópula incompleta, el mar de los desvíos que engendra los caminos de los cambios de rumbo donde vagan, sin saberlo, en círculos, atestados de erudición y faltos de horizontes, alejados de la vieja Gaia, en la morada de Hades, los mortales maniquíes juglares de la existencia que tú y que yo habremos de frecuentar. Por nuestra purificación mental.
Hay momentos en los que conviene alejarse de todo, marcharse, sin siquiera saber muy bien el porqué lo estamos haciendo; un sentimiento torturador de sensibilidades y materia te arrastra y te conduce al único lugar posible para una bestia o para un elfo: la soledad; la bestia porque no tiene noción del tiempo, el elfo porque dispone de todo el tiempo del mundo en plena existencia consciente. Y así, las bestias y los elfos se acostumbran a cantar y susurrar, vestirse y alimentarse, corretear y venturar, admirar y sentir en la más absoluta soledad. Y el tiempo experimentado tanto por los elfos como por las bestias si tenemos en cuenta la teoría de los niños parvos, es el mismo; tanto los elfos en su infinitud como las bestias en su limitación perciben la misma cantidad de tiempo psicológico provista por el mayor de los vacíos: la soledad elegida por uno mismo. Sin saber por qué. Así de fácil, o eres un elfo o eres una bestia. De esta forma partió el coronel, sin despedidas, sin llevarse consigo una palabra de aliento, una mirada de ánimo, a las puertas de la dolorosa expedición que no hacía sino comenzar. Aún sabiendo que seguramente ya no nos volveríamos a ver, al menos en estas sombrías tres dimensiones, y yo tengo que esperar al sordo, y a él le da un miedo terrible la cuarta vertical, tanto que estoy empezando a creer que la cuarta vertical tiene alguna inviolable relación con el sentido del oído. Y debió de ser tan difícil para él abandonarnos... únicamente dejó una nota donde dejaba explicado el proceso de edición de los libros que se habrían de publicar en su ausencia, como los textos inconexos que recibí del recién descubierto László Pasveer, cuyos escritos decidí recopilar bajo el título “Las pseudoespinas del tiempo”.
Ant Arter en realidad era un artista plástico de ascendencia yagán, vivía en una pequeña cabaña aislada frente a Puerto Williams, en la zona sur de la Isla Grande de la Tierra del Fuego. Pasaba la mayor parte del tiempo atendiendo su ganado ovino y guanaco hasta que la regresión del sector lanar a nivel mundial comenzó a afectar a este recóndito lugar y en concreto a Ant, teniendo que ingeniar entonces otro modo de vida. A la sazón, se intentó dedicar a la caza, pero el exterminio del zorro rojo, el puma o el cóndor ya había sido consumado en la zona. El paisaje es abrumador, hiela las ideas y las hace fluir a otro tempo, más adecuado a una vida sana que el resto de tempos de diversas otras zonas del planeta.
Todavía recordaba las historias que le contaban sus padres de cuando aún eran niños y salían a cazar en canoas /ánan/ esculpidas gracias a instrumentos cortantes hechos de hueso, y se sentaban en el centro de la embarcación, junto al fuego, observando atentamente, arropados por el viento del sur /ílan/ arreado por Curpij, la deidad yagán causante de los agentes atmosféricos; los movimientos ingénitos que el padre desde la proa /oahúči/ habría de transmitirles si quería que sus hijos sobrevivieran al medio. La humareda se elevaba para cernirse sobre el agua y mamá /tapeá/ remaba en popa con el hermano /wémux/ en brazos.
Un extranjero le sugirió la posibilidad de que se dedicara a hacer arte una vez hubo visitado en su cabaña, repleta de instrumentos y materiales desconocidos para él, con los que dijo podrían conseguirse unas texturas exquisitas. Y decidió contar a través de sus obras la historia de su pueblo. Los hechiceros yaganes o Yekamush solicitan todos sus parabienes al arcoiris que se ve en el cielo, a Watauiwineiwa, que está en todas partes; por eso no se adora a Watauiwineiwa, porque forma parte de todas las cosas, pensamientos, sensaciones y realidades. A los que sí adoran los yaganes es a los Yoalox, entidades existentes en tiempos remotos, antes de la Atlántida, incluso antes de Lemuria. La más inteligente de los tres Yoalox era la mujer.
“El país que ya no tenga leyendas está condenado a morir de frío. Es harto posible. Pero el pueblo que no tuviera mitos, ese pueblo estaría ya muerto.”
Georges Dumézil
A veces cruzaba el canal de Beagle para reunirse con su amigo argelino Olivier Pauffin y su mujer Mariline a bordo de su barco, el Kekilistrion, que forma parte de la flotilla contra los vertidos nucleares cobijada bajo la organización ecologista Greenpeace y cuya base era el puerto de Ushuaia. Desde luego que la flotilla antinuclear consiguió convertirse con el tiempo en un gigantesco grano en ciertos culos que prefiero ni referir. La victoria.
En poco menos de cuatro horas logró terminar la primera maratón del fin del mundo celebrada en Ushuaia el 2 de marzo de 2003 en la que se inscribió con el nombre de Silvia Novaroski. La verdad es que parecía tener un problema con su nombre, siempre que tenía ocasión elegía seudónimos para autodenominarse, así lo hizo para firmar sus obras como Ant Arter y para cualquier evento o liza en la que pudiera participar. De cualquier manera, su poesía no dejaba lugar a dudas, la forma de expresarse, el ritmo, la conciencia de esta impresionante mujer.
Y Alexander sigue dando vueltas a sus haikus, entrelazado bajo una gasa blanca.
Vuelta
alrededor
cesa el mar
“Haiku es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento.”
Matsuo Bashô
Este momento imperceptible, inenarrable, que nos traslada a la Tierra del Fuego, donde puedo sentir las hojas que se van pasando una a una por /ílan/ arreado por el señor de los elementos, de los fenómenos meteorológicos, astronómicos, y por ende de 2001 KX76.
En los límites de una estratosfera coloreada de sirvientes varados en arenas tan puras y cristalinas como los bigotes de rocío de albinos zorros árticos que vagan como bestias en su soledad incandescente, a lomos de la vida que les ha sido regalada, modelando una quebrada en la nieve con sus extremidades plúmbeas, y que se fija en el viajero, sin miedo, sin arrogancia, pero sin miedo. Ejércitos de albinos zorros árticos preparados para el combate en el bando correcto que saben perdido, de antemano; se los llevarán por delante de calle, con la benemérita del zar de turno.
La impotencia.
Parafraseando a Lenin. Erigiendo su dolor a la vista de una única locura.
En un desesperado gesto por intentar salvar la vida de Mary, Loco precipitó la suya por la borda. Creyó que su amor sería suficiente soga para tirar de ambos una vez se hubiera precipitado libremente con ella hasta el final del abismo, pero en lugar de tirar de ellos, la soga resultó ser un dogal que se ajustó perfecta e inevitablemente al cuello de los dos, dejándoles estáticos, en coma aural, a media caída entre este mundo y el que nos aguarda, o más precisamente, entre este mundo y el vacío.
–Loco, necesito saber si serías capaz de arriesgar del todo tu cordura por mí
–he estado pensando en ti todo el tiempo
–el encuentro con la hechicera de Verkhniy Paren fue horrible
–no podía parar
–miles de dagas atravesaron su sonrisa, dulce, resignada...
–no era capaz de apartarte de mi mente
–y no había nada, somos tan pequeños, Loco
–claro que la arriesgaré
–y el devenir es tan oscuro
–aunque se conviertiera en el dogal que hubiera de ahorcarnos por siempre
–y lo ví en su cara
–no temas
–vi la desesperación, Loco
–estoy aquí, Mary
–y también la paz, y la serenidad, y luego el silencio
–estoy siempre aquí
Umeå.
No pudo dormir en varios días y los trastornos psicológicos eran severos, no dejaba de delirar como una niña, entreviendo su futuro en el buque a orillas del mar, a pocos metros de una enrejada y rojiza esfera metálica que albergaba a niños abandonados por sus madres, tornadas en prostitutas por malévolos viajantes y mezclándolo todo con reminiscencias del terrible pasado.
Loco envió a Christine a la farmacia de guardia, sabedor de lo peligroso que es interrumpir sin previa prescripción médica el tratamiento de Luminal®.
No fue ella misma la que descubrió sus extraños poderes, aunque poder no es un término que los científicos como Edmundson manejen ni se complazcan en utilizar. Claro está, hasta que se produzca el desgarro del alma. Sin previo aviso. Sin ser comunicado. Sin poder localizar sus coordenadas espaciales, ni temporales, porque quizás entonces ya no hay ni espacio ni tiempo, aproximarse al estado contrario a toda tu elaborada educación, el mayor sacrificio, en forma de ofrenda de la que renegaste; tu ego por los suelos; pero mientras tanto, daremos nombre científico a todos los sucesos: variaciones inducidas en campos magnéticos, por ejemplo.
Y no consigues explicar una mierda.
Y tus reglas cuadriculan solamente tu realidad.
Y tu realidad es tu mayor apego.
Y replicarás: por lo menos yo jamás llegaré a expresar verdades falsas. Falso. Pensándolo bien... déjalo, puede que te sirva con eso. Y la herramienta más potente en este mundo y en todos los mundos que una vez sucedieron y los que habrán de acontecer es la Matemática. Y todo devendrá en categoría muerta, humillada por Emit Flesti, el que ríe siempre último, el acorazado, y el que todo lo espera.
La dignidad de quien sabe irse a tiempo. De quien no quiere convertirse en una carga para su pueblo alimentando más de lo necesario una vida artificial de obsesivo miedo a la muerte.
La majestuosidad de quien se da enteramente por amor, sin hacer preguntas, sin pensar en consecuencias ni debacles, ni tareas, ni intereses, ni profusas melodías de sirenas en alta mar.
Y el relente de la oscuridad que antorcha la locura de hombres honestos y cabales en detrimento de su propia y desconocida capacidad de elaborar sucesos, de transformarse en lapso de pez, proceso marchito.
Te seguiré a todas partes.
Eres el flujo que sobrevuela mi cielo y suspira en mi regazo.
Desfallecido.
Mientras me represento delirando sobre los pechos ebúrneos de la poesía de un loco más cuerdo que todos los sanos.
Y por fin, desfallezco.
Todo lo que ha cambiado hace que nada haya cambiado aquí, en Gaia. Todo salvo un incidente acontecido hace 14.000 millones de años: ¿qué sucedió justo en el momento anterior al Big Bang? ¿qué era el universo entonces? Un científico nos diría que la pregunta no tiene sentido, que en un único punto geométrico singular adimensional se concentraba de una manera u otra lo que vendría después, nuestro mundo de tres dimensiones espaciales y una temporal, que las propias dimensiones se crearon en ese momento y que sin la dimensión del tiempo establecida, lo único que tenemos en el principio una singularidad espaciotemporal que no podemos explicar con ninguna de nuestras leyes físicas; que no, vamos, que no podemos dar ese salto. Quizás por esto, y sin tantos argumentos cerebrales, Watauiwineiwa está en todas partes para los yaganes.
Watauiwineiwa, singularidad; diferentes formas de referirse al desconocimiento turbador contra el que lucha el hombre en este cosmos roto para siempre por Eva en la pérdida de la inocencia sexual, con el ansia, con la muerte y con los celos de lo que nunca fue, ni nunca será o bien siempre fue y siempre será. Tan absurdo como este vetusto pensamiento creando lagunas de saber y filosofía.
Y en caso de derrota, por favor recurra al absurdo, ¡ah! y no olvide al salir restituir Dadá a los dadaístas, muchas gracias, ¡el siguiente, por favor!...
Esquivo, el reflejo de mi doble-ser, el que me atormenta de noche, cuando soy capaz de encarar el espejo, la doble lámina de mi persona, que se superpone entre la mirada y el velo, ocultándome realmente quién soy; y espero que este sentimiento dure toda la noche, lo suficiente para estar lo bastante borracho y así no llegar a pegarme un tiro en memoria de Sá Carneiro, de Andrew Wood, de Kurt, de Vladimir Maïakovsky, de quienes no soportaron ver la contradicción de su doble silueta; demasiado nos pide este mundo que no regala ni existencia amable, ni candor, ni el calor de un alma cerca que apoye la deserción. Y siempre me toca huir hacia delante, sin descanso, encontrar un lugar perdido, no acometer tareas que necesitan de más tiempo y maduración para ser desempeñadas, mientras torno, muto, desafío a la bestia que vive dentro de mí, que me acompaña y no me deja tranquilo, pero sabe mi bestia que soy más fuerte que ella, que mi destino no es servir al opulento, sino servir al sirviente, y le jode, e intentará sacarme un grano en el culo a ver si escarmiento, a ver si recompongo el orden de mi vida, pero es inútil, el coronel ya partió y la misión está en funcionamiento, sin marcha atrás posible. Desenquistando el abismo.


· · ·

No comprendo qué es lo que mantiene la cordura del coronel, lo que tengo claro es que no puede ser su sentido de autocompasión; perdió a su mujer y a su hijo y supo sobrevivir, perdió a sus padres, y aprendió a seguir viviendo. Mayor fuerza interior, mayores argumentos frente a los necios, a los de la vida resuelta o los que la quieren tener resuelta pese a todo, y eso es imposible, por definición, o al menos eso creo; si existiera una definición de vida, entraría en contradicción con el concepto de asegurar, asegurar ¿el qué?, ¿cómo?, ¿para qué?
Y el coronel se recluyó en su cueva de culebras y de serpientes de verdad eterna, de dolor austero, de ascetismo privilegiado por los dioses. Resultan curiosas las leyendas que surgen en los campos de batalla, en el filo de la muerte, y no sirve de nada pretender que estás equivocado mientras puedas seguir mirando a través mío, pero no fue mala suerte, tuve que sostener tu sangre para protegerte de la tormenta, y lo volvería a hacer, aunque me costara la vida. Y aún así en el frente se siguen viendo cosas extrañas, “las balas lo cercaban, las granadas caían a su alrededor, pero nada tenía poder para tocarle. El era un héroe superior a todos los héroes, o algo más grande todavía.” relataba el maravilloso Libro de los Jinas de Don Mario, y recogió en brazos a uno de los combatientes y le comentó con dulzura: estás herido. Yo habré de venir por ti mañana. Aguanta hasta entonces.
Y el coronel siguió aguantando, no estamos hablando de un hombre corriente, sino de una persona perseverante y profundamente conocedora de su sistema nervioso y de sus actos, y si alguien te dejara tirado, o alguien te empujara al abismo, o si alguien incluso te dejara morir de hambre, no se lo tengas en cuenta, llámame y te haré respirar la bocanada del tiempo. Donde todo parece liviano.
Y ya he gastado todo mi dinero en mi futura tumba.
Los cambios continuos de marea desgastan mi salud. Es tan peligroso mantenerse en la orilla como alojarse en la habitación 306 el Motel Lorraine. En otra época nos protegían los niños parvos, pero hace tiempo ya que no dan señales de vida, como si el mar se los hubiera tragado para siempre, sin pedir permiso y sin pedir perdón por supuesto, el mar solamente obedece al mismísimo Curpij.
El único planeta ingrávido es el fotón.
Y queremos ponerle peso. Para poder utilizar militarmente la esteganografía cuántica. Impenetrable y segura. En la época donde ya no hace falta la impenetrabilidad ni la seguridad, ya dimos con todo al garete. Hace meses que no tengo contacto con el coronel.
El sordo, retrato psicológico de un perdedor. Maltratado por su madre sin saberlo, con ese tipo de maltrato producido por el excesivo afecto, el que ahoga y se arrepiente cuando ya es demasiado tarde para recuperar el cuerpo o el sentido vital. En encrucijadas de suplicio superado.
El sordo intenta concentrarse en su dolor, la única percepción que él considera real, y teme al plano astral, y teme a la cuarta vertical, y teme a todo lo que le pueda sacar de su miseria, porque, en fin, ya se ha acostumbrado, y no es un hombre de cambios, lo pudo haber tenido todo pero todo se le quedó solamente en una excusa. Merecedora del guión de la más patética de las películas de Bergman. De esas que te dejan postrado en cama durante días sin posibilidad de reacción. No sabes bien lo que has visto, pero sí lo que has sentido y lo que se revuelve por dentro, perfectamente detallado y documentado por el chico de la retro por si no tienes ganas de visionar de forma activa la película, para que te lo den todo masticado, no hay problema, siempre que pagues la cuota, mercado hace mercado. El tiempo es más valioso que el precioso coral de la certidumbre.
La tormenta, implacable, les dejaría incomunicados en el sótano del Old Andado Homestead por un período de 6 días, y Mary estaba a punto de dar a luz. En el tercero de los días de aislamiento, se improvisó una modesta camilla para atenderla. Molly pudo ejercer de comadrona pero pese a sus esfuerzos, no logró extraer con vida al bebé del cuerpo de la madre. Lágrimas. ¡Atención! Se interrumpe el dolor. Se activan todos los mecanismos de protección y los cinturones de seguridad saltan automáticamente protegiendo a la ocupante en este lance del viaje. Aislada. En el centro del sueño.
El coronel había visitado ya varias veces la Sierra de Perijá, necesitaba evidencias, datos, hechos, constancias que quizás los más viejos del lugar recordaran, secuencias de escenas que se vivieron a finales de la segunda década del siglo XX, durante de las primeras prospecciones geológicas sobre el indómito terreno por parte de la General Asphalt de Filadelfia y la filial de Shell, la Caribbean Petroleum, de los territorios del Río Catatumbo, Río Lora y Río de Oro, al sur de Perijá; exploraciones que permitieron a Don Frederick Lewis Pantín de Tovar emitir el informe entre otras, de la ruta Maracaibo-Castillete de la Guajira, que se rindió a la junta de accionistas de la General Asphalt Company en 1922.
“Eripit se aufertque ex oculis perfecta virtus”8
Lucio Anneo Séneca
8La virtud perfecta huye de las miradas y se oculta.
La General Asphalt Company, que con sus fondos privados promovió entre otras, la revolución libertadora de los caudillos regionales liderada por el entonces hombre más rico de Venezuela, el general Manuel Antonio Matos.
Fue precisamente en julio de 1917, cuatro años antes de que Theodor Kaluza, también filólogo y experto en Literatura Inglesa, publicara en la Sitzungsberichte Preussische Akademie der Wissenschaften su artículo “Zum Unitätsproblem der Physik”9, cuando arribaba el geólogo suizo François de Loys al Campo del Cubo tomándolo como punto de partida para realizar la prospección geológica de la cuenca del Río Tarra, lo que sería el comienzo del venidero desarrollo de la industria petrolífera en la región. El petróleo y los hombres de ciencia.
9Acerca del problema de la unicidad en la Física.
El coronel trató de imaginar en sus visitas las presiones a las que Loys estaba sometido continuamente: el calor extremo, la dificultad del idioma, la impenetrabilidad del terreno a sondear, el alojamiento seguramente inhóspito y la alimentación insalubre, el acoso fundado del grupo indígena barí contra los invasores, que asaltaban de manera tan grosera sus territorios... los mismos barí que en nuestros tiempos sufren la persecución y el secuestro de las Autodefensas Unidad de Colombia, apoyadas y financiadas por terratenientes y demás bichos de dudoso pelaje que tienen como objetivo desestabilizar las relaciones entre Colombia y Venezuela y como fin último derrocar al fideligno Chávez. La voluntad de los ricos. Así sea. La sufren los indígenas. Así sea. La explotación salvaje del ecosistema. Razones políticas. Razones de peso. Idearios cósmicos que te permitan vivir tranquilo en tu casita de paredes imaginarias y techado opresor, para que la gargantilla se vaya ajustando a su tendente medida. El ahorcamiento. El balazo que sobrevuela la noche de París. Repetido. Inmensurable. Y todo el mundo debiera sentir el mismo dolor. O el mismo pánico. Pero siempre son los mismos suicidas los que se deshacen de su materia en París. Aquellos que más necesitamos, los indígenas de una sociedad sin compasión.
Con certeza.
Así ejecuta su pensamiento el coronel.
El capricho del político sustentado por los hombres de la ciencia, sustentada a su vez por la Matemática.
El silencio de la selva, la diversidad en la vegetación debida a la multiplicidad climática que posee el estado de Zulia, bosques ombrófilos, de hoja ancha y perenne poblados con abundante epifitismo, caminos varados que es preciso aclarar, machete en ristre. Y los porteadores indígenas que huelen el miedo al acercarse al ser que resguarda la selva, Sabaseba, la divinidad que insta a los barí a vivir en comunidad, a ser hospitalarios y a desechar el egoísmo y la mentira. Y los barí cargando fardos para el magnate blanco, la divinidad que insta a los geólogos suizos a romper la armonía de recónditos ecosistemas, catapultarse económicamente y apreciar el egoísmo y la mentira.
Las plantas epífitas suelen disponer de flores de diversas cromaticidades tonales y llamativas a los sentidos de sus futuros polinizadores; incluso ciertas orquídeas epífitas disponen de una formación tonal y aromas determinados que les permite atraer en concreto a los individuos más favorables como por ejemplo la abeja eufresea (Insecta, Hymenoptera, Aphidiidæ), incluida recientemente en el libro rojo de especies en vías de extinción de la fauna venezolana. La futura extinción de la abeja eufresea provocará que ciertas plantas deban adaptarse al nuevo medio intentando por todos los medios para asegurar su supervivencia atraer a otros insectos himenópteros y preservar así su ciclo vital. También es posible que no lo logren.
Transportando los instrumentos de su propia destrucción a través del paisaje kárstico, cuando debieran permanecer en el interior de la fruta sagrada, la piña de donde Sabaseba extrajo en tiempos remotos que ni el más viejo chamán andino recuerda al primer hombre y mujer barí junto a su niño primigenio. Tornaremos el interior de la fruta en el consumo de la fruta. Sin pestañear, amaestrados a despreciar la hospitalidad de un pueblo. El miedo del magnate blanco. Sus fofas mejillas rosadas resplandecen en el crisol de millones de microgotas de sudor. Buen provecho.
Perturbemos el autocultivo de la yuca, del plátano, de la piña, de los cítricos, del maíz, del coco y aguacate, con el objeto de facilitarles la opción más simple: toma el dinero y cómpralos, ya no tienes que volver a cultivar, te libero de la pesada carga que en su maldad te encomendaron los dioses.
Pero el hombre blanco nunca llegará a explorar el enorme y complejo sistema de cavernas que oculta la cara sur de la sierra de Perijá, competencia que no sirvió de protección a los miles de barí muertos durante el genocidio ocurrido en los años veinte, momento en el que bruscamente se ocupó el territorio por las compañías petrolíferas que se deshacían de los molestos nativos que cruzaban su paso estableciendo campamentos cercados con verjas electrificadas, provocando incendios desde el aire o envenenando manantiales y ríos. Punto y final. Es igual, alcanzaremos Barunno de todas formas.
Mientras, François apunta ordenadamente en su libreta de campo las observaciones de rocas carbonáticas pertenecientes a formaciones del período cretácico temprano; ahora hace lo propio con las areniscas y conglomerados de formaciones del Jurásico.
No se encuentra documentado con certeza el lugar exacto donde tuvo lugar el encuentro, aunque sí se conoce que este ocurrió mientras circulaban por trochas contiguas a un afluente occidental del alto río Tarra. Y los porteadores que olieron a Sabaseba y salieron huyendo, y las ramas que se mueven y se apartan, y dos homínidos seres gigantescos no muy bien identificados por Loys a primera vista se abalanzaron sobre los intrusos, lanzando objetos y excrementos sobre los atónitos exploradores, a lo cual se respondió expeditivamente haciendo uso de los rifles asignados a los responsables de la marcha e hiriendo mortalmente a uno de los animales mientras el segundo pudo escapar. El cadáver fue examinado sobre el terreno. Anormalmente alto, carecía de cola y poseía una dentadura de 32 piezas, siendo estas anormales características las que llevaron al doctor en medicina y antropólogo George Montandon a la audacia de constituir la familia Ameranthropoidæ a partir de su único representante, el Ameranthropoides loysi, precisamente el ejemplar descubierto por Loys a orillas del Tarra y cuyos restos no sobrevivieron al viaje de vuelta, quedando como fuente de toda teoría posible sobre ella una fotografía realizada sobre un pequeño cúmulo de arena en el margen del río, hecho este que le valió a Montandon la crítica de buena parte de la comunidad científica del tiempo, contraria también a su teoría de la hologénesis humana cuando hoy en día es aceptado por ejemplo el posible origen polifilético de ciertos grupos taxonómicos. Pero Montandon está ya superado. Sus coetáneos y reverentes científicos también.
Por la verdadera ciencia. Esta vez sí. Una vez más.
Y el mono de Loys seguirá bajo tierra, mientras la sierra de Perijá continúa hoy en día siendo explotada de forma cruenta y abusiva sin que nada podamos hacer por evitarlo.
El bananero sin fin.
Mientras los cinturones industriales y los barrios marginales hiperconcentrados de las epopéyicas macrociudades de América Latina se pueblan día a día por incesantes hornadas de población indígena apartada, sesgada, humillada y desplazada por paramilitares y para militares, y por militares para paramilitares, y la raqueta de ping-pong traslada de un lado al otro de la mesa con líneas perfectamente delimitadas al débil que solamente desea ya la oliva. Y un golpe más certero que el anterior, y esta vez el golpe ha sido más fuerte, y ahora la pelota ha rozado la línea y el contrincante se revuelve para hacer el supremo esfuerzo de devolver la bola mientras su oponente se dispone a rematar a placer. Pero falla.
Y la pelota, como siempre, de nuevo, otra vez,
cae en la red.
Las pesquisas comenzaban a tomar forma, por lo menos dentro de la forma que pueden empezar a tomar unas pesquisas escrutadas por tal elemento de “tamaña vena antisocial”, creo que lo llaman, como el coronel.
Y el argumento de un peso mil veces medido mas siempre denostado.
Hacia los estados Jinas.
Hacia la perpetua blancura más allá de los glaciares, en los dominios del dios Bóreas, el alado hijo de Eos y de Astreo, hermano de Zéfiro y Noto, allá en la alba isla de Thule, capital de Hiperbórea, desperdigada y a la deriva hoy y fragmentada en multitud de accidentes geográficos bajo diferentes dominios pero con una cultura común, a la que no se accederá jamás por tierra ni por mar, la Patria Ártica de los Vedas, cuyas maravillas quedan reservadas para los viajeros que trasciendan la cuarta vertical a través del pranayama y que aprendan a dominar la vibración de los átomos que conforman su cuerpo físico.
Hacia las tesis de Ernest Everhard. Preconizando a Lenin.
Y dosis de morfina contra el sufrimiento.
Y la muerte vuelve a abatirse sobre el poeta.
Y para no perder de vista el olor a derrota, el claro cada vez más lúgubre se aposenta en mis ya fatigados ojos de veces que no conseguí llegar a comunicarme, a hacerme entender correctamente, de veces que me comporté como un ladrón de ganado intentando echar el lazo al delirio que nunca debió ser, a la fuente de la verdad que atronaba mi cabeza convulsa en jadeos, aspiraciones y muerte. Y si debo mirar atrás, jamás habré de reconocerme en aquel muchacho consumido por la hambruna y el estiércol por quien intentó una vez ponerme de rodillas; una sola vez hubiera bastado, pero ahora los ojos se llenan de lagrimas de las que en otro tiempo pude controlar, someter y enjugar en la soledad que me proporcionó mi aislamiento, abatido bajo el peso del talón de hierro.
Pero el peso de ese talón es enteramente volátil, puede desplomarse de un momento a otro y sus panegiristas no saben ni sabrán jamás cómo cultivar para dar de comer a los suyos, ni cómo se enciende el fuego para soportar las inclemencias del tiempo, ni siquiera extraer la sabiduría que nos ofrece Obad-Hai con toda la diversidad de flora y fauna existentes para combatir las dolencias y enfermedades. Llegará el día en que todos esos bienes no se puedan trocar por el actual papel de fibra de algodón o las piezas de níquel, y en el que el verdadero valor de los recursos no sea desnaturalizado y acabe siendo mesurado objetivamente.


· · ·

La depresión que siguió a la tormenta fue horrible. Ninguno de los dos disponía de la fuerza suficiente como para hacer frente a la muerte del bebé de Mary, y la tierna relación se erosionó en pocos días, los mismos que tardó en repararse la Cessna de Loco en los hangares del aeropuerto de Birdsville, y la noche demoledora te cubre a ti y a la fina arena roja con un manto de estrellas donde el melancólico y austero sonido del didgeridoo envuelve todos los sentidos mientras el intérprete, a través del perfecto dominio de la respiración circular transforma tántrica, ritualmente, el aire en vibraciones auditivas, como hacían desde tiempo inmemorial sus antepasados, imitando los diversos sonidos de otros cohabitantes de entorno como el búho, el canguro o la cucaburra.
Danae y Perseo, a la deriva, encerrados dentro de un cofre en alta mar.
El sueño.
Antes del amanecer de la civilización, los aborígenes arrante pertenecían al mundo de los sueños, viviendo su existencia en un cosmos todavía alejado de lo concreto; los ancestros disponían de multitud poderes y conexiones relacionadas con los animales y las plantas que los individuos hoy en día no poseen. Pero los antepasados comenzaron a poner rumbo hacia una tierra donde los actos, pensamientos se pudieran materializar, tomando poco a poco forma la Tierra que en la actualidad sus descendientes ocupamos. El materialismo tanto tiempo perseguido por nuestros antecesores que todavía nos deja un resquicio al mundo antiguo a través del sueño, hasta que definitivamente la puerta a lo sagrado se nos abra a través de Tjurunga, una tabla oblonga de madera y salpicada con figuras geométricas que nos fue entregada por la deidad-lagarto Mangar-kunjer-kunja, la cual en el principio de los tiempos separó a los dos seres primigenios que encontró unidos, el rella manerinja y con un cuchillo les proveyó de los orificios que originarían los sentidos, y les armó con el mismo cuchillo para que pudieran hacer frente al nuevo mundo material.
La fina y suave tierra roja que baña la superficie del desierto Simpson, donde se alza más de trescientos metros por encima del nivel del suelo el monolito más grande de los que existen en el mundo material, con perímetro cercano a los diez kilómetros, el mogote rojizo de Uluru, el Tiempo del Sueño, la morada de los hombres canguro, el lugar donde se produjo el amanecer, el despertar del sueño, situado ahora en el interior del territorio protegido del Parque Nacional de Kata Tjuta.
El bebé y el ensueño, en Tjurunga, ya nada podrá separarles, ni la llamada del didgeridoo que le insta a cristalizar de nuevo, ni la cataplasma compuesta de cierta combinación de hierbas medicinales que concienzudamente prepara el chamán.
Mientras Loco abre la carta de apremio del rector Hällgren de la SLU10. En ella le comunican que por abandono de puesto de trabajo habían procedido a ceder su empleo de jefe del Departamento de Acuicultura al Profesor Lars-Ove Eriksson, pero que aún le reservaban un plaza en el departamento en el caso en que regresara en el plazo de una semana. El correo llegaba por aire desde Quilpie dos veces a la semana, por lo que ya solamente disponía de cuatro días para tomar una decisión.
10Sveriges Lantbruksuniversitet, la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas de Umeå.
El fallecimiento impensado del bebé frente a la muerte prevista del suicida.
Y la muerte del no-suicida jamás es imprevisible ni fortuita, aunque lo parezca a nivel macroscópico, sino que forma parte, y de hecho se le puede considerar el culmen de una laberíntica y precisa estrategia que lleva a las células del organismo a suicidarse en momentos adecuados, constituyendo un riguroso y intrincadísimo engranaje cuyo mecanismo, según mostraron las experiencias observadas en el buque-laboratorio de Edmundson, parece ejecutarse en toda su complejidad exactamente igual en cualquier ser vivo que pise o haya pisado alguna vez este planeta. La apoptosis, acción sincronizada de miles de bacterias que lleva al suicidio a ingentes cantidades de células cuando la totalidad del cuerpo así lo requiere. El mecanismo de la Naturaleza.
Y ahora, Edmundson junto a Mary, viviendo como siempre anheló, el camino que conducía a eliminar los límites de la división celular, la vía que conduce a la inmortalidad. Porque el ADN señores míos, es incapaz de replicar los extremos de los cromosomas, el componente final, los telómeros, que pierden información a medida que transcurre el tiempo y de aquí las dos principales líneas de investigación en pos de la eternidad, la de las bacterias inmortales que evitan los telómeros mediante cromosomas circulares, sin extremos, y la línea embrionaria, que resuelve el problema de esta mortalidad mediante una enzima que no se encuentra en individuos adultos, la telomerasa.
Y el círculo mágico de la vida continúa, impasible ante los aciertos y errores que provoca el destino en los hombres, invariablemente firme, con toda su sapiencia reunida y codificada en pocas decenas de micras, esperando a que llegue el hombre de ciencia y presagie mediante la más tosca pero útil abstracción la organización de la vida a nivel celular.
“Este supremo esfuerzo de pasión de vida, de ansia de inmortalidad, le dejó extenuado al pobre Augusto. Y le empujé a la puerta, por la que salió cabizbajo. Luego se tanteó, como si dudase ya de su propia existencia. Yo me enjugué una lágrima furtiva.”
Miguel de Unamuno
Y si la apoptosis es un mecanismo que funciona en todos los seres vivos de la misma manera... ¿en qué diablos se diferencian unas especies de otras?, ¿qué tipo de ilusión nos hizo creer que nuestros cimientos eran diferentes al del resto de los organismos? El conocimiento védico nos dirá que es obra del maya. Eso que puede ser medido es maya. Aquello que es temporal y destructible es maya.
“No oigas gramya-katha y no hables gramya-katha. No comas comida suntuosa y no uses ropa fina.”
Sriman Mahaprabhu
Y Simón del desierto se aleja de la columna acompañado de la prostituta para internarse en el mercado, para convertirse en la efigie de sal del frío y oscuro lugar del ocio vano y la depravación, admirando su propia decadencia que le alejará definitivamente de dios.
Y el suicidio predeterminado de millones de células en una sola dirección, concienzudamente preparado durante años por nuestro organismo, es el que provoca el cáncer de nuestra sociedad, el silencio de un vacío que no envía tarjeta de visita, sino que simplemente la recoge, adiós muy buenas, y ni siquiera supe que la tenía. Y la muerte no es fortuita. Y se baña en las mismas aguas que el suicida de carne y hueso, el que toma las riendas en el último momento para decir un basta que ya no puede pronunciar, el testigo de sí mismo arrojando el ancla al mar donde la profundidad en su consciente ya no podría hacer mella.
Y el estiércol se tiñe de luto cuando ya es demasiado tarde, y las lastimeras y compungidas plañideras tocan a rebato.
Ante el peligro de sus hijos cayendo.
Que tal vez sea demasiado pronto y el choque puede que no se haya consumado, que siguen en peligro: no, hijo mío, tú no...
Y todos los suicidas tienen madre.
Llamarás a las puertas de la casa y nadie te abrirá, vagarás por valles y montañas y serás incapaz de ver a nadie, y empuñarás el arma rutilante contra nadie, ¡dobla la esquina!, ¡aparta tu rostro de mi suerte!

T=87
4 2 1 1 3 2 3
Mo- mia tor- tu- rada por el a- bismo.
3 3 2 1 2 1 2
Sin- cretismo que de- viene en nada
2 1 3 2 2 3
Locu- ra que ava- salla la pared
1 3 1 3 1 2 4
En el jar- dín del pas- to de las llamas
4 4 2
Abierta la puerta
2 1 2 3
Al des- ti- no
3 2 4 1
De lo- co lecti- vo
2 3 2
Eter- namen- te
1 2
Por nun- ca
Ray Wisengerk

Y tal vez no debiéramos todo mesurarlo.
Tal vez.
Hay quien dice que el coronel no sobrevivirá a la operación. Al que lo crea, no le quedará más remedio que asumir su parte.
El fatal lanzamiento de disco de Perseo durante los juegos celebrados en Larisa, a la sazón en el país de los pelasgos, los herederos de la isla de Lemnos. Nadie se puede esconder de la voluntad del oráculo, ni siquiera Acrisio, el hijo de Abante.
Cuando la Bestia se abalanza sobre el policía, no muestra el más mínimo retazo de respeto, lo engulle, se introduce en su piel, se inyecta súbitamente en sus venas y la Bestia galopa en circuitos circulares como lo hace el aire que transita por los pulmones los intérpretes del didgeridoo. Como lo ha hecho otras veces.
La Bestia simplemente aprieta el gatillo.
La Bestia jamás pensó que podría llegar a hacerlo.
El chantaje imposible de Polidectes.
Yo era la Bestia, apilando su cuerpo junto al del gorgotero, y ella crucificada de nuevo, otra vez acurrucada sobre su silla de madera y salpicada de sangre. Y no puedo hacer nada por bajar una pequeña estrella y entregársela, azul y titilante, me desvanezco angosto de pulmón y de viento que atraviesa suavemente la cristalera quebrada, pero ya no puedo dirigirme a ella, traspasada por el llanto, y estamos destinados nunca volvernos a encontrar, y el sabor amargo de mil encuentros frustrados con el ser más importante de la sombra que fue mi vida, de la muchacha prostituta del mercado de la cual me alejo dejando un rastro de sangre yerma.
Te juro que yo no lo quise así.
Mi dulce ella, por quien yo todo habría dado,
salpicada por lágrimas verdes
que cuelgan
de su boca.
Perseo en busca de las tres Grayas, viejas brujas que comparten un solo ojo y un diente por turnos cuya captura permitió acceder a Perseo al casco de Hades que custodiaban las ninfas del norte. Para ya en tierra hiperbórea, guiado por la astucia de Atenea, acabar con Medusa, la única mortal de las tres hermanas gorgonas del reino de Dikterón. Mas los vaticinios que en tiempo lejano dictó a Acrisio el oráculo sobre su propia muerte a manos de un hijo de Danae habrían de tornarse verdaderos.
Y las tres Grayas: 2003 BF91, 2003 BG91 y 2003 BH91, gélidos nombres con los que permanecerán hasta que se pueda determinar completamente su órbita de forma estable, gravitan más allá de plutón, compartiendo la misma órbita, más allá del cinturón de Kuiper escondidas pero al fin descubiertas por la astucia que guía los actos de Perseo.
Y los niños parvos siguen habitando, al sur del Planum Boreum, el mar de la Utopía, después de todo, ya sin Pavel, inmerso de vuelta en el mundo de los sueños. Donde los geólogos suizos no llegan, por intrépidos que sean; donde la estupidez de las corporaciones no puede dañar la consciencia ni derretir las miradas puras de los que vienen a este cosmos enajenados por el ansia de hueca perdurabilidad. Desde donde ya se puede observar la órbita estable de las tres Grayas a las cuales allí no se denominan 2003 BF91, 2003 BG91 y 2003 BH91 sino Enio, Pefredo y Dino. Y su misión consiste simplemente en proteger las Górgonas que se encuentran más allá del cinturón de Kuiper de la espada de Perseo, guiado por la astuta ciencia que a su vez se postra ante la Matemática. Pero Perseo ya las ha descubierto y está a punto de catalogarlas y de darles nombre, de hecho ya sabe que comparten un solo ojo y un único diente, y el hombre se adentrará en la prohibida Hiperbórea traspasando a las tres Grayas y consiguiendo por fin su trofeo, la cabeza de Medusa. Pero pese a todo sobrevivirán Esteno, el estrecho, y Euríale, el amplio vagabundeo. Nadie puede ni podrá jamás ejercer una acción en contra del oráculo. Todo esto ocurrirá ante la atónita mirada de los niños parvos desde su noria herrumbrosa que se sumerge y renace en el agitado mar de la Utopía, desde donde los niños parvos perfectamente saben lo que se encuentra más allá del anillo de Kuiper.
Mientras Hermann Steller durante las investigaciones desarrolladas en el Howard Hughes Medical Institute, y después de haber pasado por el Massachusetts Institute of Technology de Boston jalonando así una brillante carrera profesional, prosigue con su desenfrenada búsqueda de cierta mutación de las moscas Drosophilæ que no presenten suicidio celular, y descubre los tres genes encargados de detectar los diferentes síntomas que podrían dañar las células, y las tres Grayas una vez asimilada esa información proceden a disparar los mecanismos de suicidio colectivo programado, la denostada apoptosis, la que nos trae la muerte, la que nos deja sumidos en nuestro estado primigenio, en los brazos de Morfeo. Estos tres genes: reaper, hid y grim, son los mensajeros de la muerte; se alzan enérgicos convirtiéndose en jueces y verdugos encargados de apretar cierto gatillo biológico contra tus células. La célula que recibe su visita sucumbe ante el ataque fulminante y decisivo que los genes de la muerte originan hacia las proteínas inhibidoras de la apoptosis, las protectoras de la supervivencia, las proteínas pertenecientes a la familia Bcl-2.
Después de todo, quizás la propia célula enferma se dé cuenta de su estado, perjudicial para el resto del organismo y tome la orden de los genes mensajeros de la muerte simplemente como una noticia ya consabida, como el mandato que recibió del mensajero del emperador el cordobés Séneca, al ser descubierta la conjuración de Cayo Calpurnio Pisón contra Nerón, recibida la cual Lucio Anneo secciona venas de muñecas y tobillos con esa dignidad de la que en nuestros días sólo hacen gala los miembros ancianos de los pueblos indígenas cuando se alejan del hogar buscando la nívea llanura y la caricia de Bóreas en sus últimos retazos de vida. Hacia la blanca isla de Thule.
En su carrera vertiginosa hacia el vértice de la pirámide, en las puertas de lo admisible el futuro viajero del espacio se dará de bruces con LUCA11 sin reconocerlo, si es cierto que el movimiento circular de la energía es el patrón de nuestro vesánico universo.
11Last Universal Common Ancestor, el ultimo ancestro común de todos los seres vivos de la Tierra.
El libro se titulaba “Sobre la teoría de Kaluza-Klein” y no constaba tanto en la cubierta como en las páginas interiores referencia alguna al autor del escrito. Algún tiempo después cuando indagué intrigado al coronel, este me dijo con perceptible contrición que pertenecía a un místico en otro tiempo doctorando alumno suyo que dejó su tesis escrita antes de marchar definitivamente a Perlandia, la tierra sagrada de los Vedas, donde esperaba sentar las bases de la física tetradimensional que propugnaban los Jinas mediante la cual sería posible atravesar instantáneamente la barrera de la velocidad de la luz. Adherido a la cubierta de la obra cuenta el coronel que como única despedida le dejó un pequeño post-it curvado donde podía leerse: “Estimado coronel, mi más respetado y predilecto amigo, le ruego jamás de a conocer a otros mi nombre pues me despido de esta vida.”
Solamente recuerdo ahora la avidez con la que leí el libro, hasta la última página. Y todo cambió. Por desgracia poseía los conocimientos matemáticos suficientes como para haber comprendido la mayoría de las aserciones y conjeturas que se prodigaban en el tratado, y las noches siguientes de discusiones con el coronel fueron interminables. Me sentía suspendido en aquel éter que los científicos nos cambiaron por un más prosaico campo magnético. Y el coronel bufaba y exhalaba humo por su pipa. Y el sol se ponía de nuevo. Y las conversaciones continuaban como lo hace el acoso de un predador sabedor de la ventaja definitiva que tiene sobre su pieza, pero el coronel no se puede asimilar a la primera con una pieza de fácil captura, y costó tomarla, y todavía no sé bien por qué traté de tomarla. Sólo sé que todo cambió.
Entonces aprendí que la idea de las tres dimensiones espaciales más una temporal que constituyen el mundo en que vivimos no es sino un postulado, otro axioma más; tanto más precario cuando ciertos físicos propugnan que la dimensionalidad del universo debería poder deducirse lógicamente de una teoría general del mismo. Casi nada. La misma razón por la cual prevalece el capitalismo hoy en nuestros días: “este es el menos malo de los sistemas”. Afirmación axiomática contra la que nadie se puede oponer, ni intentar razonar, precisamente por eso, por ser un postulado, una verdad que ciegamente creemos, y si no te gusta, ¿qué coño estás haciendo aquí?, ¿por qué no te largas y me dejas vivir endemoniadamente en paz?, o mejor, ¿por qué no refutas mi cómodo axioma, que ningún trabajo me ha costado endiñarte? Hacia la teoría general del universo. Casi nada. Algo que ni siquiera el uno por millón de los habitantes de este azul planeta se atreverían a plantearse dudar, tanto menos intentar refutar.
Aquello que precisamente fue lo que intentó aquel anónimo y extravagante alumno de doctorado del coronel en tierra de los Vedas.
Fue Theodor Kaluza en su artículo “Zum Unitätsproblem der Physik”, fechado en 1921 quien demostró que la libertad asociada al hipotético movimiento sobre el eje de una quinta dimension espaciotemporal proporcionaba la simetría de medida simple del campo electromagnético sobre la esfera de cuatro dimensiones contenida en el nuevo modelo de espacio-tiempo. Más tarde, en un artículo aparecido en otoño de1926 en la revista Nature, Oskar Klein, el hijo más joven de Gottlieb Klein, el primer rabí que se asentó en Suecia, llegó a cuantificar el ínfimo radio de la quinta dimensión conjeturada por Kaluza, que resultó poseer unas dimensiones del orden de 10-33 centímetros, por lo que resulta absolutamente invisible para el ser humano, aunque quizás no para los Jinas que aprendieron sin ningún conocimiento científico a dominar la imperceptible vibración de los átomos que conforman su cuerpo físico a través del pranayama.
Expuesto de otra manera: las simetrías que se producen en las parvas partículas cuánticas se dan en distancias subatómicas de dimensiones superiores. Aunque la hipótesis de la quinta dimensión solamente resuelve la unificación de las fuerzas gravitatoria y electromagnética, pero ¿qué hay de las otras dos fuerzas físicas conocidas: las interacciones débil y fuerte? Pues Perseo anhela conocerlas. Y dominarlas.
Aparte del gusto por la abstracción matemática, Kaluza se mostró durante toda su vida interesado por la literatura, la filosofía y las lenguas, de las que llegó a estudiar unas quince.
El científico suele correr mejor suerte que el poeta en este cosmos tetradimensional.
Ya que el poeta anhela vivir en libertad y es defenestrado por la sociedad que ve impotente que no puede utilizarlo como instrumento. Y el estallido de la deflagración sobrevuela de nuevo un confuso París.
El objetivo último es conseguir una teoría universal que nos explique de una vez por todas el universo, solamente así seremos capaces de deducir las condiciones que nos impone la Naturaleza, no limitarnos a un ensayo y error que nos acerca a la aproximación de lo que podría ser una conveniente teoría.
Y tantas veces el hombre ha creído lograrlo, tantas como nuevas vías de investigación cada vez más complejas e intrincadas se han ido sucediendo a lo largo de la historia. Y los poetas y visionarios van por delante. Pero de poco les sirve. Condenados como Casandra a jamás ser tenidos en cuenta, encerrados si se da el caso en torres inexpugnables a la comunicación masiva.
Entendiendo ahora el efecto de viento.
El dolor de Bóreas acariciando la blanca tierra Hiperbórea.
El nacimiento de la razón.
En la noche de la vanidad. Y pudo haber sido en cualquier otra noche.
Y me siento tan expeditivo como una caja de Valium®. Al profesar mi temor. Pero el coronel ahora no está. Esperaré su regreso.
No puedo evitar el quedarme absorto contemplando mi reflejo, oscuro y difuso, tan vago que no acertaría a describirlo, tras el cual ando todo el tiempo, bajo torres de luz, al borbotear sangre de mi pecho, al convertirme en la Bestia del agente, al revivir infinitamente el breve encuentro contigo, mi ella, al enviar al coronel a una misión que conlleva una muerte segura, al no poder apenas controlar mis humanos instintos. Todo está contenido en la risa que da miedo, en cada uno de los Martínes Quilpués que vagamos por esta superficie sembrada de pisadas errantes que cosecha pisantes errados.
Y la Naturaleza se empeña en refugiarse de Perseo, que desea atraparla, perseverante a cada paso, y tal y como apuntó en su día Ilya Prigogine, el padre del Caos, la Naturaleza debe recurrir cual Sheherezade ante el califa Shariyar, a reinventar el final de un precioso y lastimero cuento inextinguible cada noche, y es que en verdad, el hombre no está preparado para alcanzar a la diosa. Y solamente los locos llegan a atisbar la belleza de Isis sin velo, desde algún remoto paraje ártico, antártico o utópico, desde la inocencia del niño no enrejado aún por maya, desde la serenidad esciente.
El coronel lo reflejó el día antes de la partida: “la entropía crece en la misma medida en la que lo hace el ansia de saber del hombre, incomensurable, sin final posible salvo la aceptación de una renuncia que jamás se llegará a producir.”
Y llegamos al errado modelo dual de resonancia propuesto por Gabrielle Veneziano, que es únicamente consistente en un universo de diez dimensiones, que constituye la base de la actual teoría física de cuerdas y supercuerdas. Meter las seis dimensiones que no conocemos en un espacio topológico compacto de radio del orden de 10-33 centímetros, reencontrándonos con los números e ideas expresados por Klein. Cuesta creer que un hiperespacio hexadimensional en tan nimias distancias tenga una importancia tan vital y profunda en la física moderna, arrastrada por los avances y resultados en la topología matemática de bajas dimensiones.
Estos espacios hexadimensionales sobre los que se mueven como pez en el agua los Munis han de ser precisamente las variedades topológicas de dimensión seis llamadas de Calabi-Yau, pero existen millares de estos espacios y aún hoy en día seguimos sin saber cuál de todos es el que explica la física de nuestro universo. ¡Shhh!, a dormir, y no temas, yace tranquilo, que Sheherezade mañana a la noche nos terminará de contar la historia.
Yo sabía que el patrón iba a enfurecer.
De antemano.
Y aún percatándome de ello, golpeé al centinela con toda la fuerza que pude.
–Dante, muchacho, como sigas por ese camino vas a pasarlo muy, muy mal en la vida, jamás llegarás a viejo.
Susurró mi compañero de grilletes al oído, temeroso de que le abandonaran a su suerte en la oscuridad de la mina después de que hubieran acabado conmigo. Ahorqué al guardián con una vara después de haberle incrustado una astilla de metal en cada ojo. Fue la primera vez que vi el terror, uno por uno, en las caras de todas las personas que posaban la mirada sobre mí. Y nos alcanzó por fin el patrón. Permanecí inmóvil. No sé qué especie de reto le estaba lanzando. Pero gané. Fue involuntario. Iba inmediatamente a ejecutarme el golpe de gracia cuando un etéreo sustento paralizó su mano y más tarde su cuerpo, quebrando su respiro y entrecortando su dicción, se daba cuenta; la Bestia estaba aún dentro de mí y no tuvo valor para alzar la mano. Mi golpe fue inmisericorde. La sangrienta revuelta del hombre De dios daba comienzo.
Ya nada nos puede detener.
Ya me importa todo una mierda.
Y las venas palpitan en mis sientes como accidentes frontales contra camiones llenos de cargamento de polvo de granito, acelerados por la inercia de la fragmentación de un lóbulo occipital dañado, posiblemente perturbado, y suma y sigue, y la virulenta acción que derrocará de una vez por todas, que arrancará de cuajo y por siempre a los lacayos burgueses de sus butacas, en una coral apoptosis llena de blancura, cotidianidad y sangre que será invencible. Imparable.
Y los científicos ahora se hacen las buenas preguntas, e intentar asir los últimos tramos de la inmensurable realidad, la suma vectorial en cada punto de nuestro mundo con millones de otros mundos localmente homeomorfos a espacios hexadimensionales de Calabi-Yau. Y la conmoción será terrible.
Uno a uno. Kolpez kolpe.12
12Golpe a golpe.
Y la noria herrumbrosa que por fin levita, que excede su eje natural para llevar a los niños parvos a dormir, que continúen el resto de su existencia soñando, sin que nadie les moleste. ¡Shhh!
Que mañana vendrá de nuevo Sheherezade a acompañarles con un relato si cabe más hermoso.


· · ·

Y la enseñanza del maestro es ambigua. Y todo lo aprendí en aquella estancia diáfana a la claridad de la tarde, cuando la tibia luz se posaba sobre un atardecer cuyo placer de divisar no hubiera podido reprimir siquiera el preboste de los estoicos. Y en todo me instruí durante la estancia en aquellas lejanas tardes de mi juventud en la biblioteca del coronel. Elevándome como un estandarte que marcara el rumbo para realizar la maniobra del acto más sacrificado de todos: la compasión. Y esto y mil cosas más asimilé entre aquellos desvencijados estantes, relucientes de sapiencia y armonía. Y a veces pienso que jamás estuve allí. Y que todo es lejanía. Y que no me consume la vejez en mi ordenada, metódica y rutinaria realidad.
Y aquí me encuentro, cotorreando sin parar como un Jules, pero sin una Charlotte que me escuche, enlazando las escenas en el mercado con los recuerdos de ella y las imágenes, recientes, cercanas del coronel, sus mitos, su poesía, el movimiento de sus contradicciones, el peso de la humanidad que ningún ser humano acepta salvo las cobayas que son encerradas en centros de aislamiento, sanatorios mentales o de rehabilitación, los parásitos incólumes, pero improductivos y tarados de una sociedad maltrecha y desarticulada.
El fenobarbital es la droga que toma como base el medicamento comercial Luminal®. Los síntomas inducidos por una sobredosis de fenobarbital comienzan por una ralentización de la respiración, siguiendo una disminución de la presión sanguínea y toma de pulso débil seguida de ciertos desórdenes en el sistema nervioso del sujeto, como caer en estado de histeria o de estupor, manifestar excitación profunda y delirios o mostrando cierta dificultad para expresarse por medio del lenguaje con claridad y precisión. O la Torsades de pointes, taquicardias ventriculares rápidas que pueden llegar a poner al corazón del paciente hasta en 250 latidos por minuto, la velocidad que algunos buscan en la cocaína. En el límite.
Para resolver las inconsistencias de la teoría del Big Bang, la comunidad científica hubo de aceptar que alguna etapa a lo largo de la evolución del universo tuvo que ser marcada por una expansión super-luminal. La expansión neuronal que produjo en el cerebro de Mary el fármaco denominado Luminal® si bien no llegó a atravesar la velocidad de la luz ocasionó un tremendo impacto en su ser. Ahora sí. Dejaría todo atrás. Tenía claro cómo quería que transcurriese el resto de su vida mientras alguien corría por asépticos pasillos azulados a velocidades vertiginosas. Elevándose ligeramente de la camilla, percibiendo el sentimiento de total vacío que te provoca la pérdida momentánea del sentido del oído y personas que se unían desde todas partes a la vertiginosa carrera. Ella y el sordo tuvieron un momento de acercamiento mágico entonces, el momento sobrenatural del silencio.
Apareció la visión de un lugar cercano al mar, y un buque atracado en el muelle, y el saludable ambiente rojizo que les rodeaba, y ya jamás pensaría en su Pavel, su tierna criatura que, deshecha, no podía evitar proyectar el dolor que descargaba en su propia madre, Pavel ya está en paz durmiendo el sueño primigenio, aquel del que nos sacaron sin luz ni taquígrafos, sin preguntas y sin pausas. Y el dolor se aplaca. Ya va cediendo ante la muerte. Todo cede ante la muerte. Y Mary comenzaba a comprender. Y Edmundson, que no comprendía, la apoyaba.
Fotografiada a la carrera por miles de incansables paparazzis como los que poblaban la salida del paraíso keniata del hombre y la mujer primigenios ideados por Figgis en la pérdida de la inocencia sexual, sin que pudiera hacer nada por evitarlo, Mary sentía un atroz hastío por la persecución de que era objeto mas un gran alivio por el viaje transluminal que acabó por conciliar su sueño con el de Pavel; ya solamente quería compartir el resto de su existencia con Loco, dejar Umeå y trasladarse al pueblo de sus premoniciones, el sitio donde tendría origen el plan de Dante y el coronel, el lugar donde las madres fallaron por uno u otro motivo a sus hijos, donde el hijo del diablo es un cinéfilo descastado que rechaza la ralea familiar, donde el mar se encuentra con el terreno firme a embestidas y solivianta la tranquilidad de los más viejos, allá en una época inmemorial, justo en su futuro inmediato.
Y los científicos siguen esperando la llamada, aquella que se produzca emitida en el lenguaje de las ramas, el lenguaje autoexplicativo y autocognoscente que procede de los mundos superiores y que ordena e impone las reglas del desarrollo de los mundos inferiores, pero en verdad yo profeso que más cerca está de la comprensión del universo aquel escultor excéntrico Pasveer del siglo XIX que cualquier físico o astrónomo moderno, ya que el lenguaje de las ramas es el más sencillo, incluso puede llegar a confundir al ser humano por su extremada simplicidad, que como contrapartida, exige una perfecta interiorización por parte del estudiante de la sensación correcta de cada idea con el objeto de no perturbar la arrolladora fuerza espiritual de este sobrio e inhóspito lenguaje.
Otra inhóspita y milenaria lengua es el sánscrito, el lenguaje que habrá de poblar el mundo según las profecías de los upanishads, cercana también al hálito espiritual que no son capaces de exhalar idiomas más jóvenes y altaneros.
El conejillo de Guinea ya no puede contra todos. Los efectos secundarios del medicamento rápidamente hicieron mella en su organismo. A tenor del policromático conjunto de variaciones vasculares que padecía, parecía seguro que el pobre animal estaba atravesando la fase de intoxicación aguda. Las pruebas del Luminal® así lo requerían. Al ser un medicamento destinado al consumo humano los ensayos se hacían más que necesarios, imprescindibles, y al ser el mismo fármaco indicado para sintomatologías tan graves como la depresión o desórdenes obsesivo compulsivos, la agonía debió parecerle al níveo conejillo insoportable y eterna. Pareció resistirse durante algún tiempo con la tenacidad propia del escultor buscando la sombra, pero cuando Diana fija el objetivo no suele desmarcarlo y mucho menos errar.
Desde el camino del árbol muerto, hincado en el suelo herrumbroso por el azufre, a cierta distancia de su hogar, fueron intentados capturar los niños parvos, uno por uno, el grito en cielo, el picón del brasero, la certeza de los amalgamuts, la nece(si)dad de la ciencia. Ser malditamente jeroglífico. Y aún me cuesta superarlo. Dante, el jeroglífico. Quizás el pequeño grupo de activistas infunda valor, o quizá temor, o puede que pavor.

El sucinto elemento de la muerte arrasa a su paso tantas víctimas como colinas vara frenético el oleaje.
Y soy un perro muerto.
Y la gallinácea que perdió el color de sus plumas. Y el motín a bordo.
Todo ello, a la vez y secuencialmente, yo represento. Y el pardo sabor de la arena feraz. Y el fecundo vientre del Mediterráneo.
Y créeme que lo intento cuando te digo que lo intento.
Un pedazo de alma.
En el mar
de los planetas retrógrados.
Nekane Gorri

El euskera es un lenguaje ergativo13 que se cree emparentado con el antiguo aquitano dentro del grupo euskérico, aunque a lo largo de la historia se le han atribuido posibles parentescos; por ejemplo con las lenguas caucásicas, formulados por el lingüista italiano Alfredo Trombetti en 1902; así como con las lenguas hamíticas del norte de África, teoría apuntada en la década anterior por el lingüista Georg von der Gabelentz, hijo del erudito filólogo alemán Hans Conon von der Gabelentz.
13Caso distinto del nominativo que caracteriza al sujeto de una acción transitiva.
Un ejemplo de lenguaje parcialmente ergativo es el georgiano, hablado en la nación de Georgia, ex-república soviética y lugar de nacimiento de Lenin, que presenta patrones ergativos en una de las complejas series de conjugaciones verbales, pero es acusativo en el resto.
El lenguaje tonal australiano dyirbal es también ergativo para las oraciones en tercera persona, pero es acusativo cuando se usan los pronombres de primera y segunda persona, con una estructura sintáctica subyacente ergativa.
Por otra parte, el hindi es ergativo en los tiempos verbales perfectos y acusativo en los imperfectos.
Existen cuatro clasificadores que el hablante debe anteponer al referirse en lengua dyirbal a un objeto cualquiera del universo. Bayi es el clasificador de los humanos masculinos y de los animales; balan es el clasificador de los humanos femeninos, el agua, el fuego y la lucha; balam es el clasificador de las comidas no cárnicas y por último el clasificador bala engloba a todo lo que no está en los grupos anteriores. Pero entonces, ¿por qué al grillo se le antepone el clasificador balan cuando por ser un animal le corresponde bayi?
Porque los aborígenes dyirbales creen que los grillos son en realidad mujeres viejas.
Y el atropello que sobrevino al peatón rehén justo después de ser liberado. Ser liberado justo tras ser liberado. Un toque cómico. Una situación funesta como la que se perpetra a diario en el laboratorio debería ser 1.000 veces evitada. Cuando los activistas dejen de cargar sus alforjas con cieno y la radioactividad comience a latir bajo lonas de piedad, cuando las grietas quiebren el muro de las lamentaciones y la culpa se demuestre ser de todos, quizá entonces infundan los activistas terror, quizás incluso pavor.
No llevo todo lo que quisiera conmigo. Hacia el vientre primigenio. Ahora testan todas esas cosas en maniquíes al volante y ejecutando ferozmente diminutos conejillos de Guinea.
Claves de momentos de inspiración. Tamborileando con los dedos al ritmo de una música de otro, de una música inconclusa que no puedo siquiera escuchar. Temo haber perdido el juicio, o el oído, puede que ambos se hayan borrado definitivamente de mi mapa psiquiátrico. Restos de la batalla en el rostro de Adlercreutz.
El militar. La herida del militar restañada por la medicina de la experimentación. Diana anda suelta y con ojo avizor.
Y hay quien no entiende que se realicen películas minoritarias para cuatro chalados que no llenan ni dos sesiones, ¡qué poca rentabilidad!, ¡qué poco sentido del mercado!, ¡qué derroche sin rumbo!, que le vayan con esas al chico de la retro, que tuvo que aguantar los mismos argumentos autoritarios que salieron solamente una vez por boca de su padre. Hacia el visionado único. Desperdiciando bobinas de nada, porque nada es el contenido de lo que no llega a nadie.
La nada de un manuscrito perdido en el tiempo, la nada de un cuadro valorado en 244.500 dólares, manoseada en el curso del tiempo. Abrevando en aguas estancas, adivinando el horizonte que cada vez más débil marca el cielo. Y me adentro en una tierra de tinieblas. Y me sigue los pasos de cerca esa sensación perseguidora del latido del propio tiempo. Y Cassiel no tiene nada que hacer ya en el mundo de la vigilia. Y pierde sus alas a costa de ejercer un milagro, de devolvernos la esperanza, vieja conocida, remota redentora de heridas de militar restañadas.
La larva de mi conciencia me aleja de lo terrenal, previsible, embaucadora incluso, alienando dulcemente lo abstracto, lo intangible que no sé llegar a dar forma. Y modela libremente, con desgarro, sin fisuras, la pequeña larva obrera de mi conciencia recordándome, regurgitando vida. Todos los días. Intangible. Impenetrable.
Tangencial al pasado, derivando el presente, de su ausencia. De mi ella. Y no tengo palabras. No me quedan más sílabas. Vacío y exhausto de un viaje mil veces realizado.
A través de la menuda extensión de la córnea. La visión multimorfa que permite percibir los pequeños detalles. El juicio, absurdo como todo juicio.
La fundamentalidad de trabajar contra el tiempo, la importancia de provocar el vano de rechazo, la aquiescencia del débil, juntarlo todo en una culata cargada de balas que desequilibran el centro de gravedad del arma, mísera, impoluta.
Sin sacos de desprecio, solos frente al abismo del mar. Y la palabra leída vuelve a resonar con fuerza, y la estridencia sonora escuchada por el protagonista es capaz de poner en pie a toda la sala, a miles de salas que, sincrónicas, proyectan la obra... de una toda vida, de una toda esperanza. Concomitando con el propio tiempo.
Me apeo en la siguiente parada,
garçon, l'eau des jeunes plantes
, que no les falte de nada, gracias. Y las secuencias inverosímiles se suceden a costa del silencio. Mientras la arena se sigue acumulando hasta cubrir por completo el foso. Bajo la atenta mirada de los ingenieros ataviados de pulidas camisas blancas tocados con pañuelos bermellones, en pose, los mamadores de una ciencia transvestida, inhaladores de opio cósmico, la brecha en la morada perpetua, donde acontece este emblemático drama. El grito de la eternidad al volante que nos hace derrapar a velocidades súper-luminales. Aquí estuvo todo. Y ya no hay nada. Bastardos del espíritu.
Cosechadores de almas negras, de antracita espiritual. Y no os olvidéis del bitumen. La fuente de energía que el futuro nos reserva. La última de las capas que Hades nos permitirá desentrañar de su feudo antes de la mirada hostil, del vituperio propagandístico.
Y hay quienes no quieren tener al coronel en cuenta. Y el reparto del peso de la pistola vuelve a desequilibrar su centro.
¡Bravo!, ¡bravo!
Se cierra el telón.
Y la caricia que mendiga dos pieles.
–cambia el foco de la toma, no es de mi agrado
–¡no pienso asistir impotente cómo renuncias a la herencia de tu padre!
–necesito un poco más de luz de relleno para esas mejillas
–no te saldrás con la tuya, piensa en el niño al menos
–pienso en el niño. Cambiemos la orientación del decorado... sólo pienso en el niño.
No era una tarea fácil imponer una decisión al chico de la retro, quizás por eso su compañera Martina se había cansado de él, de tanta fatalidad y tanta miseria. Todo amenazaba con volverse irreal a sus espaldas, el mercado, el cine... ¡autoprostitúyete y termina de una vez con todo esto! ¡Sé el nuevo magnate de la cólera que todo el mundo está esperando!
Pero el muchacho de la retro de la playa desconfiaba de las personas que se referían a todo el mundo o a la gente...
Sencillamente, no hizo caso. Y empezamos a crear la bola, la bola de no hacernos caso, la bola de hacer cosas, la bola de creer estar haciéndolas. Y solamente se consagra a la intuición.
Como un cura famélico.
Portentizando el absurdo.
Para algunos, este momento de consciencia no tiene precio. Para otros, hay que terminar a toda costa con este momento de consciencia. Para que así, todas las madres puedan volver a llorar a sus hijos y se eche a perder lo que tanto tiempo nos llevó sembrar, cultivar y recolectar.
El género humano me irrita.
¿Cuál? ¿el género que se denota con el clasificador bayi o el que debe ser precedido por balan?
¿Quién osa ya hablar del género humano?


· · ·

Columnas apuntaladas de memoria
no dejéis que el fuego me alcance
ni el amanecer escarche mi sangre
ni la virtud oprima mis venas
a manos de un pequeño momento
translúcido
experimental de hambre,
de rodillas
te imploro de viento caduco
del que fueras una vez
emanada
, ¿qué vestías totalmente desnuda?
, encaramada a
columnas apuntaladas de memoria
Theo Täscher

“El extraño bebe de la botella de agua que se encuentra sobre los periódicos extendidos sobre un banco.” Esa era la respuesta que regalaba Theo Täscher a los periodistas y críticos cuando le preguntaban por el sentido de su obra, de sus actos. Y es que Theo era otro adicto al Luminal® y por extensión, a la frontera. Escapó con vida de varios intentos grupales de suicidio por barbitúricos, aunque por aquel entonces ya había dejado de escribir.
Y Nastasha, su musa, su encantadora del lenguaje, su vilipendiada y ortomuda efigie calcárea, su anodina existencia llena también de ella.
ACUMULANDO RABIA
KILL YOUR T.V.
Pintadas de impotencia en barrio del Raval en Barcelona.
Pero no tiene importancia. Paso de largo. Yo me dirijo al .
La ventaja de dominar la luz en el siglo de la decadencia, a través de la hipótesis de la interconexión luminal de la materia de todos los seres, la vieja propuesta que nos remite de nuevo a los antiguos, a los que tenemos miedo de enfrentarnos. Puede que sea esa misma la razón por la cual nos dejamos de preguntar las cosas, aunque la física académica ayude a disimular, a desenfatizar el concepto parcialmente aprehendido, el pequeño polo o la sutil singularidad que afloja las transiciones neuronales de hasta los más doctos y cultivados sobre generaciones de sapiencia.
¿Cuántas octavas existen en el universo?
Las húmedas camisas blancas de los ingenieros revelan el cambio climático que aconteció los últimos días, jornadas de sudor seco, salitroso, en la orilla del mar junto a una pilada de arena de color crudo, bañada de humedad salada, emergiendo ante el socavón que debe volver a cegar el chico de la retro, tirando de la palanca de la Samsung 210 ante la contemplación de soslayo de los curiosos, los que merodean aquí y allá sin ningún motivo y sin razón aparente, pero que clavan la mirada sobre los movimientos rítmicos y acompasados del operario cerrando el foso. Y Pavel dentro. El sepelio del marino.
En el baile de las sienes cortantes y los pensamientos bloqueados, lo mejor al realizar el trabajo automático es automatizar también el pensamiento, que no pase de largo, que no afecte al trabajo y que poco a poco te vaya colocando en ese estado, palada tras palada. El manejo de la retroexcavadora Samsung SE 210 LC-3 es sencillo. Rasgando la playa con la grada. Y los cangilones que no dejan de almacenar el crudo. Que no te pase de largo. De pura obsesión. De generoso viento.
La violencia ahogada entre cúmulos de ocurrencias que palpitan como el ojo atrozmente exaltado de un buey palpitante herido de muerte, de necesidad, camino de la constelación de Perseo, desde donde el satélite Chandra X recoge en el noveno mes del año internacional del agua dulce, el sí bemol afinado 57 octavas por debajo de la octava central humana a través de ondas sonoras que llegan surcando un penoso viaje hacia un planeta donde, según el folleto de la ONU, “unos 6.000 niños mueren diariamente de alguna enfermedad relacionada con el agua no apta para el consumo y con las malas condiciones de saneamiento e higiene–lo que equivale a 20 Jumbos estrellándose cada día.” Todos los días. De todas las semanas. Del año. Para siempre. Parafraseando a Godard. HILTON. STALIN.
La nieve es diferente en cada televisor. No hay dos nieves de televisor iguales.
Y la pluma vuela sin atender a razones ni ofensas, a súplicas ni a ruegos, a condiciones o al fuego, la leve pluma atraviesa con naturalidad armoniosa las barreras del maya; y más allá.
Todavía queda mucho camino, Dante. Aprovisiónate bien, hijo. Navegas en las aguas de Peter14. No te quedes ahí, suspendido, como una astilla que lleva el viento, ¡y muévete! Tu alma sale a concurso ya que tu cuerpo está sin remedio perdido. Te necesita, ¡por dios!, no renuncies a ella cual Hernani, como un patriarca sin rumbo de aguerridos montañeses, blandiendo el júbilo de las ideas y la coherencia por siempre, ¿para qué?, ¿no te has torturado ya bastante?, cede, por dios, hijo mío.
14Apodo por el que se conoció desde la escuela a Carl Gustav Hempel, filósofo y científico integrante del Wiener Kreis (Círculo de Viena) fundado en 1924, al que se incorporó Kurt Gödel a través de su profesor Hans Hahn en 1926. El fin del Círculo se inicia con el asesinato del profesor judío Moritz Schlick a manos de su alumno Hans Nelböck, otrora colaborador del movimiento nazi, en el mismo campus de la Universidad de Viena. El motivo que desencadenó el crimen probablemente estuvo relacionado con las conferencias sobre filosofía social en las que el profesor Schlick en la propia Universidad sostenía tesis en contra del nazismo.
La súplica se tiñe bermeja y las salvas no evitan el fugaz destino; fugaz, sí, ya que cuando el hado se cumple, apenas nos deja tiempo para reparar en que éste y no otro era el verdadero sino, éste y no cualquiera otro era el dispuesto, da igual si por pastorcillos, hadas, dioses inmortales, el crepúsculo, la conciencia universal o la naturaleza, resolviendo una toda vida, una toda esperanza.
Ha pasado tiempo ya desde que no puedo recordar cómo era.
Y ha pasado tiempo también desde que dije la última verdad.
Pero ahora me van a conocer, reeditaré el fútil y vano fogonazo de las balas en París.
Hasta que me recuerdes cómo era antes de mentir, y antes de que odiara tanto, y antes de ser tan amargo, antes de que cubriera mi rostro con quimeras y tela.

· · ·

Era una historia de locos la que declaró el sordo a la autoridad. Lo que estaba claro es que estaba en posesión de cierta información a la que no pudo físicamente tener acceso, bueno, quiero decir, aparte de unos pocos gobernantes y la congregación. Y ahora estaba poniendo en peligro el armisticio. Juegos de niños mayores. Adultos contra niños parvos. Asustados, tanto que resulta prácticamente imposible predecir sus movimientos, a bordo de la noria herrumbrosa que habita en ígneos mares donde las pesquisas poco cuentan y sus moradores jamás retroceden ni se plantean el paso atrás.
La herradura del devenir.
Resulta impresionante observar cómo va surgiendo poco a poco, desentrañándose de la tierra el cordel que marca el hilo conductor de la Historia, cómo en momentos concretos se impone la intuición, agazapada como la ideología, magistralmente representada por medio de aquel tigre en la gasolinera esperando a cobrar su pieza en el espectacular fotograma de La Chinoise de Jean-Luc Godard, 1967. Perfecto ejemplo de posicionamiento ideológico en el arte. Colocándose por encima del mediocre adocenamiento burgués que impide todo avance. El salvaje avance.
Como las piezas gráficas indeterminadas de Feldman, basadas en una notación que le sobrevino mientras garabateaba unas cuartillas en el apartamento de su amigo John Cage esperando la preparación del arroz salvaje.
Se coloca un cazo de agua en el fuego; cuando llega la ebullición, se vierte sobre el arroz y se vuelve a llenar el puchero de agua para hervirla de nuevo; se suda el grano con ayuda de un escurridor y se repite el proceso hasta que el arroz queda finalmente cocinado, pero sin dejar en ningún momento el arroz a expensas del fuego.
Fue entonces, aguardando al plato de arroz salvaje, cuando aparecieron inconscientemente las diferentes categorías en la mente de Morton, sugiriendo una notación gráfica en partituras sobre las cuales indicaba de manera precisa solamente los timbres y registros, dejando libertad al intérprete de la obra para elegir las notas y los ritmos, perfilando así el camino hacia un nuevo universo sonoro que la Historia bendecirá o expelerá por siempre de sus entrañas. Salidas hacia delante.
Piezas gráficas indeterminadas para despojar al arte de toda ideología y forzarlo a reencontrarse con su raíz, con su motivo, algo que también pretendieron, esta vez en el campo de la pintura, Jackson Pollock, Mark Rothko, Adolf Gottlieb, Yves Klein, incluso Robert Rauschenberg y su monograma, patrimonio ahora de la colección permanente del Moderna Museet de Estocolmo... dentro del movimiento expresionista abstracto americano de mediados del siglo XX. Alejándose de la distorsión del significado esencial del arte. ¡Eliminemos los títulos de las obras!, ¡suspendámolas!, acercándolas al público, evitemos así la percepción del alejamiento del concepto.
Dame una sola ola de pecado. Yergue una sola esfinge de tiempo. Y recibirás el consuelo panteónico del eterno duelo, de la eterna mejilla puesta en tantas ocasiones, alternada, una vez tras otra. Y una vigésimoquinta bofetada abrió los infiernos bajo una promiscua bocanada de aire insólito.
“Odio la obra de arte”
Jorge Oteiza
La mayoría de la gente pensaba que Rothko conseguía esas formidables texturas en sus cuadros utilizando esponjas, pero en realidad nunca lo hizo, era capaz de obtener ese tipo de matices utilizando únicamente brochas y pinceles.
Por la mañana, a las nueve del vigésimoquinto día de un febrero de 1970, entra en el estudio Oliver Steindecker. Y todo se apaga, y queda en soledad un sexagenario Mark Rothko, en la oscuridad, contemplando con horror su propia imagen de dolor ya inerte, despojada ya de significado; en un acto de venganza y cólera extrema secciona sus venas a la altura de los codos después de haber ingerido un tubo de Tofranil®, dejando así su obra huérfana; 798 trabajos inventariados y acaso eliminando la última distancia que le separaba de su búsqueda. El último pintor estoico.
“Silence is so accurate.”
Mark Rothko
La labor contemplativa del artista, o poniendo las palabras en boca de Rothko, “el artista debe disponer de mucho tiempo, tiempo libre, para no hacer nada, simplemente sentarse y dejar que las ideas sobrevengan”, la forma más espiritual de arte, lejos de productos precocinados, y familias enteras imbuidas en una felicidad canónica extremista, lejos del hartazgo de los platos de comida simbólicos que acompañan el diálogo vacío de una mercantilizada sobremesa tan sosegada como cruel; los platos que recogen las sobras del pábulo que les mantiene como sombras, agitados cual espíritus inquietos, impuestos a rellenar su fatídico lapso de tiempo con calderas de indolencia, sin tiempo para reflexionar sobre el paralogismo de tal o cual argumento. Es más fácil convencerse de que partimos de cimientos válidos, pero recordemos que todavía no existe una teoría física unificada del Universo que nos permita extraer toda la verdad que echaría a las ratas a comer a su lugar, no por obligación ni imposición, simplemente porque la rata misma se colocaría en su sitio, de hecho las ratas ya están colocadas en él, en el lugar de la horca continua, atrayendo la náusea de partir de principios falsos. Hay un ruido en la trastienda del estudio. Debe ser Oliver. Dejemos que el destino siga su curso.


· · ·

Hoy he soñado con un extraño lugar, bajo una atmósfera oscura y viciada de relente mágico, cristalino, donde se amontonan escamas desolladas, arrancadas de la piel de sus tenedores por diestros verdugos. Las pisadas crujen en monótonos tonos y vuelvo la cabeza para encontrarme que estamos alejándonos de la caravana blanca, con escalones plegables de material plástico y tres rayas azules que la rodean paralelas al suelo de escamas. Me encuentro andando junto a un hombre de mediana edad, bueno, le encabezo por unos pasos, y en mi camiseta se leen las palabras Tel Quel, me alejo de la clínica mental, mis pechos son más grandes que en la realidad por lo que enfatizan en mayor medida las palabras Tel Quel. Estoy buscando a mi amiga y no quiero volver a ese horrendo lugar, camino por una carretera que bordea un acantilado, cerca del mar, mi acompañante me llama, pero no lo hace por mi nombre, se refiere a una tal Pauline.
Pauline Lafont.
Me sobresalto totalmente espantada. La cera de la vela que emana tenue resplandor se deslíe en finas hileras, tal como se derrite el helado a manos del niño olvidadizo en el edén.
–abrázame Loco, ya no sé ni quién soy
–tranquilízate, Pauline
Mary hizo verdaderos esfuerzos por no perder la compostura; un atroz cosquilleo le emergió desde el coxis hasta la espina cervical para luego dejar entumecido el chakra coronario.
–Loco, ¡por dios!, soy Mary, dios mío, ¿por qué me llamas Pauline?... ¿qué me está pasando?
–Mary, por favor, tranquilízate, yo no te he llamado Pauline... relájate. De acuerdo, aceptaré el puesto a bordo del buque, no puedes seguir en este estado; me encargaré de los preparativos y abandonaremos Umeå cuanto antes
La revista literaria Tel Quel, fundada en 1960 por Philippe Sollers y, dividida en tres secciones: ciencia, literatura y arte; se asentó a finales de los 60 sobre las retoñas bases del post estructuralismo francés de Foucault, Derrida, Deleuze... quienes claramente rechazaron el marxismo como acción social y política y frecuentaron más el anarquismo, fundamentándolo teóricamente y blandiendo la fe en el individuo; no en el individuo oprimido y aplastado en situaciones de desigualdad flagrantes, que deja por tanto de existir como persona, sino en el individuo libre, sin sometimientos morales ni económicos que es capaz de encontrar soluciones y fórmulas de convivencia justas e igualitarias. Tel Quel, pues, era lo que exhibía sobre su pecho la Pauline del sueño de Mary caminando sobre escamas de animales desollados por el verdugo.
¿Cómo materializar la idea a través de un instrumento tan precario y poco preciso como la notación gráfica de Feldman? Dejando la libertad suficiente al intérprete, y por supuesto al oyente, para que puedan recrear esos otros mundos que existen, indecibles, apartados e incluso rechazados.
Como el rechazo al que fue sometido por parte de estamentos culturales, políticos y religiosos en Colombia el movimiento nadaísta, fundado también en los años sesenta por Gonzalo Arango como respuesta a “la decrepitud, a la caducidad del espíritu resignado, incapaz de evolucionar hacia nuevas formas de vida y de cultura; para evitar que la máquina del capitalismo me moliera junto a todo lo demás, para roer el queso sin quedar atrapado.”
Gonzaloarango, el poeta del Pielroja sin filtro, el que como él mismo dice, vivía del milagro, y cuando este fallaba, pues de las mujeres.
Contra la inercia.
Tras los pasos de Derrida. Rompiendo de una vez la frontera entre al literatura y la filosofía, abandonando la lógica premeditada del comienzo de la obra filosófica para abrazar la huidiza expresión literaria.
Lo siento, me he vuelto a quedar recostado sobre un pedazo de memoria, ¿qué día es hoy?, bueno, es igual, al fin y al cabo los días van pasando, aunque nos hayamos inventado una numeración, una notación con el objeto de retenerlos, de saborearlos, aún sabiendo que los preciosos días están continuamente en tránsito, provocando el altercado, encendiendo la mecha de un cuadro estático que no sería sino un pajar de hierba seca y caída sin ellos. Aún así, ¿qué día es hoy?; disculpen mi torpeza, pero hay de cuando en cuando algunas conductas aprendidas de las que resulta difícil deshacerse, así pues, discúlpenme si alguna vez les interrogo por el día en que nos encontramos.
Creando los quebraderos de cabeza de padres sensatos. Como un niño jugando en el otoño.
A su juego favorito.
En esta sórdida existencia, donde ya nadie quiere escuchar, y mucho menos preguntar, se debate el alma, roída por intereses energéticos casi exclusivamente; a diario. En el transcurso de esta búsqueda del sentido, lamento expresar que el sentido ya lo hemos perdido, nuestra única esperanza a estas alturas es el coronel, no para cambiar el rumbo del destino, marcado según todos los profetas, sino con el objeto de devolver la esperanza a este pequeño pueblo a orillas del mar donde los niños tuvieron que dar la espalda a la tierra, su sustento, para abrazar el indómito oleaje del mar de la Utopía; mas uno no debe olvidar que la esperanza sigue oclusa por siempre en la profundidades de la caja de Pandora, desde el inicio de los tiempos. Y los que esgrimen el falaz adalid de la esperanza no han reparado en que esta es vana, fingida; la única forma de esperanza real está ya sepultada bajo los rescoldos de un antiquísimo mar de la Utopía forjado en épocas ancestrales a partir de los sueños de los niños parvos y donde fueron sepultados los restos del más hermoso regalo de Zeus a los hombres.
El hambre, como bien indicaba Schopenhauer en Die Welt als Wille und Vorstellung15, el contrario del aburrimiento, del cálido domingo de burgués, del Weekend de personajes de Godard confesando fantasías sexuales imposibles, enfrentándose a maoístas africanos que mientras invaden la pantalla con su elocuencia dan cuenta de un suculento bocadillo cuando el hambre a los protagonistas azota, que desesperadamente buscan una salida a su kafkiana situación; el aburrimiento, el tedio, como contrario de la soledad inactiva, del hastío, del absurdo que provoca la náusea sartriana. Los dos enemigos a combatir por parte del Estado; sobre todo el hastío, el hambre puede quedar en segundo plano, ya que cada segundo que un ser humano profundice en el hastío será un segundo más que dedique por naturaleza a inquirirse por qué se encuentra en esa dramática y espeluznante situación. El pueblo sigue necesitando, como desde tiempo inmemorial, únicamente panem et circenses16. Y el poder sigue necesitando tan solo ingentes, incluso excedentes cantidades de panem, ya que su existencia está en cuerpo y alma dedicada a ello. La autojustificación, el medio más soez de vida; impuesta, transmitida de padres a hijos en el momento adecuado, no en aquel en que los hijos son todavía lo sufucientemente lúcidos e ignorantes como para despreciar la mercancía que les trasplanta el buque cual órgano vital, de la máxima trascendencia, sino cuando comienzan a elevarse los primeros quejidos, a nacer las clases prácticas en las callejas ensangrentadas de un ruedo saboteado, a cargo de siervos adocenados que se encargan de instruir perfectamente al hijo del estadista.
15El mundo como voluntad y representación.
16Pan y circo, recogida ya por el poeta volsco Décimo Junio Juvenal como la principal preocupación del pueblo romano.
Por eso no se hace necesario cambiar el destino, sumir al poder capitalista en la sevicia y Opresión con o mayúscula de oculta, furtiva, velada, subrepticia y clandestina, con las que sometió al pueblo ostentosamente a principios del siglo XXI, ya que el poder mismo empieza a tomar conciencia, poco a poco, de su propio hastío, como un bebé que comienza a gatear sobre escamas de animales muertos por la saciedad de su principio.
Y mientras, la intuición estética del poeta llega solamente a unos pocos, tira de los hilos de la realidad para representar su propia muerte, su vida legítima pero insostenible, la existencia del dolor que aboca al suicidio al poeta ilustrado. Y se apaga la sed del conocimiento. Y los hombres mediocres siguen intentando satisfacer su deseo, que les conduce a la necesidad y al hartazgo sucesivamente, siguiendo previsible y diacrónicamente el hilo de Ariadna de un laberinto sin salida.
Æquam memento rebus in arduis
servare mentem, non secus in bonis
ab insolenti temperatam
lætitia, moriture Delli,17
Quinto Horacio Flaco
17Recuerda, Dellius, ya que habrás de morir, conservar la mente ecuánime en los momentos adversos, y de igual forma mantén en los buenos momentos una mente libre de la náusea de la alegría.
Y el hombre estoico se encuentra en pos de la búsqueda de la perfecta ecuanimidad. Aislado. En miasmas de náusea; el artista es y jamás podrá dejar de ser una herida abierta.
Y flagrante. En cada uno de nosotros. Al estereotipo, al gravitar y al quintaesenciar, decúbito flagrante de sumisión del espectador, las salas que ahora acogen al público tumbado que acciona el mecanismo de succión por el cual viaja a través de una sonda intravenosa la ración pactada de consumismo artístico, justo lo necesario para mantenerse vivo, lo suficiente para evitar ciertas preguntas, para dominar perfectamente el arte del paralogismo, impúdico, solemne abriendo la herida... con sutura a mano, por supuesto; y que revoloteen las UVIs móviles, y que ajetreen y distraigan, pues estamos tomando nuestra ración de arte, ¿me permite por favor la cartilla de racionamiento?, sí, por favor señor cliente, pase usted a la sala 5, Det Sjunde Inseglet, 1957; ¿querrá un resumen para llevar a la salida?, que lo disfrute, gracias por acudir a nuestros microcines estatales precocinados.
(Impaciente) Todo esto pertenece a otro tiempo, ¡no tiene una lógica, señor mío!
(Bravucón) Lánceme ese cubo y acabemos de una vez, indigno fantoche.
–este cine ya no es cine, hubo un tiempo en que el arte era diferente, te lo aseguro Dante
–shhh, estás llamando la atención
–¿es verdad que te cargaste al comisario?
–(en voz baja) la verdad es que no era un comisario, era un comisaurio, una raza a extinguir, no te preocupes
Unas definiciones útiles.
Saurio: reptil generalmente de cola larga, boca sin capacidad de dilatación, cintura escapular, armado de cuatro patas bien desarrolladas que, aunque adaptadas a la locomoción, no impiden que el abdomen y la cola se arrastren durante el desplazamiento. Las escamas que poseen en la cabeza y en ocasiones en otras partes del cuerpo tienen su propia denominación y se les da un carácter sistemático para poder luego determinar las especies. Los párpados son libres.
Rincocéfalo: reptil cuyo origen se remonta al Mesozoico, se caracteriza por presentar una cabeza prolongada en forma de pico. Actualmente constituidos por una única especie viviente, el Sphænodon punctatus18, dispone de una gran cabeza, ojos bien desarrollados, y una cresta dorsal formada por tubérculos espinosos, que se extiende desde el occipucio hasta la cola.
18Tuátara.
Ratite: taxón donde se incluyen las corredoras o aves incapaces de volar, dentro del cual se encuentran el emú, el casuario y el avestruz australianos, el rhea surafricano, el ñandú suramericano y la extinta moa y el kiwi neocelandeses. En la actualidad la explotación de ratites se ha convertido en un lucrativo y ventajoso negocio en un momento en que la producción mundial de carne de ratites no llega a satisfacer la centésima parte de la demanda que genera el mercado internacional. Se cree que este primitivo grupo de aves ápteras tuvo su origen en el remoto supercontinente Gondwana, cuya existencia puso de manifiesto por primera vez a finales del siglo XIX el geólogo austríaco Edward Suess.
Según lo previsto, el coronel debería estar situado ya en las islas Brothers al oeste del estrecho de Cook. Rodeado por la desolación del peñón que acoge el faro construido en 1877 por obreros que trabajaron en condiciones tan duras como que no disponían de suelo suficiente en la islilla y tuvieron que improvisar barracas y tiendas para refugiarse de las inclemencias del tiempo, que ya les había hecho retrasar 60 días más de lo previsto el viaje en barco. Ciertamente, la devastación en este paraje aislado de toda civilización debe hacer tender al sobrecogimiento. Pero la recompensa es poder observar los últimos ejemplares del más extraordinario de los reptiles cuya especie sobrevive desde el período mesozoico, el Sphænodon guntheri, una rara variante del tuátara, que como único hábitat en la actualidad posee este abandonado peñón luciérnago, que ilumina el mar de Tasmania desde septiembre de 1887 cada diez segundos con un destello blanco suspendido a 79 metros sobre el nivel del mar y cuyo alcance es de diecinueve millas náuticas.
Pocos zoólogos conocen el significado mítico de la glándula pineal que posee el tuátara, ya que desde tiempos inmemoriales, los aborígenes se referían a la misma como al tercer ojo del animal, y no les faltaba razón en denominarlo así, ya que dicha glándula dispone de retina y una rudimentaria pero efectiva lente que se conecta al cerebro a través de ciertas terminaciones nerviosas.
200 millones de años lleva el tuátara contemplando con su tercer ojo este mundo, edad nada despreciable si tenemos en cuenta que los primeros homínidos que poblaron la Tierra lo hicieron hace cinco millones de años, siete si tenemos en cuenta a Toumaï, cuyo cráneo fue descubierto en Chad en julio de 2002 por un equipo de investigadores de la Universidad de Poitiers encabezado por el paleontólogo Michel Brunet.
Seguramente el coronel esté a estas alturas de la misión completamente solo, ya que cumpliendo el programa neocelandés de automatización de estaciones marinas, desde julio de 1990 el faro de las islas Brother se monitoriza electrónicamente desde la base de Wellington. La prioridad de los estadistas en aquella época era la amortización de los máximos puestos de trabajo estatales posibles. Ya se sabe, ajustar la curva de crecimiento sostenido a las necesidades del mercado. De nuevo.
En los reptiles, la glándula pineal suele cumplir la función de regular la temperatura del cuerpo, mientras en los mamíferos a través de la glándula pineal se hace posible medir la duración del ciclo día-noche y se controla la aparición del comportamiento estacional como el celo o la hibernación. Es conocido que en el tuátara la glándula pineal no cumple ninguna de estas funciones. Ninguna experiencia científica hasta la fecha ha logrado descubrir la función del tercer ojo del tuátara.
El crujir. Pisando el suelo de escamas de tuátara.
Se cree que Gondwana comenzó a existir como tal hace unos 650 millones de años y que empezó hace casi 130 millones de años, cuando el tuátara llevaba más de setenta millones de años poblando el continente, a formar lo que hoy es la Antártida, América del sur, África, Australia y la India. Observando la eclosión a través de su tercer ojo. Te he echado tanto de menos, creí haberte perdido para siempre, pensé que estabas escondiéndote de mí.
La distribución de ratites en el mundo corresponde precisamente a los subcontinentes que provienen del ancestral Gondwana. Algunos especimenes no han llegado hasta nuestros días, como la moa, extinta a causa de su caza intensiva por parte de los humanos maoríes.
En un principio y teniendo en cuenta rasgos morfológicos, se emparentó la moa con el kiwi, sin embargo, después de estudiar los restos de ADN en moas que vivieron hace unos 4.000 años y que hoy se conservan en la Colección Nacional de Tejidos Congelados del Museo Nacional de Nueva Zelanda, los cladogramas obtenidos a partir de las investigaciones indican que las moas son anteriores al kiwi, incluso al avestruz. Por otra parte, no existe un antecesor único del kiwi y de la moa, como los cladogramas clásicos hasta la llegada del ADN sugerían, sino que el kiwi apareció al diferenciarse posteriormente a partir de un antecesor común del grupo casuario-emú.
La correspondencia que recibía del coronel era cada vez más críptica y denotaba un estado mayestático de furor inusitado en él. Siempre albergaré la convicción de que en ese momento él estuvo a punto de dar con algo, no sé, algo imprevisto.
La bendición de la investigación de campo. A veces ciertamente le envidiaba, esos pequeños momentos de abatimiento, de oscuridad en la sima, palparte la ropa de arriba abajo buscando un encendedor, ese leve instante de duda, una pausa para por fin retomar el hilo conductor, aquel que nos saque del laberinto y nos deje sanos y salvos hasta que la lluvia sobre la memoria arrecie e ignoremos el peligro para entrar de nuevo en el laberinto, más jeroglífico si cabe que la vez anterior. Y así, toda una vida devanada. Sí señor, me hubiera gustado ser al menos un fragmento del coronel. Pero las preguntas persisten, agazapadas esperando la venida de su elemento dual, el objeto que Perseo tanto persigue llamado respuesta.
¿Y quién se atreverá a meter el montante en este aciago combate?
Vamos coronel, ¿qué es lo que vio el tuátara a través de su tercer ojo?
Los cúmulos globulares son concentraciones de estrellas con borde gravitacional, lo que les dota de una simetría esférica. El cúmulo globular M4, localizado en el corazón del Escorpión, situado apenas dos grados al oeste de Alfa Scorpii19, fue descubierto en 1746 por Philippe Loys de Chéseaux y es el cúmulo globular más cercano a la Tierra; se encuentra a 7.000 años luz, es decir que lo que vemos en la actualidad del M4 es la imagen de lo que fue hace siete milenios, aproximadamente la edad de la exobiología en la Tierra.
19Antares.
¿Qué es la vida?
Allá donde los años duran 687 días aún no lo sabemos, oficialmente. Pero con las técnicas de visión remota cada vez estamos más próximos, incluso más cerca que aquel lejano 27 de agosto de 2003, cuando Marte estuvo a la menor distancia de la Tierra que nunca en toda nuestra historia humana, nada menos que a 3 minutos 6 segundos luz. Esta cercanía permitió cartografiar Marte detallando accidentes con una precisión de entre 5 y 10 kilómetros, pero utilizando la visión remota, puedo estar literalmente allí, examinar un pedazo de roca o percibir la granulación y espesor de la tierra marciana, dar un paseo por la tierra de Prometeo o atravesar la planicie de la Utopía.
Resulta que los comienzos del siglo XXI fueron tremendamente significativos, las pruebas de que la edad del universo es de unos 14.000 millones de años se obtuvieron por el Hubble el 24 de abril de 2002 midiendo la longevidad de las más ancianas enanas blancas descubiertas hasta entonces.
Los resultados publicados en el número de diciembre de 1999 de la revista The Astrophysical Journal Letters así como la infructuosa búsqueda de planetas en órbitas próximas a las estrellas del cúmulo globular 47 Tucanæ que ese mismo año efectuó el telescopio Hubble hicieron creer a los científicos la imposibilidad de la existencia de planetas en cúmulos globulares, hecho que contradecía las últimas experiencias guiadas por Paul a las que hizo frente Pavel y que presagiaban encuentros visuales con civilizaciones formadas en los albores del universo.
En su última misiva, que nada tenía que ver con sus habituales sábanas manuscritas perfectamente documentadas, el coronel me enviaba una simple tarjeta blanca con las siguientes palabras: Paul Gauguin. Hiva-Oa.
La vetusta sala de recuperación microfílmica estaba atestada. Al ser el pueblo frecuentado casi exclusivamente por viajantes, solían tener este sitio como lugar, no sé, cómo decirlo, mejor... como diría Dante, de esparcimiento banal de bestia.
A pesar de ser un anticuado centro de información popular, dispone de cabinas individuales, lo cual facilitó el camuflaje de Dante, el proscrito, entre la muchedumbre.
Resulta curiosa la progresión que ha emprendido la transmisión del conocimiento en el ser humano, pasando de la transmisión oral a la escrita sobre todo tipo de materiales, las pruebas de la Historia, hasta que llegaron las imágenes, primero estáticas y más tarde dotadas de movimiento, incluso llegó un momento en el cual había tal ingente cantidad de material escrito fácilmente erosionable e incómodamente almacenable que surgieron las primeras técnicas de microfilmación, que conjugaron armoniosamente la tecnología fotográfica, bueno, más bien cinematográfica, y los procesos digitales de almacenamiento de datos; con lo que nace la transmisión del conocimiento escrito a través de la imagen.
El escritor de microfilm (DAW20) 4800 de alta velocidad de la Kodak Digital Science se alzó a principios del siglo XXI como el indiscutible líder del mercado y fue utilizado por ejemplo para la íntegra digitalización de la célebre revista The New York Times del Imperio Americano, o la microfilmación del sistema de fontanería de los edificios de la ciudad de Portland, también en el antiguo Imperio Americano. El funcionamiento del DAW se apoya en el software específico denominado Archive Writer Interface Software (AWIS), ya que a través de oraciones expresadas en AWIS es como se definen las características del formato de salida de la imagen y el modo en que se insertan las mismas en la micropelícula de emulsión de plata de 16mm, controlándose así el funcionamiento del DAW. Desde la memoria RAM21 de acceso aleatorio se extrae y se decodifica el archivo que contiene todas las órdenes declaradas en AWIS y se envían las instrucciones al motor de composición de la imagen. Una vez generada la imagen lógica en formato TIFF22, se envía una señal de la “imagen preparada” al tablero interfaz del escritor (WRIB23); la descarga de la imagen determina cuánta porción de memoria de los 16 Megabytes disponibles en el WRIB se asignará y se envía el archivo TIFF a un proceso de descompresión cuyo archivo resultante, que representa el resultado final de la imagen microfilmada tal y como aparecerá al recuperarla, se aloja en la memoria del WRIB. Sólo entonces es cuando los sistemas de control del celuloide actúan sobre el archivo resultante del proceso descrito anteriormente para labrar la información contenida en la imagen línea por línea en el fotograma correspondiente. Sólo entonces es cuando la barra de leds comienza a efectuar su recorrido exponiendo línea a línea la emulsión de plata formando la imagen del documento a las escalas estándar, 25:1 ó 40:1.
20Digital Archive Writer.
21Random Access Memory.
22Tag Image File Format.
23WRiter Interface Board.
Cada rollo de película puede almacenar de 7.000 a 17.000 exposiciones dependiendo del ajuste de parámetros de salida de la imagen, y según los manuales que se conservan irónicamente en papel en la sala de recuperación fílmica, Kodak aseguraba la legibilidad de los datos grabados por 500 años, siempre que el material se mantuviera en condiciones de almacenamiento apropiadas.
El avance que supuso en su momento el escritor DAW 4800 de Kodak fue que, en contraposición a los escáneres ópticos que tomaban instantáneas del documento, comandos nativos del AWIS exclusivo de Kodak permitían corregir y optimizar cada línea de píxeles de la imagen resultante durante el proceso, incluso para imágenes almacenadas con anterioridad si se dispone del escáner inteligente de microfilm (IMS24), cuyo software de optimización sensorial permite mejorar, corregir y limpiar la imagen, algo que ya les hubiera gustado tener para sí los lamentables estadistas que llevaron al mundo globalizado a tamaño estado de desesperanza. Apretando un botón.
24Intelligent Microfilmage Scanner.
Quizás se debiera a la inclusión de todos estos avances, la cuestión es que fue esa escritora de microfilm y no otra la que eligió en su momento el Centro de Documentación financiado por el coronel para digitalizar la inmensa colección de ya deterioradas publicaciones científicas y periodísticas de las que disponía.
Lo cierto es que aquel día, Dante se encerró en uno de las cuartos individuales de los que disponía la amplia sala de recuperación microfímica y se dispuso a rescatar la información que pudiera encontrar acerca de Paul Gauguin y de Hiva-Oa, arrojando un último leve pensamiento antes de sentarse gobernar a los mandos del IMS. Él mismo sabía del peligro que conllevaba permanecer en aquella sala durante un tiempo prolongado; todas las idas y venidas desde que conoció al coronel pasaron de largo, suavemente, en ese leve momento.
Las pesquisas le llevaron tras varias horas a la revisión pormenorizada del cartucho dedicado a la criptozoología en cuyo lomo se encontraba el correspondiente tejuelo en el que rezaba el rótulo 591.4VAR y donde alguien había recopilado entre otras, las interesantes publicaciones de uno de los primeros criptozoólogos y profesor del Institut de Recherche en Informatique el Systèmes Aléatoires, el Doctor Michel Raynal, discípulo del mismísimo Bernard Heuvelmans.
Raynal, que recibió su doctorado en ciencias informáticas en la Universidad de Rennes, dedicó 20 años de su vida al estudio de cierta ave áptera inclasificada por la zoología que se cree que vive o vivió en la celeste isla de Hiva-Oa, perteneciente al archipiélago de las Islas Marquesas, allá en la Polinesia francesa, en medio del Océano Pacífico, en el paraíso que eligió el pintor neo-impresionista francés Paul Gauguin como último punto de destino antes de su partida hacia la blanca isla de Thule el 8 de mayo de 1903, como consecuencia de una letal sobredosis de morfina.
La jeringuilla mortal se encontró en el transcurso de unas excavaciones efectuadas en el lugar donde se encontraba a principios del siglo XX la Maison du Jouir, textualmente una Casa de Placer supuestamente erigida por Gauguin a su llegada la Hiva-Oa conforme al estudio que Dante efectuó sobre la imagen digital que ocupa los 13,5 segundos del cartucho 821.133.1COA correspondiente a los 324 fotogramas del libro de Jean-Luc Coatalem “Je suis dans les mers du sud” editado en 2001 por Grasset en París. A pesar de que algunas fuentes recogían el anhelo del artista por volver a Europa, concretamente a España, para dar un nuevo giro tanto a su obra como a su vida, la realidad es que su última morada fue la anfitriona de indómita naturaleza e inquietante isla de Hiva-Oa. Fue allí donde retrató al chamán Haapuani en su cuadro “El Hechicero” y donde convivió con su última mujer, una apenas adolescente isleña llamada Vaeoho.
Pero lo que llevó a Dante a recuperar la pista del coronel fue el contenido del cartucho 59KRY sobre los albores de la criptozoología, en ella encontró diversos artículos del ya mencionado investigador Michel Raynal, los más interesantes y reveladores resultaron ser los siguientes:
Koau, l'oiseau insaisissable des Iles Marquises. Número 49 del Bulletin de la Société d'Étude des Sciences Naturelles de Béziers publicado en 1980 ; páginas 20-26.
L'oiseau énigmatique d'Hiva-Oa. Número 3 de la revista Cryptozoologia publicado en junio de 1994; páginas 1-8.
The mysterious bird of Hiva-Oa. Número 73 de la revista Info Journal, publicado en la edición del verano de 1995; páginas 17-21.
Une représentation picturale de l'oiseau mystérieux d'Hiva-Oa. Número 47 de la revista Cryptozoologia publicado en enero de 2002; páginas 3-10.
Y este otro artículo publicado conjuntamente por Michel Raynal, Jean-Jacques Barloy y Françoise Dumont:
L'oiseau mystérieux de Gauguin. Múmero 65 de la revista L'Oiseau Magazine publicado en la edición de invierno de 2001; páginas 38-39.
Por supuesto, para un ávido lector como Dante, y dada su formación, por elección personal, altamente científica, la lectura no le ofreció resistencia alguna y al punto supo sacar la información válida para sus propósitos.
Resulta que la primera vez que se oyó hablar de la misteriosa ave de Hiva-Oa fue durante el transcurso un paseo a caballo del que el mítico explorador noruego Thor Heyerdahl disfrutaba del paisaje que ofrecía un bosque de montaña junto a un nativo llamado Terai. Dante realizó una copia digital del siguiente fragmento del libro del propio Heyerdahl al que aludía el artículo, “Fatu Hiva, le retour à la nature”, editado en Papeete en 1976 por Les Éditions du Pacifique:
“De repente Terai detuvo su yegua y señaló el camino que teníamos delante. Estábamos en un otero cubierto de helechos bajos y un pájaro sin alas nos observaba. Entonces echó a correr por el camino, más rápido que una gallina, y desapareció como el rayo en una especie de túnel que formaba la densa vegetación. Ya habíamos oído hablar de este pájaro sin alas, una extraña especie desconocida por los ornitólogos. Los isleños solían verlo a menudo pero nunca han conseguido capturar uno porque siempre consigue escabullirse a toda velocidad dentro de agujeros y túneles . En la zona del Pacífico sólo se conoce la existencia de pájaros sin alas en Nueva Zelanda, representados por el kiwi y los moas, que llegaron a alcanzar los tres metros de altura. El caso es que iniciamos una búsqueda por el laberinto de túneles que había entre los helechos de aquel otero, pero no volvimos a ver al pájaro misterioso.”
Parece ser que los indígenas habían bautizado ya al escurridizo ave con y le denominaban Koao. De hecho, Dante encontró la siguiente definición en el libro del Doctor Louis Rollin “Les îles marquises” editado en 1929 en París por la Société d’éditions géographique maremimes et coloniales:
“Koao: ave fosoria que vive en los barrizales de las plantaciones de taro25. Al menor ruido excava un agujero, lo cual hace que sea díficil capturarla.”
25Colocasia esculenta, perteneciente a la familia Araceae, denominada también oreja de elefante. Planta herbácea, suculenta, que alcanza una altura de 1 a 3 metros, sin tallo aéreo. El tallo central es elipsoidal, subterráneo, conocido por cormo y con un contenido en base fresca del 18 al 30% en carbohidratos; presenta coronas de grandes hojas peltadas oblongas y produce abundantes tubérculos esféricos subterráneos, los cuales constituyen una fuente importante de alimento para todo tipo de ganado, aunque antes de ser ingeridos por los animales, los tubérculos han de cocerse, ya que el taro crudo contiene sustancias que irritan el aparato digestivo y si se suministra en grandes cantidades, puede llegar a causar envenenamiento. El color de la pulpa por lo general es blanco, pero también se presentan clones coloreados, incluso hasta llegar al violado. Aunque se adapta más a suelos profundos, fértiles, con suficiente materia orgánica y bien drenados, ciertas variedades subsisten perfectamente en cultivos bajo inundación.
Dante llevaba horas y horas junto al escáner sin ingerir alimento alguno, con la pura obsesión de llegar al final, de honrar una vez más al coronel intentando atrapar un pequeño pedazo de tiempo que la carta parecía haberle sugerido.
En 1979 Jean-Jacques Barloy lanzó la hipótesis que consideraba que ave de Hiva-Oa en realidad podría ser la polluela oscura o Porzana tabuensis; el propio Michel Raynal puso de manifiesto en 1981 en el Bulletin de la Société d'Etudes des Sciences Naturelles de Béziers las semejanzas entre las descripciones de los relatos descritos por Heyerdahl y los isleños con el takahe, Porphyrio mantelli, y que habita la isla sur de Nueva Zelanda.
Meras hipótesis, hasta que llega a manos de Raynal un ejemplar de la revista trimestral Te Manu editada por la Société d'Ornithologie de Polynésie, en concreto el número 27 de Junio de 1999 donde uno se topaba con un artículo del ornitólogo Jean-Yves Meyer en el que se mencionaba cierto cuadro de Gauguin en el cual se hallaba representada el ave. En efecto, el cuadro “Le sorcier d'Hiva-Oa” pertenece a los fondos del museo MAMAC de Lieja y puede apreciarse en la parte inferior derecha un perro junto a un ave, cuyo parecido con el takahe es casi definitivo. ¿Cómo logró Gauguin retratar un ave tan escurridiza?, ¿existen especimenes todavía vivos?
Michel Raynal termina su artículo “L'oiseau mystérieux de Gauguin” con una curiosa sugerencia, un verdadero desafío para cualquier investigador impenitente:
“Así pues, si algun criptozoólogo de campo viaja a Hiva-Oa, debería mostrarles a los marquesinos dibujos de aves del género Porphyrio (particularmente Porphyrio porphyrio y Porphyrio mantelli) y la reconstrucción de Porphyrio paepae que yo mismo propuse en 1995, o la realizada por Morant y Bonet en 1998; esto podría conducir a la recolección de nuevos informes y a acelerar el descubrimiento de algún ejemplar vivo del ave misteriosa, si es que, por suerte, aún sobrevive.”
Dante abandona exultante la sala con el material que se había propuesto conseguir en el bolsillo, cual Heleno escrutando aves, advirtiendo un porvenir después de casi dos jornadas de intenso trabajo; y se dispone a atravesar el recinto para alcanzar la salida cuando es reconocido por algunos de los zafios buhoneros que colman el ya degradado centro utilizado casi exclusivamente en su vertiente pornográfica. Era un buen momento. Lentamente introdujo los dedos en el bolsillo superior de su camisa y sacó un porro ya liado que se llevó a la boca. Pidió un encendedor y recordó la habitación, el aroma, el póster de Brad Hunt y las lágrimas verdes de ella bañando el charco de sangre. Por fin. El momento había llegado. Era hora de plantar cara a los intrusos. Centenares de ellos ante una presa nada fácil.
Las primeras dudas. El 10 de Julio de 2003 se confirma la naturaleza de planeta de un objeto gaseoso con dos veces y media la masa de Júpiter, orbital en un sistema estelar doble formado por la estrella de neutrones PSR B1620-26 y una enana blanca de helio. Se confirmó que la edad del planeta era de 13.000 millones de años, lo que proporcionó a partir de ese momento unos amplios e inesperados argumentos a la hasta aquel día menospreciada exobiología; ¿el fundamento?: si admitimos que los primeros planetas se formaron dentro de los primeros 1.000 millones de años del universo, ya sería raro que nuestra civilización humana de 5 millones de años hubiera sido la única pobladora de este universo-tiempo.
Decenas de tenedores clavados por su base, con el tridente mirando al cielo, hincados en el suelo bajo el cerdo, que con gran esfuerza consigue mantenerse de pie, inmovilizado, que se tambalea y presiente su final.
De resaca.
Eu-for-i-a.
Y Prometeo continúa su búsqueda. Y no repara en utilizar violenta tortura. Quien se interpone en su sendero obtiene el ejemplarizante escarmiento del cerdo cuyo vientre atraviesan decenas de tenedores. Podemos encontrar innumerables ejemplos de la mano del IMS de Kodak. Y el conocimiento lleva a la náusea.
Y todo parece estar surcado por una imperceptible resaca.
Cuando la minúscula resaca parece regir la totalidad.
Lux lucet in tenebris26.
26La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. San Juan 1:5. Lema de los valdenses, secta herética fundada por Pedro Valdo (Pierre de Vaux), quien siendo un rico mercader de Lyon renunció en 1173 a todas sus posesiones y se convirtió en un predicador laico itinerante. Pronto los valdenses se unieron en Lombardía con la secta de los Umiliati, también denominados “los pobres de Lyon”. Valdo y sus seguidores, predicaron contra la jerarquía eclesiástica, hecho por el cual la Iglesia los excomulgó durante el Concilio celebrado en Verona en 1184. Sus posturas anticlericales y antijerárquicas les acercaron a los promotores de la revuelta protestante en el siglo XVI. El Papa Sixto IV aún declaró una cruzada contra ellos en 1477. Las persecuciones continuaron hasta el Siglo XVIII. En 1685, los ejércitos francés e italiano dieron muerte a más de 3.000 valdenses y capturaron a unos 1.000. Sólo en 1848 consiguieron lograr garantías constitucionales y libertad de cultos en Piamonte y Saboya. Los Valdenses italianos podían encontrarse todavía a principios del siglo XX en ciertos valles alpinos como Val-Martino o Val-Angrona. El Siglo XX ve la luz con 46 comunidades de valdenses que cuentan con cerca de 45.000 devotos. El comunismo evangelista de los valdenses en la Edad Media estuvo imprimido de cierto talante monacal. Los miembros perfectos de la comunidad profesaban el comunismo y el celibato obligatorio, mientras los discípulos estaban autorizados a contraer matrimonio y poseer propiedades. Los Valdenses rechazaban de plano el servicio militar y el juramento. Dedicaban su atención a la educación del pueblo.
Apunte explicativo sobre el texto de Friedrich Engels “Las Guerras Campesinas en Alemania” realizado por David Borisovich Goldendach, más conocido por David Riazanov, el que fuera director del Instituto Marx-Engels-Lenin de Moscú hasta 1930, fecha en la cual se ocasionó su encarcelamiento en la Prisión de Investigación y Aislamiento Número 1 de Saratov debido a la simpatía que mostraba por la facción menchevique de Julius Martov, el hombre cuyas ideas desarrollaría más adelante Lev Davidovich Bronstein, recordado por la Historia como León Trotsky, asesinado a manos del agente secreto Ramón Mercader del Río e infiltrado de la policía secreta soviética ГРУ–Главного Разведывательного Управления. Utilizó los sobrenombres de Frank Jacson como ciudadano canadiense y de Jacques Mornard en el papel de periodista belga. Su golpe de piolet logró asestarse gracias a la relación sentimental que mantenía con Silvia Agelov, hermana de Ruth Agelov, la que fuera secretaria del propio Trotsky durante la visita a la residencia de Frida Kahlo en Coyoacán de la comisión dirigida por el filósofo John Dewey, que trataba de examinar y pronunciarse sobre las acusaciones contra Trotsky que le habían sido imputadas por Stalin.
El sacrilegio de Dante estaba a punto de ser castigado con la máxima pena mientras la escena arrojaba efluvios que no se percibían desde la época inquisitorial de la persecución y el acecho, desde las teas encendidas de los que consienten que el aliento se su vida sea la proscripción del aislado y las mayores de las veces maltrecho heresiarca. Y los estadistas hacen que se persiga al antidemocrático, y ellos mismos en su evasión hacia delante, construyendo el futuro, se permiten la licencia de redefinir la palabra antidemocrático con dos palabras: no yo.
Efectivamente, esta era la definición de antidemocrático que imperaba en todos los países que se consideraban avanzados en los albores del siglo XXI, mientras el pueblo, no como conciencia integral sino como individuos, poco a poco fueron (sic) dándose cuenta de que la vida que en realidad estaban viviendo se encontraba salvajemente regida no por los principios democráticos, sino por la ya absoluta demagogia.


· · ·

demagogia.
(Del gr. δημαγωγíα).
1. f. Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular.
2. f. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.
Real Academia Española©
En efecto, era ya demasiado tarde cuando se demostró prácticamente que el foso en el que se hunde la democracia oculta bajo la ley del mercado a partir de unas decenas de años de su instauración es el de la perversa, volátil, insidiosa e indetectable demagogia, extendiendo sus efluvios contenidamente so pena de ser desenmascarada y desterrada por el propio político honesto, caído en la cuenta de su propio error ya demasiado tarde, tras haber tragado cucharadas de tiempo ingentes.
Siendo claro que el apóstata antidemocrático es un individuo perteneciente al pueblo, no es menos cierto que si el antidemocrático se define con estas dos palabras: no yo, y se desea aplicar esta nueva definición, obviamente se está excluyendo al elemento en cuestión de la sociedad. Por otra parte y derivada de la máxima anterior, la democracia deja de entenderse como el “predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado” para convertirse en el mucho más simple y manejable concepto de yo. La democracia soy yo. Y yo se personifica en el estadista, es más, se funde con el estadista en un nuevo concepto regidor que propicia el advenimiento, forjado paso a paso e ineluctable, que provoca la presencia del sistema demagógico.
De este problema se hacía eco el magistral proyecto fílmico emprendido en 1991 por el ecléctico director danés Lars Von Trier, creador junto con Vinterberg del movimiento cinematográfico Dogma 95, ya que el profético realizador decidió comenzar a rodar una cinta cuyo material se conseguiría filmando al año tres minutos de metraje, provocando la gestación de una película que recogería significativamente el cambio ideológico tanto personal de su protagonista, interpretado por el actor alemán Udo Kier, como de la humanidad advenido en ese período. Su estreno conmovió notablemente a los asistentes, tanto a quienes ya habían perdido la esperanza en el cine, en el cenit de su mercantilización por aquel entonces, como a los neófitos, vanguardistas sinceros y falsos, y tanta y tanta gente que puebla el festival anual francés. Tamaña fue la conmoción que lo que allí en la sala ocurrió durante los 99 minutos que dura el filme, que se daba por primera vez en la historia desde el año 1946 en el que se inició la andanza de la muestra el siguiente hecho: se concedió a una misma cinta, Dimension, de manera completamente excepcional y por unanimidad del jurado, la palma de oro a la mejor película, el premio al mejor director y el premio del jurado de ese año.



El gigantesco auditorio Louis Lumière se encuentra en el primer nivel del Palais des Festivals de Cannes y es capaz de acoger frente a su inmensa pantalla de 20 metros de largo a 2276 espectadores, de los cuales 1454 se colocan en la balconada y 64 son acomodados en las cáveas laterales mientras que los 758 restantes pueden vibrar de la emoción que suscita el séptimo arte de una forma más cercana desde la orquesta. Fue también la primera vez, durante este estreno mundial de Dimension que tuvo lugar en Cannes, que se pudieron experimentar las flamantes instalaciones situadas en las cabinas técnicas y que permitieron por primera vez en la historia contemplar un filme disponiendo de la traducción simultánea sonora y gráfica a 24 idiomas diferentes, entre ellos el sánscrito y el recién recuperado elamita, basado en el sistema cuneiforme que se difundió por toda Asia Menor y que fue utilizado por los habitantes de Mesopotamia durante unos tres milenios y medio, y que resurgió no hace muchos años para unir de una vez por todas a los pueblos del Oriente Medio.
La náusea se hace más palpable cuando alguien te coge por las solapas y te introduce de lleno en la mendacidad, aquella que volvía tan loco a Brick Pollitt que le obligaba mediante el alcohol a procurar escuchar ese clic en la cabeza que le devolviera la paz, que le trajera la armonía.
–pero Brick, hijo mío, eres un verdadero alcohólico –dijo el viejo–.
Fue el lunes 13 de marzo de 1995 cuando Von Trier se reúne con el joven director københavnés Thomas Vinterberg para garabatear las bases del desarrollo de la siguiente aseveración: “el cine no es individual”, dando así forma al manifiesto Dogma 95. Derribando las reglas. Construyendo otras nuevas.
Edificando Dogville. U. 2003. Догвилль.
Cimentando Manderlay. S. 2005. Мандерлэе.
Fundando Wasington. A. 2008. Васингтоне.
Retratando al Imperio desde Trollhättan.
CINE VERDI
BRAVO MURILLO Num. 28 MADRID
DOGVILLE V. O. S.
Sala Sesion Fecha
01 19:00 13-11-03
NO NUMERADA
001 PVP: 915Pt/5.50E 1211130018
Q1# IMP. INCL. 7% / CIF: A58265455
El vértigo también hace acto de presencia en cuanto uno se encuentra inmerso en la náusea, viendo cómo los años pasan como minutos y cada fotograma alberga tal cantidad de conocimiento que uno podría, como hizo Raynal con su misteriosa ave de Hiva-Oa, dedicar a él 20 añadas de su vida, a su estudio; naturalmente en el caso de disponer de la suficiente coherencia mental para afrontarlo. Efectivamente, aquella película fue para muchos lo más parecido a ver pasar la propia vida ante uno durante un segundo y que se enciendan las luces, y seguir vivo para contarlo.
Ahí está Dante, conteniendo la respiración como el mejor buzo a pulmón libre del mundo, agazapado en el corredor subterráneo como la mítica ave de Hiva-Oa, preguntándose por qué no apretó el gatillo contra su cabeza aquella mañana de domingo, sin dejarse tiempo para el arrepentimiento, ni lamentos, sin tiempo, en vez de dejar acontecer aquella tarde vacía y prediseñada de domingo. Y los criptozoólogos de campo de este mundo dual representados por decenas de viajantes que se convierten en un clamor de justicia, justicia por su compañero hecho trizas a manos del sanguinario demente, intentando recuperar el cadáver, tiene que estar cerca, el cuerpo inerte de Dante, el ave de Hiva-Oa.
La furia del esgrimista de la realidad, hueco como el cartón y tórrido como una jauría de aves hambrientas, el aprendiz que necesita equilibrar su fortaleza mental con su fuerza física, el dominio de la destreza a través del entrenamiento técnico, sólo así podrá llegar un día a plantar cara a su oponente, es más, él debe sentirse a sí mismo como su más fiero contrincante, por encima de todas las leyes físicas y de todo lo que nos han enseñado para que nos alimentemos en sórdidos abrevaderos cómodos de abastecer por los dirigentes, recibiendo nuestra ración de parte-de-ser que nos complete. De todo esto y de más debería caer en la cuenta el novicio en el arte de la dialéctica, el que aspire a tornar estos mundos en otros y el que esté dispuesto a sacrificar su existencia en aras del mayor ultraje, pero también el máximo analgésico con el que podemos oprimir nuestra existencia. El dirigente. Al que sigue el pueblo. El que traiciona al propio pueblo y mercantiliza, deserta, engaña, miente, intriga y se envilece al intentar con toda su fortaleza mental, poderío físico y depurada técnica seguir la conducta contraria a lo escrito por los genes milenios ha, el ADN, la única forma de escritura anterior a la cuneiforme y a las demás que devinieron en el tiempo y la única válida que nos aleja del más añejo e insoluble de los peligros que genera el hombre: el guía.
Y el esgrimista debe perder todo apego, de cualquier clase, ya que este afectará al manejo de la espada y los movimientos que debieran ser gráciles se tornarán en cargados, los ataques que debieran ser sobrios y precisos se realizarán inoportuna y atropelladamente, lo cual otorgará ventaja crucial incluso al adversario menos experimentado, hecho que instintivamente le encaminará sin un segundo dudarlo a hendir el acero directo como el rayo, atravesando certeramente el corazón, horadando el refugio del alma.
Ésa es la debilidad del poder.
Ése el diseño del combate mortal que habrá de venir.
Ésa precisamente es la pequeña grieta sobre la que es posible socavar una ventana a la esperanza, sí, ésa que unos y otros dicen que ha muerto.
Mi venerable otro es un pozo sin fondo, no hago más que perderlo de vista cuando se me aparece de nuevo, una vez y otra, recordándome que soy yo otra vez, y que además soy otro, incluso puede que otro más, no se sacia con nada y tengo que mantenerle vivo porque es parte de mí, somos el ánfora y el contenido de un todo.
¡Haga lo que quiera, señor!, ¡pero no me toque a mis ídolos!, ¡ni se le ocurra a usted por un momento!, ¡que no se le pase por la imaginación el atreverse a despojarme de una creencia sin restituirla por otra!... ¡inmediatamente!, ¡imbúyase usted si quiere en el vacío!, y a mí... a mí déjeme tranquilo al calor del trabajo remunerado. Impávidas alcahuetas muestran las tiñosas medias de rejilla blanca haciendo gala del pobre conocimiento, ¡diantres!, ¡que disponen de un soez marketing para prostitutas!
Y déjeme a mi mear en mi tiesto, pero que no se le desvíe a usted el chorro del suyo, ¡le suplico que no me convoque a más revoluciones ni cambios!, ¡que tengo ya veinticuatro años y no es edad ya de danzar por ahí como un valdense proscrito! Que en la vereda de la urea usted sería capaz de hallar la senda del espiritualismo y la conciencia, ¡que es una simple excreción!, vuelva usted a mis brazos de capitalista mercadotecnia y olvídese de los extraños humores que recorran su organismo, ¡que me acompañe!, ¡válgame Dios!, ¡que ser!, y no lo sienta más, que yo como autoridad, le protejo, y le entretejo.
¡Trazos!, dejadme al menos un trazo por el que pueda seguir siendo el auriga que gobierna todos vuestros actos, ¡pero qué decís!, seré yo, y sólo yo el que os dicte vuestra forma de vida, ni se os ocurra ser conservadores a los 18, pero tampoco conviene mear fuera del tiesto pasados los 30, veréis cómo con el tiempo la contradicción es fácil de sobrellevar y que es harto sencillo ahogar en un propio vómito a los que intenten apartaros de mis democráticos cimientos. ¡La madre de todos los ciudadanos! ¡Escuchadme!, incluso los que se suicidan, todos tienen una madre única, ¡yo soy la madre!, ¡escuchadme!, nada lograréis con vuestra inmolación, con vuestro sacrificio ni con vuestra destrucción, no sois ni seréis ejemplos de nada, yo soy el poder y la democracia, y la evolución, y la vida, incluso vuestra locura, creedme que como madre percibo todos vuestros movimientos, deponed la lucha, cesad el martirio y abandonáos a los banales placeres que os ofrezco, abrazad la ciencia, pero sólo hasta cierto límite, jamás dejéis que Isis rasgue su velo, o si esto ya ha ocurrido, comportáos como hombres de provecho ya que, mientras cedáis la parcela de la realidad al estadista, os dejaré seguir jugando vuestros juegos en los terrenos espirituales o de abstracción que consideréis oportunos.
Y solamente la riojana María Teresa León Goyri27 habla de la ternura de Stalin.
27María Teresa León Goyri, escritora, Subdirectora del Consejo Central del Teatro durante la guerra civil española que arrancó con el Bando de la Comandancia Militar de las Islas Canarias fechado el viernes 18 de julio de 1936, y firmado por el militar fascista Francisco Franco Bahamonde en el cual se establece la “censura de cualquier impreso o documento destinado a publicidad, se prohíbe el derecho de huelga... Sólo se permite la circulación de guaguas y tranvías, los vehículos particulares necesitarán de autorización expedida por la Comandancia Militar”. Los apoyos de Gonzalo Queipo de Llano y Sierra en la zona sur, el cubano Emilio Mola Vidal en Nafarroa, el jefe de la 5ª División Orgánica con base en Zaragoza Miguel Cabanellas Ferrer, el general José Sanjurjo Sacanell, estrellado por Juan Antonio Ansaldo en las cercanías de Lisboa, el teniente coronel Juan Yagüe Blanco desde Extremadura y el general Manuel Goded Llopis en las islas Baleares fueron decisivos para sentar los primeros compases de la contienda. León Goyry fue exiliada tras el desenlace de la penosa guerra a París, donde trabajó como traductora en la radio francesa Paris-Mondial y como locutora para las emisiones de Latinoamérica; toda una vida huyendo. Primero París, más tarde Argentina, Roma, Orán... el destierro de los desheredados, la pátina que recubre las memorias en las páginas del tiempo.
Y al final la pérdida de todo recuerdo, el mal que encierra a las personas cabales en residencias neuróticas en la recta final de su calvario, urdido por los mensajeros de la muerte que conducen las células neuronales a la apoptosis; en el mundo donde sólo se conservan ciertos manuscritos, las obras impresas y los fotogramas de los microfilms, es decir una minúscula parte de la existencia e inquietud de tan sólo unos pocos. Despreciando el Art Brut.
Y Stalin sigue siendo el ejecutor, mientras Lenin es el padrecito.
Entretanto Dante únicamente busca la tranquilidad en este cementerio.
Pero el estadista se lavó ya hace tiempo las manos en agua bendecida.
Y aún así, seguimos mirando al horizonte, se nos sigue embobando la cara con una verdadera muestra de afecto, recuperando a un amigo hace décadas perdido o sintiendo la simiente alojarse en nuestro interior, dédala, profusa, y yo, empapada de brea mi sexo, por fin alcanzo el horizonte.
“De muchas cosas he de hablaros. Quiero decirlas a tapadas en estas hojas que nadie leerá. He salvado apenas unas cenizas alegres, vivido una lección. Estoy en ese punto doloroso que es como un gemido que avergüenza y que mis maestros de moral llamaban arrepentimiento. Llevo los ojos cargados de verdades, que no me pertenecen. No sé cómo hacerlas salir. Soy un navío atracado a la soledad de un puerto y sufro porque quisiera encontrarme con el marinero borracho que conoce las mejores tabernas y acompañarle muelle abajo, en silencio, pensando en las alegres cosas que se fueron. ¿Dónde están? ¡Oh, que vuelvan mis amigos con su risa clara y su fortaleza! Pero ¿soy yo o ellos los que se han marchado?”
María Teresa León Goyri, Juego limpio
¡A la pira!
Nos desembarazaremos de ello. Y leo a cada momento a Henry Chinaski, Jerome David Salinger, Allen Ginsberg y Thomas Ruggles Pynchon sin haberlos leído en mi vida. Acoso. Derribo y acoso de nuevo. ¿Dónde está el superhombre que nos prometieron Nietzsche y Kubrick?


· · ·

Y necesito tener bajo la almohada un nuevo ejemplar de la revista que me saca de este mundo feroz y lacayo: “Le surréalisme au Service de la Révolution”, fundada originalmente por André Breton en 1919, junto con Louis Aragon y Philippe Soupault bajo el nombre Littérature; Nº 1 REVUE MENSUELLE Mars 1919
DIRECTEURS :
LOUIS ARAGON – ANDRÉ BRETON
PHILIPPE SOUPAULT
REDACTION ET ADMINISTRATION :
9, Place du Panthéon, 9
Prix du numéro: 1 fr. 50
Il a été tiré de numéro 15 exemplaires
sur papier de Hollande de Van Gelder Zonen
numérotés de 1 à 15
EXEMPLAIRE Nº 8
, megáfono del imberbe movimiento dadaísta; y leer de nuevo la escritura automática de Les champs magnétiques, probablemente el primer texto surrealista, o si no, ¿qué más da?, y... sentir todo su peso puesto al servicio de la Revolución; y volver a sumergirme en el mundo cuando no tenía ni pies ni cabeza, y sentir el arrullo de tantas olas que surcan la maltrecha fisionomía de los países, mas no tengo paciencia para aguardar un mezzo tempo de nuevo. La sangre hierve cuando debe hacerlo, en la juventud y a las puertas de la miseria. Porque el inconformista no vive de pequeños momentos. Sino de obras maestras. Ordet, 1955. Offret, 1985.
La palabra y el sacrificio.
Vive de la acción cuidadosamente planificada, del metraje ajustado a la idea de lo que desea mostrar en pantalla, al tratamiento adecuado y minucioso de los personajes y a saber vivir en la sombra del tiempo. El mismo que se ha paralizado contemplando a Dante rodeado de viajantes, buhoneros y gorgoteros varios. Recordemos, en la sala de recuperación microfílmica del pueblo en manos de los nómadas. Y Dante clavado en el suelo, esperando con un canuto pinzado entre los labios la revelación de un resorte invisible intangible e impredecible que le saque del apuro. Mientras cavila en ese valioso instante, cuando las glándulas del eje hipotálamo-hipófisis segregan la endorfina que acabaría con un elefante, rastreando mentalmente las vías de las rutas inverosímiles que asimilan al coronel, tanteando su pensamiento. Como el esgrimista excelso, sin temor a la muerte, sin ningún apego por el cual permanecer en este complicado mundo. Dream with the fishes, 1997.
Los peces soñarán con nosotros, no digo que no, pero lo que es seguro es que yo sueño con los peces.
El suicidio.
La voluntad moral del individuo, la última escapatoria, sumida bajo la depleción de L-triptófano en el organismo, la falta del horizonte artificial, ese que permite a los aeroplanos mantener el equilibrio del aparato en la niebla o cuando la visibilidad externa se debilita; los bajos niveles de serotonina en el líquido cefalorraquídeo... ¡ya basta!, ¡deponed vuestra actitud!, es poco constructiva, aparte de cobarde, por no decir que no aporta soluciones, ¡dejad de blasfemar, zaheridores de la mente! Observad cuán es la entereza de la que hacen gala vuestros gobernantes y tomad ejemplo de ellos y echad a la basura a todos los poetas suicidas y auscultáos y eliminad os lo suplico ese pernicioso quiste de rebeldía y ceguedad. Para los que lo tengan más difícil hemos dispuesto el programa de suministro de L-triptófano contra esta terrible lacra.
Las 37 muertes y las más de 1.500 invalideces permanentes asociadas a la ingestión de L-triptófano que se produjeron a lo largo de 1989 hicieron saltar todas las alarmas en la FDA28 del Imperio Americano, que tomó la decisión de prohibir radicalmente la comercialización de la sustancia. Extrañamente, aquel hecho tuvo una gran importancia en las cuentas de resultados de tres grandes empresas farmacéuticas, en concreto la Eli Lilly and Company, Pfizer Inc. y la American Home Products.
28Food and Drug Administration.



Eli Lilly and Company es el fabricante, distribuidor y propietario en exclusiva del clorhidrato de fluoxetina bajo la marca registrada Prozac®; Pfizer Incorporated es por su parte el fabricante de Zoloft®, clorhidrato de sertralina disponible en cápsulas de 25, 50 y 100 mg mientras la dexfenfluramina es comercializada bajo el nombre de Redux® por parte de AHP-Wyeth.
La drástica paralización en aquel año de 1989 de la distribución del L-triptófano, dejo a los pacientes con niveles deficitarios en serotonina en manos de productos pseudosustitutivos como el Prozac®, el Zoloft® y el Redux®, drogas que proporcionan únicamente un beneficio temporal e incompleto al paciente y que a menudo se encuentran asociadas a comprometidos efectos secundarios. Por desgracia, la exigua información que se puede conseguir sobre este extraño asunto aparece únicamente en los medios de comunicación de la época y resulta incompleta y tergiversada en la mayoría de los casos.
Estrógenos de orina de yegua preñada componen el Premarin®, uno de los fármacos más recetados del Imperio y que engorda, aportando más del 10% el total, la cuenta de resultados de American Home Family, fusionada en 1997 con Mosanto, la empresa suministradora del agente naranja que acabó con la biodiversidad selvática vietnamita en los sesenta, la empresa que fue condenada a pagar la módica cantidad de 50.000 dólares, cubriendo únicamente las costas de un pleito ganado por el fiscal general de Nueva York y que obligó a Mosanto a retirar la publicidad capciosa a la que se refería con alardes sobre la “biodegradabilidad” y el carácter “ambientalmente positivo” del glifosfato Roundup; perdón, por supuesto, ejem... disculpas, casi lo olvidé, quería decir del glifosfato Roundup®, rociado de forma ilegal desde alturas superiores a los preceptivos 10 metros en regiones con pocos recursos como el departamento del Tolima situado en la Colombia de Gonzaloarango, dañando irreversiblemente cultivos, hogares y familias campesinas. Sin embargo, no hay ley que prohíba a los diplomáticos y políticos repetir las falaces frases condenadas por la justicia sin necesidad de tener que justificarlas ni documentarlas. En aras del bien del pueblo, de la riqueza común. Y yo que me lo trago, como traga las pastillas de Redux® la esposa del ciudadano medio americano, y como traga su semen la querida encubierta tras el elegante gris marengo del todo-terreno anhelando expectativas de matrimonio. Y cada cual se traga lo suyo. Y todo está controlado, tanto cuando la producción escasea como cuando existe sobreproducción; no teman, porque el Imperio Americano controla los aranceles de importación y exportación que sabiamente con técnica de mono loco manejará para que papá te pueda dar la comida. Y si es necesario, a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), cuyo lema es “planificar y administrar la asistencia económica y humanitaria exterior de los Estados Unidos en todo el mundo”, promoveremos el desarrollo sostenible de áreas como Putumayo mediante la financiación de cultivos de maíz que sabemos de antemano poco rentables en la zona, pero para cuyo mantenimiento en breve lapso de tiempo nos solicitarán enormes cantidades de nuestro glifosfato, que tenemos excedente de Roundup® y conviene metérselo por el culo a esos subdesarrollados ¿se llaman criollos, no? Queda así bien a las claras la estrategia de Mosanto, la cual volcaría indefectiblemente a American Home Products-Wyeth al colapso en una sociedad moderna, pero creo que este no es el caso.
Los productos del hogar americano, la justificación para enviar a potros de 4 meses al matadero, yeguas preñadas continuamente produciendo orina en los laboratorios de Wyeth-Ayerst; y los 4.800 millones de dólares de indemnización por los efectos secundarios del Fenfluramine® y el Redux®; y 80.000 yeguas en Dakota del Norte recolectan estrógenos para la familia media americana cuya vapuleada matriarca desea a toda costa dejar de ser obesa para su marido hipócrita sin sentido y sin deseo y puritano y avaro, y la querida en el último modelo de todo-terreno revisando bien los bajos y ella traga miles de pastillas de Redux® esperando a su esposo mientras a la otra traga una sustancia más glutinosa, ya que le llevará todavía unos pocos años el comenzar a tomarlas, administración por vía oral, cápsulas ideadas sobre las bases de la alteración de la química cerebral para reducir el apetito, la gula, la glotonería altanera que recorre la fisionomía de los estados. Y el hombre medio americano, que escuchó decir en demasiadas de ocasiones a su padre que la vida buena es la cara, hay vidas más baratas, pero son una mierda. Y llegan los graves daños coronarios a las familias medias americanas, y la Administración nos dice que sí, que por vía oral, que o lo tomamos o lo dejamos: 4.800 millones de dólares a repartir entre 6 millones de afectados. Y el pueblo replica que no lo acepta, lo cual en el fondo quiere decir que sí, que lo aceptamos, 800 dólares por cabeza y no se hable más, así puedo arreglar la cortinas del baño o cambiar el televisor, puede que pasarme a la competencia y comprar un par de cajas de 20 comprimidos anaranjados y verdes de Prozac® 40 mg y olvidarme de que mi marido sigue con esa zorra a la que pensé que ya había dejado, y abro la caja,
DISTA
3107
; y pienso en el hijo que llevo en mis entrañas, y en las presiones de mi familia para que no aborte, me siento débil, ¡glup! y el inodoro e insípido fármaco se aloja en mi estómago tras un viaje formidable bañado en whisky de botella en bolsa de papel a lo largo del tracto digestivo, y siento que la fluoxetina está pasando ya al torrente sanguíneo, me olvido de todo y pienso en las pequeñas cápsulas de gelatina blanda con polvo Pulvule® compuestas de gelatina, plastificante, agua, conservantes, colorantes Azul FD&C No. 1 y Amarillo FD&C No. 6, opacificantes, saborizantes... y que contienen además almidón, silicona, dióxido de titanio, óxido de hierro y otros ingredientes inactivos que no perjudicarán mi organismo; lo que sí se debe evitar es la rotura de la cápsula en el estómago, y para ello emplean gelatinas de alta graduación Bloom y baja viscosidad; se preocupan tanto por mi salud que los fabricantes de cápsulas que cumplen con las normas de calidad hasta se cuidan en emplear en la fabricación de las cápsulas agua con contenido en hierro no superior a 15 partes por millón, el problema es que este año los recortes nos han castigado bastante y nos veremos obligados a contratar un proveedor más económico y quizás menos exigente para el Prozac®. ¿Cómo? Ah, si... si, que sí, que tendremos el dinero en caja suficiente como para pagar la multa de las potenciales intoxicaciones.
Y vuelvo a ser yo al cabo de 6 horas, y la concentración plasmática de fluoxetina en mi organismo se aloja en el codiciado nivel de 55 nanogramos por mililitro. Ya tengo otro par de dias de descanso, fuera de mi infierno, y ya me dan igual los líos que tenga el cabrón con la zorra... se cierran los párpados, ¡la imaginación vuela libre!
No sea yo el que fermente tu odio. Duerme bien, ciudadana.
En 1999, y como iniciativa de los propios laboratorios Lilly y la FDA, se realizó un estudio sobre los efectos de la sobredosificación de Prozac®. A lo largo de una de las sesiones de documentación que llevaba a cabo frecuentemente Dante en el centro, una nota oficial sobre este tema capturó inicialmente la atención de Dante, aunque acabó, por irrelevante para sus propósitos, siendo desechada en una papelera desde la cual se observaba claramente un fragmento de la misma, extrañamente doblada, donde se podía leer el siguiente excerpto:
“En pacientes pediátricos (entre 3 meses y 17 años), se registraron 156 casos de sobredosis con fluoxetina sola o en combinación con otros fármacos. Seis pacientes murieron, 127 se recuperaron por completo, uno sufrió insuficiencia renal y en 22 se desconoce el resultado final. Uno de los seis pacientes que murieron fue un niño de 9 años de edad con historia de trastorno obsesivo compulsivo (TOC), síndrome de Tourette con tics, déficit de atención y síndrome de alcoholismo fetal. Había estado recibiendo 100 mg de fluoxetina al día durante 6 meses además de clonidina, metilfenidato y prometazina.”
El llanto de una madre.
Sí, ya que todos los suicidas tienen madre, los voluntarios y los involuntarios.
Y el cielo parece cambiar de color. Y ya no necesito la ayuda de un horizonte artificial para volar. Incluso he topado las fuerzas por las que he abandonado a mi marido. Y yo ya soy yo sin fármacos. La misma niña de siempre.
¿Lo ven? Es la confirmación, la ratificación de mi política. Otra gran proeza del estadista, y debidamente documentada, como gustan tanto esos intelectuales de izquierdas dispuestos en todo momento a zarandear la dicen ellos inestable balsa que nos aloja.

· · ·

¡Pardiez! Necesito mi monóculo o no podré contemplar el espectáculo.
Butacas reclinables, cómodamente guarecido del holocausto de Zenón29 al que mantengo en vida sólo por interés, por rédito, por beneficio. Tomaré como válidas las hipótesis de mis oponentes para su asombro, conduciéndoles a través del reino del racionalismo que no titubea ni perdona jalonado por deducciones que valedoras del reductio ad absurdum que empujarán al adversario irremediablemente a aceptar la contradicción que engendra su tesis y por tanto, a hacerse acreedor de su derrota.
29Zenón de Elea. Amigo y discípulo de Parménides, fundador de la escuela filosófica eleática basada en el principio ‘todo es uno’. Zenón ha pasado a la historia por la formulación de sus (aparentes) paradojas, como la de la dicotomía o la de Aquiles y la tortuga, las cuales suelen basarse en las dificultades derivadas del análisis de las magnitudes continuas. Zenón también supone que si algo no tiene magnitud no puede existir.
¡Cuidado Zenón! No se trata de un adversario, sino de un adversaurio.
Y así llegaron los sofismas y las aporías a introducirse en el lenguaje cotidiano, en los miles de lenguajes cotidianos que poblaron o pueblan la Tierra, aún virgen y azul, pero con la soga ya echada a su cuello. Y su hermano Marte rompe a llorar desesperadamente inundando la planicie de la Utopía para formar así, en sus entrañas, con sus propias lágrimas, vertidas por la desgracia en que cayó su hermana, para formar como digo, el mar de la Utopía, y pobló el mar con los niños parvos que fueron renegados incluso por sus madres, ultrajados, escupidos, humillados... y les concedió el mando de la noria herrumbrosa sumergida en sus aguas para convertirlos en la última esperanza, surgida de las lágrimas de Marte impotente. Y la tormenta no puede durar eternamente. Y en este lugar todos los filósofos son meros aprendices. Ninguna tormenta es perpetua.
Cualquier ciclón, tornado, huracán, tifón o vendaval que acontezca en la Tierra, incluso el de más devastadores efectos, se antojará nimio a los ojos de los niños parvos. Cuando las tormentas alcanzan la superficie de Marte lo hacen de una forma devastadora, dejando entrever incluso una gratuidad casi vandálica, de manera tal que la rendición a los elementos parece la única salida. Las tormentas de polvo envuelven por completo la superficie del planeta y calientan su atmósfera hasta llegar a fijar su temperatura en 28 grados centígrados, hablaremos de ello más tarde, debido a la acción de la radiación solar sobre las partículas de polvo suspendidas en el ambiente. El fenómeno también afecta a los satélites que se desplazan orbitando sobre el planeta rojo, por lo que se hace necesario emplear técnicas de aerofrenado sobre las sondas para evitar estrellarse. Ojos de metal suspendidos en visibilidad nula. Plateados caballos de hierro alados cubiertos por nubes de polvo, de tamaño tal que son apreciables desde la Tierra con cualquier telescopio casero de apenas 15 cm de diámetro.
Dante recuerda bravío las mágicas lecturas del ignoto libro redactado por el védico alumno del coronel, y lo trágico y lo gozoso de su partida en busca de los orígenes de la segunda sub-raza, la aria de la quinta raza humana, los naturales de la tierra de Perlandia, anclada en el viejo Indostán asiático, suelo antiguamente gregario de la añosa Gondwana; en busca del secreto jamás revelado; acaso al aventajado y prudente tuátara habitante de edades fantásticas, acaso los habitantes de la primera raza humana que poblaron la Isla Sagrada situada en el casquete Polar Boreal y, debido a la codicia del hombre, ahora aislada en estado de Jinas dentro de la cuarta vertical.
Aquella mañana Loco se disponía a acceder al Metro de Estocolmo, en la estación de Råcksta para tomar en la ruta 19 de la línea verde Hässelby strand – Hagsätra el tren con dirección a Hagsätra que le llevara a Svedmyra, a 25 paradas de distancia. Como no le compensaba el pase de 24 horas, adquirió en la taquilla un abono de 10 viajes a cambio de 60 coronas. La vista le alcanzó a ver la hora en el reloj que se encuentra junto a las fichas de entrada y salida de los empleados del TunnelBanan. Pasaban 25 minutos las nueve de la mañana del 14 de Febrero de 2004.
Logró entrar en el vagón cuando estaban a punto de cerrarse la portezuelas y, como sentía un leve cansancio en las plantas de los pies y el tren iba casi vacío, decidió sentarse. Tras unos minutos reparó en la chica que se encontraba enfrente, ojos polinésicamente azules, el pelo oscuro cayéndole en mechones lisos por la cara y portadora de esa belleza extraña que embelesaba a Loco y agitaba su interior; vestía una camiseta de manga larga y unos pantalones sport del mismo color, azul añil. Los pantalones eran de esos que se cierran a la altura de los tobillos, dejando ver unos calcetines de lana grises; y no paraba de moverse, inquieta, soliviantada, palpándose la cara con sus finas manos, dibujando en ella muecas de lo más variado; miraba a un sitio y a otro y a veces se topaba con su mirada mientras seguía aferrando su bolso violado con bordes blancos donde también en color blanco se leía la inscripción
®
Las zapatillas eran también de deporte y del mismo color que el bolso, y tenía el nudillo del índice de la mano izquierda ligeramente enrojecido; con el dedo anular tentaba la comisura de los labios para desplazarla verticalmente siguiendo un hermético tempo interno que atrajo más aún su atención llegando la séptima estación del por lo demás mortecino trayecto matinal.
Próxima parada Alvik, correspondencia con las líneas de tram de Tvärbanan y Nockebybanan.

Se palpaba cierta complicidad vertiginosa en las miradas de ambos, ella cruzaba las piernas y Loco cavilaba teorías y números. A toda velocidad, automáticamente pues el lado izquierdo de su cerebro estaba llenado de ella, de su imagen, de cada movimiento que acompañaba sus maneras. Y vuelta a cruzar las piernas.
Próxima parada Globen.
Faltaban solamente tres paradas para llegar a Svedmyra, una estación al aire libre inaugurada el 9 de septiembre de 1951 que rompía el declive que formaba a su alrededor un pequeño parque, rodeada de árboles y desde la que se puede contemplar en invierno a los niños deslizándose en improvisados trineos cuesta abajo desde las inmediaciones de la vía, protegida por unas vallas de no más de metro y medio de alto.
Svedmyra, en el suburbio de Enskede, habitado en su mayoría por familias y plagado de funcionales viviendas unifamiliares de madera, eso sí, de diferentes colores que intentan apagar la sutil tiranía del tiempo. Se tarda unos tres cuartos de hora en llegar al centro de Estocolmo y el metro pasa entre cada cinco y cada diez minutos por el andén. Sólo hay seis bares en todo el Enskede, aún así Loco tomó la decisión de intentar pasar la mañana en alguno de ellos en compañía de la muchacha.
–¿te gusta la escultura?
–¿cómo?
–decía que si te gusta la escultura. Hoy reabren el Moderna Museet y me voy a acercar esta tarde
–ah, ¿ya lo han abierto?, llevaba tiempo cerrado, ¿no?
–sí, cerró en enero de 2002 por culpa de problemas de ventilación y humedades, creo
–pues casi ha sido mejor, me gustan mucho más las exposiciones itinerantes que han ido organizando durante este tiempo que las exhibiciones en el edificio del museo
–bueno, ya; lo mejor es que la entrada va a ser gratis todo este mes, creo
Las puertas volvieron a abrirse y el tren desprendió ese sonido de alivio que se asemeja al resoplo de un caballo de hierro. Próxima estación, Enskede Gård.
–bueno, bastante había aguantado el museo, creo que llevaba abierto desde los sesenta, ¿no?–pronunció ella.
–desde 1958, pero ese era el edificio antiguo, el nuevo lo construyó Moneo en 1998
–¿Moneo?
–sí, Rafael Moneo, un arquitecto español
–(Con aire circunspecto) ah
–sí, está influenciado por... ¿te suena Ignazio Gardella?, bueno en realidad la Escuela de Barcelona en general estuvo muy influida por la tercera generación del movimiento italiano
–ya
–bueno, no te pienses que soy un ratón de biblioteca, es que mi madre es de Barcelona, y... eso, algunas cosillas me suenan
Pensó que era mejor no avasallar a la chica con la poesía marxista del martillo y la carta trucada de Joan Brossa ni con la experimentalidad artístico-empírica del grupo Dau al Set del cual la madre de Edmundson había sido miembro. Todos los tipos que entraban en el vagón lo hacían envueltos en gabardinas de tres cuartos y parecían estar todavía azuzados por el frío del exterior. Ella seguía creando muecas en su rostro dirigidas por los nervios y consumadas por sus inquietas manos, como el rostro una marioneta donde los hilos son las yemas de los dedos. Próxima estación, Sockenplan.
–esta tarde iré al museo a primera hora, si te apetece venir...–sugirió Loco
–tú no eres de Estocolmo, ¿verdad?
–no, vengo de Umeå.
–Umeå, yo conozco a alguien allí, es amiga de un conocido mío. A lo mejor la conoces, se llama Christine Schneider, es investigadora de la Universidad de Ciencias Agrícolas, se graduó en el 95. Estudia temas de, no sé, de la diversidad de las mariposas y de los efectos de los patrones del paisaje sobre la capacidad del movimiento en dos especies de ellas, pero no recuerdo ahora cuáles...
El único museo de arte contemporáneo en Umeå es el universitario Bildmuseet Gammlia. Una ráfaga de viento descolocó el peluquín de un señor gris al tiempo que se abrían las puertas, lo que provocó en él una menuda sonrisa incontenida. Entró una pareja de mormones y le miraron de reojo. En la chapa identificativa de uno de ellos, el más joven, figuraba el distintivo Bror Knut Hamsun, la del otro comenzaba por Elder Woshr... y ya no pudo leer más. Se le acababa el tiempo a Loco si quería seguir disfrutando de la compañía de ella. Y tú, ¿quién eres en realidad, joven pastor mormón? Ego sum via, veritas et vita. Próxima estación, Svedmyra.
–¡Lycæna virgaurea y Maniola jurtina!, no me acordaba... en fin, puede que sea causa del tratamiento de Luminal®. ¿Y qué vas a ver en el museo?
–Pues tengo ganas de ver sobretodo la jaula de Giacometti y me gustaría ver además la mujer con el cuello cortado, que la han traído cedida del Pompidou. Ah, y también quiero pasarme por la colección de fotografías de Judy Dater; ¿sabes algo de Twinka?
–pues... no.
–¿y de los niños astutos?
–tampoco.
–pues yo voy en busca de Twinka. Verás, hace tiempo llegó a mis oídos... no sé, una leyenda... creo que es de origen hindú o algo así, según la cual los miembros de cierta sociedad secreta, de las muchas que hubo en la Edad Media, vaticinaron una serie de profecías que tendrían lugar una vez la bella elfa Twinka recitara en el lenguaje de los elfos los versos del poema de los niños astutos, físicamente impronunciable por los órganos del aparato fonador humano.
Las portillas del coche volvieron a abrirse.
–¡uy!, Svedmyra, esta es la mía. Me tengo que bajar, ¿vienes y te sigo contando?
Un gesto de duda marcó el rostro de ella. Él ya estaba situado en el andén cuando amarró la bolsa de deporte y se lanzó a la salida abandonando el vagón justo antes de que la leve presión sobre la palanca de mando que realizó el conductor del TunnelBanan hiciera que los distintos engranajes mecánicos se pusieran en funcionamiento para activar el cierre de los portones.
–yo también me bajaba aquí–dijo levemente ruborizada
–bueno, pues existe otra fábula, que es precisamente la que quiero comprobar esta tarde en el museo, según la cual se dice que hay una persona que ha logrado retratar a la elfa Twinka, la fotógrafa californiana Judy Dater. También se dice que Twinka era la musa atemporal que inspiraba a Imogen Cunningham, admiradora de la fotógrafa ioweña Gertrude Kasebier y una de las integrantes del movimiento emergido precisamente en el año de la muerte de esta, en 1934, al que sus fundadores Ansel Adams y Willard Van Dyke denominaron “Grupo f/64”. Para Imogen Cunningham su mejor fotografía siempre era la que haría al día siguiente. Y cuentan que fue precisamente cuando Judy Dater solicitó en 1974 retratar a Imogen Cunningham, que contaba ya con 91 años, cuando sucedió lo inesperado. Imogen siempre se refería a su musa, incluso tenía un nombre para ella, Twinka, pero no fue hasta aquella tarde, durante la sesión fotográfica en el parque nacional de Yosemite, dos años antes de su muerte, cuando la vio materializarse apoyada sobre el tronco de la gran secuoya, girando mágicamente su mirada hacia ella, momento que cuentan que quedó expuesto formando tras la maquinaria de la cámara la imagen latente que daría lugar a la fotografía que espero encontrar esta tarde en el Moderna Museet
–¿ y entonces Twinka existe?
–eso es lo que quiero averiguar, dicen que tras haber sido expuesta a la cámara se materializó y se alojó en el reino de lo real. El caso es que lo quiero saber es si ya se han pronunciado las palabras del “i finie selda”
–es una historia preciosa, ¿cómo te llamas?
–no es una historia. De mi nombre casi ni me acuerdo, todo el mundo me llama Loco
–pues yo soy Mary, encantada de conocerte, Loco
–¿y tú de dónde eres?
–yo nací en Andado, en el Territorio Norte de Australia, cerca del desierto Simpson
–¡vaya!, pero si yo he estado en el desierto Simpson, en el monte Uluru...
Los dos se fueron alejando, caminando y hablando agradablemente mientras la espesa bruma matinal que comenzaba a levantarse les hacía perderse a lo lejos.
A Loco y a Mary les encantaba jugar a volver a conocerse de nuevo, creo que para los dos aquellos momentos eran algo que hacían que el deseo y la llama de su amor se mantuviera activa y libre, intacta, como si aún nada hubiera ocurrido y Loco estuviera todavía en el interior de una avioneta volcada, desvaneciéndose justo después de contemplar los ajustados pantalones de cuero de su musa que se apeaba de los lomos de una Harley... Y el silencio. Y la música. Todo uno.
Efectivamente había algo que podría llevar a Edmundson a probar la existencia física de Twinka: se trataba de la grabación en formato vinilo de 45 pulgadas de la canción Beirut, publicada en 1982 por Shizinn Songs™ y bajo la distribución de la BMI30. El problema residía en encontrar un ejemplar del disco, ya que como figuraba en su portada, “This record is not for sale, it's for white magic”. Supuestamente la voz de Twinka estaría recogida en este vinilo que sólo unos pocos han tenido entre sus manos.
30Broadcast Music Incorporated.
“Escolteu aquest silenci”
Joan Brossa
Las bombas enrojecen el cielo de Beirut cayendo de F-16 comandados por bravos pilotos israelíes tintando advenida decrepitud y agonía desde los cielos de los distritos de Fakhani y Ouzai, sembrando las semillas de la venidera diáspora árabe, el mismo 4 de junio de 1982 en el que los antiguos Estados Unidos y Gran Bretaña vetan el plan de cese del fuego en las Islas Malvinas durante una sesión de control ante las Naciones Unidas, organización cuyo Consejo de Seguridad en emergencia reunido al día siguiente del ataque emite la resolución 508 mediante la que “exhorta a todas las partes en el conflicto a que cesen inmediata y simultáneamente todas las actividades militares dentro del Líbano y a través de la frontera libanesa-israelí a más tardar a las 6 horas, hora local, del domingo 6 de junio de 1982.”
El dirigente deberá ser fuerte, tanto como para desoír el clamor de su pueblo si fuere necesario, será conducido por su buen juicio a la compleción del mejor de los equilibrios sin menoscabar los engranajes de la lógica que, en todo caso será propiedad reconocida debidamente al líder. A cualquier precio. Sin debilidades ni flaquezas. Fíjate en lo que ocurrió con el pueblo kurdo por ser endeble. Así ajusticiaremos a los pueblos. Y los que buscan la paz son los hombres justos.
La preocupación de la ONU conduce a una segunda redacción del borrador de lo que sería la resolución 509 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de 7 de junio de 1982 mediante la que “exige que Israel retire inmediata e incondicionalmente todas sus fuerzas militares hasta las fronteras internacionalmente reconocidas del Líbano”, a lo que el ejército israelí responde invadiendo el país bajo la protección del antiguo Imperio Americano. Las uvas de la ira caen en racimos sacrificando a 18.000 personas, la mayor parte de ellas terroristas pertenecientes al inexpugnable grupo armado llamado pueblo. Más no nos dejes caer en Sabra y Chitila. Líbanos del mal. Amén.
Y los que buscan la paz son hombres justos.
Y acuérdate a menudo de los apocados kurdos o no tendrás siquiera ganas de seguir viviendo el futuro. Y mi mejor fotografía será la que haga mañana. Pero no puedo evitar vomitar la sangre que he estado a lo largo de todo este tiempo tragando en vida, aislado del aliento de la compasión, ejecutando órdenes que ni el pueblo ni yo queríamos, y no sé muy bien por qué me he levantado a estas horas para vomitar sangre de mi vida, cáliz de mi salvación, tú que vives y reinas por los siones de los siones. Amén. Los vómitos desaparecen.
Y los que buscamos la paz somos hombres justos.
Y el individualismo asilvestrado, cruento y voraz le gana la batalla a cualquier otro valor. A pesar de los planes quinquenales anunciados por Stalin el 9 de febrero de 1946 con el objeto de superar al entorno capitalista en la producción de minerales y energía. A pesar de no quererlos. Ni el pueblo. Pero el individualismo acecha incansable jalonado desenfrenadamente por el miedo. La única salida del igualitarismo. Pero ellos llevan una gran ventaja. Las reglas son allí las no-reglas, y el mercado cual diana lanza su dardo ardiente que eficazmente alcanza el tercer ojo del último ejemplar de tuátara, aquel que malvivía al destello del faro de la islas Brother que cae ante la mirada atónita del coronel. El desfallecimiento. La náusea de nuevo.
Y el Cromañón extingue al Neandertal. Para siempre. Treinta mil años antes de que el último tuátara caiga fulminado.
Y el júbilo de las hojas muertas, de los libros sin leer que esperan dignamente el olvido contrasta con la tristeza de los domingos sin fin en las tardes de ocio vacías, prediseñadas, donde todo huele a podrido y el principio resulta ser el fin. Pero los que buscan la paz son los hombres justos.
La vaga cometa
bi-alada de tiempo
tras mamparas brunas.
Y Pavel escuchó las palabras del general: “Dios se apiade de las almas de mis muchachos.”
Los niveles de isótopo31 inestable radiactivo 3H1 o tritio comenzaron a elevarse a partir de 1953 coincidiendo con las primeras pruebas atómicas. El átomo de hidrógeno se compone de un núcleo y de un electrón de carga eléctrica negativa que orbita a la absolutamente insensata velocidad de 2.200 kilómetros por segundo.
31Se dice que dos átomos presentan una relación de isotopía cuando teniendo el mismo número atómico, es decir, el mismo número de protones (de carga positiva) en su núcleo, poseen distinto número másico, es decir, distinto número de protones más neutrones en su núcleo.
El prefijo femto proviene del noruego y danés femten, que significa quince y se utiliza para expresar la milbillonésima de una cierta cantidad, es decir, una parte entre mil billones. El núcleo del átomo de hidrógeno contiene un protón de carga positiva confinado en un ínfimo espacio del orden de diez femtometros de diámetro. El peso del protón y del neutrón es aproximadamente el mismo, una uam32 mientras el peso del electrón es muy inferior a cualquiera de las otras dos partículas subatómicas mencionadas, por lo que podemos asumir que el átomo de hidrógeno pesa una unidad de masa atómica, es más, en cualquier átomo asumiremos que el peso del núcleo se puede considerar como el peso del átomo completo.
32Unidad de masa atómica. Equivale a una doceava parte de la masa del núcleo del isótopo más abundante del carbono: el 12C6. Se corresponde aproximadamente con la masa de un protón (o un átomo de hidrógeno).
Debido a que en su núcleo contiene dos neutrones más que el átomo de gas hidrógeno, el átomo de tritio pesa tres unidades de masa atómica, aunque mantiene la misma carga que el átomo de hidrógeno. El tritio 3H1 se dice que es un isótopo del hidrógeno 1H1 ya que el número de protones en el núcleo de ambos es 1. 3H1 denota que el peso del núcleo, y por tanto del átomo, es de 3 uam mientras que 1 denota el número de protones de carga positiva en el núcleo.
El tritio es un isótopo inestable del hidrógeno, ya que cuando es obtenido tiende a transformarse en otro elemento, en concreto el isótopo de helio 3He2, haciendo que unos de los dos neutrones del núcleo se transforme en un protón, lo que provoca la emisión por parte del núcleo de una partícula beta de carga eléctrica negativa para compensar el cambio de neutrón de carga neutra a protón de carga positiva producido en el núcleo del átomo. Y el núcleo del átomo también produce un neutrino, una partícula subatómica pronosticada por Wolfgang Pauli en 1930 que carece tanto de masa como de carga y que hace cuadrar las cuentas energéticas del proceso, y que abandona el núcleo a la velocidad luminal.
El neutrino es la partícula que nuestro sol produce por trillones cada segundo que pasa y que atraviesan la Tierra y nuestro cuerpos como si nosotros no estuviéramos ahí. De hecho, de los miles de millones que atraviesan nuestros organismos cada día, sólo una pequeñísima parte, uno o dos a lo sumo de ellos interactuará en a lo largo de toda nuestra vida con alguno de la ingente cantidad de átomos que forman nuestro cuerpo.
El torrente de neutrinos ya predicho por la Ciencia circulando a velocidades luminales a través de la cuarta vertical Jinas. Inexistentes, ya que no tienen masa, ¿o sí?
El 18 de junio de 2001 aparecen publicados en el Physical Review Letters de la Sociedad Física Americana los datos de experimentos realizados 2 kilómetros bajo la tierra de la antigua mina de níquel canadiense situada cerca de Sudbury, Ontario y que hoy es el SNO33, de los cuales se extrae la conclusión que el neutrino posee masa, aunque no la suficiente como para que aporte una cantidad sensible a la masa oscura del Universo que nos falta, otra bofetada al Modelo estándar de la física de partículas34. Y seguimos sin saber de qué se compone la masa oscura35 que nos falta por cuadrar.
33Sudbury Neutrino Observatory.
34El Modelo estándar de la física de partículas trata de describir los fenómenos conocidos asociados al mundo de las partículas fundamentales y a sus interacciones. Uno de los pilares del modelo es la identificación de cantidades conservadas en las interacciones entre las partículas fundamentales y la relación entre estas cantidades y el espacio-tiempo o con simetrías internas. Por otro lado el Modelo estándar considera entre los fermiones, partículas que verifican el principio cuántico enunciado por Wolfgang Ernst Pauli que establece que no puede haber dos fermiones con todos sus números cuánticos idénticos, la existencia de tres interacciones fundamentales: la fuerza electromagnética transmitida por fotones, la sufren todas las partículas con carga eléctrica; la fuerza nuclear débil, responsable por ejemplo, de la desintegración ß; la fuerza nuclear fuerte, actúa entre quarks y es la responsable de que éstos permanezcan unidos formando nucleones, así como de que los nucleones no se dispersen en los núcleos atómicos. El Modelo estándar no contempla la cuarta fuerza fundamental conocida de la naturaleza: la fuerza gravitatoria.
35El 90% de la masa que falta en el Universo. Las primeras sospechas de la presencia de materia oscura en el universo fueron mostradas inicialmente en 1932 por el astrónomo holandés Jan Hendrik Oort al medir los movimientos perpendiculares de las estrellas cercanas relativos al plano de la Vía Láctea, y reeditadas más tarde desde el Caltech de Pasadena por el excéntrico profesor de origen suizo Fritz Zwicky al examinar la dinámica interna del cúmulo de galaxias de Coma Berenices. Sin embargo, tales resultados fueron largamente ignorados y no fue hasta 1970, cuando mediante observaciones espectroscópicas y ondas de radio, la astrónoma estadounidense Vera Cooper Rubin, la hija de un ingeniero eléctrico el cual le ayudó a construir su primer telescopio a la temprana edad de 14 años, y sus colegas de la Carnegie Institution de Washington D.C., pusieron de manifiesto la velocidad de rotación real de cientos de galaxias espirales. Al tener en cuenta toda la masa que se observa en una galaxia en forma de estrellas, planetas y nebulosas, esta resulta ser insuficiente para retener a las estrellas, las cuales rotan a tan altas velocidades que deberían provocar como consecuencia de este déficit másico que estas salieran despedidas hacia el espacio, pero el hecho es que cada una de ellas sigue rotando en torno a su núcleo galáctico. Hasta 1973 no se obtuvo, editada en el volumen 186 del Astrophysical Journal de la Universidad de Chicago, la primera argumentación teórica que justificara la presencia de materia oscura en las galaxias espirales por parte de los estadounidenses Amos Yahil, Jim Peebles y Jeremiah P. Ostriker, de la Universidad de Princeton, según la cual, estas se hallarían rodeadas de halos de materia que no podemos observar de forma directa. El profesor Oort, acreedor en 1946 de la medalla de oro de la Royal Astronomical Society de Londres, postuló además un límite mínimo para la proporción de materia oscura en la Galaxia, el cual se conoce como límite de Oort.
Una nueva bofetada de la ciencia a la propia ciencia. Y Dante ya no sabe contar cuántas manos le han marcado ya el rostro.
El sonido del agujero negro retumba tenazmente emitiendo una nota constante afinada en Si, 57 octavas por debajo del Si audible de 494 hercios de la octava media, manteniéndola constante durante 2.500 años a costa de la energía combinada de 100 millones de supernovas desprendida en pro del concierto monotonal más extenso de la Historia del Universo. Una auténtica obra de arte. La energía transformada en pulsión. El uso superfluo de la energía. El arte.
La vida media de un elemento químico es el tiempo en que la concentración de dicho elemento se reduce a la mitad.
El carbono 12C6 es un elemento estable, pero el isótopo carbono 14 14C6 del carbono, cuyo núcleo posee 6 protones y 8 neutrones, es inestable y además tiene una vida media de 5730 años, tras la cual se transforma en el nitrógeno 14N7, la no vida, el ázoe de los alquimistas medievales.
El potasio 40 40K19 se transforma con diferentes probabilidades en argón 40Ar18 o bien calcio 20Ca20 tras una vida media de 1.300 millones de años.
Todos los isótopos del uranio son radiactivos, es decir, inestables, ya que tras su vida media se transforman en otro elemento estable pero a costa de emitir radiación. El uranio 235 235U92 se transforma en el plomo estable 207Pb82 tras una vida media de 713 millones de años, mientras el uranio 238 238U92 que decae para formar plomo 206 206Pb82 tiene una vida media de 4470 millones de años.
Todos estos elementos son utilizados como instrumentos de datación radiométrica y nos permiten determinar la edad de fósiles, rocas y otro material que pudiera llegar a conservarse hasta nuestros días. Diferentes relojes biológicos adaptados a distintas épocas y edades que nos vienen dados a través de la investigación física subatómica. Pero existe un reloj muy especial en la naturaleza.
El platino 190 190Pt78 decae al osmio 186 186Os76 emitiendo radiación alfa en la reacción de descomposición.
Pero, ¿a qué rayos viene que el Platino 190 190Pt78 tenga una vida media de 600.000 millones de años cuando el Universo tiene sólo 14.000?, ¿qué cojones querrá medir el coronel con platino 190?
Por su parte el osmio 186 186Os76 decae formando el tungsteno 182 182W74 tras una vida media de 2.000 billones de años. Los frenéticos relojes biológicos infraatómicos.
Ænimas del bosque, protegedme a la salida del sol circense. Su lluvia me ciega de agujeros de bala que desgarran arterias y tejidos convirtiéndolos en jirones de mal, miedo y represalia bajo un sol eyector de neutrinos. Donde la ciencia no llega y la zozobra se convierte en algo habitual. ¡resoluciones!, ¡firmeza, ¡entreza, señores! El cuerpo sepultado, harinas de otro costal, ¡entelequias de fisgones!, que danzan, obturan la realidad de un paisaje desolado. ¡Allí se levantaba un cerro!, ¡ésa era la tierra de los olivos!; aquí, de niños, descubrimos el sabor de las cerezas en el suicidio.
¡Tulipán!, ¡alcanfor!, ¡sacadme fuera!, ¡un estimulante cardíaco!

· · ·

Hasta yo me esfuerzo en perseguir mi propia miseria mientras admiro el bronce de la mujer con el cuello seccionado, redescubriendo al maestro artesano. Haciendo gala de una mesura tan ficticia como la senda a la que lleva el poder. ¡Absoluto! Migajas de autoridad impugnadas por bayetas de sirvientas y cinceles apócrifos de escultores malditos que se topan cara a cara con la muerte en el momento más inesperado; el efecto de lo acerbo aleatorio inmune a cualquier tragedia, presentimiento de uno mismo que conviene llevar al altar de las decepciones, tan mansas como el manto de sangre que recubre la tierra herida y desplazada por el acero aún candente que trabaja siempre en silencio. Dormitante.
La huida está siempre equidistante de dos amargos puntos, solidificados por la acción del tiempo, inaccesibles al prófugo, al salvaje, al esquilmado. ¡Oinville!, Oinville, siempre en el camino a tu encuentro a través del cine militante, de la técnica flamboyante del dios hijo de Dumas.
Los pasajeros pueden embarcar de nuevo a la lectura, si es que no perdieron el apetito después de las sacudidas que provoca el mar obstinado, el mayor terrateniente de la Tierra, el que dicta con sus mareas las reglas del equilibrio no artificial. El hilo de esperanza en el coronel empieza a antojárseme ya ilusorio, me gustaría escurrirme por la puerta trasera, pero ya no puedo, el fermento de una lejana violencia ha arraigado en mi alma, tan cercana, tan distante, que solamente escucho ecos de músicas extrañas que cabecean junto a mí momentos antes del sueño. Y un pedregal foráneo se precipita sobre mí de un solo golpe pero sin estruendo. ¡Igualdad!
Mi cuerpo es arrojado por la muchedumbre a la carretera donde es atropellado por impasibles ciclistas vestidos de novia y satén que se agolpan a lo largo de la enorme caseta para comprar los tíquets y poder arrollar a Dante, el iluminado.
Dante, la perseverancia.
Dante, la conjunción de otros Dantes llevados al olvido.
Y el sordo es el único que se arrodilla ante su cadáver.
–Dante, prometiste no irte sin mí, ¡lo prometiste!
Y golpea con fuerza los puños contra las sienes. Y el sionismo golpea a su vez contra los puños. Y así podremos seguir una vida entera de 90Pt78 si el coronel no fue capaz de poner remedio. El chico de la retro aparta al inconsolable y se retira con la mirada puesta en su padre, que de pie, solemnidad en ristre y una leve sonrisa diabólica de negocio sobre ruedas escupe bilis aún no inventada. Los dos humillan la mirada mientras se alejan del Centro de Documentación. En este día se ha llegado por fin a la temperatura de 451 grados Fahrenheit, procúrense los medios para no derrumbarse en el individualismo monotonal, realicen obras inconclusas o elijan la sartén al mango si es necesario, ya que en este día entra en crisis la servidumbre grosera, el monoteísmo altivo y la sumisión al poder. Y ella, mi mil veces ella que yo siempre he guardado cerca de mis noches de invierno, al pie de mi soledad desbordada, ella y su soplo de seguro conformó el hálito de la revuelta, el sustento en el fragor de la batalla, el suspiro inocente de la prostitución por cojones, de las ideas muertas y del ritmo banal sin gloria ni pena que escenifican las salas de todo el mundo ajenas a la razón, desgarradas del ritmo vital y echadas a los perros-cobaya. Buena definición esta última. Silencio. La muerte aguarda.
Para danzar el vals de las muertes concéntricas, aquel en el que el inicio lleva aparejado un rictus, un tiempo, el desarrollo y el desenlace, ese vals que, furtivo, se cuela en nuestra imaginación para adherir trazas de blancura, sosiego y cordura, endeble como el diente de león, marcando el tempo de la vida y del deseo, de lo que aprehendemos y lo que no, y también de todos los botes de pastillas y disparos ingeridos, escapando de la náusea de un mal mayor. Inocentes muertes concéntricas que revolotean en la espiral de mi memoria bi-alada y amorfa, endeble y que castañetea con el paso del tiempo. Y el baile se lleva consigo hasta los relojes biológicos más duraderos, todo cae bajo el tremendo peso opresor de la ausencia del lenguaje, la ausencia de la misma razón que, encolerizada, cabalga a lomos de incandescencia y tragedia para poder llegar a la otra orilla, para poderse inundar en el mar de los vientos que llevan a Thule.
Y ya he gastado todo el dinero en mi futura tumba.
¿En qué día nos encontramos?
Comienzo del extracto del diario del coronel. 6 de febrero.
Mi contacto con la realidad es ahora mucho más sincero. Después de mi encuentro con los moradores de la pequeña Diómedes, he aprendido una larga lección de vida, del aislamiento total, de la dependencia absoluta de la naturaleza. Donde no llega el estado. No me quedó más remedio que utilizar mis contactos con Abramovich para llegar hasta aquí, pero ha merecido la pena. Por cierto, dicen que Roman se ha convertido en un gran magnate... lo que sé es que ha perdido esa mirada obsesiva que marcaba su rostro desde que le conocí, hace ya años durante la última junta de accionistas de la Chevron a la que asistí. No sé lo que fue, pero allí estaba yo, completamente aterido frente al gobernador de Yakutia, uno de los hombres más ricos de Rusia, y noté cómo su lánguida y cansada mirada albergaba una especie de celos de mi fruición, algo que jamás él podría llegar a poseer y que el paso del tiempo le ha confirmado con creces... no sé, tengo la impresión de que él hubiera preferido venir conmigo hacia Adak, acompañarme en el más duro viaje, bordear el abismo sin red, a partir de vuelta a su torre ebúrnea, un lugar como tantos otros donde la sencillez ni siquiera tiene el anhelo de escalar.
8 de febrero.
Una vez , años ha, precisamente Abramovich me inquirió acerca de la causa, el motivo, quería a toda costa saber la razón, el por qué de mi actitud, que no comprendía por más que lo intentaba, qué era lo que me impulsaba, quién estaba detrás de mis pasos, a qué tipo de juego estaba jugando, tras lo cual lentamente me incorporé y, asiéndole por las mejillas le besé, al enemigo al odiado, a lo que repateaba mi hígado de asco, al poder y al consumo, abracé todo aquello con ese gesto que tan duro fue para mí y serenamente respondí:
–esta es una manzana más echada por las bardas de la huerta.
Y otra de las manzanas que, en realidad, deseaba recoger, que viniera devuelta a mí, sentir el abrazo del confort, de la tranquilidad y de la carencia de culpa, del descanso de la tregua, de una vida cómoda y sin rivales ni ofendidos, mas yo ya hace tiempo que había decidido seguir los pasos de aquel viejo hortelano proyectado por Don Mario en el interior del cuadragésimo tercer capítulo de su Por el Reino encantado de Maya, el cual cedía sus pequeños ahorros a los infortunados, porfiando siempre la misma frase que yo cité al besado Roman, repitiéndola incansablemente, echando fuera más y más manzanas, por las bardas de la huerta, y más y más atronadora era su risa frente a los que se burlaban de su actitud. Pero quien creó esta rueda que sin duda continuará no fue el viejo hortelano, ni siquiera su autor, sino unos niños parvos, cuyo encuentro con el abuelo hortelano reflejó así Don Mario poniendo en primera persona las palabras del viejo horticultor:
“Era un verano en que mis manzanos se venían debajo de fruta, por lo que permitía a todos los chicos del pueblo que entrasen en la huerta y comiesen cuantas manzanas pudieran, pero prohibiéndoles terminantemente que se llenasen también los bolsillos al salir. El más avispado entre ellos, luego que se hartó de fruta, fue arrojando más y más del otro lado de la tapia, para recogerla al salir.”
Y así comencé yo también a echar manzanas por las bardas de mi vida,
cultivándome en el arte de artes, la Matemática,
13 de febrero.
y también en otras disciplinas, algunas que incluso tuve que rescatar y remolcar echándolas sobre mí por entero, sin ayudantes, ni teorías recientes, ni coetáneos, como la iatroquímica, una curiosa mezcla entre las técnicas de la medicina, la sabiduría de la química y los elementos como la sal, el azufre, el mercurio, el ázoe o la magnesia y que constituyen la base del estudio de la alquimia; surgida en el Barroco gracias al conocimiento experimental y trascendente que obtuvo el médico suizo Teofrasto Paracelso, el cual influirá decisivamente en la teosofía europea del siglo XVI a través del filósofo alemán Jakob Böhme y del pastor sajón Valentin Weigel.
La iatroquímica instituía el archeus como principio vital, que actuaba sobre el fermento. Mens se asociaba al espíritu, el cordón umbilical con lo divino. Todas las cosas estarían compuestas por agua y fermento y las personas coronadas por tres esferas: alma, mens y archeus. Las enfermedades, ideæ morbosæ, actuaban según los iatroquímicos sobre el archeus alterando el fermento corporal y depositando en el organismo afectado las sedimentaciones cuyo estudio constituía la base de la cura.
–una setena de azotes es lo que te mereces
Es lo que dijeron mis tutores al observar en qué se me iba el tiempo.
–será posible, ahí, de brazos cruzados
sin preocuparse de conseguir
réditos ni beneficios
Pero ya daba igual, pesara a quien pesara, ya había cumplido la mayoría de edad y podía disponer de la fortuna como se me antojara. Acariciaba con mis dedos la parte posterior de mi cabeza, a la altura de la nuca, comenzaba a desvelarse el camino a través del cordón umbilical de la rojiza glándula pineal, el chakra coronario, el asiento del alma, el tercer ojo que únicamente queda visible en el único de los rincocéfalos que se han conservado hasta nuestros días, el tuátara. Yo soy el embrión de ese cordón. El portador de la intuición; el que me recuerda los versos de Sá Carneiro:
“Yo no soy yo ni soy el otro,
soy cualquier cosa intermedia,
pilar del puente de tedio
que va de mí hacia el otro.”
Fin del extracto del diario del coronel.
Extractos de cañones recortados, adosados a la ola de un horizonte todavía por venir, que llegará al fin y nos abrasará con su ígneo hálito estremecedor, cultivado en el desprecio, sobre el enconamiento de posiciones oscuras y abigarradas que tiran hacia delante como extractos de cañones recortados que disparan sentencias de ánimo y, tristemente, de desesperanza, hundida en lo más profundo que uno puede sumir la desesperanza, solitario jugando una juego sin sentido, enmarañado en una red incapaz de detener el trayecto de la ojiva hacia un asentamiento foráneo, un orgulloso chiribitil de oliva. Enjundia de tableros mágicos que apoyan su mirada en el otro, donde ya no queda el coraje de revertir los procesos, ¿quién es el otro?, ¿yo soy el otro?, ¡si apenas acabo de llegar!, ¿esto era lo que me esperaba?
Abatido se aleja el chico de la retro hombro con hombro con el sordo, haciendo del paisaje una acuarela, únicamente realizable a través de la convulsión, del desgarro de los dos personajes, la coloración lastimeramente mal diluida, abandonada al antojo de Bóreas, el hijo de Eos, arrancando la simiente de la tierra, anegando el paisaje con su furia, sepultado bajo el desprecio de Oreithyia, la bella hija de Kekrops, rey de Ática; indómito Bóreas elevándose en cataclismo para llevarse consigo a Flora a la lejana Tracia, hogar del indócil esclavo Espartaco, mientras el feroz Bóreas sigue trazando los rasgos de un lienzo, de un paisaje vibrante de dos perdedores alejándose en el ocaso, que renacen del paño vacío mediante el action painting boreal que perfectamente pudo haber surgido de las manos del visionario de Cody, el impío disidente de la esclavitud del arte bajo el yugo opresor del cuerdo, de la cuerda y el cordado, de horcas y reptiles, de ese Jackson Pollock que nada tiene que ver con la vida de la salida fácil. Dispuestos los dos, el sordo y el chico de la retro, el chico de la retro y el sordo así, ya que el destino lo quería, ya que Hades desde el hipogeo de ese modo lo había previsto, alejándose ambos del sepulcro también descrito sobre el lienzo de un perturbado.
¡No más facsímiles!,¡no más ambigüedades!, ¡palabras claras y llanas!, exijo la narración verdadera, el salto inequívoco a la época en que todo ocurrió, al tiempo en que Hades desgarró a Dante de nuestro lado convirtiéndole en eremita a nuestros ojos, no formamos parte de ningún cuadro, el celuloide cincelará si acaso algún día nuestras formas, ardores y reconcomios. Sólo tengo al sordo y el sordo únicamente me tiene a mí.
Todo parece extraviarse en un mar de brujas, viajeros, autodidactas y barones en hoy, el último de los días que Dante pisó esta tierra, que respiró este tenue aroma de luz, viento y flora empapada de níveo relente. Ahora sí, así sí pintaba Jackson Pollock, o así hubiera pintado la hégira del sordo y el cineasta, alejado ya definitivamente de Martina y el niño, de no haber perecido en un absurdo accidente de automóvil en el 56. Fatídico agosto; cruento undécimo día. La hégira que marca una nueva era, no cristiana, no musulmana, sino la era dantesca en la que sumergieron al pequeño pueblo los viajantes, gorgoteros y buhoneros, y sus cómplices, coautores, sabedores y encubridores.
Extracto del diario del coronel. 17 de abril.
La sierra de Perijá me contempla suntuosa desde una altitud de 4.000 metros, más bien contempla la insignificancia que represento y revivo incesantemente. Los agricultores muestran honda preocupación por la muerte regresiva del árbol de aguacate, desenlace de la enfermedad asociada a la pudrición apical, Botryodiplodia theobromæ, y probablemente relacionada con los Xyleborus spp, insectos taladradores de viga y madera. El desasosiego es palpable pueblo a pueblo, tanto en los huertos familiares como en las plantaciones comerciales, no en vano el aguacate se extiende a lo largo de miles de hectáreas de cultivo en Venezuela, lo cual atribuye a la Persea americana un gran peso específico dentro de la fruticultura del país andino.
Una de las especies de aguacate más afectadas por la infección del hongo Botryodiplodia theobromæ según los datos del Campo Experimental del Centro Nacional de Investigaciones Agropecuaria (CENIAP) fue la variedad Pollock, de monda suave, que contiene entre un tres y un cinco por ciento de aceite y su forma oblonga y de grandes dimensiones y pudiendo llegar a pesar más de dos kilogramos, características que le hacen ser una de las variedades con mayor arraigo en los consumidores.
18 de abril.
La muerte regresiva del aguacate se combate cicatrizando las ramas afectadas, y asperjando los cultivos con mezclas de productos químicos como Agrimicyn 17™, Cuprimicin 500™, Phyton 27™ y Covinex Forte™ para evitar nuevas infestaciones.
Mientras llegan a la República Bolivariana de Venezuela los ecos de la guerra en la que se ha visto embarcado el pueblo de Bolivia, impotente ante la expoliación transnacional se su bien natural a manos de la perversión bárbara que exhibe el Imperio Americano, que ve cómo se exporta a precio de chicle un gas necesario para más de un cuarto millón de hogares del país andino. El ejército ya ha sido enviado a la zona como tantas y tantas otras veces con el objeto de asegurar las vías principales de abastecimiento. Y continuarán esquilmando la región. Tengo en mis manos un detalle de la diligencia con identificativo A082602-S-GTD-ST-BO de la PPIAF36 mediante la cual faculta ayuda a Bolivia a través del “análisis detallado de los mercados internacionales de gas y generar los incentivos y la confianza necesaria para lograr la atracción de la inversión privada en diferentes proyectos de origen energético, impulsando todo ello a través de una concesión de 75.000 dólares.”
36Public Private Infrastructure Advisory Facility.
Desde luego, el mote de la PPIAF deja todas sus intenciones claras: “Helping to eliminate poverty and achieve sustainable development through private involvement in infraestructure.” Quedó grabado a fuego en mí desde la primeras clases que recibí de economía energética y mercados.
¿Cabe en imaginación humana o divina, terráquea o marciana, humilde o soberbia, dadivosa o mezquina, tamaña falacia, semejante dislate?
Algunos cooperativistas aquí en Perijá y también en Machiques han tenido que establecer como garante la propia cosecha de este año para conseguir los productos antibióticos recomendados por el CENIAP.
21 de abril.
¿Cuándo será posible la resurrección de Bolívar?, ¿quién tendrá el valor de parar en seco las intenciones de los bárbaros y canallas?
La región de Zulía es probablemente la más rica del país, lo cual no impide que sea también la que presenta más altos índices de pobreza y exclusión social. Aportando el 75% de la producción petrolera, más del 60% de los productos petroquímicos o la totalidad de las exportaciones de fosfatos que efectúa Venezuela, el resultado es que más de la mitad de su población es pobre; pobres de los cuales la mitad viven en condiciones de extrema pobreza; y sólo tres de cada cuatro niños asisten a la escuela; todo esto se agrava para la comunidad, en su mayor parte indígena que puebla con arraigo las lindes con la vecina Colombia.
No sé, quizá pueda solucionar el problema otra de la putas diligencias de la PFIAF. Realmente, la situación es comprometida.
23 de abril.
Estoy empezando a perder el hábito de la lectura, me supera por primera vez en mi vida el miedo y las cloacas y ya no soy capaz de enfrentarme a los manuscritos con una mirada limpia y objetiva, tendré que empezar a plantearme el dejar la labor editorial en manos de Dante, es la única persona en la que podría delegar tamaña responsabilidad. Se lo comunicaré en la próxima misiva. La noche está al caer y me invade esa morfeica relajación de párpados, venas y aparato locomotor y durante el cual los pensamientos se alzan al firmamento como mariposas en un resplandeciente día de nieve rota por sacrilegios. La fama es mortal. Los medios para llegar a ella también. Pero todo eso ya lo saben mis buenos escritores, el más aventajado elenco de artistas jamás profanado, sin causa, sin visión, carentes de unidad, pero un pequeño diamante reluce en cada uno de ellos, en su letargo o en el mío, no podrán echar en cara nada a nadie, así como ellos nunca serán acreedores de la culpa, la culpa bendita que alimenta los viejos hornos de un alma ya extenuada, huraña y descompuesta. Debo escribir a Dante. La noche está al caer.
27 de abril.
Tengo la sensación de estar oculto tras una careta, de esas que fabrican los artesanos en Paria, no lejos de aquí, en el departamento boliviano de Oruro, para su Diablada cristiana, la disputa entre Gabriel y Luzbel. Sí, hay algo que me cubre el rostro, que me impide ver con claridad, incluso enjuiciar el contexto que me rodea con la debida calma de investigador de campo; puede que ya no sirva para esto. En un primer vistazo y a través de la oquedad del chamizo, contemplo el ruido, las formas y actitudes de mis congéneres, tan cercanos y tan alejados; por la máscara. Como consecuencia vuelvo a sumergirme en pensamientos antibióticos y lóbregos tamizados por el conocimiento de mil experiencias a cuál más desesperanzadora.
Fin del extracto del diario del coronel.
Canción de cuna para un ser esperpéntico lleno de temor e inconsciencia, aleando los brazos en todas direcciones que vengan en suerte a toparse con su movimiento frío, el día en que Seattle murió. El día en que otros abrieron frascos y muchos descargaron la culata de sus pistolas. Cuando nunca debieron haber partido del sol ocho minutos y veinte segundos antes los rayos que nos trajeran con aquel nuevo día la desesperanza y la desolación, el torrente que transportaba lo neutrinos por una vez nada inocuos, el día en que Seattle se perdió en una ciénaga mugrienta, chapoteando por salir a flote con una voz apagada que solamente reclama un por qué; y yo, lastimero, debo contemplar el espectáculo sin abrir la boca ni mudar la piel. No te preocupes, déjalo estar, al borde del estertor, en el filo de la navaja. Entre ángeles e insectos. El frío. Por fin, después de tanto tiempo tentando en la oscuridad, me ha colmado la Fortitudo Dei, el que está sentado a la izquierda del Padre, y ladrillo a ladrillo me ha ayudado a construir los muros que se yerguen ante mí dejándome recluido en mi propia prisión. Es una circunstancia extraña asistir al día en que Seattle se vino abajo a causa del marketing. Soluciones ad hoc a su medida. Y Gabriel llora conmigo postrado en mi cárcel electa.
–no te preocupes, no ha sido culpa tuya el que te hayas construido tu propia prisión, te ha tocado en suerte un destino duro
–¿va a ser así siempre Gabriel?
–no me hagas esas preguntas Dante, ahora reposa
–¿de dónde surge el sentimiento de responsabilidad, Gabriel?
–shhh, duerme ahora Dante
Las pesadillas entrelazaban la vigilia, había sido así durante los últimos meses de la existencia de Dante, el moribundo.
El tenor de los sucesos acaecidos había ya enrarecido por completo el ambiente del pueblo y la gravedad presidía todos los acontecimientos, hasta los más cotidianos. Dante era consciente de ello y procuraba permanecer más alejado que nunca de los grandes centros de recreo y ocio. Veladas en compañía del sordo o del muchacho de la retro, engendrando conversaciones como aderezo al inmenso puzzle de cartas y objetos enviados por el coronel. Dante creía estar más cerca que nunca. Y tanto que lo estaba.
Ya podía oler aquel breve olor almizcleño que le pasaba directamente a las fosas nasales, sin pedir permiso, como un temerario gladiador o un genuino espartaco, mas jamás supo interpretar la entidad de la masacre que se avecinaba. ¡Desconecten todos los robots y aparatos electrónicos! Pasaremos por casa a recoger los enseres que sean de utilidad al NEEM37. ¡No toleraremos bofistas ni indocumentados! Entre los ángeles y los insectos, elegimos el exterminio de éstos últimos. ¡Inhibiremos su crecimiento! ¡Disminuiremos su fecundidad insectívora y la ovoposición! ¡Muerte a los insectos! ¡Viva el Neem!
37Nuevo Estado de Emergencia Mundial.
Esquemas mentales que el tiempo no tarda en desvanecer, desviados hábilmente por los demagogos de la época en la que a uno le haya tocado vivir; promesas de vida próspera cuando ni suquiera la vida existe, cuando la realidad se engrana mediante acontecimientos inconexos y vacíos que buscan la exculpación de los responsables, de los mandos de más alta graduación, de los ocultos tras sus mamparas cristalinas de coral selvático de sudor de porteadores de la llama que escupen una y otra vez y que al fin consiguen extinguir. Y no entiendo nada. Y no sé muy bien cómo hemos podido llegar a esta situación. Y las baldosas no me gustan. Y el alicatado no me hace juego con el resto del baño. Majaras teorías del pueblo en la desesperanza, harto de guerreros dantescos que perturban su vida gris marengo 4x4, hastiado de colmar cual Danaides las tinajas que ceden su contenido al Hades de la Tierra a causa de una falta no cometida.
¡Atención!, el Neem acecha. A mayor gloria del suspense literario. Momentos de duda antes del cataclismo. Y Dante en permanente estado de sitio, administrándose su propia dosis diaria de realidad, enjuta frente a las acciones de advenida responsabilidad, argumentando el flaco favor de librar a la humanidad de todo líder, colérico frente a sí mismo una vez más, expresándose somáticamente de nuevo, y van ya mil veces, la contradicción que alberga el interior de una rata, de un esclavo, del hombre De dios. Esclavitud vs Libertad Individual. Segundos fuera. Combate muy igualado, los contendientes miden sus fuerzas sobre la lona, y ¡dios mío!, qué fantástico croché de derecha cruzado con un izquierda diabólica asestada por la Esclavitud en pleno rostro de la Libertad Individual, ¡pero atención!, que aquí nadie quiere perder y la Libertad Individual restaura la célebre guardia que le ha permitido permanecer invicta durante cientos de años... y se rehacen las posiciones; los combatientes se miden con un ojo puesto en el guante del adversario y el otro posado en el público, esa masa rugiente, ese público Farias, tus cigarritos, ¡elaborados como antaño!; el auditorio que nos deleita con su asistencia en esta noche primordial; ¡y no es para menos!, ya que está en juego la corona del destino de la humanidad, ¡y continúa ese júbilo atropellado del auditorio!, ¡sigan bramando!, mientras en el cuadrilátero, se rehace con una técnica de piernas depuradísima la Libertad Individual, ¡cómo baila!, ¡cómo baila la Libertad Individual!, ¡el Donald O’Connor de la lona!, make 'em laugh, make 'em laugh... esto que estamos contemplando esta caliginosa noche en el Coliseo es increíble, está moviendo a su antojo a la Esclavitud, que comienza a lanzar zarpazos que no alcanzan su objetivo, ¡dios mío!, cómo se está fajando la Libertad Individual, ¡qué tablas!, qué buen hacer y qué inmensa demostración de poderío canónico; hoy aquí, noche de gran boxeo, de experiencias al límite... y parece que la Esclavitud está perdiendo fuelle, señores; mientras la Libertad Individual continúa con sus desplazamientos firmes y completamente ortodoxos; y exhibiendo una técnica totalmente depurada, como la de nuestro vehículo Neem, coche oficial del Nuevo Estado, ¡corra a su concesionario más próximo!, ¡atención!, que la Libertad Individual se arroja al ataque asestando un tremendo directo con la diestra, ¡dios, que golpe fulminante!, se tambalea la Esclavitud, atención que baja la guardia y la Libertad Individual se lanza dispuesta a fulminar al adversario cuando... ding ding ding ding, suena la campana en el Nuevo Coliseo del Neem. ¡Qué gran velada de boxeo estamos contemplando esta noche! Y lo que hay en juego, ¡madre mía!... ¡seeeegundos fuera! Libertad Individual exhibiendo una inigualable técnica, con las piernas semiflexionadas, buscando una rodilla con la otra, fajándose de nuevo del rival que ha entrado en tromba al ring, ¡atención!, arma la Libertad Individual el brazo derecho y conecta un nuevo croché de derecha, ¡qué golpe tan fatídico!, y retorna a la guardia... mientras la Esclavitud intenta entrar en el cuerpo a cuerpo, lanzando una serie de uppercuts que están haciendo mucho, muchísimo daño al adversario, pero ¡cómo se faja!, cómo se faja la Libertad Individual, señores, los contrincantes tienen al auditorio completamente enfervorizado, ese público Farias, tus cigarritos, elaborados como antaño con el Sistema Farias, la auténtica patente registrada en 1887 por el ciudadano mejicano de origen gallego Don Heráclio Farias, amén, gracias cigarritos Farias, siempre a tu lado, siempre en tu bolsillo... ¡oh dios mío!, qué orientación está tomando de nuevo el combate, engarzando la Esclavitud una serie de swings intachables que contra todo pronóstico están llevando contra las cuerdas a la Libertad Individual; la Esclavitud que quiere decidir ya el combate y... ¡arrecia la lluvia de sangre en las primeras filas del Coliseo!, y como hacían los clásicos, sus ocupantes también se protegen de ella mediante papeles de periódico; no señorita, no es que estén tan aburridos que se entretengan leyendo la prensa en medio del combate, simplemente están protegiendo sus trajes de Armani, Ermenegildo Zegna, Cerruti 1881, Gucci, Lanificio Flli, Moschino, Loro Piana, Vitale Barberis Canonico, Reda, YSL... y alguna firma más que no me alcanza la vista a divisar, eso es, protegerse como digo, de la precipitación de sangre de esclavos y braceros individualibertarios, pero no, señorita, no tema, todavía no hemos alcanzado la civilización del ocio planificado que preconizó Luis Buñuel, ¡la hemos superado! Con enorme tiento y mesura, creando enemigos del pueblo aquí y allá y entregándoselos al buche empleando grandes cucharones de plata, calada ya en la garganta, evitando el discurso embarazoso, la verborrea molesta del inicio del cataclismo, la senda de ascuas venidera sobre la que Dante permanece dispuesto a atravesar la extenuada morada de sus últimos días.
Dante, el conspicuo.
Dante, el hijo de Hera; Dante el dios cojo y de andar incierto, inestable como su aparejo el fuego y sus arreos la fragua, el yunque y el martillo, el Hefesto que logró moldear el onírico cuerpo de Pandora, la perdición de todo hombre, la poseedora del divino sexo circundado por muslos excelsos, vientre liso bajo fastuosos y erguidos senos coronados por erectos y justamente extensos pezones, brazos proporcionadamente torneados y mirada ágil, eyectada desde el mar de sus inquietos ojos gris marengo, divisando nuestro deseo, adivinando divertida nuestra intención de cópula. Dante, el cual se permitió la licencia de tocar a Pandora con el cabello más sublime que cupiera imaginar un dios, recogido de las llamaradas rojizas con tintes blancos que destella la corona del incandescente sol que provoca tormentas ionosféricas severas y hace arder a los hombres a decenas de millones de grados en la escala que ideó Anders Celsius, el oriundo de Ovanåker, en la región sueca de Hälsingland. Pandora, dotada de la más nívea y atractiva de las sonrisas. Pandora, la que juega a la vida y la muerte con los sentidos del hombre sumidos bajo las espesuras de vello que guarnece su sexo, profundo e impúdico, labrado por las manos de Dante, el hacedor de milagros, el Hefesto que laboró tal llamarada que incendia al varón y consume su voluntad, y ella que sigue jugando conmigo, y la vuelvo a recordar, a mi ella, mi mil veces ella, a la que me unen lazos de fuego, de la que no me separaría ni la más agreste tormenta de Marte sobre un firmamento ígneo.
Hacia la búsqueda de la unicidad.
El neocórtex humano, la última de las jaulas del hombre, la prudencia del razonamiento abstracto, aquel revestimiento sedimentado sobre el mesocerebro límbico que controla las emociones, a su vez asentado sobre la pieza más remota del cerebro, el paleocerebro, cuyo tejido alberga además de las emociones, nuestro instinto de supervivencia, el cordón umbilical que nos une al tuátara, el cual enfrenta su mirada tríade cara a cara a la del coronel, garabito espécimen humano que desdeña el peligro del enfrentamiento, confiando en la holgura de las buenas razones sustentadas sobre la aleatoriedad de las conexiones sinápticas provocadas por este su anárquico tejido neocortical, el último de los posos que Hefesto plasmó sobre el ser humano, lejos del equilibrio, de la estabilidad, abrazando la tensión que la realidad provoca, cayendo en los brazos del ritmo de múltiples tempi situados en cavernas tan recientes como las fronteras de la razón y lánguidas como el leve zarpazo del sueño.


· · ·

I embrace my desire to
feel the rhythm, to
feel connected
enough to step aside and
weep like a widow, to
feel inspired, to
fathom the power, to
witness the beauty, to
bathe in the fountain, to
swing on the spiral, to
swing on the spiral of
our divinity and
still be a human.
Reverend Maynard
–mírate las muñecas, ¡por dios!, Dante...
–¿sabes lo que dijo mi primo, el misionero, justo antes de que los caníbales en Hiva-Oa le engulleran por completo?
–Dante, estás enfermo
–“better me than Schweitzer”
–no me dejes, Dante, por favor te lo pido, haz cualquier cosa, pero no me dejes, no tendré adónde ir
–es una sensación extraña, siento como si toda la cuerda que me habéis dado todos durante todo este tiempo no sirviera para atar bien mis manos; es una buena cuerda, no puedo decir que se deshilvane ni sea quebradiza, pero creo que no sirve para atar bien mis manos, ellas se lanzan a las cuchillas ferozmente; sin pedirme permiso dicen: Dante, no te dejes atar, nosotras hemos sido y seremos siempre tus fieles compañeras, confía en tus manos
–te conozco demasiado, Dante
–tú también me estás ayudando a cortar las cuerdas, aunque no lo creas, y te estoy agradecido por ello
–en fin, creo que esto lleva el camino de ser una despedida
–jamás podré hacerme a la idea
A partir de ese día, los dos supieron que nunca más volverían a verse, es decir, no ya bajo la misma forma; el envoltorio habría de cambiar sobremanera en ambos. Resulta extraño el modo en que te asaltan los recuerdos en los últimos momentos de tu vida, tamizando lo verdaderamente importante de la esperanza, que siempre habita el camino dando forma al ardid, ungiendo el huérfano desconsuelo.
Edmundson por fin había comprendido que si su lugar estaba junto a Mary, debía abandonar Umeå a toda costa, alejarse de la ciudad, realizar el vago sueño de ella, Mary, el único y dulce consuelo para los huérfanos niños parvos. Dicen que cada uno tenemos nuestro lugar en la vida, nuestra función que cumplir, dicen también que pocos logran llegar a ese tipo de conocimiento, que hay muchas trabas; por supuesto no lo dicen con esas palabras, unos pequeños niños parvos no disponen de la capacidad idiomática para expresarlas, y entre adultos, ya se sabe, el lenguaje... el lenguaje... ¡el atropellado!, y dicen que el propio lenguaje es el que más sufre, que la mayoría de las veces que recurrimos a él lo hacemos con maledicencia, con ojos vidriosamente paulatinos hacia una ceguedad total, hacia la castración de la retina, hacia la extirpación del nervio que de ella emerge mediante el cual mantenemos el sentido; todo eso y más cuentan los niños parvos a su propio modo, a quien les quiere escuchar; son capaces de confundirse con el ligero murmullo de las olas, de ver pasar su vida como un sueño, percepciones incoherentes, ¿y qué?, ¿qué más da?, ¿quién osa ser aquí el cuerdo?, ¿quién intenta imponer algo al resto?; Edmundson asegura que no, y Mary jamás lo ha querido, pero su propia naturaleza le acerca a la de los pequeños salvajes, tumultuosos a los ojos del pueblo del que cometieron sedición. ¿Alguien quiere expresar por favor lo que es el orden?; lo que quiera que sea, Mary está dispuesta a abrazarlo, algo que no pudo hacer con su propio pequeño prematuro, pero ya todo ha pasado. Las investigaciones continúan a bordo del Bothnia Navalis, pues así bautizaron al buque; estamos más cerca que nunca de nuestro propio cerebro, de diferenciar sin ambages el neocórtex del paleocerebro, de sentar las bases genéticas sobre las que descansan las emociones, de llegar por fin al fin del por qué de la existencia, en fin, de cierto don común a una raza llamada humana que positivamente nos paraliza, nos enajena de tal modo que hay un punto de no retorno donde las preguntas no cesan, los pensamientos gravitan incontrolados y la náusea se hace patente somáticamente, definiendo, zahiriendo y aislando a su portador, el elegido de Thanatos, aquel que ya no bajará la guardia, el que se desintegra bajo la multiplicidad esencial de un reino donde la pesquisa es el pesquisado y el trono resulta ser el tronado. Aquel mundo que han ideado para nuestra creciente complejidad cerebral, ¡todo!, ¡sesudos!, está a punto de desvelarse coincidiendo con la muerte de Dante, el esciente. Dante, el coral de Hiva-Oa y tantas y tantas cosas más. Mientras el sordo y el chico de la retro se alejan del lugar del sepelio inmortalizados por un moribundo Pollock, como siempre, en pie suspendido sobre el lienzo aprovechando al máximo la fuerza que le otorga la gravedad, sí, gravitando cual único planeta de un sistema solar plasmado sobre su lienzo, condensando la existencia de dos personas junto a una orilla de genealogía varada en un instante casi intacto, por siempre alejado de los grandes centros mediáticos del comercio del ocio.
El pensamiento continuado, recurrente y obsesivo que conduce a activar las zonas del cerebro inexploradas, a componer conexiones sinápticas jamás antes descritas, a avivar de viva voz hábitos de avezadas aves avernas ávidas de avos de habitual clarividencia abaloria, a retumbar renovando el ratoneo irritable y farragoso enrocado de la muerte, provocada por la experimentación en aves, reptiles y ratones ancestrales, un único camino, una sola vía. Aferrados a nuestro barco de placer y de dolor.

Claustrofobia de ingenierías de mesa
, coleópteros pugnando por salir
de la hiel
de mis sienes
de sangre
destilando, escurriendo...
¿quién podrá atreverse
a brotar
ahí fuera?
Donde los ovillos
son de lana de venas
segadas
por maltrechas guadañas
¿quién brotará
al ritmo?
Una playa.
Nastasha Yefim

Sí, los versos de Nastasha no eran como los de Theo, se dice que ni una vez estuvieron menos cerca uno del otro que la distancia que separa una aguja de la misma aguja enhebrada, incluso antes de conocerse, se dice que la casualidad hacía que se rozaran al menos una vez al día; esto podía ocurrir en la estación, de camino al mercado, al salir de la biblioteca, en cualquier sitio, solamente bastó, como diría Dante, que el tiempo fuera tejiendo su destino; Nastasha tuvo muchos sueños, quizás demasiados, por eso puede que entendiera perfectamente lo difuso, lo imperceptible, un pequeño gesto, un poso parduzco en la taza de café; hasta una escueta semifusa dentro de una sinfonía podía ser ampliada por ella hasta casi dotarla de consciencia, de ardor de vigencia, de valor por sí misma; la poetisa que derriba los muros del neocórtex que tanto nos ha costado erigir a lo largo de milenios y tanto trabajo supuso a los científicos justificar, la magia de una poesía que hace buena la débâcle, incluso el estertor. Y no pudo ser de otra manera. Tras su poesía póstuma convino un Theo furibundo en borrar todos los restos de su relación con ella y abrazar unilateralmente el lado oscuro de la travesía. Por supuesto, el coronel asistió al funeral, la losa de la más prometedora escritora bofista, junto a, quizás, la badense Natalia Vogel, la druidesa, autora de las Vaginas Zurcidas cuya edición también quedó a cargo del coronel.
Y solamente existen dos clases de persona: la que destroza todo a su alrededor y la que busca soluciones; pero dentro de ambas surge la más peligrosa, ese tipo de persona insondable aferrada por lo general a cierta convicción sibilina, lo cual le hace ser el paradigma de individuo que destroza todo a su alrededor para luego buscar soluciones. El ser impetuoso, tañido cual trompeta apocalíptica y fulgurado por el impulso del aire viciado recorriendo su interior a lo largo. Y hay algo que me dice que debo desmoronar lo construido sobre bases de ciencia y alquimia y teosofía y religión y filosofía, pero también algo existe que repone de manera serena: cuida con lo que deshaces, célate de tener por seguro que no desearás recuperarlo, ya que el substituto podría provocarte aún mayor disgusto.
Pavel, el hijo pródigo, la verdad es que no sé por qué le llaman pródigo cuando fue él el abandonado y su madre la que regresó, entre sollozos por segunda vez a la playa que fue testigo el primer encuentro entre Dante y el coronel. Pero ya hemos dicho que a veces la gente del pueblo significaba una cosa por otra, lo cual entorpecía las formas de comunicación usuales en detrimento de un... aunque hubiese sido un tenue entendimiento, inverosímil en la villa tomada por gorgoteros y viajantes, y a buen recaudo prostitutas y plañideras, hombres de ciencia y de fe, críos insurrectos y viejos demasiado sabios o demasiado rectos como para siquiera intentar el enfrentamiento a la sumisión. Y una vieja bruja destila gotas de rocío bajo el fulgor de una amalgama de lunas y resplandores para luego ser abatida, durante el transcurso de la alucinación, cosida a puñaladas de fe y de sangre en pleno ritual sagrado. Las palabras en vano de Mary.
Se dice de Nastasha que fue incluso la musa imaginaria de un ajado Charles Bukowsky, incluso dicen que fue ella la que le susurró en sueños al oído sus últimos, Los poemas de la última noche de la Tierra. Durante la madrugada del lunes 30 de septiembre de 1991.
Otro libro más. Y otro cuento. Y otro relato. ¿Es que nadie se atreve a darse cuenta? De manuscritos está el infierno lleno, del deseo del sobresalir, de poseer un organismo coherente con la pseudoespina sagrada de la singularidad, de mi reconocimiento único e indivisible, gozar de impunidad diplomática. Frente al colectivismo del cine. Bukowsky vs Grupo Dziga Vertov. Sentido literario vs frases fílmicas.
–¿qué tal se encuentra, Sr. Propiedad Privada?
–perfectamente, gracias, ¿qué tal usted Sr. Bancarrota No a mi Costa?
–ya ve, intentando arreglar el mundo...
–¡ay!, si yo hubiera alguna vez dispuesto de su juventud... estoy extenuado hijo mío, pero no me está permitido decirlo... ¡corra usted!, ¡váyase!, que llegan mis consejeros delegados. ¡Gira, peonza!
¿Y qué significa tanta pugna? No, seguramente no hemos tenido ya suficientes aquelarres ni guerras santas.
–¡pssst!, amigo, pssst, oiga...
–¿yo?
–sí, usted, venga aquí
–¿qué quiere?
–quiero darle un consejo
–muy bien, diga
–bueno... yo quiero darle el consejo, esto es indudable, pero... me haría falta aunque fuera una pequeña ayudita, ¿sabe?
–ya lo imaginaba
–compréndalo, para un pobre viejo eremita como yo, con las retinas ya... ya desconectadas... y la mirada de lejía... sólo soy un Jack McKay más...
–está bien, dígame
–cuídese usted, señor... de un tal Dante; no llegue usted a acercarse a él a la distancia a la que lo haría una aguja de la misma aguja enhebrada...
–¿quién es usted?
–yo no soy nadie, señor
Dante quedó petrificado ante el augurio del eremita ciego. Pero el hombre siguió confesándose con él.
–yo sé bien que algún día habré de decir estas mismas palabras al mismísimo Dante y...
–¿y qué le hace pensar que yo no soy Dante?
Las carcajadas del viejo estremecieron con su vibración hasta la flora de la zona por un instante.
–usted, ¿Dante?, sepa amigo que Dante es alguien sin el más mínimo defecto físico; el azote del tiempo se escurre a través de él inocuo como el chorro de neutrinos que nos atraviesa a usted y a mí, amigo, en este preciso momento
Sin mediar más palabra, el anciano continuó remontando la ladera y se alejó farfullando algo sobre la comida que hoy habría de prepararse, como cada día, decía. ¿Qué sentido podía tener aquello? Yo paseaba a diario por aquella senda y jamás me hube topado con aquel hombrecillo.
Hasta los duendes literarios crean sus propios mitos, indómitos e imperecederos, pertenecientes a otra realidad, como dos leves soplos de Twinka que azuzan el ardor del fuego moldeador.
Esta mañana me ha despertado la luz que irradia la pequeña lámpara que coloco mordiendo un anaquel en la biblioteca del coronel. Creo que he pasado otra noche en vela. Mi cabeza está llena de datos, fechas, nombres, profesiones, sitios, denominaciones de accidentes geográficos... y la fisionomía de los estados. Una húmeda brisa empapó los vidrios translúcidos que sitian la estancia del exterior, la teórica de la praxis, la clarividencia del velo, en fin, θεωρικóς vs πράξις38; mientras un pequeño pájaro atraviesa ligero el ventanal para posarse sobre el tallo de la lámpara, aparentando ser consciente de cada uno de los conocimientos que alberga la sala, girando nerviosamente la cabeza en un escrutante movimiento casi espasmódico, pero con sus coordenadas claramente definidas.
38Teoría versus praxis.
A juzgar por el espléndido y embriagador gorjeo que emite parece ser un macho, en general mucho mejor cantor que la hembra en esta especie. El nombre científico de la calandria proviene del latín mimus, el imitador, el pajarillo capaz de reproducir el sonido de otras aves; pero este ejemplar no aparenta pertenecer a la familia Mimidae, considerada tradicionalmente cercana a las familias Troglodytidae y Turdidae, bueno, hasta que de nuevo llegaron los cladogramas obtenidos a partir de las técnicas de hibridación de ADN, en este caso en el año 1984, de la mano del tándem formado por el zoólogo Jon Ahlquist y el ornitólogo y biólogo molecular Charles Gald Sibley, los que sugerían una mayor afinidad de las Mimidae con la familia Sturnidae. Los resultados: publicados en el libro de Sibley y Ahlquist Phylogeny and Classification of Birds: A Study in Molecular Evolution, editado en 1990 por Yale University Press en New Haven, Connecticut, revolucionaron enormemente el campo de la filogenética molecular y tuvieron enorme influencia en el trabajo de Edmundson. Lo cierto es que este ejemplar parecía integrar la familia de las aláudidas donde se encuadra la calandria de alas blancas, Melanocorypha leucoptera. Resulta insólito encontrar un ejemplar que haya podido llegar hasta aquí cuando, si no me falla la memoria, lo cual también es bastante probable, la zona de cría más cercana de la calandria de alas blancas se encuentra nada manos que en Kazajstán, ¡menudo viajecito!, aunque es conocida la indiferencia estoica39 de la calandria ante el hambre y otras circunstancias; la contemplo procurando permanecer en silencio y observo que las agitaciones a las que somete a su pequeño organismo son increíbles, dando la sensación de estar bebiendo literalmente el contenido de todos los libros de la biblioteca del coronel, la escena se asemeja a un despertar de la conciencia, donde el que despierta soy yo ante un ser que bien podría ser igual a mí, quizás incluso superior, compositoras que improvisan su música segundo a segundo, sin poder volver atrás, sin necesitar leer partituras, ni anotaciones ni esquemas, modulando frecuencias en vuelo libre de cautiverio, de reclusión entre cuatro paredes adecuadas a mi gusto por el conocimiento universal, el que la calandria bebe y se lleva consigo después de escasos minutos. Lo que me ha llevado una vida.
39Cuentan los niños parvos que cierto día arribó un tuátara al desabrigado nido de una calandria y comenzó a engullir dos de los huevos que esta estaba empollando, no sin antes advertir el tuátara a la calandria que continuaría devorando el resto de los huevos si se atrevía a derramar una sola lágrima. La calandria soportó estoica la agresión y se mantuvo sin llorar mientras el tuátara devoraba con fruición dos de sus nonatos polluelos. LvT.
Dicen que el corazón de las aves late con más frecuencia que el de los mamíferos, incluso se dice que el minúsculo corazón del colibrí late un millar de veces por minuto. Un millar de sentimientos que jamás podrá dominar con su cerebro, un millar de discursos impronunciados, una mítica frase fílmica no expresada, un agujero negro en medio de la nada, un colectivismo que acaba en el estercolero de la agaya y falsaria mediocridad, la no-limitación emitiendo pulsaciones salvajes, incontroladas que acabarán en poco tiempo con la vida del diminuto ave. Por su parte, la calandria abandona el estudio y me deja en soledad otra vez, abandonándome al retiro. Qué extraño despertar...
Y de nuevo Gabriel llora conmigo postrado en mi cárcel electa.
Y el ventanal frente a la noria
de los niños parvos
, que ya han dado caza a la calandria. Y yo no puedo hacer nada. Su corazón estoico trepida valiente hasta el fin. Y desgarra el mío contemplar la escena; pero han de alimentarse.
Han sido abandonados a la suerte que haya de correr el mar en el que habitan; y sus madres haciendo la calle en el mercado, que tampoco entiende de familias ni órdenes; y la calandria de alas blancas se deja matar, y prefiere que su cuello sea cercenado mil veces antes de permitir las caricias del cerco de grilletes de vasallaje. Y para su asombro, la muerte se topa con la calandria poseedora de todo conocimiento. ¿Serán éstos también mis últimos momentos?
Y me asaltan las veces en que hube de haber muerto.
Y me acechan las dudas a través de aves aláudidas.
Y defino cierta lógica en consecuencia. Y conozco por oídos y ojos del coronel la ley general que rige el universo de esta particular lógica, mas no soy capaz de sentar sus bases. Para el hombre siempre sucede el comenzar a edificar la casa por el tejado. Todo queda bajo el sol, el sol que no llega a todos por igual, dos minutos de sol y más. Rien ne va plus. La anatomía del pizzicato, técnica para mano derecha, mamada en suburbios inhabitados de Nueva Orleans, la ciudad marcada por la música jazz, impregnada del desconocido sabor de Shadows, 1959. Nueva Orleans, ciudad de mis sueños, determinada por el carácter errático de la ópera prima del siempre inspirado John Cassavetes y por las aventuras del mítico Johnny Staccato que aporreaba el piano en el garito de Waldo. Sólo pude conseguir de la única temporada que estuvo en cartel la serie, una grabación bastante deteriorada en NTSC del segundo episodio, emitido por la cadena NBC del Imperio Americano el jueves 17 de septiembre de 1959 y que lleva por título Muerte a crédito. Los siguientes pasos me conducirían directo al controvertido courbevoiés Louis-Ferdinand-Auguste Destouches, probablemente más conocido por su seudónimo, Louis-Ferdinand Céline.
¿Y dónde se puede mejor aprender a hacer cine que en el Всесоюзного Государственного Института Кинематографии (ВГИК)40 que tantos y tantos autores ha aportado a la esencia de la realización cinematográfica? Algunos de ellos, permanentemente condenados a un ostracismo medio como Sarkis Yossifovich Paradjanian41 o al ostracismo severo al que fue forzado su compañero de diploma Yakov Brazelian.
40Escuela Estatal de Cinematografía (VGIK) de Moscú.
41Serguei Paradjanov.
¿Y qué se supone que estoy descifrando?, ¿y quién descifra al descifrador? Como hicimos con Убийцы42, la primera película que codirigió Андрей Арсеньевич Тарковский como ejercicio de clase del VGIK moscovita junto a su compañero de curso Александр Гордон, donde Andrei silbaba el Lullaby of Birdland, el símbolo de la libertad al filo de las seis de la tarde que marcaba el reloj de números romanos. Se dice que el profesor de ambos Михаил Ромм elogió de forma vehemente el trabajo, en la década en la que Siria se consideraba un país hermano y muchos de sus directores como Abdulatif Abdulhamid, Raymond Butros, Mohammed Malass, Oussama Mohammad, Riyad Shayya, Samir Zikra y Wadi Youssef se formaron en el VGIK de Moscú mientras otros como Omar Amiralay seguían cursando estudios en el clásico IDHEC43 de París. Lenguaje visual y movimiento, emigración, conocimiento, exportando ideas y pulsación, ritmo, tempo... al país que fue masacrado de forma esperpéntica durante la tercera guerra del Golfo; pues bien, ¿a qué conducen todas estas pistas al investigador, al saboteador de napalm?
42Los asesinos, ejercicio fílmico evaluado por Mijail Romm y codirigido por Andrei Tarkovski y Aleksandr Gordon. El mismo año en que Léger fue honrado con el premio Nobel de literatura, Andrei Tarkovsky se graduó con todos los honores consiguiendo incluso el Premio de licenciatura No. 756038 del VGIK de 1960 por su película El violín y la apisonadora producida por Mosfilm.
43Institut des Hautes Etudes Cinématographiques.
A la certeza, al análisis cuidadoso de los pequeños datos, de las cosas que pasan desapercibidas, a los leves momentos de la vida tan difíciles de detectar en otras personas que no seamos nosotros mismos, incluso en nosotros mismos es complejo; el momento pasa y ya no existe conciencia de haberlo vivido, tras un panel trasnslúcido de recuerdo; incluso si la mente es sutil puede llegar a enterrarlo bajo montañas de información desechable. A la búsqueda de lo preciso.
Mort à crédit.
Cierto es que podría dar cuanta de minuciosos detalles escrupulosamente preparados con el objetivo último de poner fin a una vida, de encontrarse con una siempre joven compañera muerte que olvidamos a cada magulladura, con cada rasguño, en cada arañazo; estudios, investigaciones, observaciones, labores de campo, el Studebaker de la familia media americana, la aparente normalidad que se vive en todas y cada una de la funcionales construcciones burguesas americanas, ¡vapulead al mercachifle!, ¡que no se salga con la suya!, trae para acá el alcohol yodado y desinfectémonos el estómago y el pubis. ¡Quién quiere ya escribir alejandrinos! No temas preciosa calandria, la de níveas alas; no ofusque tu razón el efímero color parduzco de vino blanco pasado que te trajeron los niños parvos, medita sobre el conocimiento que adquiriste por la mañana, mientras mujeres de pescadores en puertos lejanos tendían las redes para remendar los coladeros; el pez que entra, no debe volver a salir si no es en dirección al plato, a la cazuela o a la lonja local, donde los precios los sigue dictando el mercado. Mercado mueve mercado. Dinero consigue dinero. ¡Ah!, la hipocondría es otra cosa, caballero.
9 de cada 10 calandrias cercenadas prefieren ser cercenadas a la cautividad. Lo diabólico es que la décima calandra, de la cual no sabemos qué coño le pasará por la cabeza, también es cercenada.
Mi ansia de saber está automatizada. Refulge sin apenas yo desearlo, brota desde el arraigo más profundo sin que tenga ningún poder de control sobre ella, y la alimento con los vientres del otro, del que antes no conocía siquiera las formas y del que me separan miles de kilómetros, mi gran fuente de conocimiento, el dador, el coronel como insociable faro de las Islas Brother, destellando la guía que ha de ser por fuerza perseguida. En cavilaciones no habré de perderme, salgo a dar un paseo.
Un vagabundo toca con sordina, alejándose de la irrealidad que provocan ciertas visiones, tomando algo de ventaja por una vez a Emit Flesti, agazapado donde se nos vuelve invisible, recorriendo con su lengua la fisionomía de los estados: esta área parece ardiente bajo un velo de fuego, acaso un manto de llama que galopa macerando con sus cascos forjados en inmarcesible material la bendición de la tierra originaria, oxigenaria, sexagenaria de todo mal y virtud, entroncándonos profundamente, vertebrando la deidad de humanos a la que no podemos dar la espalda.
¿Y dónde está mi tierra?
¿Dónde lo que ellos llaman hogar?
¿Quién se atrevió a arrancarme de cuajo del suelo?
Decidme, oinvillenses; ¿alguien pensó en las consecuencias?
Estoy buscando y rebuscando al anciano, creo que fue este el lugar donde me le topé, intento acceder a él varios días, salteados, pasado y futuro, pero nada, no hay suerte, no queda rastro alguno del viejo, únicamente el recuerdo vago de su advertencia... contra mí mismo, mi querido enemigo, ¿has estado ausente?, ¿no he sido capaz de encontrarte?, ¿dónde habías estado todo este tiempo?, creí haberte perdido para siempre, ¿en dónde te has metido todo este tiempo?, da igual, ahora todo ha terminado.
Dicen que los locos solamente vagabundean si no van armados, que cuando van armados prefieren asentarse y dejan de deambular, estableciéndose como miembros orgullosos, trepidantes y fatuos, de ejércitos, cuerpos de salvación nacional o fundando pueblos asoladores como Dogville, o simplemente siendo asesinos profesionales; tales cosas siguen diciendo los niños parvos, desde su oráculo alzado sobre el mar de la Utopía, compuesta por dos palabras que provienen del griego, la primera se refiere a toda negación: el puro no, mientras la segunda denota el τóπος, el lugar, el sitio donde transcurre lo que sea, excepto en el no-lugar, allí no hay nada, desiste ya de buscar porque ni siguiera los niños parvos lo habitan, y si no lo entiendes, yo de ti me interesaría por la topología, más que nada para que te queden claros qué lugares existen y cuáles no.
–¿puedo entonces descartar de todo punto el encuentro casual con un loco armado?
–desde luego
–cualquier loco armado debe ser por fuerza miembro en activo el sistema en cuestión
–de encontrarte con un loco armado, tendrá una razón de ser, y mientras desees permanecer fuera y rechazar toda tesis ya erigida, tu sino será el vagar, expuesto, sin defensión, pero sobretodo, desarmado
–debe hacer falta tener mucho coraje, padre
–sólo los hombres más excelsos han llevado consigo oculto el misterio–repuso el coronel, dando por finalizada la conversación.
El enigma que un hombre de la talla del coronel lo llevará consigo sin duda a la muerte. Arrancado de cuajo de su esposa e hijo. Sin más contemplaciones, ante una mirada atónita; y luego frente a su resaca de incredulidad, paralizado, diezmado en pocas horas como diezmados fueron los húsares de Fernando VII en la batalla de Carabobo, sedimentando el absurdo, abrazándole, llegando incluso a formar parte de él, contenido, ya nunca más retórico ni risueño, simplemente contenido; y la contención que lleva al camino de la contemplación, y este, en el curso del tiempo, Im Lauf der Zeit, a la senda de la acción. Multilateral, con varios focos de actividad, que no haga desmerecer la labor del ideólogo. La postura activa a través de la actitud contemplativa originada a partir una situación contenida ante una realidad
de la que no quiero saber nada,
de la que ya nada podrá ser consuelo, de la que quiero extirpar el agente que provoca la desesperación, realidad de vida al fin y al cabo.
Y alguien con dos dedos de frente, mas toneladas de ascético denuedo embarcadas todas juntas a lo largo de su oreado caletre, se atreve a intentar postergar mi llanto llamándome al orden, intentando bursatilizar mi dolor, trayéndome vacuo un torrente de agonía, lenta y sedienta de reposo,
de pesar de un recorrido que sólo compete a mi elegir, ¡atraed gusanos a la corte!, ¡un último esfuerzo!... ¡y todos nos revolcaremos!
por el cieno, bajo el lodo, entre el fango, sobre el limo, contra el fino mantillo de légamo, suspirando invariablemente, por siempre hasta que se diere la incierta condición que elevaría por fin a este cuerpo de su exilio, esta alma de su tronera; esta sujeción que merece ser deshecha.
Y también quedó atrás el tiempo en que me enmendaban las sugerencias; y nunca hubo un instante en el cual me movieran los halagos
, aprendiendo a ser una buena víctima,
estoy seguro de que alguien, quien sea, todo el que en realidad sea, debería sentirse fatuo, por interpretar su papel tan maravillosamente, por tejer cuadrículas de realidad incierta, paso a paso, día a día, siguiendo caminando sin apenas caer en la cuenta. Dicen que el guión ya está escrito.
Habladurías.


· · ·

Palabras lanzadas en un momento dado al viento poroso y transmisor de resultados, aseveraciones que tornaron en el transcurso de un golpe de suave soplo fortuito las hablillas en certezas y estas en verdades históricas; es así como funciona el mecanismo de cierto desvencijado reloj maniqueo que tiene la tediosa facultad de facilitarnos la demarcación del tiempo por cuadrículas, que perfectamente asumimos y validamos; una comprobación más, sí, todo está correcto, gracias, oiga... ¿y usted cree que me dará la hora bien?
No se lo puedo asegurar, pero al menos tiene garantía.
Y en la obra ya se empieza a confundir el objeto de la misma con la propia obra, incluso se intrinca el todo de la misma con el autor y puede incluso que con el oportuno objeto de deseo del autor. Ya no podemos asirnos a nada. Nadamos en aguas transparentes de tuberculosis inodora e inolora, incolora y vertida al mar; terrible labor la del coronel, editando y auditando piezas claves recolectadas para el disfrute de una generación por venir, por desear, por porfiar.
Porque tengamos claro al menos que si no es porfiando hasta la extenuación, hasta la consunción absoluta, en cuerpo y alma, en plétora y bancarrota, pugnando por cada milímetro, creo haber dicho, sepamos por lo menos que habremos de rompernos los cuernos intentando que por fin llegue esa generación venidera que desprecie de la forma más absoluta todo lo que hemos construido para ellos, que ¡por dios! obren una brutal mutación de su herencia para convertirla en vislumbre de ser humano, que desprecie la entelequia que creíamos que eran, que tienen y tendrán su propia capacidad de acción y quiera el hado que difiera punto por punto de la nuestra, que conciban un mandoblazo que haga temblar todos los cimientos de nuestro regalo, que hasta las bestias incontenidamente aúllen un alarido de libertad, de último coletazo del ahogo.
¡Pero hijo!, si todo lo que hecho con mi vida ha sido por tu bien.
¿Serás capaz de destrozarlo todo?, ¿de mandarlo todo al garete por la vía rápida y ya está?
¿Tú te crees que así se solucionan los problemas? Para ser un hombre hace falta aprender a hacer algo más que destruir, que atronar a todo ser viviente que pulula a tu alrededor como si nunca hubieran existido otras vidas, otros anhelos. Piensa un poco. Si fuera tan fácil, ¿no crees que ya lo habrían intentado...
–sí, ya lo sé, ya lo sé... ya sé que antes que yo lo intentaron los cátaros, los sandemanianos, los umiliati, los valdenses, los iluminados de Adam Weishaupt, los cartistas, los joaquinitas, los hutteristas, la Brüderhofe, los hermanos moravos, la Comunidad de las Bienaventuranzas, los amaurianos, los patarinos, los hermanos del libre Espíritu, los pobres de Lyon, los fabianos, los taboritas, los anabaptistas, hasta los putos israelitas lo intentaron con sus kibbutzim, lo sé padre, lo sé...
–entonces... si comprendes, ¿por qué te torturas?, ¿a qué tanta amargura en vano?; mira hijo mío, torres más altas han caído, ni lo intentes, es inútil.
Resulta complicado deshacerse del amparo del refugio burgués de Saint-Tropez.
Mas peores son las consecuencias que se derivan de defenderlo.
Pero no lo parece.
Juego de suma nula, pues.
Atraído por la seducción del estertor.
Carcinomas palpitantes enardecidos bajo la sangre y sudor del esclavo. Papilomas, forúnculos, bultos malignos, situaciones de estrés amaestradas para ocultar sus vicios y sintomatología, y la vida por llegar.
Adulterada.
Inmóvil.
En el tanatorio de la vigilia.
Hace tiempo ya que no oso mirarme en el espejo, parece como si temiera algo, no sé, un fulgor, como si todavía nada hubiera ocurrido y no quisiera enfrentarme a mi imagen verdadera, apocada en un pequeño trozo de terreno que jamás sabré mío... ese inapreciable fulgor que tiende a recubrir olores, sensaciones, sentidos... el de la posesión, por ejemplo; sé positivamente que no existe, paranoia, decadencia, adocenamiento, llamémoslo como nos venga en gana. Invariablemente este primitivo resplandor nos recordará que no, por mucho que nos empeñemos, ¡no a los asilos!, ¡muerte a las clínicas de enajenación mental!, de donde provengamos... ¡no lo sé!, no me hagan justificar más gastos... ¡no más dietas por dios!, en fin, tengamos cuidado con lo que creemos.
El sordo se sentía traicionado; hoy precisamente era su cumpleaños...
–Dante lo prometió... juró jamás dejarme solo.
Recordaba las fiestas de cumpleaños... hace ya mucho tiempo, cuando todavía eran unos críos, como lo son ahora los niños parvos. Revolviendo en la memoria, rememoraba ya por aquel entonces a un Dante completamente aislado, absorto en todo lo que le rodeaba, con la misma actitud que presentan los bebés y sus manotazos aleatorios; su mirada ágil y viva semejaba la sed inagotable de parvos pajarillos moviendo la cabeza nerviosamente en todas direcciones, como si no bastaran los trescientos sesenta grados de latitud y longitud de la esfera, intentando buscar una oquedad inexistente por la que colarse; y siempre se le podía contemplar enredando entre sus finos dedos, tanto lo eran que hasta la más angosta alianza se escurría entre ellos... entre sus finos dedos digo, una pequeña cuerda blanca a la que daba formas continuamente; nada más haber creado una nueva variante, la otra aguardaba impaciente cual si hubiera cogido un tíquet con un número asignado desde el principio de los tiempos, y lo mismo sucedía con la siguiente, una triste cola que se formó desde un inicio, o estaba ya establecida antes de que todos nacieran, ¡yo qué sé!, lo cierto es que Dante se veía dominado por la otra, una pulsión irrefrenable que le guiaba para comenzar de nuevo, desde cero la construcción de otra inédita figura, acaso más asombrosa que la anterior y la cual le encaminaba a la sucesora, asiendo el conocimiento de la anterior, construida a su sombra y siendo esta a su vez la sombra de la venidera, en un juego que bien se puede extender ad infinitum. Muchos trucos los aprendió de cierto gorgotero que visitaba el pueblo a menudo, creo que fue uno de los pioneros. Antes de que se apropiaran de nuestra ya yerma aldea para esquilmarla definitivamente; hasta que las mujeres tuvieron que hacerse cargo de la situación. Con sus cuerpos a subasta.
Para Dante aquella oquedad de la esfera era el suicidio, el único punto que no puede ser representado mediante ningún par de puntos latitud-longitud, decía.
No tardó muchos días en perder la pequeña cuerda; de algún modo, aquella representaba para él una cierta inocencia insolente de la que no tardó en desembarazarse. Y ahora esto. Nada podía hacer cambiar la idea que le rondaba en la cabeza al sordo. ¡Sordo, vuelve, no es real!
No había nada que hacer. Aún así el cuadro de Pollock saldrá a subasta, aquel retrato de una partida, aquella improvisación de un tiempo quizás mesiánico para el autor, convirtiéndose probablemente en su propio desecho, pasando a través del conducto regamentario de Sotheby’s a manos de quien sea el hijoputa más grande, o el capaz de llevar a más miles de familias a la ruina y a más millones a la desesperación absoluta, de asestar más tiros en la sien sin mover un músculo, o el que tenga los cojones más gordos, o la polla más larga, o el coño más dilatado... ¡y que sepas que a mí nadie me toca los huevos!, ¡por mi santa madre!, que la sangre que corre por mis santificadas venas es tan trujillista que tengo acojonado a esos putos maricoterroristas galindezoides, que por mis santos cojones y los de mi sagrada familia que antes que un maricomaoísta de los cojones ose acercar la zarpa a mis dominios, le arranco de cuajo por la boca hasta su puta alma, que ya se encontrará indiscutiblemente arrepentida de su acción, lo juro; y se la entregaré a los perros de Hades; y sea quien sea el que se haga con el lienzo en limpia subasta capitalista, por seguro tened que su comportamiento siempre se asemejará al de la lamprea habitadora de aguas estancadas. Así fue como el sordo se quedó a partir de entonces mudo; jamás ya volvería a mediar palabra. Sin.
–¿qué es lo único que no perdonaría a su hijo?
–que fuera el responsable de la muerte de otros, jamás se lo perdonaría
–¿y si fuera en el transcurso de una acción libertadora de corte maoísta?
–jamás se lo perdonaría, le recluiría en horadadas de cieno
Vínculo madre-hijo.
¿Tan fácil de romper fue por parte de los demagogos?, ¿qué hubieron de entregar a cambio?, ¡dependemos absolutamente de las madres, señorías!
El cambio en “digno quehacer” producido acondicionó la nueva situación al emergente hostil entorno, sí, por qué no decirlo, a búsqueda de la pérdida en todo sentido. Invariablemente inmóvil. Bajo el influjo de recurrentes musas del pasado que, exigentes, hacen retozar los pensamientos con la pasión, envueltas bajo el velo mancillado, discursal, charquitos de baba de psiquiátrico de... lamento, señores... hacerles partícipes de... la denodada lucha no evitó la... conflicto por fin armónico... nuestra legislación, recuerden... las piezas del tablero, el señor Dante... de corte profundamente maoísta... una supuesta redención, dado el rango social... sin financiación a Dante Hempel... es de todos conocida la... esperpéntica tarea de... Hempel tan infortunado que... perdido, un ser... sin lamentos, por... por fin, la mañana... tras varios intentos... en las cercanías del Centro de... elemento colaboracionista tan... todo es tan frío.
Todo parece tan frío, no sé, principalmente es una sensación, turbia pero directa al mentón, igual que un directo de derecha que encajo constantemente en un combate donde el árbitro se convirtió en una figura retórica. Caes y se revuelve la sangre, vísceras y hieles. ¿Qué quieres a cambio de tu alianza de compromiso, Dante?
–no puedo soportar alianzas, no es porque no quiera, de verdad, se deslizan a lo largo de mis dedos y acaban gravitando en un espacio que apenas exploré... incluso las más angostas
Los muros vacíos siempre habían provocado en mí una extraña sensación de pérdida de tiempo, supongo que algo vendría a mi cabeza cuando desnudé las paredes de la biblioteca. Por supuesto, clasifiqué y ordené todo el material según el método originado a partir del sistema de clasificación creado por Melvil Dewey en 1876 cuando era bibliotecario en el Amherst College de Massachussets, la Clasificación Decimal Universal, el estándar de clasificación bibliográfica de principios de siglo, para que a la vuelta el coronel pudiera recomponer su adorada biblioteca. Resultan curiosos los convencionalismos que en ciertas ocasiones utilizamos, señales que encierran un sentido, en realidad el noventa por ciento de estas señales las suele resolver el lenguaje, pero yo ya intuía que de uno u otro modo no iba ya a coincidir con el coronel, y menos en su lugar de retiro.
Puedes volver
se repliega
heno abisal.
Lo que ocurre aquí y ahora, la velocidad de mi manuscritura no me alcanza para expresar todo lo que me gustaría dejar sentado... ¡un minuto más!, ¡sólo eso pido!, que sea capaz al menos de sentar las bases, no requiero más...
La desesperación se hizo palpable en su rostro, y era poco menos que inaudito el contemplar al coronel reflejando aquella expresión.
Extracto del diario del coronel. 14 de febrero. 8:25.
El violeta sigue siendo mi color preferido, me otorga unos preciosos segundos de ventaja sobre la acción, próxima a acontecer. Utilizo la escasa imaginación de la que todavía dispongo para conseguir los máximos réditos violados posibles.
Mi sentido predice ciertas notas musicales, cierta cadencia, sé que está presente, la intuyo a punto de acontecer; la maldita búsqueda, la perseverante, eterna y violácea búsqueda de interior de seda de tejido de sueño imaginario. Se encuentra en standby.
Tampoco quiero pedir ayuda.
La suite Nobel que me fue asignada dispone de una espléndida vista al puerto y el living se encuentra cercado por cuadros de diferentes laureados, eso sí, no esperen encontrar el retrato de Samuel Beckett, William Faulkner, Bertrand Russell, Giosuè Carducci, Knut Hamsun o el irreverente Jean-Paul Sartre, que rehusó el premio en 1964; no, todos los óleos que se hallan en el living de la suite pertenecen a galardonados a partir de 1997. En diciembre, la estancia suele estar reservada para los premiados y sus familias, que por supuesto se alojan aquí, en el Grand Hôtel de Estocolmo.
Debo pasarme por las oficinas de la PTS44, aunque, no sé, aquí también tienen servicio de voice mail; confío en Dante y su capacidad de leer entre líneas. Descubrir la verdad comporta a veces otorgar un punto a la alineación. Y en este combate, las fuerzas están ya más que justas, y concluirá resolviéndose a los puntos. Puntos de fe. Puntos de apoyo. Puntos de equilibrio. Puntos de referencia. Puntos de debilidad. Puntos de arranque. Puntos absurdos. Puntos amañados. Todos ellos necesarios.
44Post & Telestyrelsen.
No sé en realidad si me quedarán fuerzas o arrestos para volver...
Tamizar.
La lluvia, el juego, los niños. Desde esta cuarta planta del Grand Hôtel, cuyo vestíbulo acoge un espacio dedicado a la compilación de rúbricas de excelsos dignatarios, huéspedes merecidos de la exquisita hospitalidad de tan selecto alojamiento, personajes tan destacados cono Ingrid Bergman, Nelson Mandela, Liza Minnelli, Sir Winston Churchill, Sir Alfred Hitchcock o el propio Bruce Springsteen; bajo este incomparable marco, atravesando el living me dirijo con paso flojo hacia el excesivo ventanal que barrera la soledad del gentío, el sofoco del hastío, y me asomo para contemplar un grupo diverso de niños jugando, como se jugaba antaño, formando un corro bajo la lluvia, dibujando formas extrañas, casi translúcidas con sus cuerpecitos empapados mientras los adultos corren a refugiarse en el amparo de una cornisa o bajo el resguardo de las marquesinas del transporte público, administrado en la ciudad por el organismo estatal AB Storstockholms Lokaltrafik. Niños modelados en el torno de Dante, nuestra sola esperanza de futuro, ya muerto, fatal agonía, y los mayores intentando proteger sus trajes de cachemira maldiciendo por el inoportuno diluvio a Huya, la deidad guajira de la lluvia, el antiguo 2000 EB173 que orbita más lejano aún que Plutón allá en el cinturón de Kuiper. Y las gotas desdibujan poco a poco sus contornos, suavizándolos, reinventándolos para formar con su unión en informes mogotes de arcilla humana.
Aún así, los pequeños continúan su juego ajenos al cambio que se opera ante la mirada estática acción del asombro, hombres y mujeres que rodean, sujetos por el asombro, temor ante la increíble fuerza de cohexión que parece existir entre los críos, que no se desenganchan en su desmaterialización. Impávidos a lo largo del movimiento orbital alrededor del ruedo de ceniza y árboles caídos en broza y hojarasca.
Alguien en la habitación de al lado suelta una sonora carcajada. Inmediatamente el estridente fogonazo acompañado de una bala perdida y bañada en sangre atraviesa el living justo para acariciarme los cabellos y clavarse casi sin fuerza ya en el marco de la ventana, donde el casquillo vibra y se tambalea ante mi atónita vista para caer al parqué emitiendo un seco y desabrido rumor. De nuevo otro Sá Carneiro se ríe de su propio ser para desestabilizar seguramente las certidumbres de también otro Fernando Pessoa, fuerte y tenaz como para dar a luz el Livro do Desasosego del siglo XXI.
Tengo el presentimiento. Hoy es un buen día para ir en busca de respuestas. Examino cuidadosamente el orificio que dejó la bala en el tabique; hundo mi índice en él y la textura es la de una llaga, aún cálida y serosa. Comparece el detective del hotel, un estirado hombre plomizo, que no plúmbeo, y sin carácter aparente. Preguntas de trámite que se acortan notablemente al reparar el investigador en mi valija diplomática. Disculpas y Cola-Cao, un vasito, a dormir y vuelva cuando quiera, gracias por todo. Luego me confesaron en recepción que todo esto suele ser bastante habitual,
–mucha gente sueña con suicidarse en el Grand Hôtel de Estocolmo–reconocía la encargada
–ya... ¿podría por favor comprobar si ha dejado mi socio Mário de Sá Carneiro algún sobre en mi casillero, algo a mi atención?
–pues... déjeme ver... no, no tiene correspondencia, señor
Ciertamente, a veces creo que los suecos no tienen el más elemental sentido del humor.
–muchas gracias señorita
El Moderna Museet abre sus puertas al público a las 10:00, por primera vez después de la esperada reinauguración y años exhibiendo las obras que componen su fondo en diferentes recintos a lo largo de la ciudad, hoy empapada por esa clase de lluvia que envía Huya sin rubor para desleír la esperanza en el futuro, la próxima generación en la que tantas expectativas tiene puestas el amigo Dante. Ojalá pudiera opinar como él.
Olvidé el paraguas. Abro el cajón y me encuentro con un puñado de ropa de invierno, perfectamente apilada, los jerséis de cuello redondo con los jerséis de cuello redondo y los jerséis de cuello de pico con los jerséis de cuelo de pico. Es claro que no son los míos. Categorización, ramas, compartimentos que conllevan todo lo demás. El orden. Sí, definitivamente creo que no son mis jerséis. Detrás de mi se cierra otra puerta. Es un buen momento para dejar de escribir.
Fin del extracto del diario del coronel.
Vuelta a la realidad articulatoria de todo significado, proyectora de los desperdicios del alma que enjutos dan forma a un amasijo de experiencias, provocan la oronda sonrisa de un bachiller, un académico, un ilustrado, un bohemio o de un transfronterizo. El perfil de la revolución es bendito en aguas cenagosas de hiel de cieno de tamuja desprendida de pinares levitados por principios iatroquímicos áureos innombrables, bienvenido a la luz de la casta, de tu casta, viajero, asentada en los posos de ser que ya arduamente reconoces. ¿Cómo acaeció que el espejo se convirtiera en el mayor temor?, ¿qué extraños hados condujeron a la conjura de la voluntad?
Los elementos de personajes picassianos que tergiversan la realidad para tornarla en remota, en leve afinidad, héroes mutando su estirpe en pos del bien común, ¡deséchalo ya!, a lo largo de senderos de cuaterniones45 de puntos similares a los que nuestro entendimiento concibe, ¡para entender el mundo!
45De forma similar a la de los números complejos, un cuaternión se define como un número de la forma a + bi + cj + dk, donde a, b, c, y d son números reales unívocamente determinados por cada cuaternión e i, j y k son unidades imaginarias cuyo cuadrado es –1.
Una gota que proviene del exterior ilumina por sí sola el conjunto de la estancia, que continúa pálida ante las inmensas dosis de mendacidad que circulan por conductos ocultos, formando un tráfico de falsedades autónomo, que desarrolla las potentes extremidades y mandíbulas que le permiten hacer presa en los lugares más insólitos en el momento más insospechado. Si me encierro, dejo de tener conciencia, me desvanezco. Simplemente. Mi cuerpo se va. Elementos de atrezzo de un ádios masivo, sonoro como la bofetada que recibió Caín. Hacía tiempo que no me pegabas, padre. El borracho dejó caer suavemente de entre sus dedos la botella envuelta con el papel charol del regalo de su hijo. Volvió a ocurrir de nuevo. Después de tantos años, papá. De nada sirvieron tus buenas intenciones, ahora se encuentran atrapadas en los bajos de una sucia barraca de feria, rehuido por las mismas ménades de Baco, embarazadas de rubor ante tus impúdicos ademanes. El coronel solamente se provoca asco... y hastío. Le recogen como siempre y es conducido a casa como de costumbre, gracias a algún taxista errante por la noche en la Tierra, o al servicio de emergencias. La cólera no tardará en aparecer, y de su mano, la ira y la autolesión. Y Caín regurgita palabras prohibidas harto pronunciadas en alardes de ecos guiados por alas impulsoras de viendo de muerte.
Y acaba aprendiendo a saber jugar el juego.
Pero lo más difícil es asimilar el locuaz entrenamiento que te permite saber jugar el juego. Y tenaz. Como la pose, el padre amarrado a la botella vacía, esperando a que le vuelquen por encima todo un camión de estiércol, implorando ser sepultado, hundido bajo una pena autoimpuesta como correctivo y penitencia.
Hay personas que todavía no tienen claro cuál es el sentido de un castigo.
Una parodia de sangre celeste. Sin más. El coronel se aplica un ungüento milenario.
Sin una palabra de consuelo, sin un comentario de alivio, aconteciendo visual como el laberíntico libro de imágenes
Droit de regards suivie de Une lecture de Jacques Derrida
de Marie-Françoise Plissart, editado por la irreductible Les Editions de Minuit y que luce el tejuelo 77:821.133.1PLI del Centro de Documentación, donde el narrador en vez de recitar, muestra, tal vez lejos de polemizar y llevar la batuta con el discurso inspirado en un lenguaje no fotográfico, para modelar ese lenguaje interno con el que nos decimos las cosas a nosotros mismos.
Oinaztargi bat urrunerantz zurubi mailetan behera trukesa hotsez
Un relámpago se aleja bajando escaleras con sonido de tenazas
ilargi aratza bere argi-aizto-mihiaz
la luna limpia con su lengua de luz su cuchilla
harra bere sagar bainuontzian
al gusano en su manzana de bañera
sagar zerutiar iraungikorra
la celeste efímera manzana
bibliako lehena logaritmoa
bíblica primera logaritmo
eta 12 ur iturburu eta 70 palmondo omen ziren,
y que había 12 manantiales de agua y 70 palmeras
eta niri zer axola?
¿y a mí que me importa?
Besoak altxata lo egiten dut baina eraukirik ez
duermo con los brazos en alto pero no me rindo
Jorge Oteiza
A medio camino entre el filo de la navaja y el inesperado salto cuántico pulula la conciencia, abierta como una herida no redimida. Retazos de memorias del coronel, adheridas a mi piel como la escarcha del crudo invierno al jardín, el elemento paisajístico que definió mi niñez, que yo creí ocupado, el jardín tomado, poco a poco, imparablemente por coleópteros, arácnidos, demás insectos ovopositores, rama a rama, lenguas de terreno saqueadas por la vorágine insectal, turbias cavernas colmadas de sinrazón en la fe, pequeños halos de afectividad no franqueados, el cuento del cuento del cuento del cuento que me cuento constantemente para calmar el ansia irrefrenable, la vasta ambición que sin límite se posó sobre mis hombros como un mícal46 aturdido y confuso, remolón y juguetón de derrumbes de desmayo y vuelta a empezar, el coronel no se serena todavía, la noria sigue dando vueltas sobre su cabeza y las luces trastocan por completo el entorno mientras una jauría humana se acerca. El mícal alza el vuelo sin mirarme siquiera a los ojos por última vez para volar por fin libertario e intentar olvidar lo que el coronel no pudo cicatrizar; y entre vendas de alcohol líquidas la muchedumbre se acerca al cuerpo ya inerte del hijo que quiso ser padre y que consiguió mucho más sin saberlo que muchos padres que sólo sirven para quedarse en hijos.
46Denominación que se le da en el habla local de Logrosán al cernícalo.
El castigo puede aparecer autóctono, pero ser también exógeno, y uno no atina a adivinar cuál de las dos formas es más cruel, cuál menos punitiva y cuál más preceptora... ¿se percibe cierta carcajada molesta por parte del auditorio?
El fin del castigo.
¡Punitivo!
¡Vengativo!
¡Que se queden en su puto país!
¡Le ahorcaría y sin titubear le haría pasar por el infierno que...
El principio del castigo.
La nada. Lo que nada es, no existe, afirmación que sobrepasa con creces los límites del lenguaje, de la oratoria si se quiere. ¿Queremos escarmentar?
Yo ya me he convertido en un simple ciudadano del Neem. Debo encontrar al viejo.
–padre, ¿eres consciente de que has perdido?
–hijo, me has hecho tanto daño... ¿por qué ese Dante?... lo veía venir desde que era un mocoso
–¿cómo va el mercado?
–va funcionando, como siempre, pero no precisamente gracias a ti y a tus amigotes. La oportunidad la pintan para quien está dispuesto a pujar por ella...
–¡ya!, como en una subasta
–¡justo!, igual que en una subasta. Estás tú, está el de al lado y dos dentaduras completas de 32 piezas dispuestas en todo momento a lanzar la dentellada, aunque hicieran falta cientos, ¿por qué no me crees?, ¿de verdad has salido ahí fuera?, ¿estás contento con lo que ves, con lo que haces con tu vida?, ¡a los mandos de una retroexcavadora!, ¡por dios!
–la maldita subasta de la vida, ¿no es eso?
–ven, mira esos perros... ¡míralos!... están desollados porque anhelan vivir, no quieren una vida ruin, miserable y simpatética, hasta ellos desean algo mejor y entregan su cuerpo a cambio. Son nobles. Juegan limpio, a mandíbula batiente para arrancar si es posible el corazón del adversario.
–¿y esto es lo que me quieres enseñar, viejo?, ¿no crees que ya es demasiado tarde como para que creas estar jugando a ser la horma de mi zapato?
–se acabaron los juegos, hijo, de eso puedes estar seguro... y sí, esto sí es la vida
–y lo que yo intento vivir...
–sería mejor que lo abandonaras hasta llegar al otro plano, no tengas ni la menor duda...
–sí, padre tendré todas las dudas que me suscite mi entendimiento, jamás podrás quitarnos eso, y lo sabes, y te da miedo, y no sabes qué es lo que puede empujar a alguien a arruinar su vida solazmente, y el desconocimiento provoca la ignorancia, que más atrevida aún que los títulos de crédito de Barbarella, envuelve la conciencia en un permanente estado de temor irreflexivo. Sigue con tus malditas peleas de perros, papá, y con tus putas, y con ese olor a alquitrán de bracero de los avernos que ya jamás podrás quitarte de encima
–qué fácil es redimir la falta natural esgrimiendo el ultraje al propio reflejo
–¡jamás!, en tu puta vida vuelvas a decirme eso
El chico de la retro abandonó el lugar como ahuyentado por legiones de ánimas con cierto sabor a salmuera y un rancio olor a derrota.
Si tan sólo una vez...
Intento recordar el momento en mi vida que hubiera sido más adecuado para comenzar a orar, aunque hubiera sido una escueta jaculatoria, y me temo que no encuentro momento alguno. Mi visión se perdió desde el momento en que deje de tener a mano el complaciente recurso de la oración.
–eleva lo que no puedas comprender, hijo mío
–(casi susurrando) padre, lo que no puedo comprender abarca también al Altísimo
–¡ah, no!, eso no hijo mío, hereje no..., no señor, no, no, eso sí que no
–yo nunca recé en realidad padre
–hijo mío, ¿conoces la historia de Simón del desierto?
¿Y cómo es posible que existan los convictos de fe?
Las leyendas también poblaban la imaginación de Dante.
El miércoles 3 de diciembre de 2003 subían al escenario de la popular Sala Razzmatazz 2 de Barcelona la banda norteamericana The Fire Theft, a la sazón última heredera del mágico sueño que se pergeñó a comienzo de la década de los noventa en Seattle. Y luego vinieron los botes de humo, la resistencia de los sin nombre, pero los hábiles estadistas dotaron a todos y cada uno de aquellos coleccionistas de sueños con un nombre, y los fueron revoloteando por ahí hasta que los propios nombres dejaron ya de tener sentido; probablemente Dante hubiera dado cualquier cosa por haber sido consciente en aquel año de tal momento histórico, algo parecido le sucedió al coronel cuando intentó recordar qué diablos estaría haciendo aquel día de los santos inocentes de 1986 mientras en una habitación de hospital en París moría Andrei Tarkovsky antes de cumplir los 55 de un cáncer de pulmón. Allí estuvieron aquella noche Jeremy Enigk y su recién estrenada banda después de haber pasado por el Gebaude 9 sito en los alrededores de la estación de Köln-Deutz, el Zodiak del 190 de la Cowley Road en Oxford o el mítico Paradiso de Amsterdam durante su gira europea.
Las críticas fueron impecables, Dante las reunía como si fueran esquelas, todos los recortes sobre aquella noche se apilaban en una caja de zapatos que no cambiaría por nada. Nada cambió empero aquel 3 de diciembre de 2003, el día en que Seattle, agónica a poco más de 2.400 millas de distancia por carretera de Anchorage, murió. Intentó sobrevivir, pero ya ni siquiera hubo razón para ello, la enfermedad le estaba carcomiendo las entrañas, tanto que ni siquiera podía recordar el nombre del séptimo enanito de Blancanieves, el que todos olvidan.
Si lo dejas todo, te será otorgado lo que muchos hombres han dado la vida por construir. Este tipo de frases cabreaba profundamente a Dante, que corría descalzo hacia el mar buscando el álgido arrebujo de la espuma azul, o así deseaba el pintarla, más o menos, con el parche oscuro cubriendo su ojo izquierdo y sintiéndose de verdad el idiota más absurdamente afortunado de este condenado planeta.
De la vigilia a la esperanza.
Pequeños momentos de fragor.
Batallas bajo una tímida tormenta.
Acordes que llenan el vacío de vértigo de séptimo piso.
Y el público se recogía bajo las marquesinas en plena lluvia mientras Dante se desliza por las cornisas tratando de provocar el resbalón que atice algo, no sé, que reanime algo, incluso la muerte. Y más que Dante podría haber hecho, y más que podría haber dicho,
Y bla,
bla
, bla,
¿a qué la esperanza si nos asfixia la vigilia?
Y Dante llega a otear la silla de un hombre sentado frente a Dios, cabizbajo y sumido en la desesperación, apoyados los pies sobre la arista de la base y rodeando las piernas con sus brazos, descalzo, y los zapatos sobre la cabeza. Dante había también escuchado hablar de los mimos que se radican con el calor en la ciudad de Firenze y rápidamente incorporó aquella información a su experiencia tangible.
El mimo ante Dios. Y ambos sin poder hablar.
Todo comienza a caer no por otro peso que el propio.
Firenze, la ciudad de los puentes y los mimos callejeros, la que se me aparece como en un sueño de Noviembre refulgiendo donde acaso alguna vez creímos todo posible, las bolas de fuego de juegos de manos de muecas imposibles de muertes a crédito de hombres grises de sombra ajados, y la vida en la calle, bajo la lluvia, los hombres que no se refugian bajo la servidumbre de las marquesinas y que esperan el abrazo de la lluvia como si en realidad fuera la caricia de Dios, enfrentado al mimo por hombres grises de violencia de hambre de impotencia de banal secuencia vital de poder vocativo. Ineludible. Responsabilidad. Con el hombre gris.
¡Enjúgate esas lágrimas!
¡Que jamás te vean llorar!
¿Crees que eso detendrá su santa violencia?
Si de verdad lo crees así, debes visionar el Salò de Pier Paolo Pasolini, y las dimensiones se te antojarán en lo sucesivo glaciales, y no queda más remedio que ir hacia adelante, y hacia delante significa lo que viste en la película.
Extracto del telegrama del coronel enviado a su mujer el 14 de febrero de 2004 desde las oficinas de la PTS en Skeppsholmen:
HABLADO CON TIPO INTERESANTE EN MODERNA MUSEET. STOP. NO LLEGUÉ A VER OBRA GIACOMETTI. STOP. A CAMBIO KARL ISAKSON. STOP. 44 AÑOS DE VIDA SIMÉTRICAMENTE REPARTIDOS 22 EN CADA SIGLO. STOP. CAPICÚA SISTÉMICO. STOP. A CAMBIO GNOSIS FEDERACIÓN DE ARTISTAS. STOP. KONSTNÄRS-FÖRBUNDET 1886. STOP. A CAMBIO POTENCIA Y DELIRIO MENTAL ERNST JOSEPHSON. STOP. MIEMBRO KONSTNÄRS-FÖRBUNDET. STOP. A CAMBIO CARL FREDRIK HILL INCAPAZ CONTENER MAJESTUOSAS ARCADAS. STOP. A CAMBIO NON-LIEUX JEAN DUBUFFET ART BRUT. STOP. LA VEJEZ COMO NIÑEZ. STOP. ¿CÓMO ESTÁ EL NIÑO?. STOP. ME DIRIJO GÖTEBORGS KONSTMUSEUM. STOP. NOS VEMOS SÁBADO. STOP.
Interferencias en la comunicación quién sabe si provocadas a sabiendas. Por la inflexibilidad de un mundo lleno de matices. Y aguafuertes.
Cuentan que un día, sin previo aviso, sin seña alguna, el jardín del coronel comenzó a ser tomado. Inexorablemente. Miles de insectos en comandilla avanzaban con paso firme camuflados como peces en agua turbia, emitiendo ese imperceptible rumor individual que se convierte mediante la agregación en una desmesurada algarabía dando forma a un atroz sonido de batahola grupal.
Despacio, muy lentamente, desentumeciendo con precisión cada músculo, abrazando la idea de la puesta en tela de juicio del hecho invasivo, el coronel reflexiona sobre el jardín asolado, devastado como él nunca llegó a querer imaginar. No ser capaz de fantasear; el delirio provoca la ilusión, la evoca desde alturas no transitadas salvo por lúcidos eremitas y arrojados sherpas que, ateridos de frío, baten ostentosamente sus mochilas en busca de los ingredientes con que elaborar el único alimento que ingerirán durante la ascensión: la tsampa, pasta de harina de avena y cebada tostada y molida a la que se agrega mantequilla yak y azúcar; la lluvia sucedida por el turbión, el aguacero imponente y parece que no existe la calma cuando se camina en línea recta al encuentro de la cumbre. Y es tanto lo que cuesta estrechar la rutina, incesante, crepuscular como el propio dolor, puro suicida, puro ascético, elevado a categoría maltrecha por los que divisan el desafío desde el desafío, donde la mayoría sólo descubre crudeza, desesperación y soledad. En el camino hacia la cima.
Puedo divisar los caprichosos thalwegs47 cincelados de forma arbitraria ahí abajo, allá en el valle fértil, de todo menos de futuro, creando venas de tiempo en la mazmorra del cauce; allí abajo donde ya no me quedan ganas de permanecer siquiera junto a los que se conforman con remontar hueros tozales.
47Línea formada por los puntos más bajos del lecho de un río, especialmente en el curso superior, donde éstos entallan profundamente en el terreno.
De cumbres y mordisqueadores de hielo y de polvo; y además hay quien prefiere de veras morder el polvo que el hielo, quien se ve rodeado..., más bien abocado a morder bien el polvo y a recordarte a ti y a mí lo bien que lo está mordiendo, con qué clase lo hace: disfruta de la técnica que tiene este tío para morder el polvo, es maravillosa, no te lo creerías, es el tipo que mejor muerde el polvo de todos los mordedores de polvo que conozco, ¡y mira que yo trato con verdaderos expertos!
La caída pocas veces es libre.
El coronel se quedó de una pieza cuando reparó en que habían desaparecido los bancos de la plaza de la Villa de París, a la que solía ir cuando visitaba Madrid para dormitar junto a los indigentes que habitan el lugar al aproximarse la queda. En noches como aquella en la que alguien en su insolencia tomó su suite favorita en el Hotel Santo Mauro de la calle Zurbano; algún nuevo rico que jamás repararía en la influencia arquitectónica marcadamente decimonónica y francesa del palacete del hotel, ni miraría más allá de los botellones, damajuanas y escotes acentuados de damas que dejan entrever sus recónditos ligueros del color plomizo del azabache; no, no verá más allá en el restaurante del hotel, donde la antigua biblioteca del ducado de Santo Mauro estuvo sita un día.
Ahorrándose los 440 euros por habitación y noche de la suite en temporada baja, el coronel disfruaba de su estancia haciendo noche en la plaza de París, de estilo también afrancesado y flanqueada por puertas traseras de Justicia y rutilantes enseñas rojigualdas.
Fractura de palacetes.
Desalojo de indigentes en la plaza de la villa de París, que ahora pernoctan en una esquina aneja, bajo la marquesa del Banco Popular, junto al cajero donde los trabajadores de empresas rentablen sacan el dinero del fin de semana los viernes a las tres de la tarde; recostados bajo cartones en pose de túmulo bestiario por todo techo, mientras a pocas calles de distancia los nuevos ricos derriten su saliva más licuada si cabe que el conejo profesional en el que anhelan hundir su lengua. La codicia del sexo de oscuras ligas en palacetes reformados por empresas con saneadas cuentas de beneficios y pertrechadas con un deslumbrante reporte anual consolidado en estrategias guiadas por coyunturas favorables al conejito, ya lechoso, de la prostituta, que abandona el vestíbulo por la puerta trasera; y un leve moratón que vale quinientos euros. Un billete en desuso salvo en mediaciones de tratos sucios. Trece mil ciento veinte milímetros cuadrados de cárdena superficie que trata de representar la arquitectura del siglo XX. Y tú, Dante, ¿cómo hubieras representado la arquitectura del siglo XX?
El coronel protagonizando el más absurdo de los combates jamás escenificados, con la justa excepción de las peleas bayaderas de Pierrot, le fou, se encuentra al lado de media docena de mendigos que le prometen el reino de los cielos bajo los mamporros del fuerte dispositivo policial que arrecia los golpes contra las fachadas de sus cuerpos como si aplicaran la bola de demolición de grúas que aprovechan el bruto de las fuerzas gravitacionales, las que crean órbitas y planetas, estrellas y materia muerta de la que bulle el anciano universo, exánime para engendrar una represalia.
–os váis y punto, cagüendios
–¿alguna vez te has quedado atónito ante la quijada de un caballo fallecido?
–cagüendios, ¡pues no nos ha salido literato el mendigo de los cojones!
–sólo te lo voy a repetir una vez más: ¿alguna vez te has quedado atónito ante la quijada de un caballo fallecido?
Y a ti, Dante, ¿quién te robó tu conejito?
Hubo primero un reflejo de sorpresa en la expresión del antidisturbios español, pero pronto el gesto se tornó en miedo, que a su vez se elevó a cimas recónditas suscitando el microsegundo de la milésima de la décima del segundo del miedo atroz, tal y como jamás hubiera imaginado siquiera el infeliz que existiría en representación humana; una vez hubo reparado en que se encontraba solo, nada había salvo el vacío; y el vacío ya sabemos que es el coronel, más exactamente el coronel sin piedad. Creo que al final masculló algo sobre su mujer y su hija, alguna súplica. Después del vacío, la nada.
La prostituta se contempla a sí misma en el reflejo del holograma de seguridad del billete de 500 euros derramando una lágrima que jamás debe desprender el cliente, por la cual la calandria hubiera perdido a toda su prole a manos del cruel tuátara. Haremos lo que sea, pero jamás permitamos al cliente verter esa lágrima. Tan cara nos puede costar. En la sociedad de la información. La información vuela. A velocidades luminales. Y traspasan con su chorro de neutrinos hasta el alma más vacua para dotarla de un contenido esporádico. Una afectación que produce cierto asombro, como el que se obró en una Nastasha Yefim que atónita quedó al contemplar la quijada de un caballo fallecido.
Súplicas. Reflejos de olas. En alta mar.
Donde no existen reglas.
Minutos regalados a juicio de los niños parvos.
Los motores de la conciencia.
Abuela, acábese usted el salvado de los lunes, que al final va usted a enfermar.
Las papeleras siguen boca abajo en la plaza de la villa de Paris.
Y una cadencia de notas atrofiadas provocan un trémulo temblor, semejante a la sombra saltarina del candil en un borrador inacabado de noche cerrada, de rabia cultural sometida a los fueros del arte combativo.
El sutil mecanismo demuestra la precisión con la que está edificado el engranaje que nos conduce a la debacle de un mundo del que ya no nos sentimos responsables. Orientados, y ya sin remisión practicable, al comercio de vendernos lo máximo posible a nosotros mismos. Ten un hijo, escucha los resoplidos de la hembra, mantente tenso al amanecer; ante la duda, ya sabes, encamínate hacia lo tradicional, milenios de cultura de sifones de sangre, graves penas sin purgar que alientan, no, ¡que demandan!, que se continúe con la dieta del horror. ¡Que prosiga este infausto sometimiento de las emociones! Total, ya nos hemos acostumbrado... al bricolaje de domingos anejos a nuestra vida como un esclavo rumor de devenir, a la turbia agua donde malviven y se camuflan peces que no pudieron elegir su hábitat, desorientados sin rumbo entre corrientes marinas borrosas.
Y ya hemos enviado sin quererlo la información suficiente, la que necesitaba la Máquina de la Verdad Universal, alimentamos la máquina casi sin ser conscientes de ello, no por ello dejando de ser responsables y muchas de las veces queriendo ser consecuentes con un modo de vida que nada en aguas contracorrientes al impulso primordial. La información, como digo, se encuentra ya en la máquina. Lástima la muerte de tantos Seattles, siempre con el consabido marbete de

en sus CDs... pero era necesaria para alimentar la puta máquina que tenemos a punto de explotar en frente de nuestras narices, la máquina que penetró hondamente en las estrategias represivas del Imperio para perfeccionar al fin una plausible salida, después de todos los intentos en vano y que transformará la pedofilia en paidocracia, sin vuelta atrás, del anhelo del que ya fuimos despojados todos y absolutamente todos, sin distinción, poco a poco, entre llagas de educación... salvo los trocados, a los que su deformidad les obligó a rechazar la próspera y boyante educación para abrazar sin reservas, genéticamente al canto, sin posibilidad de elección, la pavorosa duda descartiana; los trocados, que perciben la muerte cercana día a día en el silencioso hormiguero bullente de comodidad burguesa; los trocados, los que únicamente se sienten vivir en el filo de la navaja, abandonados en la más profunda anarquía paidocrática donde los seres alineados en convencionalismos de ceguera perecen como el animal enclaustrado en una caja de cartón durante años, cuando es descubierto al indispensable y rutilante sol nuestro.
Mireusté, qué quiere que le diga, yo prefiero seguir con el bricolaje de los domingos. Además, todavía no he cumplido las doce exigencias que me hizo el diablo. Además, no me interrumpa durante mi jornada laboral, se lo ruego.
Cuentan los niños parvos que en cierta ocasión escucharon una historia que viajó de boca en boca desde edades remotas de ancestros vascos enclavados en Euskal Herria y que relataba cómo el legendario Martín Txiki cumplió con las doce exigencias que le fueron impuestas por el diablo, mas cuando el Satanás le pidió que completara una más, aquel le espetó: ez dok hamairu!48. La historia es expeditiva. No habrá una decimotercera vez.
48¡no hay trece!
Toda la información editorial del coronel se almacenaba en las cajas rojas que proporcionaba el Ministerio y se entregaban cada semana al Servicio Postal Estatal, el cual cumplidamente hacía llegar a las instituciones el corazón de las actividades del coronel. Nunca había muchas trabas porque lo que sobraba siempre era el dinero. El que es acogido en el seno del arte, tarde o temprano habrá de pagar el canon, el sublime tributo que atenaza al creador como un garrote vil la nuez del maniatado reo, que se sacude, vísceras y alma, penitente de una servidumbre pueril pecuniaria, efectiva desde el primer día, aquel en que el artista toma la decisión de no ser independiente de mercachifles de setentas por cientos que impiden la emancipación del creador a golpes de talonario jadeante y pluma ligera de tintes indelebles; siempre se puede precisar para un futuro repudiar lo ya firmado, entrar en el juego de una noria que salpica de medianía la estrecha honestidad que le queda al arte, no de párrocos, políticos ni eminencias, no de banqueros, empresarios ni trifulqueros hay que discutir, sino del artista siempre al bies de la sociedad que lo condiciona, perchero y zaguán mayor del Imperio que hostiga al perdedor, lo siento, te jodes, bueno, la verdad es que no lo siente y te jodes... me eres incómodo, cucaracha. Y pensaste que quizás podrías ganarme en mi propio terreno, gusarapo inmundo, yo te diré lo que es arte, sucia sabandija: arte es lo que me haga ganar dinero, mejor dicho, lo que me haga ganar muchísimo dinero, más que cualquier otra cosa y sin riesgos, así que enciérrate en tu puto estudio para producir mi rédito. ¡Andando!
Y el artista no tiene extremidades.
Y le segaron los ojos de un hachazo, emboscado por el príncipe como lo fueron los ayudantes de Andrei Rublev al intentar escabullirse del amo.
Puede que fuera a causa del propio rigor de selección que demostraba el coronel por lo que casi siempre llegaba tarde a socorrer a sus artistas, ungidos ya en la desesperación que hace a un hombre arrancarse la lengua con sus propios dientes y escupirla para jamás volver a hablar, o permanecer inmóvil frente a variopintas fachadas mostrando un cuadro ancestral en medio de una hemorragia interna, sin aparentes signos exteriores de dolor; la camisa de fuerzas teñida de regatos de sangre y una tupa de agua que cae señalando la vaguada de los desperdicios, adonde arriba la inmundicia... ¡demasiadas derrotas coronel!, ¿por qué seguir con ello?
Porque el día llegará. Ni siquiera el político más avezado caerá en la cuenta hasta que el proceso se haya desatado. Y los cuerdos morderán sus lenguas con desesperación propia de trocados que vagarán tierras sanando las heridas de aquellos. Porque ya no habrá contienda.



· · ·


Joan Brossa
La realidad se hace resbaladiza y temible, como el gispet de los pirineos en fuertes pendientes impuestas al camino.
Y el coloso que clama desde el vacío mas su voz es atenuada por el inflexible carapacho que protege la sensación de la nada, prolongada a lo largo del tiempo; estirada hasta perder sus propiedades elásticas mientras el titán desgañita su voz buscando la dicción adecuada para expresar lo salvaje de una oquedad inserta no se sabe muy bien cómo en el centro exacto del alma, impulsada desde el motor de la duda, el único capaz de poner en movimiento miles de toneladas de ideas subvaloradas que acabarán siendo arrojadas a la pira... con sus autores.
¿Y adónde lleva la investigación minuciosa y exaustiva del hecho artístico, la exploración en el terreno fangoso-imperfectivo el arte?
Al escultor Jorge Oteiza le llevó directamente a abrazar el vacío, al cual estuvo sujeto desde niño, imbuyéndose, cada vez más trágicamente desde el punto de vista del desalador de realidades, inmerso en la perforación del espacio y del tiempo para producir los vacíos que dan sentido al resto de la realidad, los abismos inexplorados que llevan resueltamente y sin dubitaciones al borde mismo de la muerte, de la negación del propio arte que provoca en el artista el acercamiento a la forma expresiva literaria, el vehículo racional que se encuentra limitado en mayor medida en el abordaje a la expresión plástica; la poesía, que como herramienta permite la definición de mundos multidimensionales y sus correspondientes oquedades en detrimento de la concepción y talla de espacios tridimensionales, más sujeta a un materialismo que en sus formas ortodoxas rechaza tanto el vacío de Oteiza como el silencio de Cage.
Hutsa.
Y los puños desollados de golpear con tamaña dureza el muro que me separa de la certidumbre, pugnando batiendo alas por poder mantener la respiración sin necesidad de esta absurda escafandra de 24.000 euros netos al año más dietas y jubilación anticipada para los más listos. Y también sé que volveré a entrar en tu jardín de piedra, con las manos atadas, recibiendo un disparo en la nuca que me conduzca por un expedito trayecto, directo a las entrañas de tu jardín de piedra. Y ten por seguro que seguiré caminando, como lo hizo Martin Luther King después de aquel jueves 4 de abril de 1968, con la cara ensangrentada por el disparo de un alienado francotirador al que daré caza, que se refugia en el terrible miedo colectivo que atenaza las ideas, enturbiadas, haciendo en ellas imposible el nadar de los peces.
Y Oteiza, el desocupador espacial de esferas, que deja de esculpir en 1959 al considerar su proyecto plástico finalizado. Dejarse llevar por el concepto, enfrentándose a la técnica y a pueriles prebendas, marcar la guía única posible, la obra de una única vida que no puede venderse al por mayor ni al por menor; conservar una vida nóvida propia, lejos de cambalaches y regateos, tan a menudo dispuestos en loor impúdico del artista-comerciante, del creador-buhonero o del genio-gorgotero.
–y usted, coronel, ¿se considera oteizista o chillidoso?–le espetó Sophie.
La Fundación Dubuffet es un domicilio privado situado en el 137 de la Rue de Sèvres de París. El coronel se encontraba recorriendo sus amplios pasillos acompañado de su directora, la también editora Sophie Webel.
–créame Sophie, esa pregunta que tan ligeramente acaba de formular es tan antigua como la civilización, aunque de fácil respuesta
Los archivos de la Fundación cuentan con más de 14.000 fotografías y la documentación correspondiente a los trabajos de Dubuffet además de disponer de una gran cantidad de correspondencia que el artista mantuvo con amigos, marchantes, galerías y museos, manuscritos, ensayos, artículos de prensa y un largo etcétera de información accesible únicamente previa cita por aquellas personas que hubieran justificado razonablemente la consulta de los registros. Ese precisamente era el caso del coronel, quien estaba a punto de comenzar una tesis sobre el pintor havrés, en concreto quería bucear en su última serie de pinturas: los no-lugares, aquellas pinturas que cautivaron su atención años más tarde en el Moderna Museet de Estocolmo.
Extracto del diario del coronel. Un sueño.
Diario de la existencia de los no-mundos.
Hoy. Me levanto y cojo la puerta de la calle. Ya oscureció. Las aceras, como siempre, intransitables de errantes sin beneficio en un mundo con demasiado oficio. Me dirijo al subterráneo. Todas las papeleras están boca abajo pero por alguna razón me resulta imposible moverlas. Me sitúo al lado de un invidente con lengua de trapo apócrifa que en su miseria habla de no sé qué advenimiento. Mujeres esbeltas de color con demasiadas encrucijadas cinceladas sobre las palmas de sus manos. Risas que encubren desesperación. Tras el trayecto me encuentro con un pie en el vagón y otro en el andén.
Lo único vivo a mi alrededor es la luz que emiten fosforescentes bombillas oblongas que guían mi camino.
Aguja atravesando envase de yoghourt de fresa sin contenido.
Comienza el concierto de música improvisada el primero de noviembre de 2003 en la madrileña sala de arte y pensamiento contemporáneo El Cruce, sita en la calle Doctor Fourquet número cinco, a unas aceras del ajado Cine Doré que administra la Filmoteca Española y a unos pasos del museo de arte contemporáneo Reina Sofía. Comienza con un retraso de media hora sobre las nueve de la noche establecidas. El norteamericano Wade Matthews al clarinete, flauta y portátil; los argentinos Leonel Kaplan, trompeta, y Diego Chamy, percusión, comienzan a entablar el diálogo sonoro con el vacío, recorriendo los infinitos grados del silencio de Cage. Verdaderamente sin caer en la cuenta y desde la última fila del público, comienzo a rasgar mis cuerdas vocales a la búsqueda de oquedades sonoras que me permitan plastificar la cavidad que se presenta ante mí, improvisando texturas recitadas, silenciadas, clamadas, estructuras entonadas, moduladas en el fragor del sueño, armonizadas substancialmente para los timbres irregulares que recogía mi oído interno.
Timbales, arcos de instrumentos de cuerda, carretes de pesca, platos, cepillos, pulsaciones que tironean el alma de los asistentes sumergiéndoles en el más profundo de los vacíos para más tarde rescatarlos hacia cimas inexploradas; los sherpas de la música improvisada.
En la segunda parte del programa, completamente imprevista para el público, que comenzaba a abandonar la sala, surgió un inesperado Ray Wisengerk ejecutando por primera vez en la historia lo que hoy conocemos por literatura improvisada. Muy ceremonioso, mostrando un rictus hierático en el rostro y exhibiendo una concentración plena, se sentó frente al teclado de membrana del mismo portátil que utilizó Matthews para la interpretación de la pieza anterior, exactamente a las 22:45 para comenzar a escribir las 263 páginas de La espalda del diablo, obra hoy en día de referencia en la literatura improvisada moderna que finalizó ante los perplejos asistentes a las 4 horas 11 minutos del 2 de noviembre de 2003.
Luciendo una envejecida pelliza de pana forrada con piel sintética, ambas manos aparecían cubiertas por sendos mitones que dejaban al descubierto los frágiles dedos del cenceño escritor desde su nacimiento, confiriendo al artista un aire de humildad que poco a poco comenzaría a desencadenar el contexto propicio tras los momentos iniciales de asombro, y murmuraciones, y bisbiseos de un público que se hallaba completamente estupefacto ante el sirdar de la literatura improvisada.
El propio Wisengerk desplegó una extensa pantalla cuadrada a lo largo de la pared donde se hallaban suspendidas las obras que formaban parte de la exposición temporal de la galería, y que parecían haber sido creadas a partir de una especie de sacos austeros envejecidos de tiempo pardo, y conectó la salida de la tarjeta de vídeo del ordenador a través de un conector macho mini DIN de 4 pines a la entrada de S-video del proyector. Me dirijo de nuevo al portátil y ejecuto el editor de textos; archivo, guardar como: la_espalda_del_ diablo.txt en C:\Mis documentos
, comienzo a escribir:
La espalda del diablo.
Ray Wisengerk. 22:45, primero de noviembre de 2003.
Ich bin im anekruse den ganzen time.
Metal de hoces de viento
Sibila por mis orillas... como post-its de recuerdos cromosomáticos... cual variaciones de aureolas reminisciendo inconsciencia...
Tal brinco el coronel dio de la butaca que le hincó en un santiamén en el otro lado de la pieza. Lo había encontrado. Al borde mismo de la estancia le plantó el salto. Y la pregunta:
¿Quién era él para compartir algo tan atroz con el mundo?
Control G.
Me despierto en el cuadriculado vagón percibiendo el impreciso sabor a encuentro inesperado que produce el recorrer la ciudad subterránea embarcado del Metro de Madrid.
No te quedes en la primera página.
Fin del extracto del diario del coronel.
¿Qué es lo que ocurre cuando todo nos parece cambiado?
Hasta por el más leve orificio de realidad puede deshilarse la pieza entera, en un gemir onírico que patalea por alcanzar una presencia física, batiendo alas de descomunal envergadura en el sueño de un Marte utópico que colonice desde cero este gran circo de tres pistas que llamamos planeta Tierra. Y lo peor por llegar. Y lo mejor por esperar. Y lo mejor de lo peor es la esperanza. Y lo peor de lo mejor es la sangre derramada. De funestos atardeceres de ópalo de dioses.
Desde hace poco, ya controlamos el infarto y superamos artificialmente los trances coronarios; desde hace relativamente poco se dedican los recursos a salvar y extender la vida de los que se aprietan los cordones de la bota que pisa a millones que no merecen tal salvación por supuesto, ni una maldita vacuna que no va más allá de precio de un billete del TunnelBanan. Escoria compartida por dioses, zafios embrutecedores demócratas que dejaron el demos en casa y se embolsaron la ilegítima conquista de la propia supervivencia blandiendo férreamente el kratos. Que estas palabras no parezcan vanas ha dependido y dependerá siempre de la evolución que mantengan los niños parvos que retozan en el mar de la Utopía a lomos de una noria herumbrosa de la que intentan ser arrancados hacia lo capital por tordos lobos marinos con miseria despedazada entre las fauces de acero de bota opresora, todo se jugará en una única partida, donde las tablas no valen, y los niños parvos deben hacer valer la enorme capacidad que poseen de superar con su dolor el nuestro. El estoicismo de la nívea calandria.
Mientras la ciencia cabalga a lomos de caballo ganador de mercadeo de parabienes de beneficios financieros de cúmulo de propiedades de selectos mórbidos aprensivos enfermos de hologramas en billetes y sistemas de seguridad balísticos para conformistas tradicionalistas de déjame de problemas. Cuando nadie se niega a investigar salvo los innúmeros números uno de promociones de estudios superiores científicos, que pernoctan en las encrucijadas de callejuelas anexas a la plaza de París, sellada ya y sin bancos, abrigados por una amplia barba blanca y alimentados por ex-amantes que no pudieron permitirse el efugio inmolado, y ancianas benefactoras de miserables y gatos que no alcanzan bien a comprender, pero con suficientes arrestos como para actuar sin pedir permiso a nadie. Las encubridoras del terrorismo sacro-judeo-masónico-cristiano-eremita de los cojones que tenemos que parar o nos vamos todos a pique. Es tu verdad. ¡Ciudadanos! ¡Abortad al mínimo indicio o sospecha de hálitos de compasión en vuestros retoños! ¡Abominad de hijos íntegros! Serenamente abrazad el insípido suero que os ofrece la ciencia. Con resignación sumergíos en las profundidades del mar de los Sargazos del entumecimiento y la negación de los sentidos, de la hibernación y entrecomillamiento en este trance...
No quiero oír más.
¿Quielen un chupito de licol fuelte o licol suave? Invita la casa.
Solamente me resta ya desear que se cumpla lo prevenido y salten todas las cajas electrónicas del sistema en alarma provocando la resaca de una tajada de... licor fuerte, por favor, con una rodaja de limón para que amargue el sabor, gracias.
En un suculento atardecer, nuncio de noches sin rumbo y amalgamas de sensaciones oblicuas cosidas al bies, atravesando la piel con una aguja enhebrada sin maña, distante como la capucha del olvido que no es capaz de recordar lo oculto, lo velado tras una maraña de infinitas combinaciones de posibles conexiones sinápticas que nos hacen precisamente ser como somos; todo el mundo ha escrito un libro, o compuesto una canción, puede que creado un poema; o alguna vez ha pintado un cuadro, un dibujo, o esculpido un torbellino de moléculas, religiosamente, con un rigor casi sacro en el empeño de jamás referirse a todo el mundo sino al individuo, cualquier individuo ha escrito un libro, o una canción, puede que un poema; o alguna vez ha pintado un cuadro, un dibujo, o esculpido un torbellino de moléculas, religiosamente, con un rigor casi sacro en el empeño de ser fidedigno a surrealidad. Y no importa hacer demasiados quiebros en el aire, sino la verdadera justificación a estas piruetas, vueltas, campaneos, giros de tantos y tan diversos grados... y todo merece la pena, incluso repetir un párrafo dentro de un de nuevo ampuloso pasaje, si con ello conseguimos por fin hablar de los individuos en vez de de la gente, de todo el mundo, de la masa informe, a la que puedo de manera sencilla imputar recriminaciones sin que la reacción me haga enrojecer el rostro de individuo que se refleja en la gente, en todo el mundo, en la masa informe, en la pérdida de la substancia que me hace abrazar el vacío con un impulso más vigoroso que el que proporciona el atrevimiento de Diómedes.
Por favor, ¿puede encaminarme hacia surrealidad?
No faltaba más.
(Susurrando) Pobrecillo, tan joven y ya ciego de por vida...
(También susurrando) Shhh, calla que te va a oir.
No se preocupen, el creador jamás escucha a su público. Tan libres son los unos como esclavo es el otro.
Jamás, en ningún otro momento, hubiera llegado a pensar que por las venas ese otro fuera algún día a correr mi sangre como lo hace el humor vital a través de las venas de un jabalí frenético de excremento, desconocedor de las pautas que establece la iatroquímica. En ningún otro lugar, jurarlo podría por mis antepasados, habría cabido en mi imaginación la justificación a tal cobardía atroz... ¡¿qué es lo que me queda salvo desesperar?!, ¡qué extraña combinación de lugares y tiempos ha tenido que darse precisamente frente a mí, errante mortal!
Sólo percibo ya el rumor de una etérea gota que se volatiliza antes de alcanzar la superficie, cuántica de la desesperación de una sola noche de deshonra donde dejé de considerar al género humano como tal y comencé a comprender que es imposible, a aceptar el hecho que hará que nada ni nadie pueda encontrarse jamás a su espalda y mantener la cordura.
la espalda del diablo
fin
4:11 del segundo de noviembre de 2003.

Control G.
El orador es el esclavo, le sojuzgan sus palabras, cada línea de texto que compone, cada disertación que pronuncia, vehemente de furia arrolladora de ímpetu de elfo, o de lamentación escarmentada de de turbación de bestia, o de ambos reconcomios de tales extremos, que forman parte del juego que nos hacen jugar desde niños, brincando sobre una comba incorpórea que termina por ajustarse como dogal al cuello del interesado; para que abras los ojos al mundo, a tu inmadurez y a la violación anal de tu cuerpo delante de todos los adultos en un chamánico trance que acoge en su seno, como si del primogénito se tratase, el rito de bienvenida del aprendiz al mundo desarrollado. Se hace oscuro de nuevo. Ejecuta tu mirada.
Pertinencia.
Dejo de chorrear sangre.
Luces y sombras de una alma exiliada de vagabundo.
Conversaciones cercanas de yonkis a dos voces. El pulso acelerado de una urraca leninista, familia de los córvidos, que me llama: ¡croac!, ¡croac! Uccellacci e uccellini, 1965. Sigo mi camino. El coronel me hace llegar por correo desde Madrid una copia de la última obra de Ray Wisengerk. Grundregeln der Zeit. Parece que Wisengerk ha dado otra merecida vuelta de tuerca a la soberbia de la literatura contemporánea, haciéndola sincrónica con el lector ambicioso, llevándola por la fuerza al campo de amapolas devastado que tarde o temprano había de hacer frente. Se da por finalizada la unilateralidad. Principios de tiempo. Lejos quedan los albores de las revoluciones (est)éticas que el autor bávaro-castúo perpetró a comienzos del siglo XXI; el cielo ahora ya está incandescido.
Anaqueles de pétalos de rosa entralbos. Suicidios de miríadas de horizontes oblicuos, sesgados al bies de una carta magna irresoluta. Desde los albores del sueño. En.
El más lúcido momento del día, medio embelesado por une étrange aventure de Lemmy Caution. La ilusión del poder. Entre el desperezamiento y el bostezo. El momento justo anterior a la toma de conciencia, el discernimiento ensimismado hasta que renace a la razón, de nuevo el despertar... anaqueles, ¿de qué? De.
De libros.
¡Ah!
¿No sueñas?
No, ya no. Desvarío.
¿Y qué es peor?
¿Para un agricultor? El granizo.
Para mí, los segundos. Cuando eres capaz de observar los segundos, uno tras otro, deslizarse perezosamente ante ti, componiendo una escalera mecánica de dos hojas donde solamente puedo pisar el escalón que me llega, no sabiendo si es la muerte súbita lo que te traerá consigo el próximo mensajero, es en ese momento preciso digo, cuando la obstrucción al tiempo se hace total y nos dejaremos arrastrar por el etéreo futuro, o bien por el limitado pasado. De elfos y de bestias. No hay más opciones.
¡Para ya! ¿Por qué me atormentas?
Si has de ser agricultor, debes dominar los lenguajes en los que se expresa la naturaleza, otra cosa sería aceptar el suicidio.
Esto no puede estar ocurriendo, estoy soñando.
Se oyen unos golpes que provienen de la madera de la biblioteca.
¿Lo ve? ¡Son anaqueles de ele-i-be-erre-o-ese, libros señor mío! ¡No invente usted barbaridades! ¡Nada de rosas entralbas! ¡No perjudique usted más a sus retoños, actitud de reptil!
No sé si he aprendido la lección. Lo que sí sé es que ya estoy despierto, completamente abiertos mis sentidos al mundo, pero un baño interno de rocío me indica que mi cerebro se siente todavía adormecido, arrullado por sosegadas olas de marea Q49 que empuja mi barca hacia la orilla. Y la alcanzo.
49Theta, octava letra del alfabeto griego.
Acaba de llegar la misiva del coronel. Extrañamente escueta: Paul Gauguin. Hiva-Oa. Me puse manos a la obra revisando todos los libros que sobre Gauguin se encontraban en la biblioteca. Velozmente hallé las memorias de los últimos años de vida del pintor postimpresionista francés pero sin hallar pregunta alguna a las concisas respuestas del coronel.
Los últimos años en la isla, el romance con Vaeoho, la polémica Maison du Jouir que me hizo recordar el mercado que alojaba a mi ella junto a decenas de ángeles ápteros, caídos en desgracia por el simple hecho de ser progenitores de niños parvos, nacidos al borde del río, la orientación de la esfera trucada... y nada de esto sirve... para nada; ¡zas!, cierro los libros de un plumazo e intento descansar recostado sobre el tablero, me aguarda la consecución de una dura partida que percibo llega a su fin. Ya está. Ya lo he arriesgado todo. Entre otras cosas mi vida, aunque yerma desde el primer día pero sin tasas sobre mi piel, a lo largo de mis llagas. Desde el punto en el tiempo en el que me quedan tantas cosas por decir... Iremos por pasos. Mañana visitaré el Centro de Documentación, el único que existe en la isla, confío en cerrar los círculos irresueltos. Perseo, el deletéreo exterminador de monstruos arrojado sin piedad al mar en el interior de un arca protegida por Zeus, la lluvia de oro a la que Danae es ceñida. Ella.
Y el último dicurso de Martin Luther King fue pronunciado el día anterior a su muerte, en apoyo a la huelga de trabajadores del sector de la limpieza, dentro de su Poor People's Campaign un miércoles 3 de abril de 1968 en la ciudad de Memphis. Y los hechos que posteriormente acaecieron... y la perfectamente conformada diacronía con que todo parece acontecer... es un milagro que no haya milagros, y la flecha sigue clavada ahí, justo en el centro del tercer ojo del animal, que fulminado cae regurgitando restos de hierba recién rumiada.
Y Diana sigue sin querer amantes.
Bajo un cielo amarillo de negativo, la tierra abandona su color parduzco y abraza tonos azul pálido que sedimentan y hospedan este contenido que mi cerebro desborda al ritmo frenético que me impone el coronel. Palabras, frases, citas, vigilia... se entremezclan en una danza catártica de sueño, de una semana de sed, de un orificio visual aún sin perforar, donde estaba previsto alojar el ojo del jaguar, el capaz de acceder a los lugares inexplorados, guiando los impulsos que recogen las dendritas neocorticales del chamán kagi para que el axón que ejecuta el salto al vacío del espacio sináptico transmita los impulsos nerviosos, prácticamente sin menoscabo de la señal original, formando parte de un sinnúmero de tránsitos más rutinarios que el que provocan las barcazas de humillados que hasta hace poco llegaban a diario a las riberas del primer mundo. Orificios que no originarán jamás sentidos.
Al chico de la retro le tientan ahora los tentáculos que en tiempos tendió el telúrico Dante de forma involuntaria, rastreando su instinto, legando las pistas y abriendo los mundos que se presentaban por completo tentadores frente a él, estableciendo su gran ocasión ante la vastísima biblioteca de conocimiento, gnosis y experiencia, la oportunidad de continuar la obra del malogrado Dante, el nonato.
La madre del sordo vuelve a acogerle en casa, perdonando de una vez por todas las andanzas que hubieron de atizar su preocupación por un hijo, en el pueblo donde las rameras follan con el único motivo de olvidar, mas cuando llegue el momento... el final de viajantes y buhoneros, bufones y gorgoteros, que caerán por fin bajo los acerbos porrazos fatalmente asestados por madres de niños parvos y nonatos, cual cincuenta Danaides golpeando impetuosamente sin cesar a sus maridos, ya ingrávidos, sin potencia de acción ya, ya sin la vida que reside en lo inerte, sin poder marcha atrás dar ya.
Persiguiendo a Dante. En un mundo donde las oficinas se encuentran atestadas de botiquines hipócritamente nacarados, señalizados con una pequeña cruz roja; sí, yo también me sorprendí, tan minúscula es la cruz... dispensarios de píldoras de felicidad y de confort en en la agonía, a los que adheridos con papel celo, y ocultando la propia cruz, se hallan translúcidas bolsitas perfectamente lacradas por medio de solemnes cierres de sellado térmico que en el interior contienen varias tiras, cada una de ocho comprimidos, de Solinitrina®, de 50 miligramos, para el infarto, caducan en febrero del 2004, solamente faltan dos pero las siguen fabricando en masa, se siguen consumiendo en masa.
¡Apártese! Prefiero atiborrarme de Solinitrina® y cultivar mis sólidos valores opusdeístas antes que subirme por un momento a su lamentable carro de deyección, caos y locura, ¡infarto de bicho!, ¡fuera de mi vista digo, vást1ago del diablo!, ¡obrero abyecto!, ser repudiado hasta en su fa2milia de corte conservador sin que us3ted pueda evitarlo, ¿lo ve?, ja, ja, ja, ¡he4mos ganado!, ¡ah!, no lo espe5raba, ¿verdad?, ja, ja, ¡hemos vencido!, ¡a los idólatras de la anar6quía!... ¡ja!, hasta se me cuelan los números en mi júbilo, pandilla de arrastrados sociales, nos comere7mos vivos a sus hijos con los nuestros, ¡no lo dude!... ¡aaaargh!, ¡pom!, ¡pom!, ¡pom!, ¡aaaaargh!, ¡dioooos!, acógeme en tu seno, ¡aaargh!, ¡dios!, estás ahí, ¿verdad? ¡Obrero!, alcánceme la So... la Soli... ¡obrero!, alcánceme la Solinitrina® y acabemos de una vez, le colmaré de parabienes, gozará de las mejores prostitutas, experimentará la suntuosidad de por vida, ¡por dios!, dios, ¿no vas a ayudarme?, ¡pom!, ¡pom!, ¡aaaaargh!, ¡obrero!, piensa en los tuyos, la vida resuelta para tus hijos, sálvame por favor... te lo ruego.
A los obreros del siglo XXI hace tiempo que se les acabó la compasión. No tiene remedio. Acción-reacción. Cerca de la muerte, los opusdeístas dejan de utilizar los números en sus arengas, en las ondas radioeléctricas que no muestran compasión por el receptor, dejan de propagarse al mínimo fallo cardíaco, al más irrisorio infarto, impactado, impacto, infartado, todo aquello que deseó alguna vez el obrero del siglo XX se pone por fin en marcha; parte el tren de la estación con el tirano como único pasajero. Y nadie que acuda a despedirle.
Rápido, por aquí. Ya han llegado, gracias a dios. El obrero no quería ayudarle... yo... yo estaba pálida de miedo.
Apártese señora, déjenos hacer... varón, caucasiano, unos cincuenta, presunto infarto de miocardio, consciente, aflojo corbata y procedo a efectuar valoración, le coloco en posición de seguridad, pido el maletín que contiene la bolsa del ambú y los demás útiles de respiración asistida, le ajusto el caudal de las gafas nasales a 3 litros por minuto, mantengo la saturación de oxígeno al noventa por ciento, ¡anticoagulantes, ya!, se le han administrado tres grageas de Cafinitrina® y una ampolla de 50 miligramos de Solinitrina®, parece ser que el sujeto ha ingerido betabloqueantes en las últimas doce horas, probablemente Atenolol®, imposible administrar comprimidos de Tenormin® ni ampollas de Seloken®, confirmado infarto agudo de miocardio del ventrículo derecho, PAS50 por debajo de 70 milímetros de mercurio, ¡anticoagulantes, venga, deprisa, joder!, administro Dopamina Fides® ampolla de 200 miligramos, ¡ánimo, señor!, un poco de fe... contraindicada fibrinolisis, tratamiento anticoagulante mediante solución inyectable estéril de enoxaparina, nombre comercial Clexane®, introducción perpendicular de la aguja atravesando el pliegue de la piel contenido entre los dedos pulgar e índice, única precaución, evitar la concomitancia con anestesia epidural, riesgo de parálisis permanente, ¡si, lo sé, lo sé!, ¿no ves que es un varón?, ¡atención!, el paciente empieza a presentar bradicardia, administro ampolla de un miligramo de Atropina®. Monitorización PVC51 a través de catéter de Swan-Ganz.
50Presión Sistólica.
51Presión Venosa Central.
No repare en gastos ni esfuerzo, por favor, haga todo lo que esté en su mano por salvar a un subnormal.
Y el chico de la retro sigue hojeando la abstracción. Más cerca si cabe de su camino. Tras los pasos de Dante, el glutido. Bebiendo a sorbos pezones de realidad.
La vana esperanza. En el fondo, oclusa por siempre en la honduras de la caja que con buen juicio desató Pandora. To do lo que es tá a ta do de be de sa tar se fir ma do da dá. Toda la sintonía debiera ser, siquiera en algún leve momento, Marcel Duchamp, Tristán Tzara, Richard Hülsenbeck en el Gran Teatro de la Vida, actuando en el Cabaret Voltaire. Littérature. Tropiezos de anarquía. El chico de la retro no quiere las chicas. ¡Envido a grande!
El coronel dejó a mi atención el pequeño sobre a cuyo envío, tal y como convenimos, le obligaba únicamente en el caso de haber encontrado una respuesta a la pregunta, aquella que musité en un tiempo lejano cerca de la playa donde por primera vez la ví, a ella, mi ella, corpórea bajo el manto del tiempo, anegada con sus pies hundidos bajo la ciénaga del delirio, resorte oculto de las esferas que forman mi corpórea y anonadada existencia, rojo plúmbeo que denota la pasión con la que vivimos ciertos hombres, añejos de tierra parduzca, azul pálido en negativo, de cadenas que son capaces de asir el tiempo, y desdoblarlo, con una simple frase, una interrogación retórica si se quiere, una cuestión que afectó instantáneamente el ser del coronel de manera tal, que casi no tuve tiempo de reaccionar a lo que hube originado; y juró ante mí, bajo el techo abierto de esferas, en aquel mismo instante de dorado enfoque, que lo último que haría en su vida sería indagar en ella.
Porque al fin y al cabo, después de todos los ensayos científicos y las miradas proféticas, más allá de los avances técnicos y de los más altos grados, y allende también del amor, y del dolor, y nutridos de todos los posibles matices que nos brinda esta incorpórea realidad, tarde o temprano, deberemos hacernos la pregunta; acabaremos llegando a ella habiendo escogido un peligroso atajo o bien alcanzándola de un salto inverosímil, incorporándola a nuestras creencias; o arrojándola fuera de nosotros, furibundos de terror.
Y en ese esquivo momento un imperceptible fulgor en el espejo nos la recordará: y a fin de cuentas, coronel,
¿qué es lo que nos sustenta?

· · ·











la viga invisible,

fin.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home